Por Carmen Olmedo
*Carmen Olmedo ha sido directora del Instituto Andaluz de la Mujer y diputada en el Congreso
Como la mayoría de los avances obtenidos por las mujeres, la ley integral ha tenido que superar numerosas resistencias y obstáculos, aunque ahora parezca que ha sido desde el principio objeto de un consenso generalizado y todo ha sido muy fácil, no ha sido así sino todo lo contrario.
Andalucía ha sido siempre pionera en el desarrollo de políticas de igualdad y contra la violencia. En 1978, gracias a una mujer María Izquierdo se crearon los primeros Centros de la Mujer de España, incluso antes de que se aprobara la Constitución, promovidos por la Junta Preautonómica, fue el Gobierno Andaluz, el primero en aprobar un Plan contra la violencia de genero, el 17 de febrero de 1998.También fue aquí donde se gesto la idea de elaborar una Ley integral contra la violencia de genero.
Como suele ser habitual, la idea de elaborar una ley integral surgió a partir de un acontecimiento terrible, que dejó sobrecogidas a todas las personas que por entonces trabajábamos en el Instituto Andaluz de la Mujer.
Una mujer de Cádiz, que se había separado de su marido, sufría las amenazas de éste de asesinar a su hija de seis años si ella no volvía a su lado. Aunque el tenia una denuncia por malos tratos y amenazas, el juez civil, a pesar de todo, estableció un régimen de visitas, que ella se negó a respetar. A pesar de nuestros avisos sobre el peligro que correría la niña en manos de su padre, el juez emitió una orden en favor del padre que la policía ejecutó, llevándose a la niña. Al día siguiente, el padre mato a su hija asfixiándola con una almohada.
Desde el Instituto, mandamos una carta al Consejo General del Poder Judicial pero nunca recibimos respuesta. A nuestro parecer, había una contradicción demasiado profunda entre las sentencias de los jueces civiles y penales. Sin embargo, la independencia de los jueces es un principio intocable, por lo que la proposición de una ley específica nos pareció la única solución viable.
Hicimos un borrador de ley elaborado con la ayuda inestimable de una de las abogadas del Instituto Rafaela Espejo donde ya se pedía un gran consenso político y lo presentamos en rueda de prensa el 20 de septiembre de 1997 con la idea de abrir el debate, los medios de comunicación más importantes se hicieron eco de la propuesta. Pero no se produjo el debate que esperábamos. Desde mi propio partido, se me pidió que olvidara el proyecto, que era imposible. Yo no volví a hablar de la Ley por disciplina.
Sin embargo, un año después, en unas jornadas, para asociaciones y militantes que se llamo “La violencia contra las mujeres nuevas propuestas”, en la que fui invitada como ponente, aproveche para volver a llevar la propuesta de la ley, sobre la violencia contra las mujeres. De nuevo, recibió un rechazo mayoritario, y algunas compañeras se movilizaron para que se produjeran intervenciones en contra de la propuesta , muchas lo hicieron, algunas con intervenciones muy duras, aunque quiero hacer constar el apoyo de Chiqui Gutiérrez de Álamo y de Amparo Rubiales. Parece que el problema era que por aquel entonces, cualquier propuesta de modificación al “código penal de la democracia” que había aprobado el gobierno socialista en sus últimos años, no era bien visto en el seno del partido.
Posteriormente en 1999,el partido cambia su postura, y Micaela Navarro, secretaria de la mujer del PSOE, crea un grupo de trabajo para elaborar un borrador de Ley Integral, con la intención de incluir la propuesta en el programa electoral de 2000. Existían aún resistencias en el seno del partido; acudí personalmente a Madrid a convencer a Joaquín Almunia entonces secretario general del PSOE, que finalmente accedió. Habíamos ganado una batalla; faltaban muchas otras.
Al inicio de la legislatura, se elaboró el proyecto de Ley Integral. Personalmente, propuse que se intentara presentarlo como una iniciativa popular a través de la recogida de firmas y la implicación de la asociaciones de mujeres, puesto que era evidente que el Partido Popular iba a rechazar con su mayoría absoluta una propuesta venida del PSOE. Pero el partido consideró que esa estrategia no era conveniente. Finalmente el PSOE, presento el proyecto de Ley, que como sabemos fue votada por todos los partidos menos el PP. Con lo que fue rechazada. Afortunadamente el PSOE. Ha ganado las elecciones y el nuevo Presidente ha podido cumplir su promesa de aprobar la Ley integral contra la violencia de genero.
Esta pequeña historia política demuestra que la perseverancia puede traer sus frutos. Como dijo Bakunin: “al buscar lo imposible, los seres humanos han realizado y reconocido lo posible, y aquellos que sabiamente se han limitado a lo que les parecía que era posible jamás han dado un paso adelante”.
Firmado: Carmen Olmedo Checa,
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