Hay demasiados periódicos que con moderación gramatical -por contraposición a los ardores bélicos de la COPE- están obsesionados con la asignatura de Educación para la Ciudadanía (EpC). Pero la moderación gramatical no se corresponde con comedimiento en el discurso de fondo.
En estos últimos meses, las noticias sobre EpC aparecen como tema prioritario en la estrategia para que la derecha haga frente común. Traigo esto a colación porque algún periódico se ha sorprendido ante unas declaraciones del presidente del Gobierno de Andalucía que en defensa de una rápida implantación de la asignatura en España, ha dicho :
«quizá muchas de las cuestiones que se producen, como son los accidentes de tráfico o los casos de violencia de género se producen por la ausencia de estos valores en lo jóvenes».
¿Por qué el hecho de que un gobierno progresista introduzca en la escuela los presupuestos que defienden la igualdad entre los sexos inquieta tanto a la derecha?. No hay ninguna duda de que sí no existen canales para educar en igualdad y prevenir desde la escuela comportamientos sexistas, las consecuencias no son otras que el sostenimiento y consolidación de un sistema que estimula la violencia contra las mujeres.
Una asignatura como la EpC, es esencial para introducir valores de igualdad en un período vital en la formación de niños y niñas.
Vaya por delante que me parece improcedente y por supuesto desacertado que desde el Ministerio de Educación se permitan versiones diferentes para los contenidos en esta asignatura. No me sorprende, por supuesto, que los centros escolares que fomentan los valores católicos, ante la laxitud ministerial, hayan salido en tromba a modificar y reestructurar los contenidos relacionados con la igualdad entre mujeres y hombres.
Si hay algún movimiento que incomoda, cuestiona y evidencia la esencia de los valores conservadores es el feminismo. El feminismo ha desentrañado la compleja estructura, familiar, social, ideológica y política que sustenta la desigualdad entre los sexos. Ha categorizado, le ha puesto nombre y ha reflexionado sobre las estrategias que permitan corregir las desigualdades. En esas líneas de acción está por supuesto dar claves a las personas para conozcan esos complejos mecanismos: educar, dar a conocer, enseñar a prevenir frente a prácticas relacionales que generan situaciones de desequilibrio inadmisible. Eso hay que hacerlo desde la escuela.
La derecha es por tanto contraria al feminismo. La derecha es hostil con la igualdad. No nos extrañe pues que sus medios de comunicación salgan en tromba no solo contra las ONG ’s que defienden una educación pública laica, libre de adoctrinamientos religiosos, y ataquen a las organizaciones que gestionan colegios laicos.
Haciendo augurios, habría que decir que en los próximos tiempos, los ataques contra las organizaciones feministas se aventuran brutales.
*Ángeles Álvarez es portavoz adjunta del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid y responsable de Igualdad del PSM
Fuente: Blog de Angeles Álvarez
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