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Bombardeos

Domingo 13 de marzo de 2011, por atom

Enric González

Las sociedades occidentales, entre ellas la española, creen guiarse por la razón y la lógica. Pero con mucha frecuencia se comportan de forma irracional. Prueba de ello es la devoción por el oxímoron. Ya saben, la yuxtaposición de conceptos antitéticos. Es una figura retórica muy útil para escribir poesía y para disfrazar la realidad. A los publicistas les encanta.

Si quisiéramos resumir en solo dos palabras el origen de las crisis económicas capitalistas, podríamos hacerlo con un conocido oxímoron: “cómodos plazos”. En cuanto creemos que pagar a plazos puede ser cómodo, estamos preparados para creernos cualquier otra cosa: que el precio de los pisos puede subir eternamente, por ejemplo, o que siempre habrá crédito.

No hace falta recurrir a 1984, la novela de George Orwell, para comprender la utilidad política del oxímoron. En la sociedad del futuro descrita por Orwell, el Gobierno funciona con solo cuatro ministerios: el Ministerio de la Verdad se ocupa de la propaganda; el Ministerio de la Abundancia, del racionamiento; el Ministerio del Amor, de la tortura; y el Ministerio de la Paz, de la guerra. En nuestra sociedad de hoy, los soldados se utilizan para misiones de paz. Y los bombardeos son humanitarios.

Parece que hay ganas de bombardear Libia. Por razones humanitarias, evidentemente. Lo que ocurre en ese país resulta deplorable, sin duda, y Muamar Gadafi (amigo de los dirigentes occidentales hasta hace nada) es un dictador repulsivo. Gadafi está matando a muchos libios. Nos indignamos ante las informaciones que llegan de Libia porque somos buenos y queremos lo mejor para el prójimo, y pensamos que hay que hacer algo.

Ya no hay tiempo para deshacer los errores que han conducido a la situación actual, como la avidez de petróleo o el apoyo a los dictadores terroristas que presuntamente colaboran con Occidente en la “guerra contra el terrorismo”. Para ser francos, seguimos ávidos de petróleo y no nos gustan nada las inmigraciones masivas. ¿Qué se nos ocurre? Pues un bombardeo humanitario (oxímoron) con armas inteligentes (oxímoron), de esos que nunca causan daños colaterales (antes llamados víctimas civiles), para destruir la aviación de Gadafi.

Otra opción interesante consiste en enviar armas a los rebeldes, como se hizo con los “luchadores por la libertad” en Afganistán (entonces Osama bin Laden era un “luchador por la libertad” contra los soviéticos) o con Sadam Husein en Irak (cuando hacía la guerra a Irán). Lo que se haga después con esas armas no es de nuestra incumbencia.

No recordamos lo que ha ocurrido cada vez que Estados Unidos y en general lo que llamamos Occidente ha enviado soldados en “misión humanitaria” a un país musulmán. ¿Alguien se acuerda de Líbano? ¿Alguien se acuerda de Somalia? Preferimos ignorar lo hartos que están los árabes de que les bombardeemos con la mejor de las intenciones. Ni siquiera queremos ver lo que ocurre en Afganistán.

El humanitarismo es la nueva fe laica, irracional como cualquier fe. Y, sin embargo, creemos guiarnos por la razón y la lógica.

Ver en línea : http://blogs.elpais.com/fronteras-m...

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