14 Oct '06 -Epigramas del emperador (VIII)
Aquél quiere una escritura procaz. Escribe la palabra procacidad y luego escribe sobre el acto de escribir la palabra procacidad. Parece atrevido e insolente, pero no lo es.
¿A quién asustan hoy los devaneos de un intelectual?
Han dicho algo al respecto:
Comentario de david - 16 Octubre '06 - 17:36
Muy cierto: ¿a quién asustan hoy los devaneos de un intelectual? Y más aún: ¿y los de un anti-intelectual?
¿Y adónde nos sitúa eso a todos nosotros, compañeros? ¿Dónde deberíamos estar situados?
Comentario de Sátrapa Ph - 18 Octubre '06 - 13:24
La pregunta es la cuestión; ¿quién se atreverá a responderla?
¿Es la siguiente copla de la CTP un claro ejemplo de lo que el emperador dejó inscrito en su epigrama?
mensajes pirotécnicos procaces,
que al instante transmitan concentrados
las pintadas que esbozan los chavales
en las puertas murales de los baños
¿O es más bien una invitación a dejarse de devaneos y pasar a la acción? ¿Quién teme hoy las acciones de los descontentos? ¿No era la unión la que hacía la fuerza? ¿No son más importantes las preguntas que las respuestas? ¿Es más importante ser que parecer? ¿No es el fingimiento apariencia? ¿No es el poeta un fingidor? ¿No puede ser la ficción revolucionaria? ¿ha de ser insolente y atrevida la revolución?
Estas y nuchas más preguntas se han suscitado, amigo mugidor, con este imperial epigrama, que por alguna ´patafísica razón nos parece oportuno a la par que oscuro; ¿Qué mensaje nos está mandando de veras el Emperador? ¿A Qué lacayo dirige certeramente su saeta? ALgunas insignificancias nos hemos quedado de piedra en un pasmo hermenéutico. Salud compañero.
Comentario de mugidor - 18 Octubre '06 - 16:51
Amigos, yo también intenté preguntarle estas cosas al emperador. Pero no contestó. Los emperadores son así, no se sienten en la obligación de responder a nadie, amos y señores de la vida y de la muerte. En fin. Ya sabremos.
::: mugidos saludos :::
Comentario de castigatrix - 20 Octubre '06 - 18:37
Ciertamente, algunas insignificancias seguimos en el pasmo hermenéutico ese que dice ph (compañero al que le gustan mucho ese tipo de palabros). Lleva razón mugidor: nuestro actual emperador es un cínico de tal calibre que sus palabras corren el riesgo de significar justo lo contrario de lo que contrariamente vinieron a decirnos.
En el frasco de las esencias,
todas las palabras son nadas.
Amor, democracia, resistencia,
revuelta, hambre, barricada,
muerte, miedo y conveniencia:
realidades de lo real amputadas.
Así que, ¿cómo nos vamos a extrañar que el escandalo de la palabrota y la finura del discurso docto sean, para él, exactamente (perdón por la procacidad) la misma mierda?
Habremos de encontrar, pues, el hueso duro de lo real: qué oculta realmente cada procacidad, cada impulso místico, cada discurso amoroso… Y lo haremos tapándonos las narices.
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