2.-Constitución política de la burguesía en Francia

a) El desarrollo desigual del capitalismo en la génesis de la Asamblea Nacional Constituyente

Habíamos dicho que, en su origen, las asambleas constituyentes fueron formas políticas constitutivas de la burguesía en su conjunto, adecuadas a las formas económicas de la incipiente acumulación de capital, producto del proceso de transformación de una parte de los artesanos y campesinos en asalariados, de los terratenientes feudales en rentistas, de la renta territorial en capital financiero, y de buena parte del capital comercial en capital industrial o productivo; al mismo tiempo que, con retraso, se operaba el proceso de transformación en el status político de la burguesía en su conjunto que, de clase subalterna dentro de los Estados generales de la formación social feudal, pasó a ser clase políticamente dominante, y el Estado estamental o absolutista de tipo feudal, se convirtió en Estado democrático-formal —alternativamente dictatorial— de tipo capitalista o capitalista puro.

Ahora bien, el desarrollo desigual [8] del capital en los distintos países bajo dominio político feudal y, por tanto, el distinto carácter de las relaciones y vínculos entre la aristocracia feudal decadente y la burguesía ascendente, determinó que el proceso político de cambio revolucionario no fuera el mismo en todas partes. El gran señor feudal inglés, por ejemplo, al transformar las tierras de labranza en pastos para la cría de ovejas y la producción de lana con destino a la industria manufacturera de Flandes, favoreció mucho más la acumulación primitiva del capital, la expansión del trabajo asalariado y el desarrollo tecnológico en ese país, que sus homólogos en territorio continental europeo. En efecto, mientras en todos los países de Europa la producción se caracterizaba por la división de la tierra entre el mayor número de campesinos parcelarios tributarios que determinaban los ingresos y el consecuente poder económico y político de cada señor feudal, en Inglaterra se procedió a transformar al minifundo en latifundio para la cría de ovejas, al campesino, de indigente urbano desplazado del campo, en proletario, y al comerciante inglés de lanas, en capitalista industrial textil. Este vínculo entre los agentes sociales feudales productores de lana y los agentes sociales burgueses comerciantes y productores de lana, explica el conservadurismo de la burguesía inglesa en sus relaciones políticas con la aristocracia terrateniente, y el carácter mismo de la revolución capitalista en ese país:

<<El gran misterio para el señor Guizot, que sólo acierta a descifrar recurriendo a la inteligencia superior de los ingleses, el misterio del carácter conservador de la revolución inglesa, es la constante alianza en que la burguesía se halla con la mayor parte de los grandes terratenientes, alianza que diferencia esencialmente la revolución inglesa de la francesa, la cual, mediante la parcelación, destruyó la gran propiedad de la tierra. Esta clase de grandes terratenientes aliada a la burguesía y que, por lo demás, había nacido bajo Enrique VIII, no se encuentra –como la propiedad de la tierra (en Francia) en 1789— en contraposición, sino más bien en total armonía con las condiciones de vida de la burguesía. Su propiedad territorial no era, en realidad, una propiedad feudal, sino una propiedad burguesa.>> (K.Marx: “¿Por qué ha triunfado la revolución de Inglaterra? Discurso sobre la historia de la revolución de Inglaterra” París, 1850)

 Y en “ElCapital”, abonando la última parte de este párrafo citado, Marx recuerda que, desde la última parte del siglo XIV:

<<La inmensa mayoría de la población [9] se componía entonces –y aún más en el siglo XV— de campesinos libres que cultivaban su propia tierra, cualquiera fuere el rótulo feudal que encubriera su propiedad. En las grandes fincas señoriales, el arrendatario libre había desplazado al bailiff (bailío) siervo él mismo en otros tiempos. Los trabajadores asalariados agrícolas se componían, en parte, de campesinos libres que valorizaban su tiempo libre trabajando en las fincas de los grandes terratenientes, en parte, de una clase independiente poco numerosa –tanto en términos absolutos como relativos—de asalariados propiamente dichos. Pero también estos últimos eran, de hecho, a la vez campesinos que trabajaban para sí mismos, pues, además de su salario, se les asignaban tierras de labor con una extensión de 4 acres y más, y asimismo cottages. Disfrutaban, además, a la par de los campesinos propiamente dichos, del usufructo de la tierra comunal sobre la que pacía su ganado, que les proporcionaba, a la vez, el combustible: leña turba, etc.>> (K. Marx: Op. Cit. Libro I Cap. XXIV)   

Esta evolución singular, el camino más corto desde las relaciones de señorío y servidumbre  hacia el capitalismo en Inglaterra, estuvo favorecida por la peste que se extendió sobre toda Europa durante la baja edad media, y supuso el golpe de gracia para la supremacía económica y política del sistema señorial. Esta epidemia diezmó la población activa hasta el punto de que el trabajo se convirtió en algo tan escaso y oneroso, que, con el fin de mantener sus tierras cultivadas para obtener ingresos, los señores feudales no pudieron permitirse el lujo de negar exenciones a sus campesinos.

En Inglaterra, donde los vínculos mercantiles y monetarios estaban relativamente más desarrollados, pocas propiedades señoriales sobrevivieron en el siglo XVI, y las tierras pasaron a ser cultivadas en su mayoría por pequeños propietarios o granjeros independientes, mientras las grandes propiedades que aún quedaban intactas empezaron a ser cultivadas por asalariados. Los señores seguían dominando políticamente la sociedad y con frecuencia ejercían una influencia patriarcal, pero los campesinos eran legalmente libres para cambiar de lugar de residencia y de trabajo. Esta condición social aceleró el proceso de conversión de los nobles en terratenientes puros y muchos campesinos en arrendatarios capitalistas.

Esta transformación ―hasta cierto punto― “natural” de las relaciones de producción feudales en relaciones capitalistas, determinó una creciente dependencia material de la nobleza residual ―cada vez más decadente― respecto de la cada vez más poderosa burguesía inglesa. De hecho, en la medida en que la peste fue diezmando la población de siervos y buena parte de los supervivientes compraba su libertad vendiendo los excedentes de su trabajo en condiciones de tiempo libre, mermaban los ingresos del reino en concepto de prestaciones, diezmo y demás tributos, a la vez que los gastos crecían en términos absolutos respecto de los gastos, la nobleza creó los parlamentos para convocar allí a los burgueses ―lamados “comunes”―, a fin de negociar con ellos las condiciones en que estarían dispuestos sufragar los déficits de la Corona. Muy pronto se implantó la costumbre de que antes de aceptar nuevos impuestos se presentaran las quejas con antelación. Este creciente condicionamiento de los señores feudales por la burguesía, creó, a su vez, las condiciones para que, en determinado momento ―a principios del siglo XVII— la burguesía, a instancias del Parlamento, se embarcara en una lucha por la supremacía política con la Corona. El resultado fue la Guerra Civil inglesa. Para acabar con los problemas que enfrentaban a los monarcas con los representantes parlamentarios, fue preciso emprender una nueva lucha más avanzado el siglo.

Los parlamentarios ganaron finalmente la Guerra Civil inglesa gracias al apoyo de Escocia y, sobre todo, debido al liderazgo militar de Oliver Cromwell, quien creó las unidades militares que servirían de base para el Nuevo Ejército (New Model Army). Con el apoyo de estos nuevos regimientos, Cromwell depuró el Parlamento de todos los miembros opositores. El Parlamento Rabadilla (Rump Parliament) llevó a juicio a Carlos I que fue ejecutado el 30 de enero de 1649; abolió la monarquía y la Cámara de los Lores y estableció en Inglaterra un régimen protorepublicano (denominado Protectorado o Commonwealth), que aunaba aspectos monárquicos y parlamentarios.

Después de la Revolución Gloriosa (1688-1689) quedó claro que los monarcas gobernaban con el respaldo del Parlamento, creándose un sistema de equilibrio entre ambos poderes que serviría de modelo a todo el mundo occidental, que se continúa en la actualidad. En 1694, la burguesía inglesa ya dispuso del primer banco emisor: el Banco de Inglaterra.

Por tanto, las condiciones económico-sociales sobre las que discurrió el proceso político que culmino con el ascenso de la burguesía como clase dominante en Inglaterra, configuró un proceso político específico, en el que la burguesía de ese país no tuvo necesidad de crear ninguna institución política constituyente, porque se la encontró hecha para ella por la propia nobleza. En el continente europeo, en cambio, las condiciones económico-sociales exigieron que fuera el pueblo (conglomerado de perqueñoburguesía y proletariado), con el apoyo pasivo de la burguesía, quien ―en un primer acto― debiera imponer la constitución política de la burguesía como nueva clase dominante, y que esta constitución pasara por un proceso más lento, más complejo, más cruento y formalmente distinto: los gobiernos provisionales y las asambleas constituyentes.

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[8] Cuanto mayor es el desarrollo social, tecnológico y económico de un capital nacional, mayor es su masa en funciones y mayor, por tanto,  su tendencia a la centralización política institucional, la de sus organismos de Estado.  

[9] Todavía n el último tercio del siglo XVII, más de las 4/5 partes de la población total inglesa eran agrícolas (Macaulay: The history of England, Londres 1854 Vol. I p. 413) Cito a Macaulay, porque, en su condición de falsificador sistemático de la historia, procura “podar” lo más posible hechos de esta naturaleza.