Progreso técnico y prolongación de la jornada colectiva de labor

En el Libro 1, punto 3 de:“El Capital” Marx explica el movimiento contradictorio resultante de esa modalidad históricamente progresiva de extraer plusvalor sin aumentar la fuerza productiva del trabajo. Por un lado, como se ha dicho antes, la mecanización del trabajo se resuelve en un aumento de la productividad del trabajo, esto es, en la reducción del tiempo de trabajo necesario para la producción de una determinada mercancía. Pero, al mismo tiempo, el capital materializado en las maquinas, se convierte…

<<…en el medio más poderoso de prolongar la jornada de trabajo más allá de todo límite natural.>> (K. Marx: Op. Cit. b))

¿Cómo opera este movimiento contradictorio? Por un lado, la productividad de la maquinaria discurre en relación inversa a la magnitud de su propio valor transferido al producto durante el proceso de trabajo de su vida útil, de modo que, cuanto más largo sea este período, mayor será la cantidad de productos entre los que el valor de la máquina se distribuye y, por tanto, menor el valor trasladado a cada uno de ellos. Pero, por otro lado, el período útil de cada máquina está determinado por la extensión de la jornada laboral, multiplicado por el número de días en que se repite.
Esto último es importante. Una máquina puesta a funcionar siete años y medio durante 16 horas diarias, al desgastarse por el uso trasladará a sus productos el mismo valor que si lo hiciera 15 años durante sólo ocho horas diarias:

<<…Pero en el primer caso el valor de la máquina se habría reproducido con el doble de rapidez que en el segundo, y el capitalista, por medio de la misma, habría engullido tanto plustrabajo en 7 años y medio como en el otro caso en 15.>> (Ibíd)

Por otra parte, el desgaste de la máquina es de dos tipos, una deriva del tiempo de uso, el otro del no uso que se haga de ella. El primero está más o menos en razón directa del uso normal que se haga de ella, mientras que el segundo en razón inversa. Marx cita al prestigioso investigador británico, Andrew Ure en: The Philosophy of Manufacturers (1835) donde dice:

<<Causa del deterioro de las delicadas partes del mecanismo metálico de las máquinas es la inactividad>>

Pero además de su desgaste material, las máquinas están sujetas a lo que Marx ha denominado “desgaste moral” más conocido por “obsolescencia”, o pérdida de valor de cambio, a medida que, en períodos cada vez más cortos de tiempo, el desarrollo científico aplicado consigue generalizar el uso de máquinas del mismo tipo a menos precio, o que permiten una mayor productividad del trabajo por unidad de tiempo empleado en su funcionamiento productivo. Así, cuanto menor sea el tiempo en que una máquina se amortiza trasladando su propio valor a los productos que contribuye a crear, tanto menor será el riesgo de que se vuelva obsoleta, y este período será más breve cuanto más prolongada sea la jornada laboral que la mantiene funcionando.
Dado el número de horas de la jornada laboral y un determinado modelo de máquinas, para duplicar el numero de obreros explotados habrá que duplicar tanto la inversión en maquinaria y edificios como en materias primas, combustible, lubricante, etc. Pero al prolongar la jornada laboral se amplia la escala de la producción con igual inversión en capital fijo. No sólo se obtiene así más plusvalor sino que disminuyen relativamente las inversiones necesarias para su obtención, porque el capital fijo se amortiza más rápido, se recupera el valor de la inversión en menos tiempo.
Ahora bien, el plusvalor surge exclusivamente de la parte variable del capital, es decir, de la fuerza de trabajo convertida por el capitalista en trabajo, es decir, fuerza de trabajo en acción o acto de producir por la articulación entre el obrero y “sus” medios de producción. Y dada la extensión de la jornada laboral, la tasa de plusvalor se determina por la proporción en que la jornada de labor se distribuye entre el trabajo necesario y el trabajo excedente o plustrabajo. A su vez, el número de obreros ocupados simultáneamente —que constituye la jornada colectiva de labor— depende de la parte invertida en capital constante (máquinas, herramientas, materias primas y auxiliares) y el capital variable (salarios)
Pero, a los fines de apreciar el verdadero alcance y consecuencias económicas, sociales y políticas de la productividad del trabajo en el capitalismo, hay que tener en cuenta un hecho fundamental, y es que:

<<…la industria fundada en la maquinaria, por mucho que extienda el plustrabajo a expensas del trabajo necesario —gracias al acrecentamiento de la fuerza productiva del trabajo—, sólo genera ese resultado mediante la reducción del número de obreros ocupados por un capital dado.>> (Ibíd)

Si las demás variables del sistema se quedan como están, por un lado se genera un mayor plusvalor (relativo) a expensas del trabajo necesario, sin perjuicio para el nivel de vida ni para las condiciones de trabajo de los asalariados. Pero a medida que partes variables del capital o fuerza viva de trabajo son reemplazadas por su equivalente en capital fijo —que no produce plusvalor— por necesidad inmanente del capitalismo los capitales más productivos ven acercarse el horizonte del límite teórico absoluto que reduce a cero la jornada colectiva de trabajo por eliminación de uno de los elementos fundamentales de la relación social que da sentido a la existencia misma del capitalismo: el trabajo vivo.
Y esto tiene importancia fundamental para la cuestión que analizamos aquí a la luz de la siguiente situación imaginada por Marx, donde se demuestra que el capital más desarrollado no puede sobreponerse históricamente a los inevitables efectos del creciente aumento en su composición orgánica del capital y en la productividad del trabajo sobre el capitalismo en su conjunto; entre otros el que nos interesa aquí, a saber, que en cuanto a la creación de valor, el número de asalariados resulta decisivo:

<<…Es físicamente imposible que el tiempo de plustrabajo, por ejemplo, de dos hombres que sustituyan a veinte como consecuencia de cualquier aumento del tiempo de plustrabajo absoluto o relativo. Si los veinte hombres solo aportan dos horas de plustrabajo diario, aportarán [entre todos] 40 horas de trabajo y [no cabe duda de que] el tiempo total de vida de los dos hombres durante un día, no puede exceder de 48 horas.>> (K. Marx: “Teorías sobre la Plusvalía” Cap. XXI Apartado 3 e) Lo entre corchetes del traductor)

Sobre este mismo razonamiento volvió Marx en el capítulo XIII, Libro I de “El Capital”, para explicar los límites al aumento de plusvalor mediante el incremento de la productividad con el mismo gasto en trabajo.
La lógica del capital genera, pues, una contradicción. Por un lado, el incremento de la relación orgánica entre sus partes constante y variable, hace progresar la fuerza productiva del trabajo, que a su vez aumenta la masa de plusvalor (relativo) abatiendo el valor de la fuerza de trabajo o salario; pero, por otro lado, expulsa trabajo vivo que así deja de producir plusvalor. Y de esta contradicción la tendencia objetiva empíricamente verificable es, a que la masa de plusvalor aumente cada vez menos como consecuencia de que el incremento absoluto de la parte de ese plusvalor destinada a la inversión en salarios, va siendo cada vez menor respecto de la parte destinada a la inversión en capital constante.
Erróneamente inducido por su falsa teoría de los rendimientos históricamente decrecientes en la agricultura, David Ricardo pensaba que la tasa de ganancia desciende sólo por un aumento en el precio en los alimentos que presiona al alza de los salarios y a un descenso del plusvalor. Marx, rebatió esta teoría demostrando que la tasa de ganancia desciende ante un aumento en la composición orgánica del capital, por el hecho de que el mayor plusvalor relativo causado por un aumento en la productividad, no puede compensar el lucro cesante derivado de un descenso mayor en el empleo de capital variable respecto del capital constante, aun cuando el precio de los alimentos disminuya:

<<La tasa de ganancia desciende —aunque la rate of surplus value (tasa de explotación) permanezca invariable o aumente— porque el capital variable disminuye al desarrollarse la productividad del trabajo en relación con el capital constante. Por tanto (la tasa de ganancia como porciento entre el plusvalor y el capital invertido) desciende, no porque el trabajo se haga más improductivo, sino porque se hace más productivo. No porque el obrero [en nuestro caso por el capital A)] sea menos explotado, sino porque es más explotado, sea porque aumente el absolute surplus time (el tiempo excedente absoluto de trabajo) o porque cuando el Estado lo impida (reduciendo la jornada de labor), la producción capitalista lleva implícito el que el relative value of labour (valor relativo del trabajo) baje (aumentando el ritmo o intensificación del trabajo), aumentando con ello, por tanto, el relative surplus time (el tiempo excedente relativo de trabajo)>> [K. Marx :“Teorías sobre la plusvalía” Cap. XVI a). Lo entre paréntesis es nuestro]

 

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