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Entrevista a Rebeca Lane: «Las mujeres en desventaja social hemos encontrado una herramienta política en la sororidad para ayudar

Sábado 18 de marzo de 2023

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Fotograma del videoclip del tema ’Lucha como mujer’, de Rebeca Lane

La cantante guatemalteca convierte el hip hop en poesía y las palabras, en instrumentos de empoderamiento feminista. Lane empuña el micro y alza la voz por todas en busca de la recuperación de la memoria colectiva y contra la violencia machista.

AURORA MUÑOZ 11.03.2023 Público

«Ella tiene razones para ser muy desconfiada, pero está cansada de despertar asustada. Se mira en el espejo y elige ser valiente». Así arranca Lucha como Mujer, la nueva canción de la rapera guatemalteca conocida por el gran público como Rebeca Lane (Rebeca Eunice Vargas Tamayac, 1984) con la que reivindica esta expresión que se ha empleado de manera despectiva en el lenguaje popular. Miss Penny viene armada con la palabra en este sencillo que se ha convertido en el tema central de la producción animada Valiente, que busca empoderar a las mujeres que se enfrentan a diferentes formas de violencia.

Vídeo: Lucha como Mujer - Rebeca Lane (video oficial)

Guatemala es uno de los países con la mayor tasa de muertes violentas de mujeres, según los datos de la ONU. Entre enero y mayo de 2022 se habían producido 376 femicidios en Guatemala, un incremento de 48% en relación con el mismo período del año anterior, tal y como se indica en el reporte del Grupo de Apoyo Mutuo (GAM) apoyado en datos oficiales del Ministerio Público. Esta realidad es la que ha movido la trayectoria musical de Lane, que se concibe se concibe a sí misma, antes que como artista, como mujer centroamericana. Comenzó hilvanando el activismo con la poesía y pronto encontró un vehículo perfecto en rap para denunciar la impunidad bajo la cual se perpetúan las agresiones machistas como una herramienta de subordinación. Lleva a sus espaldas 38 años, una década de canciones y cuatro álbumes de estudio que la han convertido en un referente del hip hop feminista en América Latina.

Vídeo: Nacer De Nuevo - Rebeca Lane (Musical)

Estos días visita España para presentar en Bergara (Gipuzkoa) el mediometraje musical Nacer de Nuevo, con el que hace un recorrido musical por Florecer, su último disco. Algunos de sus temas se han convertido en himnos de las manifestaciones por los derechos de las mujeres y, por eso, no podía faltar en el marco de las celebraciones del 8M. Ayer, su concierto puso el broche de oro a Marzo Mujeres, el espacio musical que organiza el ayuntamiento de Rivas (Madrid) para que los jóvenes expongan sus barras ante el público y un jurado profesional. Aprovechamos su paso por la capital para analizar como su trabajo ha contribuido a subvertir la tradición machista de la música urbana, descolonizando y liberando el cuerpo de mujer. Lane ha demostrado que las mujeres ya no somos parte del fandom, las novias de los superventas o las invitadas en los grandes festivales. Ahora es ella la que abre el cartel.

Para conocer a alguien, hay que ir hasta su raíz. Tu tía, Rebeca Eunice Vargas, fue detenida por el ejército guatemalteco a finales de la Guerra Civil en 1981 y aún figura como desaparecida. El conflicto terminó, pero cuando algo así sucede en una familia, ¿puede salir la guerra de dentro de ese hogar?

Definitivamente algo como una desaparición forzada es una herida tan profunda en la familia, en la sociedad, en la forma en que nos desarrollamos, que requiere un tipo de sanación que no solamente depende de ti como individuo. Este tipo de crímenes no se resuelven solamente sentándome con mi terapeuta a trabajar la herida, porque mis abuelos murieron con esas mismas heridas. Mi familia también merece un lugar donde ir a depositar flores. Merecemos saber dónde están los cuerpos. Merecemos cerrar este ciclo de dolor y duelo y, sobre todo, necesitamos que no se repita. Son heridas sociales, tan profundas que requieren una salud mental comunitaria. Las tiene mi vecino, mi amiga… Estamos hablando justamente de la necesidad de memoria, verdad y justicia como elementos necesarios para un resarcimiento individual, familiar y colectivo por todos estos crímenes de guerra.

Varias comunidades indígenas del país han sobrevivido a genocidios y lo están haciendo a través de la construcción de memoriales colectivos a través de vincular la espiritualidad a esa necesidad de sanación conjunta que queda después de algo tan duro como la guerra y que el Estado no ha asumido. En lugar de eso, más bien se desalientan todas estas exigencias que tenemos de salud mental. Hoy por hoy, en Guatemala estamos en una situación en la que muchos activistas y periodistas tienen que salir al exilio, que están siendo criminalizados y nuevamente el Estado está avanzando en contra de las disidencias de una forma tal en que la guerra pareciera que sigue vigente y que estos aparatos de represión nunca fueron desarticulados. Yo lo he trabajado mucho en terapia y muchos de los aprendizajes que tengo vienen de esas heridas.

Si nos sumergimos en esa espiral de violencia, nos topamos inevitablemente con las agresiones machistas que aparecen expuestas en temas como Ni Una Menos. En Guatemala se comete una violación cada 46 minutos. ¿Hay alguna forma de parar esta sangría?

La violencia hacia las mujeres en mi país es un problema con raíces muy profundas en el colonialismo y en el capitalismo. En la etapa que estamos viendo, el capitalismo en nuestro territorio tiene que ver con ser una plaza en la que están afincados muchos cárteles del narcotráfico y del tráfico de personas, incluso del tráfico de armas. Estar en una ruta en la que viaja hacia Estados Unidos todo esto trae consigo mucha violencia en estos tiempos contemporáneos, pero hemos vivido históricamente una violencia constante hacia los cuerpos de las mujeres desde el colonialismo. Guatemala experimentó una dominación territorial por la conquista y a lo largo de muchas guerras internas en las cuales ha habido profundas desigualdades entre estratos raciales, porque así es como se organizan las sociedades coloniales. Las más desfavorecidas son las niñas indígenas. La profundidad del problema es tal, que la solución debe ser igual de profunda. Necesitaríamos que hubiese una voluntad política estatal para cambiar estas violencias tan profundas que traemos arraigadas desde tantos años, sumadas a cambios culturales, que es donde aporto yo y otras compañeras que desde el arte estamos contribuyendo a estas discusiones. No hacen falta solamente cambios a nivel de Estado, necesitamos cambios culturales para que el hecho de que la violencia esté tan normalizada sea inconcebible y esa es mi batalla cultural.

Tus letras de hip hop están fomentando una conciencia social, pero no debe ser fácil abrirse camino en un sector de la industria musical tan masculinizado. ¿Te has encontrado dificultades para canta sobre la liberación de la mujer en ese entorno?

La dificultad no es solamente ser mujer, yo tengo que abrirme camino en un país en el que básicamente no hay industria musical. Ser mujer es un factor clave, pero sobre todo se trata del contenido que estoy cantando. Hay mujeres que están allanando el camino también, pero cantan otros temas y lo tienen un poco más fácil que yo. Esto lo digo sin resentimiento, con mucha admiración hacia compañeras como Stephanie Zelaya, que fue a representar al Festival Viña del Mar y trajo de vuelta una Gaviota de Plata. Eso es un logro bastante importante para una cantante guatemalteca a nivel internacional es un logro bastante importante, pero aportar una voz crítica también lo es. Sus canciones hablan sobre el amor, sobre su maternidad, pero nunca han problematizado acerca del Estado o la violencia hacia las mujeres. Sin que suene a comparación conflictiva, porque la admiro mucho, me gustaría evidenciar la diferencia entre los logros a los que puedes llegar si no tocas ningún tema político. Si lo haces, entonces las mujeres lo tenemos mucho más complicado. Las personas que organizan conciertos y festivales grandes en Guatemala me dicen que mi música es incómoda, que la gente no quiere escuchar eso, que quieren salir a divertirse y que para qué me van a poner a mí. Esa es una de las dificultades más grandes que tengo para moverme en la escena musical.

Vídeo:Ni una menos - Rebeca Lane (Video Oficial)

Este año parece que el beef es lo más, como si fuera algo nuevo. Tu canción Bandera Negra es de 2013 y ya entonces lanzabas estas estocadas: «Tengo millones de huevos en cada ovario / No me hace más mujer ni a vos te hace menos macho”. La freestyler española Sara Socas se ha visto en alguna batalla plantándole cara así a algún gallito. ¿Tú también estás cansada de los ataques machistas que se vierten en las canciones?

Esa canción la escribí hace más de diez años, así que no sé si me expresaría de esa misma forma hoy, pero en aquel momento respondía un poco a estos estereotipos de las mujeres en el espacio del hip hop. Hay compañeras como ella o Marithea que se están representando a sus mismas y su esfuerzo como competidoras de las batallas de freestyle, que son un ámbito complicado para las mujeres. La disciplina de la improvisación les ha permitido a muchos jovencitos crearse una carrera profesional que no tendrían la oportunidad de haberse fraguado en otro ámbito. Hay que analizar múltiples capas al hablar del hip hop. No siempre se da esta dualidad de hombres machistas y mujeres víctimas. Al menos, en el contexto de Centroamérica esto incluye otras aristas como la clase social, la racialización… Son aspectos que impiden que los análisis sean tan binarios o simplistas cuando se están confrontando estas dos fuerzas. El conflicto es mucho más grande que solamente una variable de género y por eso no me gustaría sumarme a esa corriente. Por supuesto que hay cosas que se repiten, que no me gustan y que me molestan, pero también debemos hablar acerca de la escasez de espacios para discutir estos temas. de las pocas posibilidades de formación que tienen los chicos y las chicas en los barrios y la falta de oportunidades. Ahí hay muchas carencias y el hip hop se ha convertido en una herramienta muy poderosa.

Vídeo: Rebeca Lane - Bandera Negra (Video oficial)

Como socióloga has realizado varias investigaciones sobre culturas juveniles y tribus urbanas en Guatemala. Después de estudiar de cerca a las generaciones que vienen, ¿tienes fe en el futuro?

Los jóvenes con los que hice este trabajo de campo realmente ya deben tener 30 años, así que no podría decir que conozco a las nuevas generaciones, cómo lo están viviendo y cómo se están enfrentando a este mundo, pero lo que sí creo es que lo están teniendo muy difícil porque la crisis del capitalismo es tal que cada vez les deja menos ámbitos de libertad y los pocos canales de expresión que tienen son menospreciados. Son sus heridas, sus miedos no son validados y, aunque no puedo hablar de la generación como totalidad, puedo hablar por mí y por muchas maternidades y paternidades que estamos apostando por otras formas de educar a las juventudes.

Tengo claro que el mundo que quisiera dejarle a mi hija no es posible porque no depende sólo de mí y porque, aunque quisiera cambiar el mundo, me veo inmersa también en un sistema capitalista en el que tengo que trabajar para poder sobrevivir, así que mi energía vital no está puesta todo el tiempo en la transformación social macro, por así decirlo. En lo micro, en cambio, creo que a través de hacerme consciente y sanar mis propias heridas de infancia, puedo contribuir a que ella sea una persona que sepa sortear las distintas dificultades que tendrá que enfrentar. A través de darle amor, atención, cariño, contención y lo que yo pueda aportar aquí, en su crecimiento, ya puede hacer una persona que junto con todas estas nuevas generaciones pueda transformar el mundo. No sé qué va a pasar de aquí a diez años. Ni tú ni yo lo sabemos, ni a 15 ni a 20, pero espero darle las herramientas para que pueda hacerlo y sepa gestionarlo de la mejor manera. Mi esperanza está ahí.

Ya eras activista antes de entrar en el hip hop, ¿consideras que la música puede ser más eficaz en la búsqueda del cambio social que la propia política?

Estamos aportando a esa batalla cultural de diagrama en el ámbito del arte. Esas disputas culturales son necesarias para transformar en los sentires y los pensares. Sin embargo, en la sociedad necesitamos transformaciones a muchos niveles, con una profundidad estructural. Sería ideal que la cultura se vaya transformando con la estructura y muchas veces la cultura va a la vanguardia de esos cambios estructurales, que suelen ser más lentos. Si miramos en retrospectiva, hace diez años no se discutían muchas de las leyes que hoy se están debatiendo. Se han producido cambios que las mujeres de 50 pensaban impensables hace 30 años y ahora se están poniendo en práctica. Aun así, necesitamos que cambie la situación de violencia en la que vivimos las mujeres. No con una canción, no. Hacen falta pasos a nivel estructural. Desde la cultura, no vamos a cambiar el mundo, pero una canción nos puede acompañar en los procesos de lucha para cambiar estas mentalidades machistas y exigir que esas estructuras del mundo que sostienen el poder patriarcal se vayan desarticulando.

Vídeo:No Es No

No es no es otra bomba atómica. Después de ver tantos falsos contratos de consentimientos y otros bulos absurdos en redes sociales, ¿por qué crees que hay tanta resistencia a entender lo evidente?

Hice esta canción inspirada en algunos casos, en Guatemala, que salieron en el ámbito más cercano al nuestro: el feminista, el de izquierdas, el del arte. Varias compañeras decidieron denunciar el 8 de marzo a muchos de estos compañeros, entre comillas, con los que compartimos nuestros espacios, que son abogados de Derechos Humanos, que son dirigentes de organizaciones campesinas, jefes de ONGs, doctores en ciencias sociales y, al parecer, la notificación de lo que es el consentimiento no les ha llegado. Cada uno de los casos que yo presento está inspirado en las situaciones que las compañeras denunciaron y para mí era muy importante hacer esta reflexión, porque creo que a nivel general, en la sociedad, el tema del consentimiento no solo es algo que no se ha entendido, es que no se quiere ver. Es una situación grave que está normalizada y eso da cuenta de lo inseguro que es para las mujeres desarrollarnos en cualquier ámbito.

Estas compañeras trataron de frenar así, públicamente, a estos personajes porque también se habían hecho procesos internos de denuncia en las organizaciones y nunca se tomaron en cuenta las voces de las mujeres. Eso también nos habla de para qué tenemos espacios de protección de los Derechos Humanos y de justicia social con supuestos procedimientos para que se denuncie la violencia, si las mismas organizaciones encubren a estas personas. Hago un llamado de justicia para nosotras dentro de estos espacios, porque si no empezamos desde los ámbitos de acción política, entonces ¿dónde? Debemos exigir que esos cambios se materialicen y no haya tolerancia a la violencia.

Justo antes de que presentaras Florecer, estabas preparando un disco muy diferente, con mucho de investigación sociológica sobre las mujeres guatemaltecas, pero la pandemia lo paralizó, como tantas otras cosas. ¿Terminará viendo la luz?

No sé si voy a poder volver a hacer un disco como el que tenía planificado, porque no tengo los fondos económicos suficientes para realizarlo. La idea de realizar el disco incluyendo investigación sociológica tenía que ver con que había ganado los Premios IDEA del II Foro Latinoamericano sobre Creatividad, Innovación y Nuevos Medios para los derechos reproductivos – Foro IDEA y eso me proporcionaba los fondos suficientes para poder hacer este proyecto. Desde la precariedad de Centroamérica, tener dinero para crear un proyecto musical e investigador fue un gran regalo que finalmente también me ayudó a poder levantar un disco desde las carencias que para nuestro sector económico implicó el no poder trabajar durante casi dos años enteros, pero la idea inicial se desvaneció. Me encantaría recuperarla, pero ahora no tengo esa opción.

Vídeo: Flores Rojas - Rebeca Lane (video oficial)

Flores rojas es una canción a la menstruación y no hay muchas, a pesar de que es algo que nos pasa, si nada falla, todos los meses. ¿Pesa más el tabú o el desinterés por la salud y el cuerpo de las mujeres?

La escribí justamente pensando en lo importante que hubiera sido para mí, como niña, recibir información sobre la menstruación desde una perspectiva integral, que no fuera solamente un discurso sobre el proceso biológico. Yo tenía diez u once años cuando llegó a una empresa de compresas desechables a darnos una charla y para mí fue muy traumático. Lo hubiera recibido mejor si se hubiera normalizado, si mi mamá no hubiera sentido la necesidad de guardar de nosotras algo que pasaba con ella mes a mes, como si fuera algo malo que supiéramos que íbamos a menstruar. Ahora yo estoy cambiando. Mi hija tiene un año y medio, todos sabemos cómo es la maternidad: me baño con ella, duermo con ella y a veces me toca entrar al baño y ella me ve vaciándome la copa. En esos casos, le explico que es sangre menstrual. Quiero que ella lo empiece a normaliza y tenga la información adecuada.

Quise hacer crear una herramienta con la canción para poder hablar con las niñas de lo que significa en todos los sentidos, no solamente en el físico, sino también en el emocional, en el espiritual y cómo nos podemos sentir en esas etapas. Pensé que podría servir para abrir las conversaciones y favorecer otros tipos de crianza, otros paradigmas que nos están retando a transformar esas heridas que tenemos como niñas y poder entregarles una cosa diferente a ellas, que tengan una vivencia muy distinta de su cuerpo, de sí mismas y de sus ciclos.

La gira Somos Guerreras fue un auténtico movimiento de sororidad. Más allá de la música, ¿notas ese hermanamiento transversal en todas las capas de la sociedad?

Es algo muy lindo que se puede ver en muchos lugares, pero si algo ha marcado la diferencia en la participación de las mujeres en el hip hop, ha sido justamente cómo nos hemos hermanado para incluir cada vez a más mujeres dentro del movimiento y cómo compartir unas con otras las herramientas que nos han ayudado para poder desarrollarnos en un ámbito en el que estamos en desigualdad en muchas en muchas ocasiones. Pero no se trata de centrarlo en el hip hop. Necesitamos el apoyo de unas con otras para poder sobrevivir en todas las parcelas: otros géneros musicales, movimientos políticos, artísticos… Muchas veces siento que ha arraigado este prejuicio que el rap es más machista que cualquier otro espacio y la verdad es que las mujeres vivimos estas situaciones en todas las esferas. Las mujeres en desventaja social hemos encontrado, a la luz de esta época, la herramienta política que es la sororidad para poder ayudarnos. Eso es maravilloso. Nos hemos dado cuenta de que en colectividad es mucho más fácil enfrentar esas diversas violencias que nos tocan que nos tocan vivir. Ese acompañamiento ha sido vital para que muchas de nosotros podamos despuntar en nuestras carreras.

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