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El semanario cántabro "la REALIDAD" salió por primera vez a los kioskos el 7 de febrero del año 2000. Desde su salida a la calle (prácticamente desde el número 3 de sus ediciones) tuvo que soportar todo un complot por parte de los políticos gobernantes de Cantabria, materializado en un sin fin de demandas y querellas. Altos personajes de la política cántabra como Federico Santamaría (Consejero de Economía del Gobierno cántabro por aquel entonces), alcaldes como el de Argoños, El Astillero, Comillas... Kiko Rodríquez (portavoz del PP en el parlamento cántabro), Carlos Saiz (secretario general del PP de Cantabria, diputado autonómico y presidente de Caja Cantabria), Miguel Angel Revilla (Vicepresidente del Gobierno Cántabro y secretario general del Partido Regionalista de Cantabria) fueron los principales espadas que interpusieron demandas y querellas contra el semanario, en defensa de su "honor"... Y detrás de ellos, los omnipresentes grupos de presión fácticos que dirigen desde la sombra, aunque de manera ostentosa, los hilos sociopolíticos de esta región.
Además de las acciones directas (por la vía judicial), un sin fin de bloqueos de todo tipo contribuyeron decisivamente a erosionar la actividad del semanario. Presiones a sectores sociales y personas concretas para no suscribirse, no comprarle, no insertar publicidad, "minisecuestros" pagados en los kioskos para retirar el periódico de los mismos dependiendo de la zona donde se ocupara una determinada noticia o titular con el objetivo de que los vecinos afectados no se enteraran, etc. En fin, todo tipo de bloqueos al grito de "al enemigo ni agua" o "quitar el agua al pez" se convirtieron en la obsesión permanente de la mayoría de los círculos pertenecientes al "pensamiento único" cántabro, o sea, el gobierno, los partidos que lo soportan y ciertos poderes económicos.
Por otro lado, el autismo de la oposición política institucional y la falta de reacción de algunas entidades sociales dieron como resultado que el semanario, junto con sus (limitados) apoyos sociales, se quedara prácticamente solo y permanentemente frágil ante tan fuertes ataques a un proyecto de medio de comunicación alternativo al pensamiento único, preponderante en esta comunidad autónoma. Todo ello unido a una crítica errática y limitada a la actividad coyuntural del semanario, procedente de unos pocos sectores organizados dentro del escaso tejido social cántabro que, en vez de sumar voluntades para defender este proyecto democrático, producía confusión y dispersión de fuerzas. Al tiempo, esto provocaba un desgaste importante en el sector más activo de la redacción del periódico.
El semanario, no obstante, no cejó en su trabajo, no dejando de aparecer ni un solo lunes puntualmente en los kioskos. Además de plantear un periodismo crítico, anticorrupción y de espacio libre para las movimientos sociales, continuaba con el periodismo de investigación levantando bastantes de los temas que muchos intereses creados en Cantabria no querían que fueran públicos. La dirección y redacción reaccionaban de forma abierta a los problemas (suprimían secciones que no daban los resultados esperados en el terreno periodístico y además eran aprovechadas para la interposición de demandas, abrían nuevos espacios en el semanario para atender las necesidades de los movimientos sociales... y se iba consolidando la sección de opinión del mismo).
En todo el periodo, el semanario "la REALIDAD" publicó solamente dos editoriales. El afán del proyecto era demostrar que se podía hacer un periodismo crítico, pero también abierto y plural. La ausencia de editorial en sus páginas era un esfuerzo que llamaba a la participación social. Esto fue entendido por muchas personas y asociaciones, aunque no por las suficientes para defender de forma sólida el proyecto.
Al final, los políticos obsesionados con hacer desaparecer "la REALIDAD" consiguieron no estar solos en su obsesión. Una jueza dictó una esperpéntica sentencia de 20 millones de pesetas ante la demanda de Carlos Saiz, porque el semanario había dicho que este señor se había ido a Suiza con una secretaria a visitar entidades bancarias, a raíz de la pasada campaña electoral autonómica. De manera inaudita dicha sentencia fue ejecutada "provisionalmente" (el caso está pendiente de recurso) en diciembre de 2001. La falta de recursos económicos para atender a la misma provocó la quiebra técnica de la cooperativa de trabajadores editora de "la REALIDAD", y por consiguiente la destrucción definitiva del proyecto editorial.
En esta página web intentamos poner a disposición de todo el mundo los textos, documentos, movilizaciones y acciones que determinaron estos dos intensos años. Un período en el que el pueblo cántabro tuvo la oportunidad de abrir espacios amplios en la pluralidad informativa, profundizando la democracia y así avanzar en su autonomía como pueblo, desperdiciándolo. "la REALIDAD" ha sido realmente el proyecto periodístico, autónomo e independiente, que más tiempo ha durado en relación a todos los intentados en Cantabria desde la transición política.
En la actualidad se están levantando nuevos proyectos de comunicación dirigidos a intentar abrir de nuevo esos espacios (éste de lábaroRED es uno y el de "otra Realidad" es otro). Esperamos que la humildad colectiva procure la necesaria solidez a ambos. Que éstos fructifiquen y se desarrollen mucho más. Sin oxígeno democrático un pueblo y una sociedad se mueren.

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