El golpista revolucionario
se transforma en demócrata burgués

Nosotros vamos a suponer aquí que Cháves quiere sinceramente honrar la estirpe familiar de la que dice provenir. No obstante, como Marx demostró que sucediera con Luis Bonaparte respecto de su tío Napoleón (4), Chávez está confirmando lo que Hegel dijo que ocurre con los grandes hechos y personajes de la historia, que se producen dos veces: una vez como tragedia y otra vez como farsa. Amnistiado en 1994 por el expresidente Rafael Caldera bajo el compromiso de dejar la vida militar activa, el segundo "Maisanta" decidió reaparecer reciclado a la acción política pura, cuando la crisis asiática volvió a repercutir sobre Venezuela con otra brusca disminución de la demanda y de los precios internacionales del crudo, provocando el desbarajuste económico y la miseria en el 80% de la población. Tal fue el contexto económico de la campaña electoral a la que el biznieto de "Maisanta" se presentó como candidato, haciendo frecuentes apariciones públicas en ropa de fajina militar diciendo a su audiencia que iba "vestido para la batalla", y que sus palabras eran municiones "cuyo blanco son aquellos adversarios que actúan por mandato de los desacreditados partidos políticos del "establishment" montado a instancias del pacto de "Punto Fijo":

<< Somos un país muy rico. El más rico del mundo. Estamos pobres por la corrupción de los políticos. Se han robado nuestra riqueza condenando a la mayoría a vivir en condiciones infrahumanas. Debemos sacar a los políticos del poder para que la riqueza sea redistribuida con justicia y equidad.>>

Así comenzó el tercer acto de esta tragedia social para los superexplotados de Venezuela, que Chávez convirtió en una comedia de enredo representada en el escenario político de las instituciones "democráticas" de ese país. Con esto no queremos significar que el principal protagonista de este sainete sea un completo farsante, porque según todas las evidencias se identifica con lo que él sinceramente cree que está haciendo y dice haberse propuesto: no más que regenerar el capitalismo en Venezuela. Durante una entrevista concedida al periodista Rafael del Naranco de la cadena "capriles", preguntado en noviembre de 1998 si era comunista, Chávez respondió:

<<Para nada. Un grupo de francotiradores nacionales y extranjeros dicen que soy una especie de Hitler con Mussolini. Muy lejos de eso. Todo mi proyecto político es la búsqueda del lado humano del sistema capitalista, alejándonos de la corriente que el Papa llama «neoliberalismo salvaje». Proponemos un modelo económico humanista, diversificado, orientado a la producción y a la generación de empleo.>>

La corrupción de los "malos gobernantes" como causa de los males que padecen los países del llamado "tercer mundo", este fue el espíritu de la denuncia con que Chávez conspiró contra la "partidocracia" venezolana dentro de los cuarteles, el mismo que después empleó en las siete campañas electorales para barrerles de las instituciones del Estado, y sigue ahora siendo la esencia de su mensaje y comportamiento político desde su cargo de presidente. La paternidad de esta forma de "matar al mensajero", convertido por los "mas media" en sentido común a escala planetaria -de lo que la consigna "que se vayan todos" made in Argentina es un ejemplo elocuente- pertenece precisamente a las usinas ideológicas del FMI, el otro demonio que Chávez levantó en los largos discursos de su campaña electoral para emprenderla a palos retóricos con él.

En realidad, la corrupción política no empieza ni termina en la codicia de ciertos dirigentes gubernamentales. Marx decía con absoluta razón, que el burócrata estatal se caracteriza porque tiende irresistiblemente a hacer de la función pública que eventualmente ejerce, cosa privada para disfrute personal, y que esto se explica por el hecho de que, bajo el capitalismo, la propiedad privada y los intereses particulares no pasan por la propiedad pública y el interés general sino al revés. La corrupción política es tan funcional a la democracia representativa de la burguesía, como consustancial a la acumulación del capital, del mismo modo que el cambio de piel lo es al crecimiento vegetativo de los ofidios. Motoriza la alternancia política entre los distintos partidos más representativos en los gobiernos, lo cual deja intangible y prolonga la vida del sistema social dominante a través del rito comicial periódico, a la vez que por vía de los hechos consumados (dado que la justicia penaliza conductas individuales) pone el Estado al servicio de los grupos empresariales más poderosos de la sociedad. A estas alturas del proceso que le tiene por principal protagonista, nuestro personaje ya debe saber la verdad de a puño que encierra lo dicho en este párrafo. Decimos esto a propósito de las escaramuzas en torno al juicio abierto por la justicia española al "Banco Bilbao-Vizcaya-Argentaria" (BBVA), que acabó destapando el cohecho entre esta entidad financiera internacional y el "Movimiento para la V República" durante las últimas elecciones presidenciales en Venezuela. El general retirado Alberto Müller Rojas, máximo responsable de la campaña electoral de Hugo Chávez, ha reconocido ante el diario oficialista caraqueño El Nacional, haber recibido en 1998 "donaciones" del BBVA, asegurando que el ahora presidente de Venezuela conocía la existencia de las negociaciones y de las aportaciones dinerarias de ese grupo financiero español. El BBV, que desde los tiempos de Rafael Caldera posee en el país el Banco de Comercio, pidió a cambio que, en caso de salir electos, los representantes chavistas a cargo del nuevo gobierno "facilitaran sus operaciones en Venezuela". Según esta fuente, dentro de la política de privatizaciones "el sector más favorecido por este gobierno es el bancario":http://www.lavanguardia.es/web/20020407/23357963.html, http://www.lavanguardia.es/web/20020407/23350325.html y http://www.lavanguardia.es/web/20020406/23341418.html.

A poco de ser elegido presidente, Chávez aprobó la privatización del Banco Provincial, la mayor entidad financiera de Venezuela, convertido desde entonces en filial del BBVA. En agosto de 2.000, los accionistas del Banco Provincial aprobaron fusionarse con la entidad local Banco de Lara. De esta alianza resultó una institución con activos de 4.200 millones de dólares (4.652 millones de euros), una cartera de préstamos de 1.600 millones de dólares (1.772 millones de euros) y unos depósitos de 3.200 millones de dólares (3.544 millones de euros), según informes del Dow Jones Newswires. El Banco Lara, que cambió su nombre por el de Provincial, aportó a la fusión 403 sucursales y 988 cajeros automáticos. Esta operación se enmarcó dentro de la reestructuración que se está operando en el sector bancario venezolano, caracterizado por la presencia de un elevado número de pequeñas entidades: http://americaeconomica.com/numeros/60/noticias/mjlara.htm

Madrid, junio de 2002

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  1. "El 18 Brumario de Luis Bonaparte".
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