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Argentina: Sacar tarjeta roja al maltratador

Miércoles 11 de julio de 2012

Buenos Aires, 10 jul. 12. AmecoPress/SEMlac.

Un primer plano sobre una pantalla negra interpela a la sociedad, se observa el rostro de un hombre que dice: "no servís para nada"; ella responde: "claro, que te tiene miedo". Silencio. Rostro y primer plano de la tarjeta roja al agresor.

Otro spot, vuelve a interpelar, reflexiona acerca de lo que en Argentina llamamos "no te metas" y las frases enuncian la tardía reflexión de los vínculos cercanos ante los casos de violencia machista: "yo le dije, se te está yendo la mano", "me preguntaba cómo lo aguanta". … "nunca me imaginé que llegaría tan lejos"…. "un día la mató". Silencio. Persona empuñando la tarjeta roja al agresor.

Esas son las imágenes de la recientemente presentada campaña Saca tarjeta roja al maltratador: www.sacaletarjetaroja.com.ar, una acción que tuvo su origen en España y ahora se replica en Argentina, bajo la coordinación de Enlaces Territoriales para la Equidad de Género, Latina Urbana, Fundación Españoles en el Mundo y Liliana Hendel, con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo.

La campaña consta de más de una decena de anuncios que se trasmitirán por televisión, radio e Internet y contaron con el apoyo de artistas, periodistas, referentes de la cultura.

"Sacá Tarjeta Roja al Maltratador" propone que "todas las personas participen levantando su tarjeta roja para expresar su rechazo ante cualquiera de las expresiones de violencia contra las mujeres", dice el dossier de la campaña. La particularidad es que esta vez se habla al agresor y trata de hacer reflexionar que la violencia machista no se trata de un tema propio de la esfera privada.

El concepto de la campaña fue resumida en la presentación por la decana del periodismo feminista, Liliana Hendel, quien refirió que Sacá Tarjeta Roja al Maltratador tiene el propósito de "reforzar el concepto de que nadie se salva sola ni solo".

Hendel expresó que la violencia contra las mujeres no es actual y aludió a la ideología más ancestral plasmada en La Biblia, donde la asignación de roles les valió a la mujeres la invisibilización, la subordinación, "ya que estaban obligadas a parir, entender, comprender a los demás, y los varones fueron destinados a ser los proveedores y quienes deben contenernos".

"No somos personas vulnerables -continuó la periodista- sino que vivimos en estado de vulnerabilidad. Luego destacó que en Saca Tarjeta Roja al Maltratador le hablamos a los varones y además los varones le dicen a otros varones: "flaco, eso no está bien". "Es una campaña que interpela a toda la sociedad, a los varones maltratadores y a quienes silencian".

La violencia contra las mujeres es la más antigua de las violencias, la más naturalizada a través de los tiempos. Centurias han pasado y el progreso condujo a la humanidad a incorporar nuevos paradigmas, pero el que sigue en perpetuidad es el imperio masculino sobre las vidas de las mujeres.

Desde hace pocas décadas, en gran parte del planeta circulan baterías de convenciones internacionales, regionales, leyes nacionales; todas tratan de imponerse con el fin de salvar las vidas de las mujeres, pero estas no alcanzan porque -se sabe- que esta violencia no reconoce convenciones internacionales, tratados, leyes, ni tampoco distingue entre culturas, etnias, clases sociales, banderas, ni fronteras.

La violencia hacia las mujeres fue tan naturalizada que, cuando las primeras conciencias se trasformaron en voces para pedir amparo en el derecho y en las leyes, no se sabía cuántas mujeres eran maltratadas, cuántas fueron asesinadas. No existía la cuantificación de esas víctimas, "porque para qué contar algo que pasa a diario y que siempre pasó".

Luego, desde hace poco más de un lustro llegaron las campañas de concienciación dirigidas a las mujeres, que invitan a la víctimas de violencia a denunciar, a no quedarse callada, a denunciar a su agresor.

Esto no fue ni es suficiente, ya que hablar a las víctimas es apuntar al sector más indefenso de esa realidad.

Sin duda que esta campaña intenta dar un paso más y trasmitir que la violencia contra las mujeres no es una cuestión de la vida privada, que todas y todos podemos ser cómplices a través del silencio, que todos y todas podemos ser protagonistas de una nueva construcción social.

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