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Silvia Agüero Fernández: “Si algo somos las mujeres gitanas es resilientes”

Sábado 8 de diciembre de 2018

Entrevista realizada por Almudena Díaz Pagés el 21 de abril de 2018 barcelona.cat

Silvia Agüero Fernández se define como gitana, mestiza, feminista. Trabajadora en su hogar. Nos cuenta que en el gueto descubrió su gitanidad y fuera de él, el acoso antigitano. A la playa, dice, “voy con moño, marido y 4 chavorrillos; a los hospitales y supermercados también”. Ha trabajado en Radio Vallekas, en la rebusca de la aceituna, en el mercaíllo, de vigilante de seguridad, en la venta ambulante y lavando platos en un restaurante. Actualmente habla sobre Antigitanismo Machista en Pikara Magazine, sobre violencia obstétrica en La Revolución de las Rosas Romaní, y sobre historia y cultura del pueblo gitano en Pretendemos Gitanizar el Mundo.

En España existe una larga tradición de discursos y expresiones an­tigitanos, que afectan a la dignidad de las personas gitanas y pueden llegar incluso a incitar a la discriminación y al odio. ¿Dirías que la raíz de la discriminación contra el pueblo gitano está en el desconocimiento que las personas no gitanas tienen de él?

Sí y no. Para empezar, no es lo mismo la gitanofobia, que como su nombre ya indica que radica en la fobia a los gitanos ante el puro desconocimiento, que el antigitanismo. El antigitanismo es una ideología basada en la superioridad de la “raza” paya y de sus modelos organizativos y sus instituciones sociales, económicas, políticas, religiosas y culturales. Un sistema de racismo estructural y sistémico, que se ejerce sobre todo desde las instituciones.

No niego que no haya mucho desconocimiento, aunque precisamente, si lo hay, es debido a la mirada paya que nos define a través de unos estereotipos y prejuicios que en ningún caso responden a la realidad. Pero no creo que esta sea la causa del antigitanismo. ¿Vivimos en un sistema patriarcal porque el hombre-blanco-cis-heterosexual desconozca el resto de las identidades que existen? No, ¿verdad? Pues lo mismo con los gitanos. No es que no se conozca nuestra historia o cultura, es que no se nos quiere ver como iguales.

La abogada gitana Carmen Santiago Reyes explicaba años atrás que “de todos los problemas que sufren los gitanos, el mayor es el de la discriminación”. ¿Crees que esta afirmación es cierta?

Totalmente. La discriminación, y en este caso, la discriminación específica contra los gitanos, es decir, el antigitanismo, es el factor que más repercute sobre las posibilidades que tienen las personas gitanas de desarrollarse plenamente y que nos afecta en todos los ámbitos de la vida: en el acceso a la vivienda, a la educación, al empleo, en la representación pública…La realidad habla por sí sola: en cada pueblo de España en el que hay gitanos, la mayoría vive en el gueto, y dentro de ese gueto, hay una escuela para gitanos que es en sí misma otro gueto.

Recientemente, un grupo mujeres gitanas jóvenes señalaba en una charla que “en España, el problema con la comunidad gitana es que, ya desde la escuela, su diversidad se trata como si fuera una deficiencia”. ¿Crees que conocer la historia del pueblo gitano ayudaría a combatir este trato discriminatorio?

Creo que en España todavía hay mucho trabajo por hacer en cuanto a lo que a una convivencia respetuosa en la diversidad se refiere. Todavía los colectivos minoritarios siguen sufriendo muchos agravios, y, en muchos casos, su cultura se menosprecia. Sin ir más lejos, los gitanos llevamos casi seis siglos en España y en ese tiempo se han desarrollado 230 leyes antigitanas. Y mira que, después de todo este tiempo, tenemos una historia compartida, y, sin embargo, esta historia se invisibiliza, sobre todo en las aulas.

Eso sí, si se decidiera incluir en el currículo escolar la historia del pueblo gitano, deberían ser los gitanos y las gitanas, que a día de hoy son muchos y muchas los que se dedican a la investigación de esta historia, quienes se encargasen de hacerlo. Porque si al final acaban siendo payos y payas los que se encargan de escribir o enseñar nuestra propia historia…para eso, sinceramente, que no hagan nada.

Te digo esto porque a día de hoy la única asignatura que existe dentro del sistema educativo público español sobre el pueblo gitano, es la impartida por la Universidad de Alcalá, “Gitanos de España. Historia y cultura”, y no es ni una asignatura troncal, sino transversal. La profesora que la imparte por suerte sí es gitana, Araceli Cañadas Ortega, trabaja como profesora-lectora, y eso que impartir esta materia es ya en sí mismo un hecho histórico.

En línea con la anterior pregunta, dices en tu cuenta de Twitter que pretendes “gitanizar el mundo”. ¿En qué consiste este proceso? ¿Y por qué queréis hacerlo?

Esta frase hace referencia al blog “Pretendemos Gitanizar el Mundo”, un proyecto personal que pusimos en marcha mi marido, Nicolás Jiménez González, y yo, y que ahora mismo ha dado lugar además, a una asociación. Lo pusimos en marcha porque creemos que la cultura gitana tiene mucho que ofrecer (tanto a los gitanos como a los payos), empezando por su historia y cultura.

Al fin y al cabo, es verdaderamente sorprendente la ausencia de referentes gitanos que existe tanto en la literatura como en el cine, en los libros de texto o los museos históricos españoles. Por ello, pensamos que acercando este pasado y dando a conocer los numerosos referentes culturales que han existido y existen del pueblo gitano, tanto en España como en Europa, podríamos, por una parte, demostrar que el mundo es mucho más gitano de lo que normalmente se piensa y romper con esta idea de que “somos extranjeros” allá dónde vivamos; y, por otra, defender alternativas al sistema individualista y capitalista en el que vivimos, con propuestas de organización social y política basadas en la colectividad y la sororidad, que de hecho son maneras de organizarse “muy gitanas”.

Según se desprende de un reciente informe de la Comisión Europea sobre discurso de odio en las redes sociales, el discurso de odio basado en la etnia protagoniza gran parte de los contenidos denunciados en Internet. ¿Crees que las personas gitanas están más expuestas al discurso de odio en Internet que otros colectivos? ¿Y las mujeres gitanas?

Tanto las mujeres como los hombres gitanos utilizamos Internet hoy en día. Tenemos incluso nuestros propios canales, mixtos y no mixtos, y nuestras propias estrategias. Sin embargo, sí es cierto que esta presencia genera rechazo, de nuevo por la misma razón: el antigitanismo. Este está presente en Internet como lo está en el resto de los ámbitos sociales.

Hacia las mujeres este odio en la Red es aún mayor porque a la discriminación antigitana se une la sexista. Y mucho más si además eres feminista y activista. A mí misma, de hecho, me amenazaron de muerte hace poco en Twitter. Las palabras exactas fueron: “eso de matar mujeres está mal, pero contigo haré una excepción”. Denuncié el comentario en la plataforma social por incitación al odio, y Twitter le bloqueó la cuenta unos días a modo de sanción. ES Racismo incluso retuiteó el comentario mencionando a la policía.

Nada más pasó. Así que te preguntas: ¿para qué voy yo a denunciar ante la justicia si no va a pasar nada? Para mí es como cuando entras a una tienda y los dependientes te siguen o incluso te invitan a marcharte por el mero hecho de ser gitana. Evidentemente este maltrato te genera un disgusto, pero, ¿qué puedes hacer? La sociedad es antigitana y la mayoría de las denuncias que interponemos no dan fruto alguno. Por eso, muchas veces ya ni denunciamos. Pero si algo somos las mujeres gitanas es resilientes.

Y, entonces, ante esta discriminación ¿cómo crees tú que deberían actuar: la sociedad, las administraciones públicas, las plataformas sociales, etc.?

Para mí, evidentemente, lo ideal sería que se aplicasen las leyes que prohíben la discriminación contra los gitanos, pero tanto dentro como fuera de Internet. Pero las leyes no funcionan porque el sistema es antigitano y, además, están, como ya hemos visto, del lado de los más poderosos. En cualquier caso, en mi opinión, se debería empezar frenando el discurso estereotipado y discriminatorio que difunden los medios de comunicación, tanto en los periódicos en papel, como en los digitales, como en la televisión.

Al fin y al cabo, si un periódico puede colgar barbaridades de titulares como “Dos personas y tres gitanos se enzarzan en una reyerta…” y no pasa nada, ¿cómo no se va a atrever cualquier persona anónima a llamarme “gitana de mierda” en Internet? Si los medios de comunicación no pudieran hacer este daño de manera casi impune, muchos otros no se atreverían tampoco a hacerlo.

No hace mucho la investigadora Patricia Caro Maya afirmaba en esta web la existencia de un “antigitanismo específico de género”. ¿Cómo dirías tú que se manifiesta en el día a día de una mujer gitana esta discriminación por razón de género y etnia?

Primero que todo, diría que a mí me gusta más llamarlo “antigitanismo machista” por la misma razón que prefiero que a la violencia de género se la llame “violencia machista”: porque es un sistema racista y sexista que afecta únicamente a las mujeres, no a los hombres.

Y, sobre cómo se manifiesta, pues el ejemplo más sangrante es en los derechos sexuales y reproductivos y el cuidado de nuestros hijos. Sufrimos una violencia obstétrica mucho mayor que las mujeres payas se nos da un trato paternal en cuanto al uso de los anticonceptivos se refiere (se nos toma por tontas), las personas que trabajan como asistentes sociales vigilan mucho más la crianza que hacemos de nuestros hijos (muchas veces bajo la amenaza de señalarnos como madres irresponsables y lo que ello acarrea).

Sufrimos en general un paternalismo y una vigilancia patriarcal mucho más estricta que cualquier mujer paya por la mirada estereotipada que se tiene de las mujeres gitanas: sucias, analfabetas, sumisas, que tenemos muchos hijos, que los tenemos muy jóvenes…como si eso fuera extensible a todas las mujeres gitanas, o simplemente ¡fuera malo! ¿Quién dicta que sea un problema criar a los hijos mientras se es joven y no en una edad más avanzada? ¿Por qué yo, como mujer, no me voy a poder desarrollar plenamente como persona por no tener una carrera o por preferir casarme y tener a mis hijos en una edad más temprana? Debería ser igual de respetable, pero no lo es.

Actualmente se están visibilizando otros tipos de feminismos, como son el llamado “feminismo gitano”. ¿En qué consiste este feminismo? ¿Dirías que es algo nuevo?

Creo que al igual que otros feminismos anticoloniales, el gitano se caracteriza por ser primordialmente antirracista. La realidad es que un gitano, por mucho que sea hombre, no disfruta de los mismos privilegios que un hombre payo. Por ello, las gitanas feministas creemos que nuestra lucha ha de estar acompañada de los hombres gitanos en todo momento. Es decir: queremos acabar con el antigitanismo a la vez que acabamos con el antigitanismo machista, porque a mí no me vale de nada acabar con el patriarcado si el antigitanismo va a seguir ahí.

Y, sobre lo de que si es nuevo: ¡para nada! Son muchos los ejemplos que podemos encontrar en el pasado, de mujeres gitanas fuertes e independientes defendiendo los derechos de las mujeres y los hombres gitanos. De hecho, basta con leer sobre cómo se revelaron por sus derechos las presas de la Gran Redada.

Recientemente, en una charla sobre interseccionalidad y género, se defendía que el feminismo nunca podrá ser realmente completo si no es antirracista. ¿Cómo crees que deberíamos los payos y las payas posicionarnos como aliadas de “nuestras vecinas gitanas”?

Personalmente opino que el feminismo puede ser una grieta en la sociedad desde donde las mujeres gitanas y payas pueden luchar unidas por una igualdad real contra dos “machos”: el Antigitanismo y el Patriarcado. Porque nuestra lucha ha de ser conjunta, y las feministas payas han de darse cuenta de que nosotras también buscamos cambiar un sistema que no es justo y que no defiende la igualdad entre las personas. La posición debe de ser de escucha, de no juzgarnos y de brazos abiertos. Porque lo contrario es violento, y llevamos ya muchos siglos sufriendo violencia.

Y no niego que a veces nuestra postura pueda ser defensiva, pero es que llevamos ya mucha discriminación a nuestras espaldas, y para las payas es muy difícil ponerse en nuestros zapatos. Es imposible. No se puede ser plenamente consciente del racismo que existe en nuestra sociedad sino se es una persona racializada.

Y, para acabar: se dice que las mujeres gitanas no tienen referentes feministas, ¿nos desmontarías este estereotipo?

¡Sí claro! Me gustaría mucho visibilizar a figuras como la eurodiputada gitana Soraya Post, la representante del primer partido feminista, Feministiskt I nitiativ, F!, que consiguió un escaño en las elecciones europeas.

También me gustaría destacar: la labor de Ethel Brooks, mujer gitana doctora en Estudios de Género y profesora asociada de este departamento en la Rugerts University; de Araceli Cañadas Ortega, profesora de la única asignatura de todo el sistema universitario español que se dedica a la historia y la cultura gitana, y prima mía; de la fotógrafa y maestra Emilia Peña y su trabajo sobre Insumisas gitanas; y, finalmente, el activismo político-social de María José Cortiñas (la Guru), presidenta, además, de la asociación Gitanas Feministas por la Diversidad.

A título personal, también son referentes para mí, La Paquera de Jerez, mi abuela y mi suegra, y, por supuesto, Pikara Magazine, que no solo nos deja un hueco para hablar sobre antigitanismo en su plataforma, sino que además nos da total libertad para hacerlo desde una perspectiva antihegemónica.

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