4. Coste de producción por desgaste y Tasa de Ganancia

Hasta este punto, estábamos en el problema planteado por Marx en el mencionado apartado IV correspondiente al Capítulo XV del Libro III, acerca de que el coste del capital fijo por desgaste de la maquinaria, debe ser menor que lo ahorrado en concepto de salarios correspondientes a la mano de obra que la maquinaria desplaza. Tal es la condición de que el producto fabricado con ese medio de trabajo sea socialmente aceptado por el mercado.

Nosotros continuamos el ejemplo presentado allí, y aclaramos que esos resultados —en cuanto a si bajo tales condiciones la Tasa General de Ganancia baja o sube— son tan engañosos, como haber apelado a ese ejemplo sin más consideraciones, para concluir de su simple planteo, que la Tasa General de Ganancia sube.

Vayamos ahora al capítulo I del Libro III, donde Marx desmitifica la teoría burguesa del cálculo de la Tasa de Ganancia basado en el desgaste del capital fijo, que es el agujero en el que nos quiso meter Astarita evocando el ejemplo donde se demuestra otra cosa bien diferente aunque mediatamente concomitante.

En la formación de valor de un determinado número de productos fabricados, entran dos componentes:
1) el precio de costo o capital gastado en producirlos y,
2) lo que el trabajo vivo le añade en concepto de plusvalor.
Por lo tanto, dicho valor está determinado por la suma entre el precio de costo y el plusvalor que los asalariados comprometidos en el proceso de producción agregan al capital variable como resultado de la explotación de su trabajo.

De aquí se deduce:
1) que el límite mínimo del precio de venta de dichas mercancías, está determinado por su precio de costo.
2) Si se venden por debajo de su precio de costo, los elementos que se han empleado para producir esas mercancías no podrán reponerse, el proceso de valorización del capital invertido fracasará y,
3) Por consiguiente, cuando el producto se vende a un precio igual a su valor, se realiza una ganancia igual al remanente de ese valor sobre su precio de costo, igual por tanto a toda la plusvalía que en su valor total se contiene.
4) Si se venden a un precio por debajo de su valor, se realiza una ganancia menor, equivalente a la diferencia entre ese precio y el coste de producirlas.

Consideremos seguidamente los dos factores de la producción que entran en la formación del precio de costo, a saber: el capital constante y el capital variable. El primero está constituido por la parte integrante del costo en concepto de capital constante fijo (maquinarias) de cuyo valor el trabajo social solo transfiere una parte al producto fabricado con ella: la que pierde porque se desgasta durante cada proceso de producción. El segundo factor, constituido por las materias primas y auxiliares, es la parte circulante del capital constante, cuyo valor se transfiere íntegramente al producto fabricado.

Supongamos un capital de 1.680€, constituido por 1.200€ en capital fijo, más 380€ en capital circulante, más 100€ en capital variable, con una tasa de plusvalor = 100% del capital variable invertido. Pero de los 1.200€ el proceso de producción solo transfiere al producto 20€ por desgaste de la maquinaria. Por su parte, el gasto en materias primas se transfiere íntegramente al producto. En tales condiciones, el precio de costo de las mercancías será = 20€ (capital constante fijo) + 380€ (capital constante circulante) = 400€.

Con la otra parte integrante del precio de costo —y nos referimos a la fuerza de trabajo convertida en tiempo de trabajo desplegado durante todo el proceso laboral de producción—, sucede todo lo contrario. Y es que, durante una parte de este tiempo, el trabajo de los asalariados se limita a reponer o trasladar al producto, el valor del capital variable desembolsado en concepto de salarios, o sea, el precio de la fuerza de trabajo empleada = 100 €. Pero este tiempo de trabajo y su valor creado, no entra en la formación del valor nuevo o plusvalor.

Dentro del desembolso de capital, la fuerza de trabajo adquirida por el capitalista cuenta como valor creado anteriormente y que luego el asalariado traslada durante el siguiente proceso de producción a un nuevo producto. Pero dentro de este mismo tiempo de producción, el trabajo actúa, además, como trabajo creador de nuevo valor añadido al anterior. El valor de la fuerza de trabajo contratada que antes del proceso productivo actual o nueva rotación figura como capital desembolsado en salarios = 100€pv, y forma parte constitutiva del costo de producción, durante el tiempo de trabajo pasa a ser capital productivo creador de más valor, es decir, del valor que transfiere al producto y del plusvalor creado para el capitalista que lo empleó con tal fin.

Una vez definidas las dos partes constitutivas del costo de producción que Marx dio en llamar capital constante (fijo y circulante) y capital variable, la diferencia entre ellas se evidencia cuando se presenta un cambio en cuanto a la mayor magnitud relativa desembolsada en materia de capital constante respecto del capital variable. Es decir, cuando cambia la composición orgánica del capital que genera un incremento de la fuerza productiva del trabajo. Hasta ese momento, el coste de producción era = 20€ (capital constante fijo por desgaste de la maquinaria) + 380€ (en capital constante circulante) + 100€ (en capital variable) = 500€.

Respecto de los cambios en el capital variable, supongamos ahora dos circunstancias distintas:
1) que el valor de la fuerza de trabajo sea de 100€, pero que el valor de los medios de producción o capital constante aumente de 400 a 600€ o,
2) que por el contrario, disminuya de 400 a 200€.
En el primer caso, no sólo aumentará el precio de costo del producto de 500€ a (600c + 100v) = 700€, sino que el valor de ese producto aumentará de 600€ a (600c + 100v + 100p) = 800€.
En el segundo caso, no sólo disminuirá el precio de costo de 500€ a (200c + 100v) = 300€, sino que disminuirá también el mismo valor de la mercancía de 600€ a (200c + 100v + 100p) = 400€.

Dado que —a instancias del trabajo— el capital constante desembolsado —y cuyo valor se pierde por desgaste—, transfiere a la mercancía su equivalente, el valor del producto en igualdad de circunstancias, aumenta o disminuye según la magnitud absoluta de aquel valor–capital gastado.

Supongamos, ahora que, en igualdad de circunstancias, el precio de la misma masa de fuerza de trabajo aumente de 100 a 150€ o, por el contrario, que disminuya a 50€. En el primer caso, el precio de costo aumentará de 500€ a (400c+150v) = 550€, y en el segundo disminuirá de 500€ a (400c + 50v) = 450€, pero el valor de la mercancía permanecerá invariable en ambos casos = 600€; la fórmula, en el primer caso, será = (400c + 150v + 50p) = 600€; en el segundo = (400c + 50v + 150p) = 600€

Como se ha visto, a diferencia de lo que sucede con el capital constante, la fuerza de trabajo o capital variable desembolsado, no añade al producto su propio valor. Éste es sustituido en el producto, por otro valor nuevo que el trabajo crea durante el proceso productivo. Por consiguiente, los cambios que se operan en la magnitud absoluta de valor del capital variable, siempre y cuando que sólo expresen cambios en cuanto al precio de la fuerza de trabajo, no afectan en lo más mínimo a la magnitud absoluta del valor del producto, puesto que no alteran para nada la magnitud absoluta del valor nuevo creado por la fuerza de trabajo en acción. Estos cambios sólo afectan a la proporción de las magnitudes entre las dos partes integrantes del valor nuevo, una de las cuales representa a la plusvalía y la otra repone el capital variable, ésta última entrando, por tanto, en el precio de costo de la mercancía. Dichos cambios se reflejan en el llamado plusvalor relativo: pl/cv

Si ahora comparamos el capital desembolsado por una parte, y por otra el valor de la mercancía, llegamos al siguiente resultado:
I. Desembolso de capital o precio de costo de 500€ = (400 de capital gastado en medios de producción + 100 de capital gastado en fuerza de trabajo).
II. Valor de las mercancías por 600€ = precio de costo de 500€ = (400€ en medios de producción gastados + 100€ invertidos a cambio de las jornadas de trabajo empleadas) + 100€ de plusvalía.

En esta fórmula, la parte de capital invertida en fuerza de trabajo (salario), solo se distingue de la parte del capital gastada en medios de producción (capital fijo y circulante), por el hecho de que cada una se destina a pagar un factor de la producción materialmente distinto, pero no porque ambos desempeñen un papel diferente, tanto en el proceso de creación de valor de la mercancía, como en el proceso de valorización del capital. El precio de ambos factores reaparece en el costo de producción de la mercancía con arreglo a un fin: producir plusvalor capitalizable. Pero todavía no como un factor en funciones creador de ese nuevo valor añadido.

En este contexto tempo-espacial de la producción previo a lo que sucederá posteriormente en la esfera de la circulación, la diferencia cualitativa entre el capital variable y el capital constante ha desaparecido. Solo difieren cuantitativamente, es decir, en sus respectivos valores que trasladarán al producto acabado durante el proceso de producción para la formación del precio de costo.

Pero respecto del capital constante, fijo y circulante, en cuanto al papel de cada uno de estos factores en la formación del precio de costo de la mercancía durante el proceso de trabajo, sí hay una diferencia. Y esa diferencia está en que el capital fijo sólo traslada a su producto la parte de valor correspondiente al desgaste físico de la maquinaria, mientras que el capital circulante traslada el total del valor correspondiente al volumen físico de materias primas procesado por el empleo de la maquinaria.

Lo único común a las dos partes integrantes del precio de costo, en nuestro caso 400c + 100v es, simplemente, que ambas son partes del valor de la mercancía que reponen el capital desembolsado trasladando su equivalente al producto. Sin embargo, los verdaderos términos del problema aparecen necesariamente invertidos cuando se los enfoca desde el punto de vista de la producción capitalista. Porque el patrón no paga el plustrabajo, le sale gratis. De aquí que el trabajo carezca de valor, aunque sea la sustancia creadora de valor. Porque si el trabajo fuera valor y las mercancías se intercambiaran por sus respectivos valores, el capitalismo sería imposible. Por tanto, la parte variable del desembolso de capital (fuerza de trabajo) se presenta como capital desembolsado en salarios, pero como un valor–capital que paga por el valor o el precio de todo el trabajo insumido en la producción. O sea, que no paga el plusvalor.

Si ahora suponemos que una jornada laboral media de ocho horas se materializa en una masa de dinero de 0,30€: en este caso, el desembolso de capital variable de 100€, será la expresión en dinero de un valor producido equivalente a 333,33 jornadas de trabajo de ocho horas (100 ÷ 0,30 = 333,33). Pero este valor de la fuerza de trabajo comprada, que figura en el desembolso de capital, no forma parte del capital puesto realmente en funciones. El asalariado no trabaja cuatro horas (por el equivalente a su salario contratado) sino ocho. En el proceso de producción, el trabajo vivo o fuerza productiva del trabajo suplanta a la energía o fuerza de trabajo potencial contratada. Y si el grado de explotación de la fuerza de trabajo es del 100%, se la empleará en 666,66 jornadas de ocho horas, por lo cual ese plustrabajo añadirá al producto, un valor nuevo agregado de 200€. Pero el capital variable adelantado de 100 € APARECE como el precio del trabajo ejecutado durante 666,66 jornadas laborales de ocho horas. Dividiendo 100€ entre 666,66 obtenemos como precio real de la jornada de trabajo de ocho horas 0,15€, producto de valor equivalente a cuatro horas de trabajo. Confrontando ahora al capital desembolsado con el valor de la mercancía, llegamos al siguiente resultado:
I. Desembolso o costo en capital de 500€ = (400€ de capital invertido en medios de producción + 100€ de capital invertido en trabajo) = 666,66 jornadas de trabajo o de su equivalente en salarios.
II. Valor de las mercancías de 600€ = precio de costo de 500€ (400€, o precio de los medios de producción invertidos + 100€ o precio de las 666,66 jornadas de trabajo empleadas) + 100€ de plusvalía.

En esta fórmula, la parte de capital invertida en trabajo sólo se distingue de la parte de capital invertida en capital constante circulante, como el algodón o el carbón, por el hecho de que se destina a pagar un elemento de producción materialmente distinto, pero no porque desempeñe un papel funcionalmente distinto en el proceso de creación de valor de la mercancía. El precio de los medios de producción reaparece en el precio de costo de la mercancía tal y como figuraba ya en el capital desembolsado, y reaparece precisamente por el empleo útil y adecuado a un fin que se le dio a estos medios de producción. Del mismo modo reaparece en el precio de costo de la mercancía, el precio de la fuerza de trabajo o salario de las 666,66 jornadas de trabajo empleadas en su producción, porque esta masa de trabajo también se invierte en una forma útil y adecuada a un fin.

Aquí sólo vemos valores existentes ya creados. Son las partes de valor del capital desembolsado que entran en la formación del costo o producto de valor; pero allí no hay nada que actúe como elemento creador de más valor, es decir, de plusvalor. Tampoco se distingue la diferencia entre capital constante y variable. Hasta ahora, pues, todo lo que se ha invertido en la producción, reaparece como coste en el producto. La burguesía siempre lo ha mezclado y confundido todo, porque a rio revuelto ganancia de pescadores.

Pero esto no sucede con el capital constante, fijo y circulante. El valor del capital fijo de 1.200 que los capitalistas invirtieron y entra por entero en el proceso de explotación de la fuerza de trabajo y en el procesamiento de las materias primas. Pero solo se traslada al coste del producto por el equivalente al desgaste de la maquinaria, en nuestro caso = 20€, como parte del valor mercantil = 1.200 – 20 = 1.180€ o valor remanente del capital productivo invertido propiedad de los capitalistas.

Por tanto, el capital que interviene en la producción del valor de la mercancía —incluyendo en él al plusvalor— es de 1.680€ = (1.200€ en capital fijo + 380€ en capital circulante + 100€ en capital variable). Pero el precio de costo de la mercancía pasa por ser de solo 500€ = (20€ por desgaste de la maquinaria + 380€ en capital circulante + 100€ en salarios).

O sea que para el cálculo del coste social de producción no solo el trabajo realmente ejecutado queda oculto bajo el concepto de fuerza de trabajo contratada por el capitalista cuyo valor en salarios pasa directamente al coste de producción, sino que el valor total del capital fijo invertido y comprometido en el proceso productivo, es sustituido por la parte equivalente a su desgaste. Después de haber demostrado semejante “timo de la estampita” por parte de los ideólogos burgueses, Marx advierte que el precio de costo así calculado, es totalmente engañoso, lo cual pone en evidencia hasta qué punto los teóricos de la burguesía han falsificado el resultado de la reproducción ampliada del capital:

<<Esta diferencia entre capital fijo y circulante con respecto al cálculo del precio de costo, solo confirma el origen aparente del precio de costo a partir del valor de capital gastado o del precio que cuestan al propio capitalista los elementos de producción gastados, entre ellos el trabajo. Por otro lado, la parte variable del capital, desembolsada en fuerza de trabajo, se identifica aquí, expresamente, en relación con la formación del valor y bajo el rubro de capital circulante, con la parte del capital consistente en materiales de producción, consumándose así la mistificación del proceso de valorización del capital.>> (K. Marx: “El Capital” Libro III Cap. I. El subrayado nuestro)

He aquí por qué Astarita se fue a buscar el ejemplo que Marx presentó en el apartado IV del capítulo XV correspondiente al Libro III, para poder afirmar que la Tasa de Ganancia sube, agregando que "el GPM no puede explicar qué racionalidad puede tener el cambio tecnológico que postula". Pues ésta de Marx, es la racionalidad desmitificadora que nosotros defendemos.

 

 

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