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Las madres protectoras también gritan #SeAcabó

Lunes 27 de noviembre de 2023

Seguiremos estando hasta que no quede ni una sola criatura que no sea escuchada ni respetada en el sistema judicial español cuando encaran la valentía de denunciar de la violencia sexual paterna o violencia machista que sufren.

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Dos mujeres terminan una pancarta en una concentración en apoyo a las madres protectoras. ÁLVARO MINGUITO

Berta Sepur, Plataforma Yo sí te creo 25 NOV 2023 El Salto

Estamos aquí este 25N y seguiremos estando por mucho que nos criminalicen y castiguen. Seguiremos estando hasta que no quede ni una sola criatura que no sea escuchada ni respetada en el sistema judicial español cuando encaran la valentía de denunciar de la violencia sexual paterna o violencia machista que sufren.

Seguiremos gritando nuestro dolor hasta que se deje de utilizar el Síndrome de Alienación Parental (SAP), la creencia de que cuando las criaturas denuncian violencia sexual paterna lo hacen porque han sido alienadas por las madres por rencor al padre, en estos procesos y mientras nos sigan arrancando a nuestras criaturas (la terapia de la amenaza que el SAP prescribe para “curar” la alienación) si no callamos, si no cejamos en denunciar el incesto.

Estamos aquí y seguiremos estando ahora que este tabú ha empezado a resquebrajarse y estamos logrando nombrar y visibilizar la violencia institucional y patriarcal que supone el SAP. Somos las Madres Protectoras.

A pesar de ser rechazado por la Organización Mundial de la Salud, de no ser reconocido por las principales asociaciones médicas nacionales e internacionales, de que el Consejo General del Poder Judicial desaconseje su utilización, de que distintas relatorías de la ONU hayan apercibido a España por la existencia de un patrón estructural de aplicación de SAP en su sistema judicial y de que la legislación española inste a impedir su uso (LOPIVI), el SAP se sigue aplicando en nuestro país por los agentes judiciales y profesionales implicados en las denuncias de violencia sexual paterna: jueces, fiscales, equipos psicosociales, forenses, trabajadores sociales, Puntos de Encuentro Familiar, catedráticos de universidad, etc. No existen mecanismos de sanción para quienes siguen usando el SAP y las constantes denuncias de expertas sobre la presencia de estereotipos de género y la ausencia de una perspectiva de infancia en nuestra judicatura parecen caer en saco roto. La impunidad de las instituciones patriarcales es total. El daño y el dolor provocados sobre las criaturas también son totales.

Mientras, el pater familias sale reforzado de todo el proceso —el 86% de las denuncias penales son archivadas y los juzgados de familia rematan, en un 65% de la veces, con las posteriores quitas de custodias, entregando a las criaturas a sus agresores y prohibiendo el contacto con sus madres protectoras—. Nadie cuestiona al padre, nadie le juzga ni duda de su palabra. Nadie nombra su capacidad de violentar, porque es más fácil pensar en una madre que instrumentaliza a sus criaturas que en un padre que ejerce violencia sexual contra sus hijas e hijos, por más que las estadísticas digan lo contrario.

Las Madres Protectoras estamos furiosas y estamos juntas: Juana Rivas y su resistencia frente a un juez claramente misógino; María Salmerón que ingresó en prisión por tratar de proteger a su hija de las visitas de un padre condenado por violencia machista; Irune Costumero peleando por los derechos de su hija mientras una fiscal le aplicaba el SAP ante los medios de comunicación; las madres de Infancia Libre, criminalizadas y encarceladas en un escarnio público impulsado por la policía judicial para atacar a un partido político y al feminismo; Ángela González Carreño, que con todo su dolor y coraje luchó quince años hasta lograr que el Tribunal Supremo reconociera la responsabilidad del Estado español en el asesinato de su hija por parte del padre, al que Ángela había denunciado en 51 ocasiones.

Las madres de la plataforma Yo sí te creo que recogieron el pasado 21 de noviembre el premio Menina del Ministerio de Igualdad, emocionando en su discurso a todo un auditorio, que aplaudía con fuerza a una Madre Protectora que tomó la voz para pedir, con valentía y sollozos, “verdad, justicia y reparación para las criaturas que son el motor de nuestra lucha”… Y con ellas, todas esas madres en la sombra que pelean sin descanso cada día por proteger a sus hijas e hijos de la violencia sexual paterna.

Hace pocos días el Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, entregaba un informe sobre las denuncias por abusos sexuales en el ámbito de la Iglesia en Congreso de los Diputados. En la rueda de prensa posterior declaraba “que uno de los problemas graves de España es que se aborde en toda su radicalidad el abuso sexual infantil, y que se haga sabiendo con toda sinceridad que un porcentaje grande corresponde al abuso sexual en el ámbito familiar”.

El SAP es ese mecanismo que impide nombrar y visibilizar esta realidad, castigando a las madres que deciden alzar la voz y condenando a sus hijas a hijos a la mayor de las torturas. Nos quitan a nuestras hijas e hijos porque rompemos el silencio. Pero la lucha no ha hecho más que empezar. Como dijo Maya Angelou, violada por el novio de su madre: “Porque fueron, somos. Porque somos, serán”. Desde el 25N de España enviamos un abrazo sororo a las Madres Protectoras en Argentina: #Seacabó, nuestra lucha es global, las violencias nos atraviesan en todo el mundo y vosotras marcasteis el camino desde las Abuelas de la Plaza de Mayo hasta La Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Por ellas también estamos aquí.

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