04. La piratería: precursora de
las empresas interpuestas y los paraísos fiscales
En
cuanto al origen de lo que hoy han llegado a ser los paraísos fiscales, se
remontan al período pre-capitalista entre 1540 y 1650, en pleno esplendor del
dominio de los mares por el imperio colonial español, cuando sus enemigos de
Francia e Inglaterra fueron los primeros en organizar expediciones corsarias, con el propósito de causar el máximo
daño posible a las posesiones hispánicas de ultramar. En
ese lapso de tiempo, de los 11.000 barcos que recorrieron el tramo marítimo entre
América y España cargando oro y plata, 519 se hundieron por causas naturales
pero 107 por ataques piratas. En 1503,
fue Francis
Drake quien tras
ocuparlas puso nombre a las Islas Caimán en 1586. Posteriormente y en virtud
del Tratado de Madrid firmado en 1670, Inglaterra tomó el
control formal de las Islas Caimán, junto con Jamaica, permitiendo que se establecieran
impunemente allí las bases de los piratas. Después de la independencia de Jamaica respecto al Reino Unido en 1960, las
Islas Caimán fueron gobernadas como una única colonia, pero con autonomía
suficiente como para ofrecer grandes rebajas impositivas. Otro tanto sucedió en
la Islas Bahamas y Belice. En los últimos años, las autoridades de las islas
trabajan para reducir la opacidad en un sistema fiscal que, durante décadas, fue uno de los lugares preferidos para defraudar
grandes sumas de capitales
y albergar la sede de empresas fantasmas, también llamadas “interpuestas” o “instrumentales” que hoy día proliferan
y se localizan en todo el mundo, como una forma en el fondo de corrupción que la “justicia” vigente hace pasar por
ser delictiva y personal, muy extendida entre ciertas minorías sociales privilegiadas.
Como es el caso entre otros muchos, por ejemplo, del conocido cantante
español Bertín Osborne. Una
infección que también compromete a no pocos políticos profesionales
temporalmente a cargo de los aparatos del Estado.
Pero, ¿es la corrupción
de carácter estrictamente personal o
subjetiva, según así lo da a entender la “justicia” del sistema? That’s
the question. Es esencialmente
sistémica, en tanto y cuanto el capitalismo se basa en instituciones empresariales que
compiten entre sí —cada una para los fines de maximizar sus ganancias—, o sea,
en la forma organizativa genérica legal
vigente de la propiedad privada sobre
los medios de producción y de cambio. Una “conditio sine qua non” que dio
vida a la sociedad civil burguesa típicamente
competitiva. Donde cada empresa antepone sus propios intereses particulares
a los intereses de las demás. Y como es sabido, el mismo comportamiento suelen adoptar
los individuos entre sí pertenecientes a esas empresas.
Por ejemplo: Durante la
década de los años 60 el siglo pasado, las compañías petroleras diseñaron un plan
operativo para evadir impuestos que, además, servía para pagar lo mínimo a los
países de donde extraían el crudo, así como para evitar el coste de posibles accidentes
en el transporte marítimo de ese producto. Y con tal propósito idearon el truco
de navegar en buques con lo que desde entonces se conoce por bandera de conveniencia perteneciente
a otros países, como es el caso de Liberia o Panamá, donde una empresa pantalla o interpuesta con
sede allí fletaba el carguero, al mismo tiempo que la Standard Oil o cualquier
otra empresa petrolera, vendía el crudo a la empresa de transportes. Así las
cosas, de ocurrir un desastre como el del buque Exon
Baldez, los
responsables pasaban a ser esas compañías fantasmas sin patrimonio y, por tanto,
inembargables. De modo tal
que las empresas petroleras evitaban sufragar gastos de seguro que hubieran
sido enormes. Y el caso es que tal sistema era permitido por las agencias
internacionales y los Estados respectivos —nacionales e internacionales—, pues
de esta forma el petróleo resultaba más barato.
Otro ejemplo: La empresa radicada
en un determinado país, crea una sociedad
interpuesta o pantalla en la Isla de Man, considerada por el FMI y la OCDE como un paraíso fiscal y el reino de
ese fruto llamado Kiwi. Allí compra una partida de 1.000 Kg. a razón de 0,50€/Kg.
y lo vende en su país de origen a razón de 1,90€/Kg.,
donde al consumidor final esa fruta cuesta 2,00€/Kg.
Ergo, merced a la sociedad interpuesta la ganancia
bruta de la empresa matriz es de 1,40€/Kg.
y la neta de 1,30€/Kg., tributando al fisco de su
país por una ganancia ficticia
de 0,10€/Kg. De no mediar esa sociedad fantasma, dicha empresa
tributaría por 1,40€/Kg. y su ganancia neta se reduciría a 0.10€/Kg. A esta defraudación fiscal se le suele llamar muy piadosa y eufemísticamente
ingeniería
financiera. En realidad
un recurso para evadir el pago de impuestos, al cual sólo pueden apelar las
empresas privadas y sus directivos o accionistas, quienes por lo general son capitalistas
asociados explotadores de trabajo ajeno. Los asalariados no podemos recurrir a nada
de esto, porque son nuestros patronos quienes de oficio se encargan de remitir
al fisco el montante de nuestros ingresos mensuales en concepto de salarios
líquidos más horas extras, deducciones por ausencias injustificadas, aporte
jubilatorio, etc., etc., para los fines de que la hacienda pública deduzca de
tales ingresos los impuestos correspondientes.
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