LÍNEA GENERAL

 
Carta de respuesta del MAI
 

 

Compañero Miguel:

El MAI siempre procura poner el máximo interés y seriedad a la hora de ocuparse de los temas en los que considera necesario intervenir, y vierte más celo si cabe cuando se trata de abordar la crítica a otra organización perteneciente al movimiento comunista. Esto, por supuesto, no impide que la crítica sea todo lo dura que consideremos necesario y procuramos, para ello, que nunca venga huérfana sino acompañada de todas las argumentaciones correspondientes. Sin embargo, demasiadas veces, existe la tentación en muchos de los componentes del comunismo mundial de resolver polémicas con otros camaradas sobre la base del análisis frívolo, la descalificación cómoda, la broma fácil y simplona y el empleo de silogismos vacuos que no contribuyen en nada al objetivo pretendido y no ayudan precisamente a enmendar los posibles errores, equívocos o desviaciones que puedan existir en el grupo o documento de referencia.

Éste es su caso, compañero. Pero, como nos parece suficientemente importante el tema y como no todo es negativo, pues agradecemos que se haya tomado la molestia de leer nuestro documento crítico con el proceso revolucionario abierto en Nepal, vamos a dar respuesta puntual a algunas ideas que utiliza en contra, no sólo de nuestro escrito, La encrucijada de la revolución en Nepal , sino también contra nuestro proceder e intenciones.

 

1. Nos complace enormemente que al identificar nuestro documento como ataque desde la izquierda reconozca implícitamente que lo atacado, la nueva línea adoptada por el PCN(m), queda situado directamente en el ala derecha del movimiento comunista. Sin embargo, nos imputa escudarnos detrás de la “lucha de líneas” para realizar dicho ataque de manera pretenciosamente aleccionadora. Por el contrario, para nosotros, el desarrollo de la lucha entre las dos líneas, la burguesa y la proletaria dentro del mismo movimiento comunista internacional, no nos sirve de parapeto pomposo para dar lecciones a los demás, sino que es deber de todo marxista, precisamente para que dicho desarrollo vivifique, fortalezca y haga avanzar la línea correcta. Y, aunque el concepto de lucha de dos líneas (que no de líneas a secas, sin numerar, como si se dejara abierta la posibilidad de que existan más de dos) fue popularizado por los camaradas chinos, no reside en Mao la paternidad del mismo, sino que está claramente presente como principio en los fundadores del marxismo:

“El desarrollo del proletariado se realiza en todas partes en medio de luchas internas, y Francia, que está formando ahora por primera vez un partido obrero, no es una excepción. En Alemania hemos superado la primera etapa de la lucha interna, y nos esperan otras. La unidad es algo muy bueno mientras sea posible, pero hay cosas más elevadas que la unidad. Y cuando, como Marx y yo, se ha luchado más duramente toda la vida contra los seudosocialistas que contra ningún otro (porque sólo considerábamos a la burguesía como a una clase, y apenas interveníamos en conflictos con una u otra fracción burguesa), no puede lamentarse mucho que haya estallado la inevitable lucha.” (Carta de Engels a Bebel del 28 de octubre de 1882).

“Parece que todo partido obrero de un país grande sólo pueda desenvolverse a través de la lucha interna, y esto se funda en las leyes del desarrollo dialéctico en general.” (Carta de Engels a Bernstein del 20 de octubre de 1888).

Y Mao, en su opúsculo Sobre la contradicción , también refleja la necesidad de la lucha ideológica dentro del partido:

“La oposición y la lucha entre ideas diferentes tienen lugar constantemente dentro del Partido. Este es el reflejo en su seno de las contradicciones entre las clases y entre lo nuevo y lo viejo en la sociedad. Si en el Partido no hubiera contradicciones ni luchas ideológicas para resolverlas, la vida del Partido tocaría a su fin.”

Siendo esto así, ni usted ni ningún marxista-leninista pueden ofenderse o temer que otros, desde dentro del propio movimiento, decidamos intervenir abiertamente en el imprescindible y necesario debate entre las dos líneas, precisamente para evitar que el marxismo se esclerotice, cayendo en el dogmatismo, o se desvirtúe, escogiendo el camino de la desviación revisionista. Ésta es la condición básica para que la línea correcta prevalezca.

 

2. Sólo con el desconocimiento más elemental de la dialéctica puede afirmarse que no sólo con los errores de la línea maoísta se explica la restauración capitalista en China. Diciendo esto se está afirmando que habría otras causas, externas al maoísmo, con idéntica paternidad, como mínimo, en su derrota y, con ello, conseguir descargar al maoísmo de la carga que supone llevar a cuestas la principal responsabilidad de su propio colapso final. Por el contrario, no es que sólo en los errores de la línea maoísta esté la causa de la restauración sino que, sin esos errores, que es una manera suave de llamarle al colapso interno que sufrió el maoísmo, los agentes externos no podrían haberse manifestado en ayuda de la línea burguesa en la lucha de clases que había entablada en China. El camarada Mao lo deja bien claro en el folleto ya mencionado, Sobre la contradicción :

“La causa fundamental del desarrollo de las cosas no es externa sino interna; reside en su carácter contradictorio interno. Todas las cosas entrañan este carácter contradictorio; de ahí su movimiento, su desarrollo. El carácter contradictorio interno de una cosa es la causa fundamental de su desarrollo, en tanto que su interconexión y su interacción con otras cosas son causas secundarias. Así, pues, la dialéctica materialista refuta categóricamente la teoría metafísica de la causalidad externa o del impulso externo, teoría sostenida por el materialismo mecanicista y el evolucionismo vulgar.”

“De la misma manera, el desarrollo de la sociedad no obedece principalmente a causas externas, sino internas.”

“Según la dialéctica materialista, los cambios en la naturaleza son ocasionados principalmente por el desarrollo de las contradicciones internas de ésta, y los cambios en la sociedad se deben principalmente al desarrollo de las contradicciones internas de la sociedad, o sea, las contradicciones entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, entre las clases y entre lo viejo y lo nuevo. Es el desarrollo de estas contradicciones lo que hace avanzar la sociedad e impulsa la sustitución de la vieja sociedad por la nueva.”

“La dialéctica materialista considera que las causas externas constituyen la condición del cambio, y las causas internas, su base, y que aquéllas actúan a través de éstas.”

 

3. Sobre la “novedosa tesis” del Ciclo de Octubre y su final, parece que coincidimos con los maoístas nepalíes, no sólo en su existencia, que ellos denominan primera ola de la revolución , sino también en la asunción de su finalización y en la presencia de límites propios, aunque no parece que coincidamos en identificarlos y en la manera y necesidad de resolverlos. Evidentemente, nosotros discrepamos de las razones y los objetivos por las que el PCN(m) aborda la necesidad de volver la mirada hacia el pasado Ciclo. El objetivo primordial ha de ser el restablecimiento de las bases ideológicas y políticas sobre las que se asiente el arranque de un nuevo Ciclo revolucionario. El severo final del anterior Ciclo no da carta blanca para revisar el marxismo-leninismo y recoger sólo lo que de él nos sea útil para la coyuntura política cotidiana. Por el contrario, se trata de partir de las bases esenciales de nuestra ideología para realizar un balance integral, universal, de toda la experiencia atesorada durante el Ciclo y poder así establecer las nuevas premisas sobre las que levantar de nuevo la bandera de la emancipación humana.

Le remitimos, para que pueda tener una exposición más detallada sobre el concepto de Ciclo de Octubre, al estudio del Boletín Ocasional del PCN(m) de enero y de febrero de este año y a nuestro reciente Post scriptum sobre la situación en Nepal que publicamos en el Dossier inserto en nuestra página web.

 

4. Los militantes del MAI tenemos las cosas bastante claras en muchos terrenos y en otros seguramente no tanto. Lo que nos da ventaja con respecto a usted es que nosotros lo reconocemos, mientras usted pretende manifestar una preclara seguridad, empleando silogismos de todo tipo. Uno de ellos hace referencia a la necesidad de la reconstitución de la Internacional Comunista. Si usted deduce de esto que queremos reconstituir la III Internacional disuelta en el 43, obviando nuestras argumentaciones para la crítica de ésta y la necesidad de reconstituir el partido internacional de la revolución, su intención sí que es manifiestamente malintencionada. A nosotros no nos convencen ni nos parecen acertadas ni consistentes las razones por las que los maoístas justifican la renuncia del Partido Comunista de China a reconstituir la Internacional Comunista para dirigir la Revolución Proletaria Mundial. Por ello hemos elaborado nuestra crítica y la hemos expuesto en nuestro documento La encrucijada de la revolución en Nepal. Es evidente que pretende descalificarnos sin más y no se atreve a replicar ni una sola de nuestras argumentaciones.

 

5. En ningún momento acusamos al PCN(m) de trotskista. Si usted así lo ve, y por ello se siente ofendido, debe profundizar más en nuestro documento de análisis y no realizar silogismos facilones para poder hacerse el ofendido al considerar un insulto el comparar la política de los maoístas nepalíes con el trotskismo. Lo que nosotros decimos es que el empleo que hace el PCN(m) del problema de la burocratización es de carácter e interpretación trotskista, luego, no es una interpretación fiel al marxismo, sino que se corresponde con el modo de pensar de la ideología burguesa. Si existe burocracia es porque existen burguesía o división del trabajo, que la generan, y ésta reside en el partido y en el Estado proletarios. Si esta burocracia se impone, el carácter del Estado y del partido cambia, esos organismos se transforman en burgueses y dejan de ser proletarios. Lo que le está ocurriendo al final al PCN(m) es que si la política que va defendiendo y aplicando es la trotskista, aunque airadamente se diga lo contrario, se es trotskista.

 

6. Usted tiene muy mala fe, o no sabe leer, o no entiende lo que lee. ¿Por qué habla de que el pacto de 12 puntos con los siete partidos burgueses, revisionistas y responsables de muchos crímenes contra el pueblo (lo dice usted) es un pacto de mínimos para transformar a Nepal en una república popular cuando el mismo PCN(m) habla de república democrática, luego de república burguesa parlamentaria, como objetivo estratégico, indicando como disyuntiva principal la existente entre autocracia y democracia? Esto es lo que en el Boletín Ocasional del PCN(m) de febrero de este año se afirma:

“El entendimiento de 12 puntos es la base mínima que las potencias democráticas del mundo pueden aceptar y para que las crisis del país puedan tener una salida.”

O lo que es lo mismo, que las potencias imperialistas que son las únicas con capacidad de decisión a nivel mundial, puedan aceptarlo.

“No hemos dejado nuestra demanda de una república democrática. Pero para concretar la demanda política mínima, hemos dicho que aceptaremos la realización de elecciones libres y justas a una asamblea constituyente. Que no se confunda: No estamos de acuerdo con una monarquía ceremonial. Se ha sacado esa conclusión del entendimiento de 12 puntos pero incluso en ese momento explicamos a los partidos que nuestra demanda es una república democrática. Anteriormente, hablábamos de una república democrática popular pero eso tampoco quiere decir que hemos dejado esa meta. Lo que pasa es que en el actual balance del poder, en vista de la situación general y las expectativas de las masas, y que no haya derramamiento de sangre, consideramos que para lograr todo eso, lo haremos por medios pacíficos.”

“Apoyaremos la meta de la democracia popular por medios pacíficos. Hoy, hablamos de una república democrática y según nuestro entendimiento con los partidos la manera de concretarla es mediante una asamblea constituyente. Con ésta, cualquier partido tendría la libertad de pedir una monarquía ceremonial, algunos estarían por una monarquía constitucional. Eso es una posibilidad con los siete partidos.”

“Estamos dispuestos a aceptar cualquiera que sea el resultado. Eso lo decimos sin pelos en la lengua.”

“Formemos un gobierno paralelo de los partidos y los maoístas. Si ustedes restauran la Cámara, nosotros los apoyaremos; si nos invita al diálogo, iremos; formemos un ejército común con todos; eso sentará bases para un gobierno oficial y legítimo. Eso representará la mayoría del pueblo: el gobierno de los [siete] partidos y un partido que se rebeló. Después de formar tal gobierno, podemos acercarnos a la ONU y a la comunidad internacional y decirles: ‘éste es el gobierno legítimo de Nepal'. Como tenemos esta clase de propuesta, ¿cómo puede tener el objetivo de empujar a los partidos hacia la ‘guerra popular'? Más bien, se trata de que nosotros impulsemos la política de los partidos, una asamblea constituyente y una república democrática. Se trata de que nosotros impulsemos la democracia burguesa.”

En definitiva, se renuncia claramente a la lucha armada en los hechos porque causa derramamiento de sangre, por lo que se opta por la vía pacífica y se pospone el objetivo de la democracia popular, o sea el Estado de nueva democracia, indefinidamente, pues se deja la evolución política a merced de un proceso electoral dirigido por los partidos burgueses, renunciando claramente a la dirección de la revolución y aceptando el estilo burgués de solución de los conflictos de clase en la sociedad. Pero aún hay más, el PCN(m) está dispuesto a aceptar la monarquía incluso activa, no sólo constitucional:

“Aceptaremos si la asamblea constituyente dice que queremos una monarquía. Sobre ese punto tendremos flexibilidad. Aceptaremos aun cuando la ciudadanía diga que queremos un monarca activo. Si la ciudadanía dice “república”, todos debemos aceptar eso. Si la ciudadanía apoya, como se ha dicho, una monarquía constitucional y una democracia pluripartidista, estamos dispuestos a aceptar eso. Respetamos el voto del pueblo, de nadie más.”

Se confirma que la mentalidad que recorre al PCN(m) sigue la lógica burguesa al identificar dos elementos en absoluto relacionados inevitablemente:

“Queremos una solución política a los problemas de Nepal, una solución democrática”.

Es obvio que con este pronunciamiento, que identifica como sinónimos política y democracia, se está rechazando directamente como “solución política” la revolución de nueva democracia en base a la guerra popular prolongada. Se establece así la idea de que democracia burguesa y política son elementos estrechamente relacionados e intercambiables. Con ello, se pretende conseguir que el sistema de representación burgués sea el único escenario para resolver los conflictos de clase, que sea aceptado como el único método posible y adecuado de resolver la crisis en Nepal, aceptando unas reglas del juego que no cuestionen en ningún momento la hegemonía del capital. Por el contrario, si algo ha confirmado el primer Ciclo revolucionario ha sido el carácter clasista que adquiere desde un principio la democracia, que la democracia en general no existe, y que incluso esas reglas burguesas del juego político son descartadas de golpe cuando el poder del capital se ve cuestionado y ve peligrar su continuidad.

Y de nuevo emplea otro silogismo, con ínfulas de sentencia, cuando califica al embajador de EE.UU. como ultraizquierdista preocupado por la pureza del marxismo sólo porque también rechaza el acuerdo de 12 puntos, como nosotros, pretendiendo con ello identificar farisaicamente las intenciones de nuestro rechazo con las razones del rechazo de la administración estadounidense. Con este proceder, realizando una burla burda, simplona y grotesca, pretende conseguir desvirtuar y desviar la atención sobre la diferencia radical que existe entre la línea que usted defiende y la nuestra. Pero riámonos todos: ¿cómo explica la coincidencia de usted y sus camaradas nepalíes con los “criminales del pueblo” –según su propia calificación– en la firma de un acuerdo político? ¿Es que esa “coincidencia” deslegitima por sí sola su proceder político?; ¿o, tal vez, el recurso a tales argumentos no deja de ser pura demagogia? Seamos serios, alejémonos de las apariencias de las cosas, de la comparación facilona y del chascarrillo ingenioso y vayamos al fondo de la cuestión: ¿por qué ni usted ni el PCN(m) explican cómo va a quedar el nuevo poder en construcción en las zonas liberadas del campo con la instauración de una república democrática multipartidista, o sea parlamentaria, burguesa? ¿Por qué la revolución de nueva democracia ya no aparece en ninguno de los documentos de los maoístas? ¿Por qué usted sigue hablando de objetivos de la revolución en Nepal, como la república popular, cuando ya han sido descartados sine die por el mismísimo PCN(m)?

En el Boletín Ocasional de febrero todo esto queda mucho más aclarado. Se trata de un cambio estratégico. Se renuncia al objetivo estratégico de la revolución de nueva democracia, se pone fin a la guerra popular prolongada y se sustituye por la negociación de un programa burgués que instaura una republica democrática o, incluso, “si el pueblo lo decide”, por una monarquía constitucional, cediendo la dirección del proceso a los principales partidos parlamentarios:

“Hemos mencionado la república democrática y la asamblea constituyente, con la orientación de que debemos tener flexibilidad dada la correlación de la lucha de clases y la situación internacional. Ésta es una política, no una táctica. Éste es un proceso necesario para la burguesía y los capitalistas nacionales por igual, ni hablar de la clase media.”

“La asamblea constituyente no es una demanda de los comunistas. Es un proceso democrático que establecieron los capitalistas hace mucho tiempo.

No decimos que es una táctica. Hemos adoptado esta política a causa de la correlación de poder de las clases hoy y la actual situación del mundo a fin de que el pueblo nepalés no tenga que soportar más penurias. De un lado, los aristócratas de la monarquía feudal dicen que nuestra política es sólo una táctica.

Del otro, el temor principal de las grandes potencias, sobre todo el imperialismo estadounidense, ha llegado a ser el movimiento maoísta. Nos han llamado un ‘desafío momentáneo'. Nos ven de manera estratégica, diciendo que ‘un movimiento maoísta que se desarrolla en un país ubicado entre dos países gigantes, China e India, puede golpear a todo el mundo mañana'. Así, se esmeran en dar un mensaje que engaña.”

Se comprueba fehacientemente la renuncia explícita del PCN(m) a golpear al enemigo, incluso en un futuro más o menos cercano. Como la revisión del marxismo en el análisis de la crisis del Estado socialista lo resolvió el PCN(m) en 2003, como pusimos de manifiesto y criticamos en nuestro documento La encrucijada de la revolución en Nepal, con la conclusión de que el principal error fue la ausencia de democracia, –así, en general, sin análisis de clase–, el Boletín se descuelga con la siguiente perla:

“Nuestra decisión sobre la democracia pluripartidista es una posición estratégica y teórica desarrollada, de que en un Estado comunista, la democracia es una necesidad.”

Y así se confirma la posición que nosotros censurábamos en nuestro documento La encrucijada de la revolución en Nepal:

“Estamos investigando los errores cometidos por nuestra clase en el siglo 20. Concluimos hace tres años que el mecanismo que dirigía el Estado no era tan democrático, era más mecánico, el movimiento comunista del siglo 20 comenzó a volverse monótono, sobre todo después de la muerte de Lenin. Tomamos una decisión de que desarrollaremos una nueva democracia del pueblo para el siglo 21.”

Y sigue insistiendo en convencer al imperialismo de las buenas y políticamente correctas intenciones que tienen, pues reconocen claramente que no están en condiciones de tomar el poder por vía revolucionaria.

“¿Nos llaman terroristas? Fomentan la tradición de llamarle al pueblo ‘súbditos'. Seguro que ustedes entrevistaron algunas veces al embajador estadounidense Moriarty. Él habla con exageración acerca de nosotros, como si los maoístas tomaran el poder, como si cercaran a Katmandú aunque no estemos en posición de hacerlo.”

“Les dijimos a los partidos: tomen el papel de la dirección, no lo necesitamos. Lo esencial es que el país halle una salida. Hemos dicho que los dirigentes de los partidos pueden dirigir la democracia. No tenemos prisa para dirigir al país.”

Teníamos pues razón en nuestro documento La encrucijada de la revolución en Nepal cuando decíamos que lo que el PCN(m) hace es, ante su incapacidad para proseguir la guerra popular, intentar contentar al imperialismo, buscar su aceptación y complicidad y para ello se somete al programa de la burguesía nacional en Nepal, parapetándose detrás de ella.

Sin embargo, la caracterización de la revolución en Nepal, el análisis de las clases, la lucha entre ellas y su posicionamiento frente a la solución revolucionaria del conflicto dejan claro, sin ninguna duda, cómo el mismo PCN(m) determinó en los inicios de la guerra popular que el camino correcto es el de su desarrollo prolongado, con el objetivo estratégico del establecimiento de un Estado de nueva democracia. Mao define muy claramente en varias de sus obras en qué consiste. Nada que ver con la renuncia propuesta por el PCN(m).

Por otro lado, decir que el comunismo necesita democracia y que ése es uno de los problemas legados por el Ciclo de Octubre es obviar la teoría marxista sobre el Estado y caer de lleno en las argumentaciones y reflexiones, nada novedosas por cierto y totalmente separadas de la realidad material, de lo que un día se denominó eurocomunismo y que, como todos deberíamos saber, anticipó el trotskismo.

Todo esto es un inmenso despropósito, un frenazo bestial a las expectativas revolucionarias tanto en Nepal como para el resto del movimiento comunista internacional. Sin embargo, cuanto antes se denuncie el oportunismo del PCN(m), antes caerá su máscara revolucionaria y podrá ser combatido por el resto del movimiento comunista.

Ya hemos explicado en nuestros documentos el sacrificio de las masas en la guerra popular, su entrega y la forja del nuevo poder. Esto mismo es lo que han dejado de defender los maoístas en Nepal y ahora, según ellos, el pueblo ya no quiere el socialismo, sino la paz. Hemos referenciado los textos nepalíes en nuestro Dossier. Las pruebas indican que quien no confía ya en las masas, quien ha declinado el esfuerzo de educación política e ideológica de las masas es el propio PCN(m), después de su viraje de agosto del año pasado. Quien no sabe leer o tergiversa lo que lee, porque no le gusta o no sabe responder y prefiere banalizar la gravedad de la situación para el proceso revolucionario, tanto en Nepal como en el mundo, es usted, compañero.

Conminamos a la vanguardia a que se ponga al día de la situación en Nepal y compruebe por sí mismo la deriva derechista, entreguista y liquidadora en la que ha entrado el proceso revolucionario y la responsabilidad del PCN(m) en ello, leyendo los últimos documentos del partido maoísta y nuestra crítica en el Dossier sobre Nepal alojada en nuestra página web. Así mismo, comprobará también cómo la llamada comunidad internacional cada vez se vuelca más en el apoyo al acuerdo, incluidos los mismos EE.UU.

 

7. Para usted, somos nosotros los que no entendemos el proceso de la revolución de nueva democracia. Sin embargo, la caracterización de la revolución como de nueva democracia no viene dada sólo porque sea el partido proletario, junto a los campesinos pobres, el que dirija el proceso, como afirma usted. Primero, debe hacerse un análisis de clase para definir cuáles son las clases motoras de la revolución. Eso, que nosotros hemos hecho en nuestro análisis crítico y que tan poco le gusta, usted no lo hace ni para intentar enmendarnos. Diez años atrás, el PCN(m) sí hizo ese análisis previo al inicio de la guerra popular. Sin embargo, parece que ahora los maoístas prefieren dedicarse a la geopolítica para definir su línea. La revolución de nueva democracia es una revolución que pretende instaurar el nuevo poder sobre la base de la alianza de todas las clases revolucionarias y que, si bien por un lado desbroza el camino al capitalismo, por el otro, sienta las premisas para el socialismo, se opone resueltamente a la instauración de la dictadura burguesa y, por consiguiente, no puede adoptar simplemente la forma de república democrática parlamentaria. Es Mao quien define claramente las características de esta revolución y nos remitimos a sus textos, extractos de los cuales incluimos en nuestro documento La encrucijada de la revolución en Nepal . Sin embargo, el acuerdo de los 12 puntos no implica esto. Los partidos que han pactado no representan a clases revolucionarias y antiimperialistas, son clases contrarrevolucionarias que sólo se han avenido al pacto cuando el PCN(m) ha aceptado su programa, renunciando al propio. Este programa mínimo de 12 puntos no es un programa por la república de nueva democracia, sino para la instauración de una democracia parlamentaria burguesa.

 

8. En relación con el problema del ejército, de nuevo, otro silogismo. Comparar el papel jugado por el VIII Ejército comunista en la lucha contra el Japón con la entrega de las armas, que sucederá cuando la supervisión internacional de la ONU ponga bajo su mandato al EPL, es del todo inaceptable. Ni las situaciones objetivas son comparables, ni lo que se pretende hacer con cada uno de los destacamentos militares revolucionarios fue ni es lo mismo. El VIII Ejército jamás obedeció órdenes que no procedieran del Partido Comunista Chino. La pervivencia de los dos poderes, el nacionalista y el comunista, dentro del país no era cuestionado por la lucha conjunta contra el Japón. Mao lo deja bien claro, a la hora de establecerse el Frente Nacional Antijaponés, en Tareas del partido en el periodo de la resistencia al Japón, de 3 de mayo de 1937:

“Sin embargo, esas concesiones tienen límites. Preservar la dirección del Partido Comunista sobre la Región Especial y sobre el Ejército Rojo y mantener la independencia y la libertad de crítica del Partido en sus relaciones con el Kuomintang - tales son los límites que no se permite traspasar.”

Por esto, durante todo el periodo de la guerra contra el Japón, a pesar de la alianza con el Kuomintang, los enfrentamientos armados entre los ejércitos comunistas y los nacionalistas fueron numerosos. No estaría de más que usted repasara más profundamente la historia de este periodo del Partido Comunista Chino.

Otra cosa distinta es lo que pretende el PCN(m): abandonar las armas y crear un ejercito nacional nuevo de la fusión entre el EPL y el ERN. Es coherente, por supuesto, con su abrazo a la “vía pacífica al socialismo”, dinamitadora del proceso revolucionario. Un ejército nacional es siempre burgués y está en las antípodas de lo que representa el Ejercito Rojo, un ejército del pueblo en armas. Esto sólo tiene un nombre, traición:

“Con la restauración de la Cámara yendo al pueblo estaremos dispuestos a cambiar el EPL en un instante.”

“Les dijimos a los siete partidos: formemos un ejército común, incluyendo sus propios elementos. Una de las confusiones acerca de nosotros es que tenemos un ejército, tenemos armas. Hay confusión acerca de a qué grado estamos comprometidos con la democracia. Sentémonos con todos, incluidos los siete partidos; decidamos juntos quiénes serán comandantes, comisarios, jefe del ejército; formemos un ejército común. Formemos un ejército nacional.”

“Decimos, formemos un ejército común para una asamblea constituyente y una república democrática.”

“Al aproximarse las elecciones, mantengamos una supervisión confiable internacional sobre el Ejército Real de Nepal [ERN] y el EPL. Los resultados de las elecciones determinarán la dirección del país. Una vez que eso quede en claro, transformemos al ejército y los fusiles en un ejército nacional y en fusiles nacionales respectivamente. Es importante combinar los fusiles de ambos bandos y bajo la supervisión de la ONU u otro organismo confiable se transformarán ambos ejércitos. Eso dará por resultado un ejército nacional.”

“Pensamos que la ONU es la mejor opción, pero no la única. La ONU o cualquier otra organización confiable servirá. Debe ser aceptable para China, India y Estados Unidos.”

Contrariamente, para el maoísmo, como para todo marxista-leninista, el papel de la violencia revolucionaria es un principio inquebrantable:

“En que el proletariado tome el poder mediante la lucha armada o por ‘la vía parlamentaria' reside la divergencia fundamental entre el marxismo-leninismo y el revisionismo.

Toda la historia del movimiento comunista internacional nos enseña que los revisionistas, grandes o pequeños, han sido siempre partidarios del ‘cretinismo parlamentario'.

Sin excepción, han negado que la revolución por la violencia es la ley universal de la revolución proletaria.” ( La faillite du partisan chinois du “crétinisme parlamentaire” , por las redacciones de Wenhui , de Jiefang Ribao y de Zhibu Shenguo , 10 de agosto de 1967).

 

9. No, compañero, el miedo del PCN(m) es, por lo que estamos viendo diariamente, miedo a la propia revolución, a cumplir sus requisitos y a gestionar una victoria. No tiene capacidad para entrar en las ciudades, por eso las deja bajo la dirección de los partidos parlamentarios. La imposibilidad del éxito de la revolución sin un clima internacional favorable lo imponen ellos, como pusimos de manifiesto en la crítica a sus textos del año 2003. Lo que entonces era una tendencia derrotista hoy se ha confirmado como una entrega completa. No es por nada, pero recuerda mucho al proceso de transición que nos tocó vivir hace treinta años en el Estado español y al papel del PCE en él, salvando por supuesto muchas distancias, pero nos lo recuerda.

 

10. ¿Y qué decir del último chascarrillo mentando a Wang Ming? Nuevamente, usted demuestra ser muy aficionado a colgar etiquetas estableciendo indemostrables paralelismos, y, así, dar por resuelto el tema en cuestión, sin aportar explicación ni razonamiento alguno. Ésta es una mala práctica, heredada del anterior Ciclo en su dilatado proceso de declive, demasiado extendida aún entre los comunistas y que debería de erradicarse para el mejor discurrir de los debates y luchas internas por los que el movimiento comunista está obligado a transitar. En lugar de argumentar sobre nuestra supuesta desviación, usted tiene bien adquirido el vicio del cliché y, amparándose en la más absoluta ambigüedad, resuelve una diferencia de línea en un escueto párrafo sin contenido. Somos seguidores de una desviación del tipo que encabezó Wang Ming, según usted; pero, ¿se refiere a su desviación de línea izquierdista o a la derechista, pues ambas protagonizó en distintos periodos de la historia del Partido Comunista Chino?; ¿qué cliché es el que quiere usted manejar como arma arrojadiza contra nuestros argumentos en este caso? El vicio del cliché sólo es utilizado por los que no entienden ni saben explicar el marxismo y, además, no están dispuesto a corregir esa deficiencia.

En resumen, intervenciones de este tipo no ayudan, no contribuyen al fortalecimiento del comunismo, muestran, por el contrario, la necesidad imperiosa de su reconstitución después de demasiado tiempo de decadencia. Es la expresión de una pataleta debida a la impotencia de no saber cómo dar respuesta a una nueva derrota anunciada, después de haber estado proclamando a los cuatro vientos que la bandera roja ondeaba en la cima del mundo.

 

11. Los anteriores puntos de fricción que nosotros mantenemos con el PCN(m) y sus acríticos acólitos expresan objetivamente la lucha de dos líneas por establecer la línea general internacional del movimiento comunista. Ya en nuestro Post scriptum anticipamos la necesidad de esta lucha y las tareas exigidas para desarrollarla.

En el Boletín Ocasional de febrero de este año se confirma la intención, por parte del PCN(m), de ejercer de dirección a nivel internacional sobre el movimiento comunista aplicando su nueva línea política y su revisión del marxismo-leninismo, que ya se anticipaba en el Boletín de enero y que denunciamos en nuestro Post scriptum . Buena prueba de ello es el ataque que, con cierto disimulo, ha emprendido contra la guerra popular que los naxalitas llevan desarrollando en la India desde hace más de 30 años:

“Y si al gobierno indio le parece que el movimiento naxalita de la India sea un problema suyo, nosotros buscamos resolver los problemas de Nepal de una manera nueva, así que si el gobierno indio dejara en libertad a nuestros camaradas y lográramos establecer la democracia pluripartidista en Nepal, ése sería un mensaje muy importante para el movimiento naxalita de la India. En otras palabras, se sentarán las bases para que ellos piensen de una nueva manera política. Las palabras no bastan; necesitamos validar lo que estamos diciendo estableciendo esa democracia.”

Y a la pregunta de: “¿En qué medida se aplica la lógica de su línea sobre la democracia pluripartidista al movimiento maoísta de la India?” , el camarada Prachanda responde:

A nuestro parecer, también se aplica a ellos. Queremos debatirlo con ellos. Ellos tienen que captar esto y seguir este camino. Sobre los problemas de la dirección y de la democracia pluripartidista, o más bien la contienda pluripartidista, aquellos quienes se llaman revolucionarios en la India tienen que abordar estos asuntos. Y se necesita ir en la dirección de esa práctica. Queremos debatir esto con ellos. Si los revolucionarios no comprendieran la necesidad del desarrollo ideológico, no irían a ningún lado.”

Esta senda iniciada para extender esta línea oportunista en el movimiento comunista es fruto de la progresiva consolidación en el PCN(m) de la deriva oportunista sustentada por una interesada interpretación revisionista de la experiencia del primer Ciclo revolucionario. Es el primer ataque a un destacamento de la vanguardia revolucionaria de otro país para intentar influir en su línea y desviarlo hacia sus posiciones. Los comunistas del siglo XXI, parafraseando a los propios nepalíes, hemos de aceptar el reto y contraatacar con una ofensiva que esté a la altura de los requerimientos de la actual situación global en la que se encuentra inmerso el movimiento comunista internacional.

Ya expusimos anteriormente, y de manera escueta, nuestra discrepancia con el modo en que el PCN(m) maneja la cuestión de la democracia y el evidente intento de modificación de la teoría marxista del Estado. Las reflexiones que vienen realizando los dirigentes nepalíes tienen hondas implicaciones ideológicas, que en muchos casos son ataques directos a la línea proletaria, basándose para ello en una interpretación liberal, no marxista, del análisis del anterior Ciclo revolucionario de Octubre. Detrás de todas estas propuestas de reinterpretación del paradigma revolucionario de Octubre y de la ideología marxista-leninista que le servía de base, está la coincidencia con nosotros sobre la necesidad de realizar el balance del primer Ciclo revolucionario. Pero ahí termina para nosotros toda identificación. Mientras, para nosotros, el Balance es parte orgánica fundamental e inseparable del plan de reconstitución del comunismo y de construcción de un movimiento de vanguardia, para el PCN(m), el balance es un recurso obligado por las circunstancias y las necesidades coyunturales de una organización ya constituida y el socorro ideal para justificar los giros políticos que la línea del PCN(m) va implementando a cada momento. Mientras, para nosotros, la realización del balance es un requisito previo sin el cual el movimiento no estará en condiciones más que de repetir variedades sobre las distintas experiencias prácticas y refundará interpretaciones y aspectos parciales de nuestra ideología siempre sin salirse del paradigma del Ciclo, para el PCN(m) el movimiento comunista se forma primero en el proceso de lucha cotidiano y el balance se utiliza, a posteriori , para justificar y apuntalar dicha práctica. El balance así entendido por los camaradas nepalíes se basa sólo en aspectos que puedan considerar conflictivos o suponen un lastre para su influencia política del momento, pero no es, ni de lejos, un balance adecuado al reconocimiento de la terminación del primer Ciclo revolucionario de la historia. Este reconocimiento implica realizar un balance global y completo de todos los aspectos que han conformado dicha experiencia. Esta es la única manera de que se restablezca la línea comunista revolucionaria internacional y se desarrolle dialécticamente el marxismo-leninismo.

Retomaremos posteriormente nuestra crítica a las proposiciones de los nepalíes sobre el balance de la experiencia pasada del movimiento comunista. La línea defendida por el PCN(m) anticipa una advertencia de desnaturalización aún mayor del marxismo-leninismo que la que llevó al fracaso de la primera ola revolucionaria y, por ello, llamamos a la vanguardia a estudiar profundamente sus documentos y a combatirlos con resolución por medio de la lucha de dos líneas, para beneficio de la Reconstitución ideológica y política del comunismo.

 

MAI