4.-Del frente policlasista al partido revolucionario independiente

Esto explica que el frente policlasista no pudiera cumplir en Alemania con su misión de ejercer la voluntad del pueblo liberando al capital de los obstáculos políticos que suponía la monarquía absoluta, porque la burguesía se negó haciendo frente único con la nobleza. Así, del plato a la boca, el pueblo alemán, que la había cocinado, se quedó sin la sopa. De este enjuague a espaldas del pueblo, resultó la monarquía constitucional, un híbrido entre la monarquía absoluta y la república burguesa:

<<La revolución de marzo no sometió en modo alguno al soberano por la Gracia de Dios a la soberanía del pueblo. Se limitó a obligar a la Corona, al Estado absolutista, a entenderse con la burguesía, a pactar con su viejo rival>> (K. Marx: "Nueva Gaceta renana" Nº170 16/12/848. Ed. cit.)

Pero fue un pacto con todos los recursos jurídicos previstos como para no solo dejar a salvo los privilegios feudales de que la nobleza había venido gozando, sino agregar otros nuevos. Y, además, para que desde ese término medio político-institucional se pudiera retroceder a la monarquía absoluta, al estado monárquico despótico, pero nunca avanzar hacia la república burguesa, hacia el dominio pleno de la ley del valor y de las libertades "democráticas" del capitalismo:

<<La constitución francesa otorgada contenía solamente un artículo, el 14, que la derogaba. En la Constitución otorgada de Prusia, todos y cada uno de los artículos son un artículo 14.

Por esta constitución, la Constitución otorga nuevos privilegios; se los otorga concretamente a sí misma.

Se reserva en ella el derecho a disolver libremente las cámaras sin plazo alguno. Concede a los ministros el derecho a dictar libremente, cuando no estén reunidas las cámaras, toda clase de leyes (incluso sobre la propiedad, etc.). Permite a los diputados acusar libremente por ello a los ministros, pero corriendo el riesgo de ser declarados en estado de sitio como "enemigos interiores". Y, por último, se reserva a sí misma, en el caso de que para la primavera subiera la cotización de las acciones de la contrarrevolución, el derecho a sustituir este "pedazo de papel" que flota en el aire, por una Carta Magna cristiano-germánica emanada orgánicamente de la jerarquía estamental de la Edad Media, o a poner fin sin más al juego constitucional. Incluso en este último caso, la parte conservadora de la burguesía se postraría de hinojos y rezaría:

"El Señor nos lo ha dado, el Señor nos lo ha quitado, bendito y alabado sea el nombre del Señor">> (Ibíd)

No obstante, esta experiencia que se consumo en 1850, así como la actitud del proletariado francés en febrero (su triunfo que permitió instanurar la república burguesa) y en junio (su derrota frente a la burguesía), reforzó en Marx el concepto de revolución permanente. Así fue cómo alumbró en él la necesidad de construir un partido proletario independiente, entendido como la expresión orgánico-política de la teoría revolucionaria: el materialismo histórico, aplicado a la realidad actual del capitalismo como condición a transformar. Tal fue la síntesis dialéctica en su intelecto, resultante de la contradicción histórica entre la afirmación política abstracta del proletariado como clase social sin partido pfreconizada en el "Manifiesto", y su negación en el frente policlasista.[3]

Pero esta síntesis dialéctica que iluminó el espíritu de Marx y Engels fue el resultado de un proceso de compromiso revolucionario con la lucha de clases en Europa, entre 1845 y 1848. Mientras tanto, consecuentes con el criterio de actuar como ala propulsora de la revolución burguesa desde la extrema izquierda de la burguesía en frente único con la pequeñoburguesía democrática, Marx, Engels y sus correligionarios en la "Liga de los comunistas" se entregaron por entero desde 1845 a promover el agrupamiento de la clase obrera europea en frente único con los demócratas pequeñoburgueses. Desde el verano de ese año en Inglaterra, ambos participaron en la creación de Fraternal Democrats, una organización internacional que permitió agrupar a la izquierda del cartismo con la Liga de los Justos y grupos de demócratas exiliados en diversos países europeos. Al año siguiente, ya en Bruselas, Marx participó en la creación de la Asociación democrática de Bruselas fundada en setiembre de 1847. En febrero de 1848, el comité de esta Asociación acordó con Fraternal Democrats la celebración de un congreso internacional de organizaciones democráticas que la revolución de febrero en Francia impidió. A partir de junio de ese año, Marx desempeñó una intensa actividad dentro del partido demócrata pequeñoburgués. Designado para representar a la Asociación Democrática de Colonia ante el comité central de las tres asociaciones democráticas de Colonia (la Asociación democrática, la Asociación obrera y la Asociación de obreros y patronos), participó del primer congreso de demócratas renanos donde fue designado, entre otros, para dirigir el flamante partido demócrata de Renania. A finales de 1848, Marx era, todavía, líder destacado de la Asociación democrática de Colonia y del Comité democrático de Renania, al mismo tiempo que presidente de la Asociación obrera de Colonia, fundada por Gottschalk, aunque -según cuenta Claudín- en ésta última su participación fue muy breve. (Cfr. F. Claudín: "Marx, Engels y la revolución de 1848" cap. II nota 143).

Es importante señalar en este punto, que durante ese mismo mes de junio de 1848 en que Marx pasó a dedicar casi todo su tiempo a militar en la Asociación Democrática de Colonia, los demócratas pequeñoburgueses de París acababan de demostrar hasta dónde fueron capaces de ir con el proletariado. En un importante artículo que publicó la NGR el 26 de junio de ese año titulado: "La revolución de junio en París", Marx hizo un genial ejercicio intelectual de proyección estratégica insuperable. Aun habiendo sido aplastados, los obreros de París fueron los únicos vencedores, porque han sabido triunfar sobre sus propias ilusiones:

<<La fraternité, esa fraternidad de clases antagonistas; una de las cuales explota la otra; esa fraternidad proclamada en febrero, escrita en mayúsculas sobre la frente de París, sobre cada prisión y cada cuartel, muestra su faz verdadera, auténtica, prosaica: es la guerra civil bajo su forma más feroz, la guerra entre el trabajo en el capital. La fraternidad ha durado justo el tiempo que el interés de la burguesía ha ido hermanado con el interés del proletariado. Pedantes de la vieja tradición revolucionaria de 1793, socialistas doctrinarios que mendigaban a la burguesía para el pueblo, siendo autorizados a pronunciar largos sermones y a comprometerse mientras hubo necesidad de adormecer con canciones de cuna al león proletario; republicanos que reclamaban integralmente el viejo orden burgués, pero sin testa coronada; oposicionales dinásticos para los que el azar había reemplazado la caída de la dinastía por un cambio de gobierno; legitimistas que no querían despojarse de la librea sino modificar su corte: he ahí los aliados con los que el pueblo hizo febrero. La revolución de febrero -prosigue Marx- fue la revolución hermosa, la revolución de la simpatía general, porque los antagonismos que en ella estallaron contra la monarquía dormitaban incipientes todavía, bien avenidos unos con otros; la lucha social que era su fondo solo había cobrado una existencia etérea, la existencia de la frase, de la palabra. La revolución de junio es la revolución fea, la revolución repelente, porque el hecho ha ocupado el lugar de la frase, porque la república puso al descubierto la cabeza misma del monstruo al arrancarle la corona que la protegía y la ocultaba>> (K. Marx: NGR: "La Revolución de Junio en París". Citado de "Obras Fundamentales Marx-Engels. FCE/989 Tomo 5 Pp. 56)

El monstruo al que aludía Marx era el orden burgués una vez que, con la ayuda del proletariado, se desembarazó para siempre del poder político feudal. Ninguna de las precedentes revoluciones francesas -señaló Marx- había atentado contra él. <<Pero junio -el proletariado de París- ha atentado contra el orden burgués, ¡Ay de junio!>> (K. Marx ibid).

Toda esta lógica política desplegada desde febrero a junio de 1848 en Francia, había estado dentro de las previsiones de Marx. El frente policlasista había servido en Francia para entronizar a la burguesía en el poder y eso había sido progresivo. Pero, como hemos dicho ya, la realidad económica y social alemana difería de la francesa e inglesa. Su atraso económico relativo se traducía en relaciones sociales de clases distintas. El menor grado de acumulación del capital alemán y la consecuente debilidad social de la burguesía respecto de las demás clases y sectores de clase de la sociedad en ese país, determinaron en ella un comportamiento diverso respecto a sus homólogas inglesa y francesa, de modo que, dentro de la estrategia correcta de revolución permanente ya esbozada por Marx desde 1843 en la "Introducción a la Crítica de la Filosofía Hegeliana del Derecho Estatal" (paso sin solución de continuidad de la lucha por la revolución burguesa a la lucha por la revolución proletaria), obligaba a trazar una táctica de acumulación política del proletariado distinta a la trazada para Francia o Inglaterra, cosa que no parece haber sido advertida por el creador de la FILOSOFÍA de la praxis. Más aun estando muy fresco en la memoria el segundo acto o <<revolución fea>> de junio en París. Nos referimos a la decisión de hacer pasar la acción de los revolucionarios por las organizaciones democráticas de la pequeñoburguesía, por el frente con ella. De hecho, a finales de 1848 Marx comparte su militancia como presidente de la Asociación Obrera de Colonia con su condición de destacado dirigente de la Asociación democrática de Colonia y del Comité democrático de Renania.

Tuvieron que transcurrir desde entonces quince meses, para que la prueba de la práctica fuera demostrando qué es lo que la burguesía alemana se vio obligada a hacer por fuerza de sus propias circunstancias e intereses frente a las crisis simultáneas de Frankfort y Berlín, así como durante la insurrección de Viena. A propósito de ésta última, comparando el proceso revolucionario de 1848 en Francia con lo acontecido en Alemania el mismo año, Marx empezó a sacar las consecuencias políticas del distinto comportamiento de la burguesía alemana en relación a sus homólogas francesa e inglesa:

<<Una derrota de Viena no nos sorprendería. Únicamente nos induciría a rechazar todo compromiso con la burguesía, que mide la libertad por la libertad del fabricante. Nos determinaría a enfrentarnos, rechazando todo entendimiento, implacablemente, a la miserable clase media alemana, que renuncia voluntariamente a su propio poder con tal de seguir traficando sin tener que luchar. La burguesía inglesa y la burguesía francesa son ambiciosas; la derrota de Viena confirmaría que la burguesía alemana no tiene honor [...] no haría más que convencernos de que no hay paz posible con la burguesía, ni siquiera por un período de transición, y que el pueblo debe permanecer al margen de las luchas entrela burguesía y el gobierno, y esperar sus victorias o derrotas para explotarlas>> (K. Marx: "La Revolución en Viena" NGR 12/10/848. Ed. cit.)

Producida la derrota del movimiento democrático en Viena, en el número de la NGR correspondiente al 7 de noviembre, Marx destaca la diferencia entre la decisión de la burguesía francesa de acabar con los restos políticos del feudalismo, frente a la pusilánime ausencia de vocación histórica de la burguesía prusiana, cuya debilidad económico-social le hizo sentirse políticamente incapaz de ponerse al frente de la lucha por la nueva sociedad capitalista sin tutelaje de las clases retrógradas ancladas en el feudalismo:

<<En Francia la burguesía se puso a la cabeza de la contrarrevolución una vez que hubo derribado todas las barreras que se oponían a la dominación de su propia clase. En Alemania marcha presionada a la zaga de la monarquía absoluta y del feudalismo, antes de haber asegurado ni siquiera las condiciones de vida de su propia libertad y de su propia dominación burguesas. En Francia se levantó como déspota e hizo su propia contrarrevolución. En Alemania se sojuzga a si misma, para evitar que el pueblo triunfe. No hay en toda la historia nada más lamentable ni más ignominioso que la burguesía alemana.>> (K. Marx: "Triunfa la contrarrevolución en Viena" NGR 7/11/848. Ed. cit.)

Acobardada no tanto por lo que el proletariado era en ese momento sino por lo que amenazaba con llegar a ser y ya era el francés, la burguesía alemana sólo vio su salvación pactando un arreglo con la nobleza. Tras describir el curso de los acontecimientos, desde marzo hasta diciembre, Marx llegó a la conclusión de que la burguesía alemana había demostrado su absoluta incapacidad y decisión para arrinconar a la nobleza y su cohorte política: la burocracia estatal y el ejército, reduciendo los poderes de la Corona a todo lo que no limite la libre expansión del trabajo asalariado para los fines de la acumulación capitalista, como ya ocurriera en Francia e Inglaterra:

<<La Historia de la burguesía prusiana y de la burguesía alemana en general, desde marzo hasta diciembre, demuestra que en Alemania es imposible una revolución puramente burguesa y la instauración del poder de la burguesía bajo la forma de la monarquía constitucional; que en este país sólo cabe una de estas dos cosas: o la contrarrevolución feudal absolutista o la revolución republicano-social (proletaria)>> (K. Marx: "La burguesía y la contrarrevolución" NGR 31/12/848. Ed.cit. Lo entre paréntesis es nuestro)

Con esto estaba diciendo que, dado el comportamiento de la burguesía alemana, su incapacidadpara ponerse al frente de la lucha consecuente por la república burguesa, el proletariado debía abandonar su condición de clase auxiliar, ya que, a la vista de los hechos, las tareas democráticoburguesas en países como Alemania, sólo podrían ser cumplidas en lucha simultánea contra la burguesía y contra la monarquía absoluta, lo cual suponía que los comunistas abandonaran el frente policlasista con la perqueñoburguesía democrática y empezaran a trabajar por la autoorganización del proletariado como partido de clase. Para ello, se plantearon dos tareas fundamentales:

1)       fundir la teoría revolucionaria con el movimiento obrero espontáneo como método de construcción del partido revolucionario;

2)       elaborar una táctica para arrastrar a la pequeñoburguesía vacilante tras la lucha decidida del proletariado independiente por los objetivos sociales y políticos democráticoburgueses, que la débil burguesía demostraba ser incapaz de hacer cumplir.

A esto se pusieron manos a la obra Marx y Engels desde enero de 1849, una vez consumada la derrota del movimiento democrático alemán ante la pasividad de la burguesía en Hamburgo, Berlín y Viena. De esta derrota a manos de la reacción aristocrática, ésta ofreció a la burguesía una solución política de compromiso, de cuya aceptación resultó un instrumento político de gobierno, a medio camino entre la monarquía absoluta y la república burguesa, que Marx denominó la "constitución otorgada".

A finales de 1849, desde su exilio en Londres, Marx incorporó nuevos datos económicos que le permitieron insistir en la perspectiva revolucionaria prevista un año antes. Sus análisis de la coyuntura económica le indujeron a afirmar que la crisis de 1847 había dado paso a una nueva fase de expansión verificable en la segunda mitad de 1848. No obstante pronosticó una nueva e inminente crisis económica. Dada la situación política continental que calificó de explosiva, Marx pronosticó que la combinación de todos estos factores desembocaría en una situación revolucionaria más avanzada que la anterior:

<<Tal vez el movimiento más importante en estos momentos, sea el que se desarrolla aquí, en Inglaterra. Por una parte, la agitación de los proteccionistas, apoyada por la fanatizada población rural -las consecuencias del free corn trade (comercio libre del trigo); por otra parte, los freetraders (partidarios del libre comercio internacional), que extraen las ulte­riores conse­cuencias políticas y económicas de su sistema en el interior, mientras como financial and polítical reformers (reformistas polí­ticos y financieros) actúan en el exterior como el peace-party (partido de la paz); por último, los cartistas, quienes actuando conjuntamente con la burguesía en contra de la burocracia, han reanudado al mismo tiempo, con redoblada energía, su propio movimiento de partido frente a los burgueses. El conflicto entre estos partidos llegará a ser grandioso y la forma exterior de la agitación cobrará formas tormentosas y revolucionarias cuando, como yo espero, y no sin fundamento real, lleguen al poder los tories en vez de los whigs. Otro evenenement (aconteci­mien­to) que aun no se muestra visible en el continente, es la inminencia de una enorme crisis industrial, agrícola y comercial. Si el continente demora su revolución hasta que esta crisis estalle, tal vez Inglaterra tenga que convertirse de antemano, aunque de mala gana, en aliada del continente revolucionario>>. (K. Marx: "Carta a Weydemeyer" 19/12/849. Lo entre paréntesis es nuestro)  

En la tercera parte de "Las luchas de clases en Francia" -redactada en abril de 1850- Marx interpreta que el triunfo en las elecciones del 10 de marzo de 1850 de los insurrectos franceses vencidos en junio de 1848, expresa la gravitación creciente que el proletariado venía ejerciendo sobre la pequeñoburguesía como condición para aspirar a la "república roja", el contenido proletario de una nueva revolución en Francia:

<<Hemos visto cómo unos tras otros, los campesinos, los pequeñoburgueses, las capas medias en general, se iban colocando junto al proletariado, cómo eran empujados a una oposición abierta contra la república oficial y tratados por ésta como adversarios. Rebelión contra la dictadura burguesa, necesidad de un cambio en la sociedad, mantenimiento de las instituciones democráticorepublicanas como instrumentos de este cambio, agrupación en torno al proletariado como fuerza revolucionaria decisiva: tales son las características generales del llamado partido de la socialdemocracia, del partido de la república roja.>> (K. Marx: "Las Luchas de Clases en Francia" III.)

Por su parte, en un artículo publicado el 1/9/848, Engels señala expresamente que la burguesía se encontraba <<directamente amenaza­da en su existencia política, e indirectamente en su existencia social>>. Siempre inspirado-al igual que su amigo- por el principio de la revolución proletaria permanente, Engels está pensando en la perspectiva no lejana de implantar la república roja y en la inmediata aplicación del programa de transición hacia el comunismo a escala europea:

<<¿Como explicarse la continua victoria del "or­den" en toda Europa? ¿De dónde vienen las numerosas y repetidas derrotas del Partido Revolucionario, de Nápoles a Praga, de París a Milán, de Viena a Frankfort?. De que todos los partidos saben que la lucha en gestación en todos los países civilizados es incomparable­mente más importante que todas las revoluciones habidas hasta hoy; de que en Viena como en París, en Berlín como en Frankfort, se trata del derrocamiento del poder político de la burguesía [...] ¿Queda acaso un centro revolucio­nario en el mundo donde en los últimos cinco meses no haya flotado sobre las barricadas la bandera roja, la enseña de combate del proletariado euro­peo fraternalmente unido? La burguesía se encuen­tra directamente amenazada en su existencia políti­ca, e indirectamente en su existencia social por cada insurrección que estalla ahora. De ahí todas esas derrotas. El pueblo, la mayor parte del tiempo desarmado, debe luchar no sólo contra la fuerza organizada, burocática y militar, del Estado pasado a las manos de la burguesía, sino también contra la misma burguesía armada. Mal armado y sin organización, el pueblo tiene frente a él todas las otras clases de la socie­dad, bien organizadas y bien armadas. He ahí por qué el pueblo ha sucumbido y sucumbirá hasta que sus adversarios no se debiliten, bien a consecuencia de su participación de sus tropas en la guerra, bien porque se escindan sus filas, o porque algún gran acontecimiento empuje al pueblo a combatir desesperadamente y desmoralice a sus enemi­gos>> (F. Engels: "Mediación e intervención de Radetzky y de Cavaignac" NGR: 1/9/48)  

Y en un artículo de la NGR publicado el 1 de enero de 1849, Marx expone las condiciones necesarias para que <<esa victoria próxima del proletariado>> pueda materializarse. La primera condición pasa por la implantación de la república social en Francia, esto es:

<<la caída de la burguesía en Francia, el triun­fo de la clase obrera francesa, la emancipación de la clase obrera en general>> (K. Marx: "El Movimiento Revolucionario" NGR 1/1849)

Pero, para Marx, esa condición no puede verse cumplida sin la revolución en el baluarte del capitalismo europeo y mundial en esos tiempos, sin la derrota de la burguesía inglesa a manos del proletariado de ese país. La consolidación del socialismo en la periferia capitalista sólo es posible a condición de que estalle la revolución en su centro. Lo mismo pensó Lenin en 1918. Por eso previó y alentó la revolución alemana que la socialdemocracia de la IIª internacional abortó:   

<<El país que ha hecho de naciones enteras sus proletarios, que aprisiona al mundo entero con sus brazos de coloso, que ya una vez ha pagado con su dinero los gastos de la restauración europea; el país en cuyo seno las oposiciones de clase se han exasperado hasta alcanzar la forma más pronunciada y cínica, Inglaterra, aparece como la roca a donde van a estrellarse las olas de la revolución. [Sin esta Inglaterra] que domina el mercado mundial, toda conmoción de la situación económica y social en cualquier país del continente europeo y en su conjunto no es más que un vaso de agua.>> (K. Marx: ibid)

A su vez, según Marx y Engels, la revolución en Inglaterra no tendría su causa directa en la lucha de clases interna sino en el debilitamiento de la burguesía de ese país a raíz de su segura intervención bélica para acudir en ayuda de sus colegas franceses, tal como lo había formulado Engels pocos meses antes, tal como ocurrió con los ejércitos napoleónicos. Así, habiendo empezado liderando la contrarrevolución burguesa en Francia, Inglaterra pasaría a la cabeza de la revolución proletaria en Europa:

<<...la vieja Inglaterra no puede ser derrocada más que por una guerra mundial, lo único que puede ofrecer al partido cartista, al partido obrero inglés organizado, la condición de un levanta­miento victorioso contra sus gigantescos opresores. [...] toda guerra europea en la que esté implicada Inglaterra será una guerra mundial [y] la guerra europea es la primera consecuencia de la revolución europea victoriosa en Francia. Inglaterra, como en la época napoleónica marchará a la cabeza de los ejércitos contrarrevoluciona­rios, pero la guerra misma la precipitará a la cabeza del movimiento revolucionario.[...] Sublevación de la clase obrera francesa, guerra mundial>> (K. Marx: ibid)

En cuanto a Alemania, siempre conscientes del desarrollo desigual del país y dela momentánea debilidad del proletariado alemán, Marx y Engels seguían insistiendo en que la revolución alemana mantenía su carácter democráticoburgués. Consecuentemente, lograron que la Liga mantuviera la línea de colaboración con la burgue­sía impulsando la lucha hasta la desaparición del régimen absolutis­ta. Pero, tal como tenían pronosticado, el nuevo alzamiento del proletariado francés y la -para ellos- más que probable implanta­ción de la república roja en París, daría un nuevo impulso a la revolución en el resto del continente. Este nuevo cuadro de situación es lo que muy probablemente explique el hecho de los comunistas alemanes nucleados en la Liga decidieran abandonar el frente único con la pequeñoburguesía, las organizacio­nes democráticas, para poner todos sus esfuerzos en la creación del partido obrero alemán independien­te.

En tales circunstancias -enero de 1849- la FILOSOFÍA de Marx y Engels fue atacada por los "hombres de acción" comandados por el doctor Gottschalk un miembro destacado de la "Liga de los comunistas", al que los obreros de Colonia profesaban gran respeto por su abnegada entrega durante varios años como médico de los pobres, a la sazón presidente de la Asociación Obrera de Colonia. Por esas fechas se estaban por realizar las elecciones para la conformación de las Asambleas de Frankfort y de Berlín. Marx y su grupo hicieron prevalecer dentro de la Asociación Obrera de Colonia el criterio de participar en ambos parlamentos votando a los candidatos demócratas.

Por su parte, considerando que el proletariado debía saltar por encima de los demócratas y aspirar inmediatamen­te a la "república obrera", el grupo de Gottschalk se puso en contra denunciando que la propuesta de participar en la nueva Asamblea prusiana, así como esos acuerdos de acción común puntual con los demócratas pequeñoburgue­ses, eran indicios de que Marx y su gente habían hecho abandono de la causa proletaria. En un artículo publicado en la NGR el 21 y 22 de enero, Marx insiste en defender las tesis que había expuesto en la Asociación Obrera, en momentos en que el gran órgano liberal de Colonia, la "Kölnische Zeitung", acababa de apuntalar las posiciones del grupo de Gottschalk, planteando que el dilema era entre la constitución otorgada por la monarquía y la república roja.[4]

Desde el punto de vista de la concepción de revolución permanente planteada por Marx y que Gottschalk esgrimía en su crítica contra él, eso, en perspectiva, era evidentemente así. Pero la constitución otorgada no era un simple adorno político de la realidad alemana. Estaba allí para algo y había que tenerla en cuenta. Sin perder de vista que el proletariado no podía tocar ni un pelo de la burguesía sin el apoyo de esa masa mayoritaria de población constituida por los pequeños campesinos, artesanos y comerciantes, Marx atendía a la mayor preocupación de esa masa, a la esencial intención de su lucha contra los impuestos expropiatorios que servían exclusiva­mente para mantener a la casta parasitaria de la aristocracia terrateniente y financiera y a su ejército de burócratas y militares que, en conjunto habían conformado el Estado absolutista y seguían al frente del nuevo Estado monárquico constitucional. Eso que la constitución otorgada seguía legitimando no se había modificado, y sin esa modificación era imposible movilizar a la pequeñoburguesía contra el capital. Y el caso es que la pequeñoburguesía creía en las ilusiones constitucionalistas, en que la "voluntad de todo el pueblo" lograría derogar esa pesada carga al servicio del privilegio de unas minorías parasitarias.De ahí que la consigna de "república roja" no tuviera todavía nada firme bajo sus pies para poder andar segura por la historia.

Al quedar comprometida con ese Estado parasitario y opresor asumiendo la constitución otorgada, la burguesía prusiana ya no podía seguir ocultándo al pueblo su naturaleza igualmente reaccionaria. Al constatar que la burguesía se echaba en brazos de la reacción por miedo a la revolución socialista, Marx entiendió que esa nueva realidad no cambiaba el carácter burgués de la revolución, pero sí su fórmula política. Al no ser posible ya una revolución puramente burguesa y el estableci­miento de la dominación burguesa bajo la forma de la monarquía constitucional, sólo cabían dos alternativas posibles: la contrarre­volución feudal absolutista o la revolución democráticoburguesa dirigida por el proletariado, tal como Marx ya lo anunciara en "La burguesía y la contrarrevo­lución".[5]

 

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[3] De este proceso hubieron de tomar posteriormente muy buena nota Lenin y sus compañeros de fracción, los bolcheviques, dentro del POSDR. Concretamente entre 1901 y 1912, desde el trabajo titulado "Por dónde empezar", hasta "Dos tácticas de la socialdemocracia", pasando por "¿Qué Hacer?" y "Un paso adelante,dos pasos atrás"

[4] A finales de marzo de 1848 la Asamblea nacional alemana de Frankfortadoptó la consti­tución que debía servir de fundamento jurídico de un Estado alemán único. El documento preveía la creación de un imperio (Reich) que englobase todos los estados alemanes, conservando cada uno amplia autonomía (gobierno parlamentario, etc.). El gobierno central del Reich asumía las funciones de carácter pangermánico: política exterior, mando de las FF.AA., comunicaciones, política aduanera, etc.. El poder ejecutivo recaía en el gobierno y en emperador del Reich. El poder legislativo en el reichstag con dos cámaras. El mismo día 28 de marzo en que se promulga la constitución se designa a Federico Guillermo IV -rey de Prusia- como emperador. Con el apoyo del movimiento democrático y popular, la Constitución es acatada por la mayoría de los estados alemanes más pequeños, sin peso alguno frente a Prusia, Sajonia, Baviera y Hannover, que se niegan a reconocer las decisiones de Frankfort. Federico Guillermo rechaza la corona <<de fango y arcilla>>. La Asamblea nacional prusiana -nombrada en enero sobre la base de la "constitución otorgada- reconoce la constitución del Reich y la designación de Federico Guillermo. La respuesta de éste y de su gobierno fue disolver la asamblea el 27 de abril. Esta decisión desencadenó una serie de sublevaciones en toda Alemania cuyos últimos focos fueron aplastados por el ejército prusiano en julio de ese mismo año.

[5] En tal sentido, la analogía histórica entre este período de la lucha de clases en Alemania y la Rusia de principios del siglo siguiente salta a la vista, del mismo modo que, a juzgar por la táctica que adoptaron los bolcheviques en 1906 es evidente que Lenin y sus compañeros hicieron un magistral ejercicio de memoria histórica de clase, al sacar todas las enseñanzas posibles de la experiencia y aprendizaje de Marx y Engels en 1848; muy especialmente en lo que atañe a la necesidad de no perder tiempo con los frentes policlasistas, aplicando todas las fuerzas disponibles de la militancia revolucionaria, a la fusión del materialismo histórico con el movimiento obrero espontáneo para la construcción del partido revolucionario obrero independiente.Ver ANEXO al final del documento