Carta a la UOC (mlm)
Colombia

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Estimados camaradas de la Unión Obrera Comunista (marxista leninista maoísta) de Colombia [UOC (mlm)]:

Con motivo de su valoración de la Conferencia Internacional, organizada por el Movimiento Popular Perú (MPP) en Hamburgo y celebrada el pasado mes de octubre, que publicaron ustedes en su órgano de prensa Revolución Obrera (nº 266, de 17 de marzo de 2009), con el título Sobre la situación de la lucha de líneas en el Movimiento Comunista Internacional para derrotar al revisionismo prachandista, incluyeron una apreciación de la línea política de nuestra organización que, a nuestro juicio, no respeta su perfil, distorsionándolo hasta el punto de ofrecer una imagen equívoca, cuando no errónea, de nuestra posición en aspectos fundamentales de la línea general del Movimiento Comunista Internacional (MCI). Por esta razón, consideramos pertinente dirigirnos a ustedes con el fin de esclarecer determinados extremos que, bajo su interpretación, desdibujan o distorsionan nuestra política.

Ustedes resumen nuestra posición internacional en los términos siguientes: identificación con el “izquierdismo” del MPP; reconocimiento al presidente Gonzalo y al Partido Comunista del Perú (PCP); necesidad de proceder a la escisión del Movimiento Revolucionario Internacionalista (MRI) y de que la izquierda marxista-leninista del MCI se aglutine en torno a un proyecto de reconstitución de una nueva Internacional Comunista, pero sin que se considere requisito imprescindible el reconocimiento del maoísmo como base de esa reconstitución ni como desarrollo de la ideología marxista leninista del proletariado.

De este resumen de nuestro posicionamiento, se desprenden dos aspectos centrales, uno de carácter político y otro de orden ideológico, que a continuación trataremos. En cuanto a su apreciación general de la posición de nuestra organización como “izquierdista”–apreciación que, con generosa y al mismo tiempo imprudente licencia, se permiten extender a todos los participantes en la Conferencia Internacional–, más parece una calificación ante omnia cuyo fin es el de condicionar el juicio del lector, tanto más si nos ceñimos a su propia definición de esa posición, la cual, según ustedes, incluye la “defensa del MRI” y del Presidente Gonzalo o del “partido militarizado”. El MAI, sin embargo, no apoya estos puntos, como puede comprobar cualquiera que se haya molestado en familiarizarse mínimamente con nuestros documentos o, simplemente, con nuestra participación en la edición de 2007 de esa misma Conferencia Internacional, celebrada en Madrid. Desacuerdos de los que, junto con otros, por cierto, los camaradas peruanos son plenamente conscientes. Que nuestra organización, en esta ocasión, no cargase las tintas sobre las diferencias de línea con los organizadores o con la corriente principal de la Conferencia se debió al convencimiento de que, en ese momento, lo importante era reunir los esfuerzos para la denuncia y derrota del revisionismo prachandista como tarea principal de la lucha de dos líneas internacional, perspectiva y tareas éstas que, por otra parte y según creemos, ustedes comparten de pleno y a la que con decisión están contribuyendo destacadamente.

Por todo ello, queremos dejar claras nuestras afinidades y discrepancias principales con el PCP. Primero, en el plano político:

No asumimos en modo alguno el concepto de jefatura ni, por consiguiente, ninguna de sus derivaciones concretas, ya sea bajo la forma de pensamiento gonzalo o de camino prachanda, porque, en general, esta errónea visión del papel del dirigente revolucionario y de su relación con la clase se remite a una concepción burguesa idealista del papel del individuo en la historia; y, en particular, porque convierte en depositario de la ideología proletaria a un solo individuo, abriendo paso al pernicioso culto a la personalidad y a desviaciones de corte mesiánico que debilitan estratégicamente al Partido y a la dirección de la revolución y, como se ha demostrado, terminan llevando al movimiento revolucionario hacia su liquidación, porque introducen en él estilos de trabajo y formas de relación de naturaleza burguesa entre dirigentes y dirigidos al reproducir y fomentar la división entre trabajo manual e intelectual propia de la sociedad dividida en clases.

Apostamos por la reconstitución tanto de partidos comunistas en cada país como de la Internacional Comunista. Éstas son, para nosotros, las dos piernas sobre las que se sostiene, hoy, la construcción del MCI. Pero, más allá de declaraciones retóricas, también tenemos en esto importantes diferencias con el MPP. En cuanto a la reconstitución de partidos estatales, nos parece insuficiente la línea que aplica el PCP de coadyuvar en su reconstitución, porque esto, en la práctica, se plasma en una línea política de no intervención que sólo revela interés por la construcción de bases de apoyo internacionales para la revolución peruana y por la organización de MPP’s auxiliares fuera del Perú, los cuales, en los hechos, se desentienden de las tareas de reconstitución de los partidos comunistas de los países donde surgen. En definitiva, se trata de una visión en la que la revolución peruana se sitúa como centro de la Revolución Proletaria Mundial y no como base de apoyo de la misma. En nuestra opinión, el PCP-MPP debería acercarse más a la línea de construcción internacional de la vieja Komintern, procurando apoyos a la revolución peruana desde el fomento de los movimientos revolucionarios en otros países, principalmente desde la reconstitución de sus partidos de vanguardia; pero no con espíritu colonizador o instrumentalizador, sino en la dirección de la reconstitución de la Internacional Comunista (IC) a partir de la organización de un embrión que pueda empezar a convertirse en referente revolucionario de la lucha de dos líneas en el plano internacional y acelere el deslinde ideológico y político con el revisionismo que hoy domina el panorama a través de sus múltiples engendros, incluido el MRI. Reconocemos al PCP como partido destacado dentro del MCI porque está desarrollando guerra popular y por su denuncia y firme combate del revisionismo prachandista y avakianista; por ello, consideramos que posee el prestigio y la capacidad de liderazgo suficientes para tomar la iniciativa en el sentido indicado, rompiendo con el MRI (no sólo con su Comité) e inaugurando una nueva línea de reconstitución de la Internacional Comunista. Pero, muy lejos de esto, sabemos que el PCP-MPP no sólo no ha considerado nunca al MRI como embrión de la futura IC, a pesar de su participación temprana en él, y que no está dispuesto a romper orgánicamente ni escindir el MRI, sino que tampoco quiere asumir el papel de partido de vanguardia internacional como aglutinador del ala revolucionaria del MCI. El PCP participa en los eventos internacionales con la misma finalidad antedicha: recabar apoyos para su revolución nacional, independientemente de la reconstitución de la IC. Y el MAI no está ni puede estar de acuerdo con esta línea de actuación. En este sentido, creemos compartir el punto de vista de la UOC (mlm), principalmente sobre la necesidad de combatir al MRI como proyecto de unidad internacional de los comunistas por ser expresión del revisionismo surgido de las filas maoístas. Sólo en este sentido de degeneración política e ideológica recogíamos en nuestra intervención en Hamburgo las advertencias que correctamente ya expusiera en su día el camarada Gonzalo al respecto. Pero, ante el MPP, protestamos por la confusión que genera en el resto del movimiento el empeñarse en permanecer en aquella organización internacional; con lo que suscribimos, creemos, la posición que al respecto también mantiene la UOC (mlm).

Sin embargo, más allá de todas esta consideraciones, de orden más o menos táctico, nuestro respeto por el PCP procede de su experiencia de reconstitución y de aplicación de la guerra popular (y sobre cuyo balance, incluso nosotros sostenemos discrepancias con el propio MPP: por ejemplo, en la cuestión del partido militarizado), experiencia que, a nuestro entender, contiene lecciones valiosísimas para el resto del MCI desde el punto de vista de los principios y de las bases sobre las que debe sostenerse el inicio de la próxima oleada de la Revolución Proletaria Mundial (RPM); experiencia que, por otra parte, pocos han sabido o querido aprovechar, incluyéndoles a ustedes, como demuestra su actual rechazo de la guerra popular como forma universal de la línea militar proletaria y su actual política fundada en una línea de masas resistencialista-espontaneísta.

Por lo que se refiere al plano ideológico, el MAI ha adoptado como punto de partida estratégico de su política la consideración del ciclo revolucionario que se inició en Octubre de 1917 como ciclo histórico clausurado. Esto implica planteamientos de fondo que nos llevan a poner en cuestión tesis como la del maoísmo como punto de partida del próximo ciclo revolucionario; aunque estamos dispuestos a aceptar al maoísmo como desarrollo superior de la ideología proletaria dentro de ese ciclo histórico revolucionario. No sólo porque, comprendiendo al maoísmo como expresión condensada de la experiencia revolucionaria china, desde el punto de vista teórico, no se ha dado hasta ahora ninguna explicación o ninguna explicación satisfactoria de la derrota de la revolución en China, principalmente de la Gran Revolución Cultural Proletaria (GRCP) –ni siquiera se acepta este problema como una cuestión central para el debate–, ni sólo porque, como modelo de construcción política revolucionaria, fracasó a la hora de diseñar una línea homogénea en el uso de los instrumentos de la revolución –como ocurrió con la guerra popular, que desapareció como instrumento estratégico a partir de 1949–, sino también, en lo ideológico, por la ausencia de una fundamentación clara del basamento filosófico del maoísmo. Ahora, con el Ciclo de Octubre concluido, el balance de la GRCP sólo puede abordarse en relación con el balance global del ciclo revolucionario, tan necesario como pendiente y tarea del momento que pone en el orden del día la cuestión de la reconstitución ideológica y política del comunismo. Sin embargo, tanto el PCP como el resto de destacamentos que se autodenominan maoístas, asumen el maoísmo como expresión de la ideología más avanzada y definida, desde la cual se puede reanimar la RPM, dando a entender que no caben debates ideológicos que cuestionen el maoísmo en lo que cada uno considera que son sus puntos esenciales, y en los que paradójicamente no suelen coincidir.

Éste de la disparidad de maoísmos es un tema interesante, y a nuestros ojos demuestra que no es la cuestión de la asunción de esta doctrina lo que, en la actualidad, sirve de frontera de separación entre marxismo y revisionismo. Y, en esto, el caso de ustedes, de la UOC (mlm), es paradigmático. Por ejemplo, en el campo de la filosofía, ustedes mantienen una posición singular dentro de su corriente. Dentro de su interpretación de la dialéctica materialista, aceptan la categoría de negación de la negación. Desconocemos hasta qué punto son consecuentes con esto –y estamos seguros de que, entre maoístas, las consecuencias son de largo alcance–, o hasta qué punto son conscientes de ello, pero esa categoría filosófica adorna nada menos que la cabecera de su revista teórica. Y aunque desconocemos su motivación, esperamos que se trate de algo más que un guiño literario. Pues podemos asegurar que es algo inaudito, porque, hasta lo que nosotros sabemos, absolutamente todos los maoístas rechazan la categoría de la segunda negación dialéctica. Y hablamos con conocimiento de causa, porque hemos gozado de la oportunidad de discutir vis a vis sobre esta cuestión con cuadros del PCP y del Partido Comunista del Nepal (maoísta) (antes de 2006) –es decir, organizaciones que no se puede decir que no sean representativas de su movimiento–, ante la que mantuvieron las mismas posiciones, análogas a las de todos los grupos maoístas que, nosotros conozcamos, se han pronunciado al respecto; es decir, la posición que definió Mao en 1964, en su Discurso sobre problemas de filosofía, en el que atacaba directamente la postura de Engels en este punto, pero sin extender su crítica coherente y consecuentemente hacia la concepción clásica del materialismo dialéctico predominante y sostenida hasta ese momento por nuestro movimiento, con todo lo que esto acarrea de confusión entre los partidarios de esta filosofía como concepción del mundo, confusión que arrastra y genera todavía el maoísmo cuando se trata de este asunto. Y es que, igual que Mao renunció en su momento a resolver esta contradicción entre dos ontologías (un monismo y, en las palabras censoras de Mao dirigidas a Engels, un “triplismo”) que pugnan por ser exponente ideológico del mismo movimiento social, los maoístas de hoy en día obvian todos los problemas que trae consigo ésta ruptura teórica del maoísmo con el marxismo-leninismo; pero se trata de una importante cuestión que el maoísmo debe de aclarar, pues de ello depende en gran medida su grado de vinculación con el marxismo-leninismo: si se trata de un desarrollo de todas y cada una de sus partes integrantes, como dicen la mayoría de ustedes, o si representa una desviación con respecto a él, ya que el manejo de la dialéctica marxista es fundamental para el análisis de la realidad y el desarrollo de la revolución.

Confesamos que la heterodoxia maoísta de la UOC (mlm) en materia de filosofía nos resulta simpática, porque demuestra desapego al dogmatismo y al doctrinarismo, al igual que –y por lo mismo– su caracterización de las tareas inmediatas de la revolución en Colombia que, según creemos, ha definido como socialistas y no de nueva democracia, algo también original dentro de su corriente. Independientemente de nuestra opinión al respecto, alabamos su esfuerzo por superar los esquemas preestablecidos y ceñirse al análisis marxista concreto de la situación concreta, aunque esto les suponga la reprobación y el aislamiento frente a quienes prefieren aplicar y trasladar mecánicamente modelos que corresponden a otro tiempo y lugar.

En cuanto al balance de la experiencia histórica de la construcción del socialismo, nos felicitamos también por coincidir con ustedes en que se trata de una tarea prioritaria para los comunistas; aunque, desde nuestra perspectiva, su planteamiento de esta cuestión es erróneo, pues su punto de partida es acientífico y ajeno al materialismo histórico por tautológico, ya que se pretende reputar una conclusión que ya actúa como premisa (“Si el maoísmo es correcto y verdadero, entonces la experiencia histórica del maoísmo fue correcta”. Esto es una tautología lógica sólo verdadera para el pensamiento deductivo especulativo, pero falsa para la investigación histórica).

En este sentido, por lo que se refiere, en concreto, al balance particular de la GRCP, la UOC (mlm) afirma que la causa principal de la derrota se debió al abandono del camino de la Comuna de París, con lo que estamos completamente de acuerdo, y que se debía haber armado al pueblo para sustituir al Ejército; pero el balance queda incompleto al no explicar la responsabilidad y la relación directa de Mao y de la dirección maoísta con estos hechos, por una parte, y, por otra, al adolecer de cierta ambigüedad y mucha indecisión –precisamente, para salvar la premisa de que se parte, para salvar a Mao y al maoísmo– cuando se da pie a la interpretación errónea de que, después de todo, los Comités Revolucionarios patrocinados por el centro maoísta eran una forma de expresión de la Comuna.

Desde estas consideraciones, creemos que lo más coherente para un marxista, hoy, es comprender y defender que la cuestión del balance pone en el orden del día el problema de la reconstitución ideológica del comunismo (no sólo su reconstitución política), el problema de resituar a la altura de los tiempos y de la experiencia de la clase a la ideología proletaria desde la asunción de todo el legado histórico de la RPM, sin apriorismos ni dogmatismos, para que recupere su posición de teoría de vanguardia. Todo balance guiado por otra intención u otro objetivo sería incompleto y ajeno a los intereses del proletariado como clase revolucionaria. Por esta razón, el MAI, aunque se siente más cercano políticamente de ciertos sectores maoístas que de otras corrientes comunistas, no puede asumir el maoísmo sin haberlo sometido antes a la prueba del balance histórico de la RPM. Lo cual no quita para que vayamos incorporando ya elementos fundamentales de nuestra línea política recogidos del maoísmo.

Uno de estos elementos, ciertamente, es la concepción de la guerra popular como instrumento estratégico de la revolución proletaria de carácter universal, si bien es verdad que la integración que hemos realizado de la misma en nuestra línea de reconstitución partidaria nos aleja en ciertos matices de la visión clásica de los maoístas en esta materia. En cualquier caso, no creemos que la definición de esa concepción se sujete a lo que, con algo de ironía y mucha demagogia, ustedes denominan guerra popular mundial, concepto ambiguo de resabios limpiaoístas –por no decir trotskistas– que da a entender cosas que no se corresponden con la guerra popular como línea estratégica de la RPM (por ejemplo, da a entender que esa guerra tiene que darse simultáneamente a escala mundial, lo cual implica rechazar la ley del desarrollo desigual de la revolución o la posibilidad del socialismo en un solo país, etc.). Por el contrario, más difícil de asimilar y de hacer coincidir con el maoísmo nos parece a nosotros la defensa que hace la UOC (mlm) de la guerra popular basada en una insurrección que vendría de la mano de una huelga general de masas, algo que la experiencia revolucionaria del movimiento obrero –y en especial, del movimiento obrero chino– hace tiempo que superó y dejó de lado.

En relación con otro de los asuntos en que coincidimos con ustedes que se trata de algo absolutamente prioritario, el combate y derrota del revisionismo prachandista, les informamos de que el MAI, ya en el verano de 2006 y cuando muy pocas organizaciones se habían pronunciado al respecto, publicó todo un dossier sobre la revolución en Nepal en el que analizábamos los orígenes de este nuevo revisionismo y advertíamos del camino contrarrevolucionario al que conducía, denunciando sin vacilación la entrega de las armas, el abandono de la guerra popular y la renuncia a la revolución por parte de la dirección prachandista. Ustedes ni se hicieron ni se han hecho eco todavía de este trabajo, ni de la contribución del MAI al combate contra el revisionismo de Prachanda, quizá porque nuestro análisis propone como hipótesis el posible y más que probable vínculo existente entre esta desviación ideológica y las raíces comunes del maoísmo como forma del pensamiento político, debido, principalmente, al deficitario balance del revisionismo soviético recogido por Mao, y al deficitario balance de Mao realizado por los maoístas, con los maoístas nepalíes a la cabeza en este caso. En aquel trabajo sobre la deriva de la revolución en Nepal, coincidíamos con la UOC (mlm) en la importancia del deslinde ideológico entre revolución y contrarrevolución con el fin de desenmascarar el viraje contrarrevolucionario del PCN (m), así como a los mercaderes de la ideología, como el Partido Comunista Revolucionario de los Estados Unidos. Denunciábamos el contratiempo que suponía esta claudicación, no sólo para el MRI o el movimiento maoísta, sino para todo el MCI, pues, por lo que a nosotros respecta, muchas organizaciones autodenominadas comunistas en el Estado español han saludado el viraje y el triunfo electoral del prachandismo, identificándose con su vía pacífica al socialismo y alimentando con ello el cretinismo parlamentario y el reformismo, como muy bien denuncia la UOC (mlm) en el marco internacional.

A consecuencia de ese dossier, tuvimos el honor de entablar, antes que ustedes y en los mismos términos que ustedes, un debate con un portavoz de Correo Vermello, grupo conocido de la UOC (mlm) y uno de los exponentes del predominante revisionismo maoísta en el Estado español, así como del desviacionismo nacionalista del que, curiosamente, hacen gala casi todos los maoístas de este país, a quien no gustaron nuestros argumentos en defensa de un verdadero maoísmo revolucionario y en contra de las medias verdades e interpretaciones interesadas a las que recurren sistemáticamente los prachandistas, incluido el vocero de Correo Vermello.

El panorama general del MCI, así como las contradicciones que atraviesan en particular al maoísmo como corriente dentro de ese movimiento, de las que las asistencias y las ausencias en la Conferencia de Hamburgo son prueba suficiente, y que se suman a la ya larga diáspora que sufre el MCI desde hace décadas, acentuada tras el descalabro final del ciclo de Octubre, se caracteriza por una tendencia creciente a la dispersión y disgregación ideológica, que afecta también al maoísmo, razón por la cual estamos completamente de acuerdo con la UOC (mlm) en que no puede subestimarse la lucha ideológica y oponer al revisionismo prachandista, vanguardia hoy del revisionismo mundial, únicamente soluciones políticas. En nuestra opinión, y para ser plenamente coherentes con ello, es necesario desarrollar la lucha de dos líneas, a la que es preciso someter todas las cuestiones que conciernen a la línea general de la revolución proletaria, incluyendo la cuestión de la actualidad del maoísmo, y para lo cual es preciso abrir todos los escenarios posibles.

Por ello, estamos de acuerdo también con la UOC (mlm) en la necesidad de realizar una Conferencia Internacional que tenga como objetivo la reconstitución de la Internacional Comunista, pero la hacemos extensiva al resto del MCI, no sólo a los auténticos MLM, algo que es hoy por hoy imposible de determinar, aunque sólo sea por las dudas y contradicciones que estamos exponiendo sucintamente en esta carta, y para las cuales aún no hay respuesta. A este respecto, consideramos que la UOC (mlm) se equivoca acotando tanto el MCI, pues fuera de los destacamentos maoístas se encuentran revolucionarios marxistas-leninistas que están enfrentando el revisionismo, en general, y también su moderna expresión prachandista, con idéntica vehemencia y tesón si cabe que la UOC (mlm). Sería subestimar las propias fuerzas no tener en cuenta a estas organizaciones en el desarrollo de la lucha de dos líneas contra el revisionismo mundial.

Insistiendo en esto último, si nos permiten mencionarlo, ha representado una limitación a la posibilidad de unir fuerzas en esa lucha y de establecer relaciones de camaradería, a la vez que potenciar el debate fraternal y franco así como tejer una red de trabajo común, el hecho de rechazar la posibilidad de extender la propuesta de Comunicado conjunto del Primero de Mayo de 2009 de la UOC (mlm) a la suscripción de otros partidos y organizaciones que no se declaran maoístas. Respecto a lo que nos concierne directamente en este sentido, de las dos organizaciones a las que les han enviado el comunicado en el Estado español, la primera, los Comunistas de Castilla-Bandera Roja, se ha mostrado, cuanto menos, ambigua con respecto al revisionismo, tanto en relación con Perú como con Nepal, y la segunda, la Unión Obrera Comunista Revolucionaria, creemos que es una organización fantasma, completamente desconocida entre los destacamentos de vanguardia de nuestro país.

Teniendo en cuenta todo lo anteriormente dicho, y a pesar de manifestar un excesivo optimismo sobre la situación actual de crisis del capitalismo, el MAI respalda, en general, el contenido del Comunicado.

Les invitamos, finalmente, a debatir sobre todas estas cuestiones en interés de la reconstitución ideológica y política del comunismo, tarea primera y principal actualmente de la vanguardia proletaria y del MCI, con el fin de potenciar la lucha de dos líneas en el plano internacional de cara al deslindamiento definitivo con nuestro común enemigo, el revisionismo.

Reciban un fraternal saludo revolucionario.

Movimiento Anti-Imperialista
10 de Julio de 2009