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Las mariscadoras gallegas, bajo mínimos por el estado de alarma

Domingo 12 de abril de 2020

Desde que se decretó el estado de alarma y de manera voluntaria las trabajadoras del mar decidieron quedarse en casa. Pertenecen a un sector en el que se vive día a día, de manera que no perciben ingresos desde hace semanas y esperan confinadas a que el Gobierno declare el cese de su actividad.

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Mari Carmen Resúa, presidenta de la agrupación mariscadoras de Cambados. / Asociación de Mulleres do Mar de Arousa.

Pontevedra 11/04/2020 Alba Tomé Sueiro Público

¿Es la almeja un producto de primera necesidad? Es la pregunta que formulan las mariscadoras de a pie gallegas -un sector que da trabajo a 3.800 personas en la comunidad- a los gobiernos. Decidieron dejar de faenar por la imposibilidad de cumplir con las medidas sanitarias que ordenaba el Ministerio de Agricultura y Pesca, ya que, en el mar, las distancias de seguridad son complicadas.

Optaron por permanecer en sus hogares para evitar contagios puesto que casi en exclusividad superan los 50 años y entre ellas muchas sufren patologías previas derivadas de la dureza de su trabajo, conviviendo con personas mayores a su cargo. Todo se traduce en un parón en sus ingresos porque no hay demanda desde que la crisis de la covid-19 empezó a golpear a la restauración, y por ello las extractoras de bivalvos instan a un cese de la actividad.

Por el momento pueden solicitar medidas compensatorias para hacer frente al impacto económico del estado de alarma, pero no todas van a tener acceso a él. Para poder acogerse a las prestaciones extraordinarias deben acreditar la reducción de su facturación en un 75% frente al semestre anterior, algo a lo que no llegan de momento porque han salido las dos primeras semanas de marzo al mar.

Además, el presidente de la Federación Nacional de Cofradías, Basilio Otero, explica que muchas de estas mujeres se van a quedar fuera porque "hay cultivos que son estacionales", y por ello debería tenerse en cuenta "la misma época del año pasado" y no los seis meses anteriores.

"Veinte días sin cobrar", alega María Vales, patrona de la Cofradía de Vilanova de la Ría de Arousa, cuya población conforma el 40% de los afiliados al Réxime do Mar en Galicia donde los trabajos están feminizados. Para ella, la actual dificultad de colocar sus productos en el mercado a consecuencia de la baja demanda por el cierre de la hostelería se extenderá cuando termine el confinamiento.

"Hay que ser realistas, si salimos a faenar seremos 380 personas y la lonja es toda de acero inoxidable" -refiriéndose al elevado tiempo de supervivencia del coronavirus en esta superficie-. "La salida del marisco no va a ser la misma, no creo que la gente quiera ir a un restaurante a comer después de todo esto", declara la patrona.

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Pescadera gallega. / ARCHIVO

A partir de Semana Santa se iniciaba la mejor época para ellas, pero ahora, que no vayan al mar supone que algunas no computen los días para el Permex (Permiso de explotación), documento que tienen que renovar cada año, excluyendo a las que tienen a su cargo infantes y mayores, así como a las que están embarazadas o sufren patologías previas. La situación que vive el país azota a un sector que ya de por sí es complicado, compuesto principalmente por autónomas, de manera que no pueden optar a un ERTE o a otros premisos incluidos en el Real Decreto-Ley de suspensión de actividades publicado el 29 de marzo.

Por su parte, la Consellería do Mar apoya a las trabajadoras respecto al cese y han remitido una carta al Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, en donde la titular, Rosa Quintana, pide que aclaren si la actividad marisquera es esencial para el suministro de alimentos a la población teniendo en cuanta la situación actual y que "simplifique" el acceso a las ayudas compensatorias fijadas.

Según datos de la Xunta, desde la declaración del estado de alarma se produjo un descenso de la facturación del sector de más del 96% en relación con el mismo período del año pasado, y un descenso de las ventas en más de un 77%.

El Ejecutivo gallego también sostiene que el mantenimiento de la actividad "dificultaría la reactivación económica del mercado en el futuro", dañado por "la saturación del mercado, la ausencia de demanda prevista" y conllevaría la "extracción de un recurso finito que reduciría las existencias en detrimento de la recuperación de la actividad".

La Consellería do Mar no tiene las competencias para aplicar la suspensión, ya que la actuación debe basarse en el Real Decreto 463/2020 que regula las actividades suspendidas por el estado de alarma, pero, aún así, las mariscadoras piden "más" y más "lucha por el sector".

"Mar se respalda mucho en las cofradías y en las federaciones, pero la Administración tiene que ir sola", postula la patrona de Vilanova de Arousa. "Nos contestan a los escritos que les enviamos y nos dicen que protestemos a Madrid, pero Madrid nos queda lejos y para algo tenemos una Xunta cerca", añade.

Desde el Parlamento Europeo, los eurodiputados españoles defendieron la apertura de las ayudas al marisqueo, pero el comisario de Medio Ambiente, Océanos y Pesca, Virginijus Sinkevičius, dictó que estas profesionales no padecen un "distanciamiento social obligatorio de seguridad y no cuentan con grandes costes de infraestructura".

Por su parte, la oposición gallega también se manifestó al respecto. El portavoz y candidato a la Xunta de Galicia En Común-Anova Mareas, Antón Gómez Reino, reclamó a la Xunta la aplicación de una estrategia política en defensa de las 80.000 familias que viven del sector primario, entre ellas las mariscadoras a pie y a flote, con "establecimiento de ayudas directas a las cofradías de pescadores y mariscadoras dirigidas a paliar la falta de actividad".

Asimismo, recordó que el sector primario representa el 5% del Producto Interior Bruto (PIB) de Galicia, y que la crisis de la pesca y marisqueo ya "han dejado a muchos productores al borde de la subsistencia".

El Bloque Nacionalista Galego (BNG) también pidió al Gobierno central junto con el Ejecutivo autonómico decretar la suspensión provisional de la actividad del marisqueo y el diputado Néstor Rego, trasladó las demandas a través de una Proposición no de ley: "el producto tiene que ser devuelto al mar o en el mejor de los supuestos y en casos excepcionales, mal venderlo, pues en estos momentos no existe una demanda de este tipo de productos por no tratarse de un producto de primera necesidad".

Mari Carmen Vázquez, responsable de la Cofradía de Lourizán (Pontevedra) cuenta que actualmente "hay familias que no reciben ningún salario" y que "van a pasarlo mal porque el seguro viene igual". Además, cree que continúa existiendo un desconocimiento en torno al oficio de la actividad mariscadora y para ella hay administraciones que dan a atender que no conocen la realidad del producto que extraen de la arena.

Además, ante los inconvenientes del Parlamento Europeo para el cese de su actividad, pide el apoyo de las personas que las escucharon y defendieron en febrero "la fuerza de la mujer del mar en Galicia", ya que las mariscadoras de Arousa viajaron a Bruselas, pero, para Vázquez "en estos momentos duros se ve la realidad". "Hace 15 años nadie sabía lo que era el marisqueo a pie en Galicia y pienso que 15 años después tampoco saben cómo trabajamos. Somos pesca, pero no un alimento de primera necesidad", aclara.

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