Para luchar contra el stalinismo
también somos trotskystas y a mucha honra
El marxismo simplificado y la lucha de clases tras la muerte de Lenin

Con lo dicho hasta aquí se ha visto que el señor Ben Garza es un descendiente directo del stalinismo. Pero a falta de esto, para demostrarlo no hace falta más que ver el veneno prejuicioso que destila hacia todo lo que a él le huela a trotskysmo. Y es que, a pesar de los errores cometidos, Trotsky fue, sin duda, hasta su muerte, quien con mayor tenacidad, solvencia teórica y autoridad moral, combatió a la más virulenta epidemia contrarrevolucionaria introyectada por Stálin y su camarilla revisionista en el movimiento marxista internacional; la más devastadora de todas las epidemias ideológicas que el movimiento obrero políticamente organizado ha debido padecer a lo largo de su historia.

En su meritorio trabajo sobre el proceso de revolución y contrarrevolución en la URSS, Charles Bettelheim observó en la Europa de los años treinta, el mismo fenómeno que Lenin había observado cuando el marxismo empezó a ponerse de moda en Rusia durante el último cuarto del siglo XIX. Con la diferencia de que aquél marxismo "esópico" no fue imputable a la acción deliberada de nadie en particular ni de ninguna organización política obrera que, actuando en nombre del marxismo, tergiversara sus contenidos revolucionarios con fines contrarrevolucionarios precisos, porque tal organización era por entonces inexistente en Rusia. En cambio, a intelectuales revolucionarios como Bettelheim les toco desembarazarse de un "marxismo simplificado" con una solera de decenios, difundido a todo el mundo por la Academia de Ciencias Sociales de la URSS como parte de su política exterior tras la muerte de Lenin:

<< Como ya recordé anteriormente, el "marxismo simplificado" del que he intentado desprenderme no me era "personal"; era el que las secciones Europeas de la IIIª Internacional, en ruptura cada vez más acentuada con el leninismo, habían hecho prevalecer en Europa (a partir del comienzo de los años treinta, en el momento en que yo empezaba a reflexionar sobre el socialismo). Ese "marxismo simplificado" contenía, por lo demás, si no en germen al menos como una posibilidad, las premisas del revisionismo moderno, esto es, de una ideología burguesa que, como tal, contribuye a consolidar la existencia de relaciones sociales capitalistas en la Unión Soviética y fuera de ella. >> (Charles Bettelheim: "Las Luchas de clases en la URSS". Libro I: Primer período 1917-1923. Prólogo)

Como todo revisionismo, este marxismo fabulador que desde la década de los treinta han venido asumiendo millones de militantes como el señor Ben Garza, fue el reflejo teórico de la realidad económico social de la URSS, resultante de la alianza obrero campesina que en 1928-29 acabó con el campesinado opulento en ese país. Como veremos inmediatamente, esta alianza -que en 1936 acabó siendo proclamada como la realización del socialismo en la URSS- fue una adaptación del proletariado soviético a la sobrevivencia de la pequeñoburguesía agraria prerrevolucionaria ineficiente. Pero antes de eso, y como es de ley que la política exterior de un país sea la extensión de su política interior, esta alianza del proletariado con la pequeñoburguesía cristalizó en la IIIª Internacional dirigida por el PCURS y, a través suyo, en todos los partidos comunistas del mundo. Esta política fructificó por primera vez en China, cuando el partido comunista de ese país recibió precisas instrucciones de que diluyera su política en el Kuomingtang, el partido de la burguesía nacional en lucha contra los terratenientes y la burguesía compradora. Sobre este asunto nos hemos extendido en nuestra polémica con Rafael Pla el 18 de junio de 1999 (http://www.nodo50.org/gpm/rafaelpla/04.htm), de modo que ahora lo dejamos aquí.

Dado que la raíz ideológica del oportunismo político es el empirismo filosófico, y que según el empirismo las cosas son en realidad y verdad según son percibidas directamente por los cinco sentidos, los oportunistas no necesitan de ninguna teoría para hacer política. Los oportunistas son la negación práctica de toda teoría. De hecho, a las supuestas teorías stalinistas del socialismo en un solo país y de los frentes populares no se les puede imputar de haber roto con la teoría marxista-leninista, porque, en el más estricto sentido de la palabra, tales teorías no fueron expuestas por Stalin jamás en ningún sitio.

GPM, diciembre de 2001

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