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Las mujeres reclaman su sitio en las ciencias

Martes 31 de enero de 2017

JoséPichel Andrés 28-01-2017 bez

Una de las bases del sistema de ciencia y tecnología, las revistas científicas que informan sobre las novedades y certifican así la validez de las investigaciones, adolece de un importante sesgo de género. Precisamente una de estas publicaciones, la prestigiosa `Nature´, acaba de dar a conocer un análisis clarificador: los editores invitan a menos mujeres a revisar los trabajos que los científicos les envían y las mujeres declinan más dichas invitaciones.

Los autores de este estudio han recopilado datos de las revistas científicas de la Unión Geofísica Americana y la presencia femenina entre los evaluadores no pasa del 20%. Además, solo un 27% de los autores que firman en primer lugar los artículos aceptados son mujeres, cuando la proporción de científicas que desarrollan su carrera en esta área es mayor.

Estos resultados son “ampliamente representativos” de lo que sucede en muchos otros ámbitos de las ciencias, como las ingenierías y las matemáticas, según Jory Lerback y Brooks Hanson, responsables del estudio. En definitiva, los árbitros de la ciencia -protagonistas de la revisión por pares, en terminología científica-, aquellos que deciden lo que se publica y lo que no, son mayoritariamente hombres.

Los datos no sorprenden a Eulalia Pérez Sedeño, filósofa y profesora de investigación del Instituto de Filosofía del CSIC, experta en cuestiones de género relacionadas con la ciencia. “La desigualdad se manifiesta en la existencia de carreras que son marcadamente femeninas o masculinas”, afirma en declaraciones a bez.es. “En las ingenierías, las mujeres no llegan al 30% y algo parecido ocurre en física, mientras que la biomedicina es mayoritariamente femenina, llegando incluso a un 75% de mujeres”.

Solo un 27% de los autores que firman en primer lugar los artículos aceptados son mujeres, cuando la proporción de científicas que desarrollan su carrera en esta área es mayor

Aparte de este encasillamiento profesional “horizontal”, la discriminación es sobre todo jerárquica. “Las mujeres han sido mayoría en la Universidad desde los años ochenta pero aún no llegan a los puestos más altos, el número de catedráticas ronda el 20%, casi no hay rectoras y, a pesar de que en las comisiones la ley exige paridad, no se está cumpliendo”, denuncia.

“En algunos aspectos estamos mejor que en el mundo de la empresa, porque en la ciencia realmente los sueldos de hombres y mujeres sí son iguales”, apunta la experta, pero en general los sesgos de género son muy similares a los de otros ámbitos sociales y económicos, lo cual resulta paradójico en un sistema que en teoría se rige por la meritocracia. “Pensamos que la ciencia es objetiva y que en ella no influyen los factores sociales, pero está compuesta por personas que inconscientemente tienen sesgos, estereotipos y creencias, de manera que acaban nombrando a amigos y conocidos, existe el nepotismo y el favoritismo tanto como en cualquier otra parte”, comenta Eulalia Pérez.

Además, ocurre en todos los países, aunque “en los nórdicos en menor medida, especialmente en Finlandia”. Llama la atención que Alemania, que cuenta con una gran tradición científica, tenga incluso “menos catedráticas que España”, destaca.

Por todo ello, no parece que el sesgo de género entre la comunidad científica vaya a resolverse con el tiempo ni que dependa del avance de la sociedad. Es más, algunos datos incluso indican un retroceso: “Cuando la informática era una licenciatura, el número de alumnas se acercaba al 40% y desde que ha pasado a ser una ingeniería ha bajado hasta el 15%”.

Detrás de este abrumador dato se esconde un estereotipo muy fuerte que hace que las propias mujeres no se vean aptas para determinadas carreras o atraídas por ellas. Para Leni Báscones, investigadora del Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid, también del CSIC, “no es un problema que aparece con 20 años, sino ya en Secundaria y a edades más tempranas, la actitud de las niñas está muy condicionada y hay estudios que demuestran que los profesores las evalúan menos en ciencias que en letras y que las expectativas de los padres son diferentes”.

11 de febrero

Para cambiar estas mentalidades, la ONU ha instaurado el 11 de febrero como Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Tras una primera edición que pasó casi desapercibida en 2016, este año las científicas españolas pretenden hacer mucho ruido. “El problema para que surjan vocaciones en algunas ciencias es que faltan referentes”, comenta Báscones, una de las portavoces de esta celebración, que aglutina las actividades previstas en la web 11defebrero.org.

La ONU ha instaurado el 11 de febrero como Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia

Por eso, los eventos -ya han contabilizado más de 100 en 25 provincias- se centran en dos aspectos: descubrir a las científicas pioneras y destacar el trabajo de las mujeres en la investigación actual. Charlas, talleres, actuaciones, monólogos y concursos forman parte de un programa que se prolonga entre el 6 y el 19 de febrero. Tampoco faltarán editatones, maratones de edición colectiva para que en Wikipedia aparezcan más mujeres científicas.

El reconocimiento público del rol de mujer científica es fundamental y en ese camino queda mucho por hacer. Un ejemplo sencillo y demoledor: en la Luna hay 1586 cráteres bautizados por la Unión Astronómica Internacional con el nombre de alguna persona, en su mayoría científicos y artistas que han destacado en algún campo del conocimiento. Pues bien, entre todos ellos solo encontramos 28 mujeres.

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