Artículo de Ismael publicado el miércoles 14 de septiembre de 2005

“Esto de mirarse el ombligo todo el día tiene sus ventajas, nunca acaba uno de enterarse de lo que ocurre en el mundo, se ignora el desarrollo científico, la ciencia práctica, y se consigue esa virginal persistencia , siempre tan reforzadora de injusticias como pueril en general, y encima con ínfulas de sabiduría, cuando todas esas banalidades son lo más pedestre desde el punto de vista intelectual que venimos oyendo desde hace decenios. Es como si para rebatir asuntos religiosos hinduístas, tuviera uno que tragarse los Vedas, sabiendo de antemano que esa teología aplicada, como todas, es un tema proveniente tanto de la ignorancia social, como de especialistas en cuentos divinos que hacen de su oficio un modus vivendi. Ezequiel no se entera que no nos hace perder el tiempo, cuando nos interesa contestamos y cuando vemos que lo que dice es improductivo y no da pie a una contestación pretendidamente didáctica, lo ignoramos por falta de provecho. Hace tiempo que dió de sí todo lo que encierra, que por supuesto no es nada creativo.

Todos los nacionalismos periféricos son “peculiares”, todos son “diferentes” entre sí, aunque todos acusan a sus detractores del mismo pecado, centralismo, franquismo o fascismo, en eso son idénticos y en los demás ¾ de lo mismo. Pretender escribir en una página de un cierto nivel académico, “evolucionado”- que para eso BBS se lo ha currado, donde la gente que escribe, en general, tiene conocimientos de la Historia y de la política universales-, sin haber pasado por el jardín de infancia y además enarbolando “textos locales”, historietas familiares de abuelos, tradiciones de terruño, miradas al paisaje o teorías exóticas paridas por los espabilados de la cultura aborigen, es muy poco bagaje para enfrentarse al reto y una temeridad digna de mejor causa; pero si encima se repite cual eco la doctrina que surge desde todos los rincones hispanos, aunque teñido del cercano color, es que se añade a la esterilidad del empeño, la poca originalidad, que es decir una vulgar fotocopia hispánica.

Para entender la historia humana debe uno remontarse al origen de sus problemas, al núcleo de la discusión y operar con los métodos y las disciplinas adecuadas, esas que nos han proporcionado los sabios impulsores de la ciencia, ese dispositivo con capacidad de comprobación que certifique su vigencia y validez para que nos oriente en el laberinto de nuestras relaciones con la naturaleza y con la sociedad, y si no se hace así, se puede decir lo que se quiera, pero estaremos en el terreno de la especulación, del mito, de la religión o del acertijo y habría que derribar los edificios universitarios.

Equiparar la industrialización actual de un país con su grado de desarrollo es no tener idea de la naturaleza diferente de ambos procesos, aunque ese sea un esquema válido en los albores del capitalismo. En África hay muchos países que tienen grandes industrias extractivas de materias primas y sin embargo su grado de desarrollo es casi nulo. La industrialización de Suecia no completa la explicación de su altísimo grado de desarrollo, se hace porque su producción suministra aviones, dinamita, coches, teléfonos, electrodomésticos o diamantes a todo el mundo, para cuya fabricación utilizan, como se hace ya en todas partes, materias primas, mano de obra e industrias de otros países. Eso entre países, pero dentro de ellos, existen zonas industrializadas o no, que sin embargo por su estructura política nacional permite al conjunto social un mismo nivel de desarrollo. El desarrollo no es sólo crecimiento, son cosas distintas, para el último basta el P.I.B, mientras que el primero necesita su acumulación, el bienestar social proporcionado por sanidad, educación, comunicaciones, infraestructuras, etc., lo que nombramos como grado de desarrollo o en sentido lato, civilización. Un sencillito ejemplo lo tenemos en China, su crecimiento es descomunal, pero su desarrollo general no nos alcanza, aunque se estima en 400 millones el número de personas con nivel adquisitivo de la media europea. .

Y todo este asunto nos lleva al núcleo de la cuestión que es el modo productivo, ese objetivo buscado en todo tiempo y lugar por el hombre para satisfacer las necesidades de su población y garantizarse el desarrollo. El último modo productivo, el capitalista, ha sido decisivo, ha supuesto una de las mayores revoluciones en la historia humana. Ha empujado al mayor número de personas al mayor nivel de bienestar jamás alcanzado, con independencia de otros aspectos no económicos. ¿De qué trata este modo en esencia? Al margen de conceptos más precisos, el modo productivo del capitalismo se basa en un avance histórico sin precedentes de dos cosas: la aplicación sistemática de la ciencia y la tecnología modernas a la producción de mercancías y el aprovechamiento más “racional” de los recursos generales de TODO el planeta, añadiendo la búsqueda constante del abaratamiento de costes por la división internacional de los procesos laborales dado el nivel de comunicaciones mundial. Se puede decir con toda propiedad que el globo terráqueo es hoy en día una gran fábrica donde cada nación contiene un departamento que contribuye a la producción total. Naturalmente que todavía hay países y zonas interiores de los mismos donde existe economía “natural”, es decir donde no predominan los efectos del capitalismo, pero no son determinantes para el curso de los acontecimientos económicos y dada la tendencia son y serán penetrados paulatinamente.

Y una vez entendido esto, sacar para la discusión la autosuficiencia, la no interdependencia económica, “la vida económica en las diferentes naciones”, etc. es, no tanto como hablar chino, pero hablar desde el siglo XVIII, justamente de donde salen las doctrinas nacionalistas hispanas. Y no hace falta para entenderlo pasar por la universidad, simplemente mirar la vida de cualquier gallego por ejemplo, y ver dónde están fabricados los objetos que usa, que come, que toca, que viste o cuantos gallegos se han ido a causa de esta evolución económica que no política y cuantas empresas de Galicia venden sus productos en el mercado mundial. Y así, en todas partes de la península y parte del extranjero.
Pretender a estas alturas de la película económica desarrollar proyectos locales, es no sólo reaccionario, sino reclamar en el presente un pasado sin futuro, es decir mentir desde el punto de vista del conocimiento humano, aún quien lo diga, no lo haga queriendo. El destino de la especie es superar los obstáculos desde la posición actual y no puede desde ningún punto de vista volver a fórmulas y situaciones superadas, evolucionadas. Otro tanto ocurre con el pensar.
Dado que las consecuencias políticas de estas concepciones están suficientemente tratadas, aquí paramos.

Ahora, los Ezequieles de turno sacan de la lógica interna de este escrito unas pocas líneas y pretenden que discutamos sobre palabritas y frasecitas, como hacen en sus guarderías científicas y como acostumbran ante la falta de algo mejor que decir y hacer, añadiendo de paso alguna gracia para los aplausos de sus compañeros de juego. Pero nosotros mañana tenemos el primer mitin para acabar con la insoportable situación política española.

Ismael

miércoles 14 de septiembre de 2005

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