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La incertidumbre laboral por el coronavirus se ensaña con las kellys

Martes 24 de marzo de 2020

La crisis del coronavirus está teniendo un efecto devastador en el sector de las camareras de piso: a las prácticas de algunas empresas, que evitan aplicar ERTEs a las empleadas más desprotegidas, se suma la incertidumbre sobre una ocupación hotelera de la que dependen miles de puestos de trabajo.

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Camareras de piso la provincia de Alicante se concentran, en febrero de 2018, frente al hotel Meliá para exigir la mejora de sus condiciones laborales Lis Gaibar

Lis Gaibar 23-03-2020 El Salto

Las camareras de piso llevan años reivindicando sus derechos laborales: algunas de sus demandas se han cumplido, otras tantas no. También a ellas esta crisis les ha pillado por sorpresa y las —insuficientes, valoran— garantías relativas a sus puestos laborales, las certezas sobre sus condiciones contractuales o los ingresos con lo que podía contar este colectivo altamente feminizado se están derrumbando con cada nuevo efecto de la expansión del virus, con cada comparecencia y con cada titular. Con lo que especifica cada decreto publicado y con lo que omite.

Las kellys consideran que no se están contemplando las particularidades de la hostelería en las medidas propuestas desde el Gobierno, y denuncian también que algunas empresas las están evitando. En Benidorm, uno de los municipios españoles con mayor tasa de ocupación hotelera, los hoteles empezaron a cerrar antes de que se decretara el estado de alarma: el número de habitaciones llenas iba descendiendo en picado. La patronal hotelera Hosbec se anticipó a la situación —decisión que las kellys aplauden— y cerró hoteles antes de que el Estado lo decretara.

Ante esa situación, algunas empresas comenzaron entonces a dar vacaciones a sus empleadas, según repasa Yolanda García, portavoz de la asociación de Las kellys Benidorm-Marina Baixa. Otros, añade, han estado recurriendo a los despidos improcedentes, no llamamientos o cierres de contrato —según la relación de la empleada con la empresa— para no acogerse a la modalidad de ERTE porque, aunque el Estado asuma su coste, derivan en una serie de condiciones que, valora García, pueden no interesar a las empresas.

“Cuando anunció las medidas, ¿no dijo Pedro Sánchez que ningún trabajador podíamos quedarnos fuera? Este decreto no ha sido para todos”, lamenta García

Dentro del sector de las camareras de piso hay algunas que han quedado especialmente expuestas a estas situaciones: las empleadas eventuales, las fijas discontinuas y las externalizadas. “Cuando anunció las medidas, ¿no dijo Pedro Sánchez que ningún trabajador podíamos quedarnos fuera?”, cuestiona retóricamente García. “Este decreto no ha sido para todos”, añade.

Decretos y despidos contra las más precarias

“Nos estamos encontrando con un problema: a las fijas, y en algunos casos a las fijas discontinuas, sí se les está aplicando el ERTE, pero a las eventuales se les ha dejado en la calle, muy pocos hoteles las han respetado”, resume la portavoz de la camarera de piso. Un concepto que en realidad no es tal en zonas turísticas como Benidorm: “Aquí se abusa mucho de la eventualidad, hay mujeres eventuales que trabajan ocho meses al año”, explica.

La portavoz asegura que este movimiento empresarial es “generalizado” en el territorio español y lo ejemplifica con casos documentados. “Hay compañeras que me están llamando para explicarme que con las eventuales se han hecho despidos improcedentes que han justificado porque ’las tareas no se ajustan a la directiva organizativa de la empresa’, después de ocho meses trabajando y justo en el momento de la crisis del coronavirus —denuncia la portavoz—. No han especificado que es por el covid19 ni porque han cerrado el hotel, sino que ponen este tipo de conceptos”.

Algunas eventuales han sufrido despidos improcedentes que las empresas no justifican por coronavirus, lo que les impide acogerse a las medidas del gobierno

Esto impide a las empleadas acogerse a las garantías que promete el Estado. No pueden acceder al paro en las condiciones que dictaminó Sánchez, y se ven expuestas a una situación económica complicada: “A estas mujeres que no han entrado en el ERTE no les van a pagar nada por despido improcedente, porque el año acaba de empezar”, afirma García. En la asociación aseguran tener constancia de un caso de despido objetivo coincidente con el cierre de la actividad empresarial y acumulan, dicen, varios episodios de una misma cadena donde las empleadas están externalizadas y tienen “contratos abiertos que se están cerrando en sus días libres”, lo que “les impedirá acceder a las bonificaciones del ERTE”.

Situación similar enfrentan las fijas discontinuas, que en algunos hoteles sí se han incluido en los ERTE, pero en otros no. García valora que las diferencias han podido depender de la presión sindical o laboral que se haya ejercido desde dentro, narrando que una camarera de piso le aseguró que, ante la petición de ser incluidas en el ERTE, en recursos humanos contestaron con un escueto “no somos una ONG”. “No se va a llamar a las fijas discontinuas que tenían que entrar a trabajar por estas fechas, y en vísperas de semana santa son muchas. Ellas también están en un limbo, y realmente son parte de las empresas, de hecho en Benidorm suelen estar solo un mes y medio sin trabajar”, resume García. Desde la asociación están demandando que se las tenga en cuenta: “Pedimos que las fijas discontinuas que estaba previsto que entraran, entren también en esos ERTE”.

Desde la asociación están demandando que se incluya a todas las fijas discontinuas: “Pedimos que las fijas discontinuas que estaba previsto que entraran, entren también en esos ERTE”

Caso aparte es el de las externalizadas. Las camareras de piso llevan tiempo solicitando acabar con la externalización de sus servicios en hoteles, y las desventajas de esta relación contractual se evidencia en el contexto de una crisis por la que muchas personas están perdiendo sus empleos: “Las externalizadas tienen contrato de obra y servicio, ahí te pueden despedir cuando les dé la gana”, concluye García.

La segunda fase

Las camareras de piso se enfrentan a dos incertidumbres: una más inmediata y otra a medio plazo. La inmediata se refiere a que las trabajadoras que están siendo despedidas, o a las que no están incluyendo en los ERTE, no saben a quién acudir en el contexto actual: en las empresas, dicen, no les cogen el teléfono y el SEPE apenas da citas, lo que hace que durante un tiempo algunas vayan a tener que subsistir sin ingresos hasta que puedan recibir la ayuda familiar. La propia asociación está haciendo labores de asesoría ante la falta de respuesta de los organismos oficiales.

“No va a haber una ocupación repentina, no sabemos cómo vamos a estar ni cómo van a estar en unos meses los países de los que recibimos el turismo, así que previsiblemente los hoteles ejecutarán EREs por baja ocupación”

La segunda incertidumbre se refiere a la evolución de la pandemia. El Gobierno ya ha adelantado que solicitará que el estado de alarma se alargue hasta mediados de abril, pero cuánto tiempo pasará hasta que todo regrese a una relativa normalidad es una incógnita, y que el sector hotelero tardará en repetir las buenas cifras parece previsible. “No va a haber una ocupación repentina, con independencia de cómo avance aquí no sabemos cómo van a estar en países europeos de los que recibimos la mayoría de huéspedes... Así que, previsiblemente, en algunos hoteles empezará a haber EREs por baja ocupación”, vaticina García.

“Esos esperables EREs se van a tener que negociar con los sindicatos dentro de los hoteles, e irán entrando en ellos las trabajadoras de manera escalonada —continúa explicando la portavoz—, porque si el hotel solo recibe un 20 o 30% de ocupación, a las mujeres que sí se les ha aplicado ERTE están obligados a no despedirlas en seis meses, por lo que acabarán haciendo EREs en los conceptos que permite la reforma laboral, como baja ocupación o previsiones de pérdidas”, dice García. “Y si nos parece más que posible que las fijas sufran EREs en un futuro no tan lejano, ¿qué pasará con las eventuales?”, añade.

Vigilar las ayudas y otras consideraciones

Por eso las kellys insisten en que se tengan en cuenta las particularidades del sector hotelero y se establezcan medidas al respecto. También reclaman que, como han pedido muchas otras veces, se vigile a qué empresas se otorga dinero público. La asociación ha insistido en reiteradas ocasiones en que no se subvencionen hoteles que externalizan a sus empleadas, y ahora piden que, de cara a las ayudas del Gobierno, se revise dónde ha habido despidos improcedentes coincidentes con la crisis del coronavirus y en concepto de qué: “Deben vigilar todos estos despidos, no se puede abrir el saco de las ayudas públicas sin controlar estas cosas”.

Las kellys piden que, de cara a las ayudas del Gobierno, se revise dónde ha habido despidos improcedentes coincidentes con la crisis del coronavirus y en concepto de qué: “No se puede abrir el saco de las ayudas públicas sin controlar estas cosas”

En la asociación invitan a las compañeras que sufren este tipo de prácticas a que denuncien los despidos improcedentes, y van a hacer “toda la presión posible”, asegura García, “para que se sepa lo que está pasando con las eventuales, que también son trabajadoras y, además, las más desprotegidas, las que menos seguridad laboral tienen”.

No incide en la falta de medidas de protección contra el coronavirus que ha habido en algunos hoteles —en otros se establecieron protocolos rápidos, valora—, pero sí recuerda que la percepción de que los ingresos de las camareras de piso son una suerte de “apoyo” a la economía familiar es errónea: en muchos casos es el principal sustento. Por eso la fase posterior a la finalización del estado de alarma, afirman desde la asociación, es la que más angustia genera al colectivo: “Aquellas que han estado desprotegidas lo estarán todavía más, y si no va a haber una ocupación elevada en verano... ¿Qué pasará con ese montón de mujeres?”, concluye García.

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