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Tamames es el patriarcado en estado puro

Jueves 23 de marzo de 2023

CRISTINA FALLARÁS 22 MARZO 2023 Público

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El economista Ramón Tamames conversa con el líder de VOX, Santiago Abascal, durante el debate de la moción de censura contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. EFE/J.J. Guillén

Una de las características del macho patriarcal es que no se ve en los espejos, porque no cabe dentro. Eso le pasa a Ramón Tamames, eso le ha pasado frente a Yolanda Díaz. Tras las palabras de la vicepresidenta, el hombre, condescendiente, con su triste superioridad y ese ignorante aire pedagógico, le ha respondido: "Yo personalmente creo que no solamente ha sido [el de Díaz] un discurso interesante en muchos de sus pasajes, no ha sido un discurso de moción de censura sino también la presentación de un proyecto político que creo que se llama Sumar. En ese sentido, yo le haría una recomendación a la señora vicepresidenta: que sintetice sus puntos para poder apreciarlos más tranquilamente". Oh.

Oh, el hombre dando consejos a la mujer sobre cómo hay que hacer las cosas. Oh, el hombre diciéndole que habla demasiado. Oh, el hombre restando importancia al trabajo de la mujer en un proyecto que "cree que se llama Sumar", el hombre despreciándola en voz alta y públicamente. Oh, el hombre no respondiendo en absoluto a la mujer, sordo ante su discurso, hasta ahí podíamos llegar. Oh, el hombre evaluándola, creyendo que tiene alguna importancia el hecho de que considere "interesante" su discurso. Es más, considerando necesario hacerlo constar a modo de aprobación. Oh, el macho.

¿Cómo va a caber tamaño macho en un espejo? Si lo tuviera, si Tamames pudiera mirarse, se daría cuenta de que la mujer que tiene delante es la vicepresidenta de uno de los principales países de la Unión Europea, es también ministra de Trabajo y además encabeza un proyecto político audaz que aspira a unir a las distintas izquierdas, esas a las que él lleva toda su vida política traicionando, un proyecto político de Gobierno.

Frente a eso, ¿quién es ese hombre que la desprecia palabra a palabra? Ni más ni menos que un pelele utilizado por la extrema derecha, un felón que presta su carrera, su historia y su persona a los representantes de aquellos que añoran dictaduras pasadas, a los racistas, xenófobos, misóginos, homófobos, violentos de la ultraderecha. Ese hombre no es nadie, porque nadie sino él se habría prestado a tal infamia. Si su ego macho llega un día a caber en un espejo, llorará de vergüenza. No nos caerá esa breva.

Mucho se ha hablado estos días del ego de Tamames, pero hay mucho egos, egos de muchos tipos. El del ínclito candidato de VOX es el del macho que pone las pelotas sobre la mesa y dice "Aquí vengo yo a daros una clase de cómo se hacen las cosas, porque aquí nadie tiene ni pajolera idea". Es el del macho que se queja de lo que no le gusta a él, sea Ley o sea norma. El del que exige que las cosas se cambien porque no le sobra tiempo. El del macho que no escucha, pero exige que se le responda incluso a los suspiros. El del que se queja cuando está cansado, importándole un bledo cuánto cansa él y cómo están los demás.

Más allá de la iniquidad que supone el gesto de Ramón Tamames al frente de la moción de censura de la extrema derecha, su papel en el Congreso de los Diputados deja el retrato del sempiterno patriarcado, la caspa y la grasa, el macho que necesita ir precedido de sus logros y atributos, hacerlos constar, darse pisto y ustedes no saben con quién está hablando.

"Una España sin mujeres es una España inviable, sin propuestas", le ha dicho la vicepresidenta Díaz. "Y usted, de manera muy sorprendente, solo se han dirigido a las mujeres para reprocharnos la baja fecundidad. Parecemos no existir y nos ha puesto deberes: 2,1 hijos por mujer". Si la hubiera escuchado, si tan siquiera la hubiera oído, Tamames habría tenido algún consejo que darle, pero no está en el ADN del macho patriarcal dejar que le alcancen las palabras de una mujer. Bueno es que nos lo recuerden cada cierto tiempo.

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