05. Epílogo

 

          El pasado día miércoles 13 de abril, la edición del periódico español “El País” salió anunciando que el FMI alerta sobre el agudizamiento del parón económico global, desde que en agosto de 2007 la última gran crisis financiera estallara en los EE.UU. Y es que dadas las inevitables condiciones objetivas actuales de sobresaturación permanente de capital expuestas brevemente aquí, que exigen a la burguesía como único modo de obtener ganancias crecientes, la super-explotación del trabajo asalariado, atacando a sus condiciones de vida y de trabajo, cabe preguntarse si BAJO TALES CONDICIONES es posible acabar con esta lacra, así como con la corrupción económica defraudadora que suponen los paraísos fiscales, y la corrupción política despótica que impera en las instituciones políticas, nacionales e internacionales, sin acabar con el capitalismo. Y la respuesta a esta pregunta es un ¡¡NO ROTUNDO!! Porque todas estas lacras económico-sociales y políticas, en modo alguno son la causa sino precisamente la consecuencia de tales condiciones objetivas de vida en la sociedad capitalista.

 

          Por lo tanto, para acabar con la explotación en la sociedad civil, así como como con la corrupción política y el despotismo “democrático” en los Estados nacionales y multinacionales, es necesario poner fuera de la ley jurídica a su verdadera causa orgánica originaria: la propiedad privada sobre los medios de producción y de cambio. Porque ésta es la condición económico-social esencial del capitalismo, que para sobrevivir llega a ser objetivamente perversa y genocida.

 

          Como ya hemos visto en los anteriores apartados 02 y 03, la ley económica del valor permite sólo hasta cierto punto, que a instancias de la creciente productividad del trabajo la burguesía pueda obtener ganancias también crecientes a expensas del salario, sin menoscabo de su poder adquisitivo. Precisamente porque al mismo tiempo que la productividad permite convertir partes alícuotas mayores de salario en plusvalor, reduce el valor y precio de los medios de vida del obrero. Pero también hemos visto que este proceso de conversión de salario en ganancias tiene un límite absoluto, porque cada aumento de la productividad exige que el número de obreros empleados se reduzca paulatinamente respecto de los medios de producción que pone en movimiento, de modo que así la burguesía no puede continuar indefinidamente produciendo ganancias crecientes a expensas del salario, sin que el proceso llegue a un punto en que la realidad le obligue a reducir su poder adquisitivo y, por tanto, para tal propósito los capitalistas deban atacar las condiciones de vida y de trabajo de los explotados, reduciendo sus salarios y aumentando los ritmos de la producción. Así las cosas:

     <<Esta ley (del valor económico) produce una acumulación de miseria proporcionada a la acumulación de capital. La acumulación de riqueza en un polo (de la relación capital-trabajo) es el propio tiempo, pues, acumulación de miseria, tormentos de trabajo, esclavitud, ignorancia, embrutecimiento y degradación moral en el polo opuesto, esto es, donde se halla la clase (social) que produce su propio producto como capital>> (K. Marx: “El Capital” Libro I. Vol. III Ed. Siglo XXI/1980 Pp. 805).

     <<La pauperización es el punto conclusivo necesario del desarrollo al cual tiende inevitablemente la acumulación capitalista de cuyo curso no puede ser apartada por ninguna reacción sindical  por poderosa que ésta sea. Aquí se encuentra fijado el límite objetivo de la acción sindical. A partir de un cierto punto de la acumulación, el plusvalor disponible no resulta suficiente para proseguir con la acumulación con salarios fijos. O el nivel de los salarios es deprimido por debajo del nivel anteriormente existente, o la acumulación se estanca, es decir, sobreviene el derrumbe del sistema capitalista. De esta manera, el desarrollo conduce a desplegar y agudizar las contradicciones internas entre el capital y el trabajo a un punto tal que la solución solo puede ser encontrada a través de la lucha entre estos dos momentos>> (H. Grossmann: “La ley de la acumulación y del derrumbe del sistema capitalista” Ed. Siglo XXI/1979 Pp. 386).

 

          Estas son las condiciones sociales que la ley económica objetiva del valor vino preparando desde los orígenes del capitalismo, a lo largo y ancho del Planeta y naturalmente, más en unos países que en otros, según su natural desarrollo desigual. Unas condiciones que habiendo llegado a un punto, el hecho de superarlas deje de consistir en la lucha meramente reivindicativa entre las dos clases universales, por mejores condiciones de vida al interior del sistema capitalista, porque eso ya se ha tornado realmente imposible. Esto explica que la investigación de Marx acerca del proceso económico-social en esa relación antagónica entre capital y trabajo, deba forzosamente encontrar su solución definitiva, no en la lucha meramente sindical sino en la lucha política. En la lucha por el poder. Y así fue cómo el 30 de abril de 1868 en carta a Engels, Marx acabó diciendo:

<<En fin, dando por sentado que estos tres elementos: salario del trabajo, renta del suelo y plusvalor como ganancia e interés son las fuentes de ingresos de las tres clases, a saber, la de los terratenientes, la de los capitalistas y la de los obreros asalariados, como conclusión la LUCHA DE CLASES en la cual el movimiento se descompone y que es el desenlace de toda esta mierda>>. (K. Marx-F. Engels en “Cartas sobre ‘El Capital’” Ed. Política/1983. La Habana. Pp.218).

 

          Y para todos aquellos, que por ignorancia o intereses creados encubiertos desprecien lo dicho hasta aquí, deben saber que los paraísos fiscales tampoco desaparecerán por obra y gracia de ninguna institución reformista del capitalismo, como es el caso últimamente del llamado “Consorcio internacional de Periodistas de investigación”, que acaba de divulgar la engañapichanga de los “Papeles de Panamá”, sin reparar en que con fines económico-políticos se oculta tras los más poderosos intereses privados, con la intención de reforzar su existencia, ahora intentando monopolizarla centralizada exclusivamente al interior del territorio de los EE.UU.: https://elrobotpescador.com/2016/04/04/que-se-esconde-realmente-tras-los-papeles-de-panama/. Muchas Gracias, Horacio.

 

          ¿Y qué decir de los servicios secretos en los más ricos y poderosos Estados nacionales, que impunemente utilizan el desarrollo alcanzado por las distintas ciencias naturales para manipular artificialmente el clima, así como para mover las placas tectónicas del subsuelo terrestre o marítimo, aquí y allá incluso en sus propios países, provocando deliberadamente supuestos “accidentes” bajo la forma de tormentas, tornados, terremotos y tsunamis, que destruyendo riqueza ya creada y vidas humanas, empobrecen y retrotraen la sociedad hacia etapas de desarrollo técnico y económico ya superadas, prolongando así la existencia del sistema? ¿Qué hace la O.N.U. para prohibir las antenas del Proyecto H.A.R.P. instaladas  en EE.UU., Rusia, Alaska, Puerto Rico, Brasil, Perú, Noruega, Reino Unido, China, Japón, India y Australia? Nada, porque esa organización mundial forma parte del mismo tinglado. Aquí está la estadística más reciente de terremotos en el mundo. Exceptuando el último días pasados, que acaba de destruir buena parte de Ecuador.

 

          En virtud de lo que hemos venido explicando desde 1998 y lo dicho aquí, insistimos:    

 

1) Expropiación de todas las grandes y medianas empresas industriales, comerciales y de servicios, sin compensación alguna.

 

2) Cierre y desaparición de la Bolsa de Valores.

 

3) Control obrero colectivo permanente y democrático de la producción y de la contabilidad en todas las empresas, privadas y públicas, garantizando la transparencia informativa en los medios de difusión para el pleno y universal conocimiento de la verdad, en todo momento y en todos los ámbitos de la vida social.

 

4) El que no trabaja en condiciones de hacerlo, no come.

 

5) De cada cual según su trabajo y a cada cual según su capacidad.

 

6) Régimen político de gobierno basado en la democracia directa, donde los más decisivos asuntos de Estado se aprueben por mayoría en Asambleas, simultánea y libremente convocadas por distrito, y los altos cargos de los tres poderes, elegidos según el método de la representación proporcional, sean revocables en cualquier momento de la misma forma.

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