10 Oct '06 -Sobre claridades enunciativas (3)
Pues ahí van, entonces, otros dos polos por peteneras de Manuel Balmaseda.
Éste de una vez que estuvo preso:
Grande castigo a mi cuerpo,
Todos los días le dan,
Para que diga cositas
Que mi boca no dirá.
Y este otro tras su salida de la cárcel:
Yo me senté en una piedra,
Por no tené aonde sentarme;
¡La piedra al verme tan probe,
Se partió por no aguantarme!
Y este último, bonus-track, para cortar purita la respiración por amor:
Se acabaron mis pulmones,
No los pueo reponé,
Estoy ético y me muero,
Por causa de una mugé.
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