Tercera respuesta de Rafael Pla

Queridos camaradas:

Por mi podemos continuar el debate por mail y en el web (es decir, podéis poner en vuestra página las sucesivas réplicas y contrarréplicas), aunque no estoy seguro que el contestar a un breve párrafo con una larga disquisición sea la forma más productiva de debatir. Por otra parte, aunque no tengo problema en recuperar documentos de Word, es más cómodo trabajar con textos en el cuerpo del mail (lo que facilita usar, por ejemplo, el recurso de citar).

Paso en todo caso a contestar a vuestro último texto:

1) No tengo nada que objetar a vuestro recordatorio de los primeros capítulos de "El Capital". Tan sólo señalar algún error, como cuando decís "el trabajo necesario o salario". Estos dos conceptos no son equivalentes: el salario es, en rigor, el precio de la fuerza de trabajo; es decir, el salario está en la esfera de la valorización, aunque no es equivalente al valor de tal fuerza de trabajo, dado que, como supongo sabéis, los precios suelen desviarse de los valores. Pero ésto no afecta al fondo de vuestra argumentación, ni tiene tampoco mucho que ver con mi afirmación a la que contestáis con un largo circunloquio.

Naturalmente que en dialéctica marxista hay que hablar de "unidad de los contrarios", evitando el discurso hegeliano de "identidad de los contrarios" (cuyo uso "vulgarizado" tiende frecuentemente a reducirse a un juego de palabras). Pero ello tampoco dilucida la cuestión a debate: "unidad de los contrarios" hay también entre los enemigos más irreconciliables, como partes de un todo en el que se expresa su contradicción, y no sólo entre "aliados" más o menos coyunturales.

2) Centrándome en la teoría maoísta sobre las contradicciones, me parece pertinente su distinción entre la contradicción fundamental y la principal: la contradicción fundamental en el capitalismo (derivada de la estructura económica, objetiva, en la que se sitúan las clases sociales) es siempre la contradicción entre el conjunto de la burguesía y el conjunto del proletariado; por el contrario, la contradicción principal tiene una fuerte dependencia de las condiciones políticas (dependientes en última instancia de las económicas, pero con una autonomía relativa). En ese contexto, la contradicción principal podía ser en China la referida a la lucha antimperialista, como era en su momento en España la referida a la lucha antifranquista. Naturalmente que el proletariado debe conservar en todo momento su independencia política, con sus propias organizaciones, y sin perder de vista los objetivos socialistas y comunistas. Pero ello no es óbice para que pueda fraguar distintas alianzas con determinadas fracciones de clase de la burguesía para la consecución de objetivos parciales. Nada en vuestra larga disquisición contradice este tesis básica común a los planteamientos de Marx, Lenin y Mao.

3) Y la cuestión precisamente está en la capacidad del proletariado para atraer a su lado a determinadas fracciones de clase de la burguesía objetivamente dañadas por una política orientada a favorecer al gran capital (podemos poner como un botón de muestra el apoyo a las "grandes superficies" en detrimento del pequeño comercio), teniendo claro que dichas fracciones de clase "pequeño burguesas" son consustancialmente incapaces de encabezar una lucha consecuente contra el gran capital. En estas condiciones, sería especialmente suicida que el proletariado se pusiera a remolque de las mismas, cuando sólo su propia capacidad de dirección política puede hacer avanzar tal lucha.

Pues bien, si algo caracteriza la situación en España es la incapacidad del proletariado para desarrollar dicha tarea. En vez de romper a la burguesía, es el mismo proletariado el que se rompe, con amplios sectores a remolque, no ya de una pequeña burguesía, sino del gran capital.

Es en estas condiciones que me parecen surrealistas vuestras afirmaciones según las cuáles una fracción de la burguesía se vería representada en el PCE.

4) Ciertamente, vosotros partís de un prejuicio que (al contrario de las largas disquisiciones sobre la historia de China) no os molestáis en fundamentar: que el PCE tiene una posición burguesa, y que IU es, no ya simplemente burgués, sino un instrumento contrarrevolucionario. Porque, la verdad, si vuestro único fundamento es el hecho de que participe en las instituciones, os situáis ya no antes de Lenin, sino incluso antes de Marx. De acuerdo con esas premisas, la pérdida de influencia social de IU que al traducirse en un retroceso electoral le ha llevado a perder posiciones institucionales supongo que podría describirse como una victoria de la clase obrera. La verdad, no encuentro sentido a perder tiempo discutiendo tales planteamientos.

5) En vuestra obsesión de ver fantasmas, interpretáis la tesis del PCPV de que la explotación se da de forma más "globalizada" a nivel mundial como que el Estado Español representa únicamente los intereses de los monopolios. La verdad, no sé qué tiene que ver una cosa con otra. Es claro que el Estado Español representa los intereses globales del conjunto de la burguesía (¡no sólo española!) frente al proletariado, pero al mismo tiempo representa específicamente los intereses específicos de una determinada fracción de la burguesía.

Del mismo modo, cuando hablamos de prepotencia del gran capital internacional os suena a pelea barriobajera. Hombre, siguiendo con vuestro chiste, será en todo caso barrioaltera :-). Pero de lo que se trata es de que no sólo el gran capital se encuentra económicamente impelido a intensificar la explotación, sino que se dan condiciones políticas, en un mundo unipolar, que facilitan la imposición de su voluntad (menospreciar los factores políticos no es marxismo, es economicismo).

6) Efectivamente, el PCPV no propugna la violencia armada como forma de enfrentarse con el capital. Pero, ¿y vosotros? ¿Con qué armas deberíamos enfrentarnos? ¿Con tirachinas? Porque, mirad, seguir pensando que el poder (político-militar) está en la punta de los fusiles, no de los misiles, es no haberse enterado de nada. Las armas de las insurrecciones de principios de siglo serían actualmente tan eficientes como un tirachinas.

Soy consciente de que el problema de la violencia es más complejo de lo que indico en el párrafo anterior, pero deberíais reflexionar también en la ingenuidad que representa, en el mundo actual, tildar de "pacifistas pequeñoburgueses" a quienes no propugnamos la lucha armada. Y no para defender la "conciliación" ni la "democracia de mercado", sino más bien la insumisión frente a la violencia del Estado.

7) Debo deciros, con todo, que tengo una grave sensación de pérdida de tiempo al discutir con vosotros. No me parece que la metodología que utilizáis sea mínimamente productiva. Si os mantenéis en el terreno de las descalificaciones, yo podría retomar la terminología clásica para deciros que no representáis políticamente al proletariado, sino a una fracción de la pequeña burguesía intelectual alejada de la clase obrera. Y que os dedicáis a sentar cátedra de marxismo cuando vuestra formación marxista tiene notorias deficiencias que os lleva a razonamientos aberrantes. Pero no creo que esta dinámica de discusión nos llevara a ningún sitio. De manera que, vosotros diréis.

Saludos comunistas

Rafael Pla-Lopez

mailto:Rafael.Pla@uv.es

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