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¡Rebélate! Una izquierda combativa para un nuevo Aragón
La crisis continúa golpeando con extrema dureza a las personas trabajadoras, condenándolas al paro, la precariedad y la exclusión.
Un alto porcentaje de la población está en riego de exclusión, las mujeres son relegadas al hogar y sufren con más virulencia las desigualdades de derechos, la precariedad, desahucios y despidos. El empeoramiento de las condiciones de vida de la mayoría de la población, se han visto agravadas por una política de recortes en servicios públicos esenciales como sanidad, educación, pensiones o servicios sociales. Recortes aplicados para garantizar el pago de una deuda ilegítima que ha supuesto un trasvase de dinero público a manos privadas, esas manos privadas que han sido precisamente las causantes de la crisis.
Son ya casi 10 años de perdida de derechos y políticas de recortes que están provocando la cronificación de la pobreza y la desigualdad, para permitir que el Ibex 35 continue manteniendo sus privilegios y beneficios. Todo ello ha producido cambios en la estructura política que suponen un cambio de ciclo. Tras la reforma del 135 y el apoyo a Rajoy, el bipartidismo como alternancia política se ha agotado, y muestra con toda la claridad una gran coalición que aplican una misma agenda de recortes.
Ya no es posible volver a antes de la crisis, el sistema no está dispuesto a conceder reformas, no hay espacio para la socialdemocracia. La recuperación de sus beneficios va unida de forma intrínseca al aumento de las desigualdades sociales. Por ello es esencial construir una estrategia rupturista de acumulación de fuerzas hacia el horizonte de un proceso constituyente. Para ello es necesaria una Izquierda Unida como movimiento político social, un espacio abierto a la participación, al encuentro con otras y con otros, que pueda llevar a la superación de sí misma por un nuevo sujeto más amplio en que las personas que sufrimos el capitalismo podamos responder con más fuerza y construir una alternativa que planteamos socialista.
Aragón no es ajena a la crisis, la despoblación, consecuencia de la falta de trabajo, infraestructuras y servicios en el mundo rural, es un grave problema, añadido al resto de los que genera el sistema. Es imprescindible la defensa de nuestra tierra, desde un planteamiento alternativo, en el que la economía esté al servicio de la población, y no como hasta ahora, la población al servicio de la economía de unos pocos. Defendemos el reconocimiento de la diversidad cultural, con la defensa de las distintas lenguas que se dan en nuestro territorio.
Otro de los graves peligros que se ciernen sobre nuestra comunidad, es la utilización del entorno natural, como si fuera una mercancía más, insistiremos en la preservación del medio ambiente. Nuestra oposición a la unión o creación de estaciones de esquí, a nuevos pantanos o recrecimientos de los ya existentes, así como a cualquier otro intento de expolio de la naturaleza.
No es momento de involuciones, hemos avanzado en procesos colectivos, métodos participativos que profundizan en el carácter democrático imprescindible. Queremos avanzar más, es necesario para constituir un verdadero bloque alternativo que suponga un contrapoder.
Para lograrlo es fundamental nuestra estrategia de unidad popular. Comenzamos con convergencias y confluencias, hasta el momento, excesivamente electorales e institucionales. Nuestro reto es ir más allá, construir desde abajo, desde la movilización social y el conflicto concreto para evitar la normalización de las profundas desigualdades originadas por la crisis. El conflicto concreto que organice a los sectores afectados por la crisis, y por la nueva agenda de recortes de la Troika que la gran coalición de PSOE y PP se preparan para aplicar.