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Entrevista a la activista feminista de Cisjordania Raya Ziada:“Necesitamos seguir imaginando la posibilidad de una Palestina libre”

Lunes 20 de mayo de 2024

El mensaje de la activista feminista de Cisjordania Raya Ziada es contundente: “No tenemos el privilegio de perder la esperanza”.

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Raya Ziada en una imagen de archivo: / Foto: María Soler

Texto: María Sanz 15-05-2024 Pikara

Raya Ziada es una activista feminista palestina, originaria de la Cisjordania ocupada por el Estado de Israel: “Lo que estamos viviendo en Palestina es la continuación de un proyecto de colonización por asentamiento que se inició hace 75 años. Lo que ahora enfrentamos es una de sus caras más duras, con el genocidio en curso en Gaza”, cuenta en una conversación a través de videollamada.

En las últimas semanas ha participado en diferentes actividades en el Estado español para seguir denunciando las atrocidades que el Ejército israelí está cometiendo contra el pueblo palestino, tanto en el actual genocidio en la Franja de Gaza, como en el territorio de Cisjordania. Su mensaje es rotundo: pese a que este genocidio impida imaginar una Palestina libre, perder la esperanza no es una opción.

“Lo que está añadiendo una capa aún más compleja de opresión es el uso del hambre como arma para el genocidio”, arranca la conversación. Y contextualiza que mientras la situación en Gaza es una catástrofe, Cisjordania se encuentra bajo asedio con invasiones militares diarias: “Se han instalado más de 750 puestos de control y 250 puertas de acceso en una superficie relativamente pequeña, como la cuarta parte de la ciudad de México. No podemos desplazarnos por el territorio con libertad, es una situación muy desafiante. No existe ya un lugar seguro en toda Palestina”.

¿Qué significa que se está usando el hambre como un arma para el genocidio?

Gaza se considera como uno de los mayores campos de concentración de la historia, así que el uso del hambre como un arma de control y colonización no es algo nuevo, ya que Gaza ya lleva 17 años bajo asedio. Pero la situación se ha agravado desde que comenzó el genocidio. Estamos viendo a más criaturas, muchas recién nacidas, que mueren de inanición. Muchas mujeres que dan a luz no tienen leche para amamantar a sus bebés. Las criaturas recién nacidas lloran sin lágrimas porque están deshidratadas.

¿En qué condiciones se producen estos partos?

Las mujeres están dando a luz sin las mínimas necesidades básicas: sin luz, sin agua, sin electricidad, sin comida. Debido al bloqueo completo a Gaza, que impide recibir medicinas, y a los ataques a los hospitales, muchas de ellas están pariendo sin anestesia, en el suelo de los hospitales. Los médicos están utilizando luces a pilas o flashes para realizar las cirugías necesarias en los partos. Además, hemos presenciado masacres masivas de mujeres, incluyendo mujeres embarazadas y sus bebés. La cifra de abortos involuntarios se ha incrementado un 300 por ciento. Además, en el inicio de la guerra, escuchamos a muchas mujeres y niñas que estaban tomando pastillas para detener su flujo menstrual, ya que no tenían acceso a compresas ni a ningún material higiénico. Por ejemplo, al sur de Gaza, en Rafah, las mujeres se han visto obligadas a recortar las telas de las tiendas de campaña para utilizarlas como compresas cuando menstrúan. Este es un genocidio que no difiere de otros que se han cometido contra poblaciones indígenas. Lo que sucede ahora es que está siendo televisado.

¿Qué otras formas de violencia están afectando específicamente a las mujeres?

La violencia sexual contra los cuerpos de las palestinas ha sido sistemática desde el inicio de la ocupación israelí en 1948. Se ha producido por ejemplo cuando las mujeres son registradas o interrogadas al cruzar por los puestos de control militares israelíes en Cisjordania. Ahora se suma una escalada del acoso sexual contra hombres y mujeres en prisión. En las cárceles bajo administración israelí, la menstruación es utilizada como una forma de tortura, forzando a las palestinas detenidas a sangrar sin ninguna protección higiénica. Las detenidas viven bajo la amenaza de la violación. Todo esto busca ejercer presión psicológica en las personas detenidas, la violencia sistemática se ejerce tanto contra nuestros territorios, como contra nuestros cuerpos. Y ahora estamos viendo esa violencia sexual que está siendo televisada. Hemos visto muchas imágenes y vídeos de mujeres sometidas a violencia sexual, hombres que han sido forzados a desnudarse en Gaza, y las terribles imágenes de las prisiones, que superan incluso a las que vimos de la cárcel de Abu Grahib [el caso de personas torturadas en Irak por parte del Ejército estadounidense]. Estamos hablando de cientos de casos documentados de violencia sexual. Los israelíes usan esta táctica para sembrar el terror entre la comunidad palestina, para suprimir la participación política y la resistencia contra la ocupación. Con esto se busca atacar a los profundos valores culturales que tenemos sobre la familia y el tejido social. Esta violencia refleja una estrategia de deshumanización que es crucial para ejercer poder y control en una nación ocupada y extender una atmósfera de pánico y de horror. No es algo nuevo, pero con el reciente genocidio ha escalado de manera dramática. Hombres y mujeres están enfrentando acoso sexual, y hay muchísimos casos de violaciones. Y hay algo importante que quiero señalar: ¿por qué nadie habla de la violencia sexual contra las palestinas? Creo que es una cuestión de racismo. La gente está viendo a las mujeres explicar sus experiencias, las amenazas y las violaciones que han sufrido, y todo esto aparece en la televisión, en forma de noticias que corren rápidamente ante nuestros ojos. Pero esto no suscita la misma atención, no se ve como algo alarmante. Mientras nuestra piel sea marrón, mientras seamos árabes, no atraeremos tanta atención como pasaría si los sujetos fuesen blancos o europeos. Y esto refleja cómo el racismo está tan incorporado que hay muchas feministas que ni siquiera están hablando sobre estas atrocidades, sobre la violencia sexual sistemática contra los cuerpos de las palestinas.

¿Qué papel crees que está jugando ese racismo en la falta de respuestas de la comunidad internacional y los países del norte global para detener el genocidio en Gaza?

No hablaría solamente de racismo. Hablaría además de feminismo colonial. Todos esos estereotipos de “liberemos a las mujeres musulmanas” han sido usados como un arma de colonización, como ocurrió por ejemplo en Afganistán. Esas narrativas se han usado para invadir y para continuar con proyectos coloniales, y han sido adoptadas por muchas feministas liberales ¿Cómo se entiende que Israel haya alcanzado este nivel de impunidad para cometer los crímenes que está cometiendo? Ha sido con la complicidad del feminismo blanco. Muchas feministas occidentales están difundiendo propaganda sionista: retratan Israel como un país democrático y liberal, que defiende los derechos de las mujeres y de las personas LGTBIQA+, en el que Tel Aviv se ha convertido en la capital gay del mundo… Pero Israel es cualquier cosa menos esto. Y este racismo interiorizado y el feminismo colonial contribuyen a la impunidad que permite que Israel continúe con sus crímenes contra la humanidad.

¿Y cómo crees que estas campañas de pinkwashing en torno a Israel afectando a la impunidad de estos crímenes?

Israel ha utilizado la táctica del pinkwashing como una herramienta más para la colonización y la ocupación de Palestina. Hay una imagen muy criticada que muestra a un soldado israelí que alza una bandera arco iris en lo alto de una casa destruida en Gaza. Este tipo de propaganda no hubiese tenido éxito sin la ayuda de los países occidentales que la adoptan. Israel invierte miles de dólares en campañas de marketing que promueven su imagen como el país más gayfriendly del mundo, y como la “única democracia” de Oriente Medio. Mientras, estamos viendo cómo la violencia sexual sistemática contra los cuerpos de palestinos y palestinas también apunta a las personas LGTBIQA+ de Palestina.

¿Cómo se están organizando las personas LGTBIQA+ de Palestina para contrarrestar estas narrativas del pinkwashing de Israel?

Uno de los aspectos que más enfatizan grupos activistas palestinos, como el grupo Queers in Palestine, es el rechazo a la instrumentalización de sus cuerpos o de sus disidencias como una táctica más de deshumanización del pueblo palestino, de una manera que sirve para justificar el genocidio. Los activistas queer, como también las feministas y la comunidad propalestina, están luchando contra sistemas interconectados de opresión, como el patriarcado, el capitalismo y la colonización, que se alimentan unos de otros. Es por eso que dicen que no existe ninguna liberación queer mientras dure la ocupación colonial de Palestina por parte de los asentamientos israelíes.

Has repetido varias veces la palabra “liberación”, en diferentes sentidos. Has hablado por ejemplo de cómo se ha utilizado esta palabra en países occidentales para justificar proyectos de invasión colonial. Pero también has hablado de “liberación” de Palestina. ¿Qué significa “liberación” para ti en el contexto de la ocupación israelí sobre Palestina?

Cuando los poderes coloniales occidentales usan la palabra “liberación”, y hablan de “liberación de las mujeres”, “de los pueblos oprimidos”… , es como una táctica de colonización. Es completamente diferente del tipo de liberación que nosotros reclamamos como nación, que es una Palestina libre de ocupación. Lo que el pueblo palestino ha estado reclamando y por lo que ha estado luchando es por su liberación, por la libertad en su propio territorio. Es por esto por lo que pongo a las instituciones internacionales que defienden los derechos humanos o los derechos de las mujeres bajo un gran interrogante: ¿de los derechos de quiénes están hablando? ¿De qué justicia, de qué liberación? Estamos viendo la complicidad de estas instituciones con el genocidio en Gaza. Por eso es importante cuestionarlas. No solo es importante para las personas en Palestina, porque lo que ocurre en Gaza no es solo una amenaza para el pueblo palestino: es una amenaza para cada mujer, hombre, niño o niña libre en todo el mundo. Si el fascismo es aceptado en su forma más horrenda y distópica, esto es una amenaza real para toda la humanidad, no solo para el pueblo palestino.

¿Consideras que las instituciones internacionales que dicen defender los derechos de las mujeres están siendo cómplices del genocidio en Gaza?

Sí, creo que sí son cómplices de este genocidio. Parece que algunas de estas instituciones tienen una concepción errónea sobre qué significa la liberación de las mujeres, y lo basan todo en la idea de la participación política. Creo que es el momento de que aprendan de las feministas en Gaza, en países árabes, en países musulmanes, lo que entendemos por “feminismos”. Para nosotras, feminismo significa justicia, significa “liberación”, liberación de nuestros territorios. Porque no puedo imaginar cómo desarrollar mis derechos si no puedo cruzar más de dos kilómetros en mi propio país.

¿Crees que hay alguna acción o acciones de apoyo a Palestina desde otros territorios, que puedan tener un efecto real para parar el genocidio en Gaza?

Creo que cuando hablamos de luchas interseccionales, vemos colectivos feministas, de personas migrantes, de luchadoras por la justicia social, de trabajadoras… Y lo que está ocurriendo en Palestina es una representación de estas luchas contra los poderes capitalistas e imperialistas. Creo que cuando entendemos las conexiones de estas luchas con lo que sucede en Palestina, se activa un movimiento global de base en solidaridad con la causa palestina. Entendemos que la colonización se alimenta del capitalismo, y viceversa, y que es necesario desmantelar y abolir estos sistemas. Hemos visto millones de personas saliendo a las calles para protestar contra lo que está ocurriendo en Gaza. Pero a veces, la gente pierde la esperanza. Y necesitamos que la gente siga saliendo a las calles a presionar a sus gobiernos. Es la gente que está rechazando que su dinero contribuya al genocidio actual en Gaza. La gente que está diciendo que no sea en su nombre, que no se mate en su nombre a mujeres y a criaturas, que el dinero de sus impuestos no contribuya a un genocidio. Este movimiento de solidaridad debe seguir adelante, desde las campañas para el embargo de armas a Israel, hasta un mayor apoyo incondicional para la causa palestina. De nuevo: lo que está sucediendo en Palestina no es solo una amenaza para el pueblo palestino, sino que debería preocupar a quienes crean en la justicia, a quienes imaginan un mundo mejor.

¿Cómo imaginas que serían las condiciones para un alto el fuego, para el final de la ocupación israelí en Palestina?

Es difícil de imaginar. Durante 75 años hemos estado luchando por nuestra propia existencia, de forma que nuestra existencia misma se convirtió en una forma de resistencia. Israel ya ha declarado que su intención es expulsar a todas las gazatíes fuera de Gaza, a todas las personas fuera de Cisjordania. Estamos en un momento muy crítico, porque desafortunadamente los grandes poderes están apoyando a Israel. Al fin y al cabo, Israel es un proyecto colonial europeo que cuenta con el apoyo de los poderes coloniales que garantizan la impunidad para su propio beneficio. Así que no solo estamos resistiendo a la ocupación israelí: también a las empresas capitalistas que lucran con el genocidio. Pero no nos queda otra opción más que resistir: para nuestra propia existencia, para nuestra propia liberación.

¿Y qué condiciones deberían darse para que el pueblo palestino supere el trauma de la ocupación y de la guerra?

(Un silencio largo, un suspiro). No lo sé. No puedo ni siquiera imaginármelo. Es difícil responder a tu pregunta. ¿Sabes? La ocupación ha llegado a cada rincón de nuestra tierra, a cada calle, a cada parcela de nuestras vidas, a nuestros hogares e incluso a nuestros dormitorios. Pero es muy importante no dejar que alcance también a nuestra imaginación. Necesitamos seguir imaginando la posibilidad de una Palestina libre. Esto es lo que nos hace seguir adelante en uno de los momentos más duros para Palestina. No tenemos el privilegio de perder la esperanza. Aunque cueste imaginarlo, necesitamos seguir creyendo en una Palestina libre.

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