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La contribución femenina a la programación no acaba con Ada Lovelace

Viernes 18 de noviembre de 2016

YOROKUBU

She walks in beauty es el título de uno de los más conocidos poemas de Lord Byron, aquél héroe romántico, poeta y viajero. George Gordon Byron tuvo una vida corta e intensísima, plena de aventuras y amantes, escándalos sexuales y una desbordante creatividad. El sexto barón Byron tuvo a los veintisiete años (un cubo perfecto) una hija llamada Ada, futura condesa de Lovelace.

Ada apenas conoció a su padre. Su madre la inclinó hacia la matemática y la lógica, quizá para apartarla de los desvaríos de su padre poeta. Ambos, padre e hija, murieron a la edad de treinta y seis años (cuadrado perfecto de un número perfecto).

Ada Byron se convirtió en la primera programadora de la historia. Sí, la ‘fundadora’ de la programación fue una mujer, la hija de un poeta. Trabajó con Charles Babbage, uno de esos raros genios que el mundo ha dado: matemático, filósofo, ingeniero, inventor y padre de ocho hijos (otro cubo perfecto). El caso es que Babbage ideó un ingenio al que llamó ‘máquina programable’. ¿Les suena?

Diseñó lo que estaba llamado a ser el primer ordenador de la historia. Por suerte o por desgracia, la cosa se quedó en diseño, nunca llegó a construirse, y hubo que esperar 70 años hasta que Alan Turing y John Von Neumann cambiaron la historia contemporánea poniendo los pilares de lo que hoy conocemos como informática.

A lo que vamos: la máquina de Babbage, que se llamaba ‘analytical engine’, era programable, y Ada Byron escribió el primer programa de la historia, que servía para calcular números de Bernouilli (ese tipo de cosas que es la primera —y probablemente última— vez que oyen nombrar). Hoy día, casi dos siglos después, hay un lenguaje de programación llamado Ada, en honor a la hija del poeta.

Es curiosa la relación de la informática y las mujeres. La primera programadora fue mujer, algunas de las más destacadas también lo han sido: Grace Hopper, ‘amazing Grace’, cambió el mundo de los lenguajes de programación con su idea de compilador y de lenguaje independiente de la máquina, uno de los pilares de la informática actual.

Y no se pierdan la foto de Margaret Hamilton, la responsable del software que llevó al Apolo XI a la Luna, posando junto a la pila de papel con todo el código impreso.

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Foto: MIT

Incluso hoy en día, los estudios sugieren que las mujeres son, en términos generales, mejores programadoras que los hombres.

Y, sin embargo, el de los informáticos sigue siendo un mundo masculino, el número de mujeres en los estudios de informática es muy inferior al de hombres y lo mismo ocurre en las empresas. La cosa llega hasta que incluso algunas programadoras ocultan su género para que su código sea aceptado más fácilmente. Demencial en un mundo en el que impera la lógica, una situación que cambia demasiado despacio pese a iniciativas como #GirlsWhoCode.

Así que mientras hacemos algo por que esto mejore, les dejo con unos versos del She walks in beauty de Lord Byron, porque a veces es la poesía la que nos salva de la lógica y no al revés, como pretendía la madre de Ada.

¡Salud y gigabytes!

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