5.- Ley y tendencia

Mientras tanto, a una creciente valorización capitalista del trabajo necesario, corresponde, por un lado, una creciente concentración de los Medios de Producción en pocas manos; por otro lado, el menor número absoluto y relativo de explotadores -cuyo fondo de consumo tiende necesariamente a reducirse a medida que progresa la acumulación y el trabajo necesario remanente se hace más y más pequeño-, deben disputarse el cada vez más irrisorio plusvalor relativo producido por una aristocracia obrera cada vez más exigua, respecto de un mayor numero de asalariados en paro que la burguesía no puede explotar por falta de capital disponible y que por la misma carencia de trabajo excedente debe mantener en condiciones cada vez más paupérrimas, ratificando así, hasta el extremo de negarse a sí misma como clase explotadora, que no es capaz ni merecedora de dirigir la sociedad, tal como lo anunciaron Marx y Engels en 1848:

<<No es capaz de dominar, porque no es capaz de asegurar a sus esclavos la existencia ni siquiera en el marco de su propia esclavitud, porque se ve obligada a dejarles decaer hasta el punto de tener que mantenerles, en lugar de ser mantenida por ellos. La sociedad ya no puede vivir bajo su dominación; lo que equivale a decir que la existencia de la burguesía es, en lo sucesivo, incompatible con la de la sociedad.>> (K.Marx-F.Engels: "Manifiesto comunista" I)

En el intento de comprobar si lo que hemos dicho hasta aquí es verdad, ha omitido usted considerar una condición fundamental de la producción del plusvalor relativo asociado a la productividad del trabajo, como es el hecho de que es parte proporcional de una jornada laboral que tiene un límite físico absoluto o infranqueable.

Usted dice: (el capitalista siempre incrementará su Capital constante (Cc) en un porcentaje de valor n, cuando éste sea inferior al incremento de valor del producto a obtener).

En su ejemplo, el valor del producto antes del incremento es = 2.000.000 Capital constante (Cc) + 600.000 Capital variable (Cv) + 900.000 Plusvalía (Pl) = 3.500.000.

El valor del producto después del incremento es = 2.150.000 Capital constante (Cc)+500.000 Capital variable (Cv)+1.000.000 Plusvalía (Pl)= 3.650.000.

Diferencia del incremento en el valor del producto 3.650.000 - 3.500.000 = 150.000.

Incremento en el Capital constante (Cc) = 2.150.000 - 2.000.000 =150.000.

Según su concepto y sus presupuestos, la inversión en capital constante correspondiente a la segunda rotación del capital no tendría sentido económico.

En realidad, este asunto no es como usted lo presenta. La sociedad capitalista sólo está dispuesta a ampliar la escala de la producción, cuando la mejora que introduce en su capital constante, cuesta menos que la mano de obra (tiempo de trabajo necesario) que reemplaza. Hay que reparar en que, si se trata de demostrar la tendencia a la caída de la tasa general de ganancia, no se trata de lo que hace o está dispuesto a hacer un capitalista cualquiera sino de lo que puede hacer el capital social global. "La humanidad no se propone nunca nada que no pueda alcanzar". Este aforismo de Marx está inspirado en el principio burgués de que toda mejora tecnológica está condicionada a que su coste sea menor que el trabajo necesario que reemplaza.

En su ejemplo, el capital variable pasa de 600.000 a 500.000 = 100.000, mientras que la nueva inversión en capital constante asciende a 150.000.

La mejora en productividad cuesta más que los salarios que deja de pagar, con lo que no se justifica.

¿Por qué a pesar de este error de concepto le cuadran a usted las cuentas y la tasa de ganancia aumenta? Porque, como hemos dicho antes, cuanto más desarrollado esté el capital y la fuerza productiva del trabajo, cuanto más plusvalor haya capitalizado ya la burguesía, cuanto menos trabajo necesario le deje la jornada de labor para convertir en excedente, y, por tanto, cuanto mayor sea la parte de plusvalor adicional invertido en capital constante respecto de la parte invertida en capital variable, menor deviene el incremento de plusvalor respecto del incremento del capital acumulado. El resultado de esta lógica es que, en la etapa del capitalismo tardío, el capital crece más rápidamente y en mayor proporción de lo que aumenta la producción de plusvalor, por lo que la tasa de acumulación tiende históricamente a ser más alta que la tasa de plusvalor.

Esto explica la sobreacumulación de capital, cuyo fundamento absoluto está en el hecho de que la suma absoluta en la que el capital incrementa su valor mediante un aumento determinado de la fuerza productiva del trabajo, depende de la fracción dada del día de trabajo, (jornada cuya duración es el límite absoluto del plusvalor y del capital mismo), de la parte alícuota que representa el trabajo necesario. Por lo tanto, para determinar la variación en la tasa de ganancia, hay que considerar que cuanto mayor sea la fracción de trabajo necesario ya convertida en trabajo excedente, tanto menos trabajo necesario puede la burguesía apropiarse en el futuro desarrollando la fuerza productiva del trabajo; dicho a la inversa, cuanto menor sea ya la fracción de la jornada de labor correspondiente al tiempo de trabajo necesario que queda por capitalizar, tanto más valor en capital constante deberá emplear en desarrollar la fuerza productiva para convertir esa fracción ya reducida del trabajo necesario, en una parte cada vez menor de plusvalor. O sea: dada la proporción en que va disminuyendo el trabajo necesario respecto del excedente ya capitalizado, tanto menos queda por capitalizar y más difícil se vuelve la valorización del capital en esa proporción cada vez más reducida de trabajo necesario. Según este razonamiento, la tasa de explotación no puede aumentar en un porcentaje mayor (50%), respecto de la composición orgánica del capital (7,5%) como usted lo presenta en su ejemplo.

Si se procede de acuerdo con el principio activo del capital basado en el progreso de la fuerza productiva del trabajo, el plusvalor aumenta en términos absolutos, pero menos que el capital invertido en producirlo. Precisamente porque con cada aumento -por ejemplo, al doble- de la productividad, el plusvalor aumenta sólo en 1/4 de la jornada de labor. Esto quiere decir que por cada aumento porcentual de plusvalor a expensas del trabajo necesario, siempre hace falta un aumento proporcionalmente mayor de la fuerza productiva y, por tanto, de la inversión en capital constante respecto del variable. Por lo tanto, si se supone -como usted lo ha hecho- que el plusvalor aumenta bastante más que proporcionalmente respecto de la Composición Orgánica del Capital (C.O.C.), esta diferencia no debe atribuirse al progreso de las fuerzas productivas, sino a una mayor intensificación del trabajo, como sucede en el ejercicio hecho por usted, lo cual no sólo invalida su resultado, sino el propio planteo del problema que se quiere resolver.

En su investigación sobre la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, Marx incluye seis causas que contrarrestan la ley, pero no dice que sean las únicas, sino las más generales. Existen otras, como por ejemplo el papel que juega la creciente aceleración en el metabolismo del capital, haciendo que un mismo capital rote más veces en una misma unidad de tiempo, consiguiendo que la masa de plusvalía obtenida en un mismo año, sea mayor y por lo tanto mayor la ganancia, incluso, circunstancialmente en algún periodo de tiempo, puede llegar a ser mayor este crecimiento en la ganancia que el descenso como consecuencia de una mayor Composición Orgánica del Capital (C.O.C.) Pero esto no invalida la tesis central de Marx, en cuanto a que la ganancia es directamente proporcional a la tasa de plusvalía o explotación, e inversamente proporcional a la Composición Orgánica del Capital (C.O.C). El hecho de que existan causas contrarrestantes, incluso contradictorias y a veces neutralizantes, no invalida la ley general, "dándole simplemente el carácter de una tendencia". La calificación de tendencia no implica indeterminar el comportamiento de la tasa de ganancia, porque para Marx todas las leyes sociales se desarrollan tendencialmente. Su presentación lineal sólo tiene propósitos ilustrativos en las exposiciones más abstractas.

La caída porcentual del beneficio constituye un ejemplo típico de lo que Marx entendía por una ley: un proceso necesario, determinante y previsible de la acumulación. No representa un acontecimiento contingente, como, por ejemplo, la declinación de las tasas de interés, ni tampoco un episodio coyuntural como la disminución del precio de las acciones. Es un resultado interno del proceso de acumulación, cuya evolución se verifica a largo plazo. Responde a un patrón objetivo de desarrollo que incluye acontecimientos muy visibles como son el aumento de la productividad y la competencia intercapitalista. La caída tendencial del beneficio es predecible porque la secuencia de aumento de la composición del capital y la caída de la tasa de ganancia tiende a repetirse cíclicamente de forma cada vez más acusada según aumenta la fuerza productiva del trabajo y la masa de capital en funciones. En la práctica, y visto a través de largos periodos de tiempo, está tendencia se ha visto confirmada en los dos últimos siglos de capitalismo en el mundo.

Es cierto que, partiendo del supuesto que usted nos plantea, el aumento de la productividad del trabajo, deprime el valor de los artículos que forman parte de la canasta básica del obrero, que son los que determinan el valor de su fuerza de trabajo, y, por lo tanto, la jornada necesaria de labor disminuye respecto de la jornada total, pudiendo llegar a ser una parte insignificante de ésta. Cuando hablaba de la depauperación del obrero, Marx se estaba refiriendo implícitamente a esta cuestión, ya que el salario relativo es cada vez menor en comparación al valor total que crea. Pero si partimos del principio de ir introduciendo sucesivos supuestos aproximativos que nos vayan acercando a la realidad concreta, comprobaremos cómo a medida que el salario relativo disminuye, las dificultades de valorización del capital ya acumulado para mantener la relación de explotación existente entre el patrón burgués y el obrero, aumentan, por la simple razón de que al disminuir la magnitud de Capital variable (Cv) respecto de Capital constante (Cc), el plusvalor obtenido es insuficiente para garantizar la reproducción ampliada.

Desde que el capitalismo existe, uno de los obstáculos en la lucha de clases a que los obreros se sientan legitimados a apropiarse del producto total de su trabajo, ha sido el respeto por la propiedad sobre los MP que han ostentado los capitalistas. Este prejuicio se ha visto reforzado por el hecho empírico de que durante más de un siglo, los capitalistas también trabajaban, y la ganancia que obtenían como propietarios de los medios de producción estaba encubierta por el llamado "salario de gestión". Pero a medida que el trabajo necesario disponible fue convirtiéndose en capital, el papel laboral de los burgueses dentro del proceso productivo se ha ido tornando cada vez más irrisorio y su función social superflua, deviniendo cada vez más en una categoría parasitaria, a igual título que los terratenientes, delegando la gerencia técnica y administrativa en una aristocracia obrera bien pagada. Este hecho desmistifica la ganancia como producto de los capitalistas que trabajan, en la medida en que, al lado de estos, se acrecienta la figura del puro inversor bursátil. Bajo semejantes condiciones, ocultar el origen de la ganancia en la figura del capitalista que trabaja se vuelve cada vez más insostenible en términos de consenso social, e ingentes masas de plusvalía deben gastarse en mantener medios represivos cada vez más costosos, de modo que la parte de plusvalor correspondiente al fondo de consumo de los capitalistas devendría en masas de valor tan irrisorias que les rebajaría a la condición de cualquier asalariado cualificado, con lo cual, el capital accionario que Marx consideraba como el precedente del socialismo bajo el capitalismo, devendría en una rabiosa actualidad.

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