Butlletí
de la
Fundació d'Estudis Llibertaris
i Anarcosindicalistes
  La FELLA
Notícies, convocatòries
Publicacions
Contactar

 

Núm. 4    estiu    2002     Sumari     <<<     >>>


Juan Gómez Casas: Un anarquista a la antigua usanza

Eduardo Suárez

El anarquismo fue su religión desde que aún vestía pantalones cortos. Disparó contra las tropas de Franco cinco años antes de su mayoría de edad, entre rejas le salieron las primeras canas y el alzheimer se presentó en su vida sólo unos años después de haber ocupado la Secretaría General de la CNT en plena transición.

La vida de Juan Gómez Casas está traspasada de principio a fin por su credo libertario.

Había nacido en Burdeos en 1921. Su padre, emigrante y pintor de brocha gorda, le llevaba desde niño a las reuniones de la CNT. La guerra lo sorprendió con tan sólo 15 años y precipitó su ingreso en las Juventudes Libertarias. En 1938 se incorporó como voluntario a la Brigada Mixta y al acabar la guerra se salvó de la cárcel por su minoría de edad.

Entonces comienza una incansable lucha clandestina contra la dictadura que se interrumpe en 1947 con su detención. Juan vivía en una casita cerca del Manzanares. Uno de sus mejores amigos dentro del vecindario era un guardia civil. Allí tenía una imprenta en la que se imprimían con nocturnidad diversas publicaciones anarquistas. Para no levantar sospechas, había forrado las paredes con periódicos y cajas de huevos. Una noche vinieron a buscarlo. Cuando se lo llevaban esposado, su amigo el guardia se quiso morir.

Historia FAIJuan era un tipo sencillo, afable, ideológicamente puro. Nunca se emborrachaba, se casó ya con 50 años y gastó siempre un talante espartano que rayaba en lo monacal. Fumaba, eso sí, como un carretero, pero la policía le quitó el vicio en una celda de castigo, después de meses a oscuras a base de pan y agua. Nunca más volvería a encender un cigarrillo.

Tras su detención, fue condenado a 30 años, de los que sólo cumplió 15. Se intentó fugar en dos ocasiones, pero las dos fracasaron. Paradójicamente, la cárcel le dio la formación que le faltaba. Allí se convirtió en un humanista, aprendió historia, ruso, inglés y esperanto. De modo que, al salir del presidio, trabajó como traductor. Fue el último de una retahíla de oficios de lo más variopinto: viajante, recepcionista de un hotel, pintor, recauchutador... Fue también tras su estancia en la cárcel cuando escribió libros como «Historia de la FAI» o «Historia del anarcosindicalismo español», imprescindibles en cualquier cátedra sobre el tema.

Con la transición llegó el momento de legalizar la CNT. Y allí fue Gómez Casas, elegido primer secretario general del sindicato, con los papeles a Gobernación sin saber muy bien si las autoridades aprovecharían el trámite para devolverlo a la cárcel. Con la democracia llegaron casi a la vez la tranquilidad y el desengaño, una mísera indemnización y el olvido. Y unos años más tarde el alzheimer, símbolo postrero de la desmemoriada España por la que Gómez Casas se dejó la vida.

Juan Gómez Casas, dirigente anarquista, nació en Burdeos en 1921 y murió en Madrid el 27 de agosto de 2001.

(«El Mundo», 30 de agosto de 2001)


La FELLA    Notícies, convocatòries    Publicacions    Contactar    Inici