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DECLARACIÓN DE LOS COMPAÑEROS DE LA CORRIENTE POLÍTICA ENRIQUE SANTOS DISCÉPOLO

 
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El pasado 19 de enero, en el sitio web de Proyecto Sur (www.infosur.info), se publicó una nota (con la firma de Alejandro Jasinski) en la que se realizan determinados comentarios sobre la obra de Norberto Galasso.

Como ustedes conocen, Galasso ha dedicado su vida al estudio de la realidad nacional en sus aspectos económicos, culturales e históricos; con la mira puesta en el compromiso militante con la liberación nacional y la unidad latinoamericana.

Convencido de ser “uno cualquiera que sabe que es uno cualquiera” es para nosotros uno de los imprescindibles de la Patria Grande. Pero no sólo para nosotros: algo similar expresó Hugo Chávez, cuando en una de sus visitas a la Argentina dio muestras de su impacto ante la lectura de Seamos libres y lo demás no importa nada.

Es por eso que elaboramos la presente respuesta abierta a todo el campo nacional y popular, porque no podemos dejar pasar por alto los cortos pero arteros interrogantes que el autor del escrito se plantea. Después de un supuesto elogio a la obra de Galasso, se introduce un párrafo que parece ser el colofón de la nota encabezado por el subtítulo “Una especie de resignación”.

¿Cuál sería la resignación compañeros: una burda y dócil aceptación de la realidad o quizás (y más escabroso aún) una defección, un decaimiento en sus posturas, cierto grado de oportunismo?

Nuestra posición ante la deuda no ofrece ninguna dificultad de comprensión ideológica: ha sido publicada en una declaración anterior (disponible en www.discépolo.org.ar) y afirmar cualquier otra cosa distinta a lo allí dicho, es un acto cargado de intencionalidad política y mala fe.

Nuestra Corriente supo diferenciar que la etapa iniciada en 2003, abría una ruptura con las políticas vigentes hasta el momento, de corte neoliberal.

Valoramos las medidas qué -aún con contradicciones- cambiaban el modelo de acumulación financiera en la Argentina, sustituyéndolo progresivamente por otro, donde la creación de trabajo, la redistribución y la reparación hacia los sectores más postergados se han convertido en eje. Hemos intentado meternos en el barro de la historia, y entonces apreciamos los avances producidos, más allá de la profundización necesaria de estas medidas, por las que permanentemente seguimos bregando, alejados del conformismo disciplinado o de cualquier especie de resignación.

Privilegiamos este proceder a tomar las posiciones principistas propias de una izquierda testimonial que tanto daño le ha hecho a la Argentina (y que tan simpática parece caerle a las clases dominantes).

Apoyamos lo bueno de este proceso, y queremos dar la pelea por las transformaciones que faltan: en el marco de esa estrategia es que se incluye el tratamiento de la deuda.

Cuando Jasinski se pregunta que hacer con las 400 páginas de De la banca Baring al FMI, fraternalmente nos permitimos recomendarle: reléalo. Y si no, podríamos quedarnos con el párrafo que concluye el libro:

“Frente a la avidez de las burguesías imperiales, no sólo se trata de argumentos con verdad y razón, sino de poseer la decisión y la fuerza suficiente…La resolución de la cuestión de la deuda externa, se inserta pues, para nosotros, en la lucha por la liberación, unificación y transformación de América Latina”

¿Dónde se advierte aquí la contradicción o la resignación? No opinamos nada diferente hoy de lo que entonces decíamos. Pero además Galasso no dejó de escribir en el 2000: en nuestro mensuario Señales Populares de enero de 2010, afirma en la nota ¿Qué significa ser de centroizquierda?:

“… utilizando las categorías del liberalismo conservador oligárquico no habría entonces Movimiento Nacional, ni fuerzas ‘nacionales y populares’, ni nacionalismo revolucionario ni posición nacional democrática, ni Izquierda Nacional. De este modo resulta que no existe en la Argentina una cuestión nacional y así retrocedemos a la alienación de las viejas izquierdas -Partido Socialista, Comunista y el trotkismo autodenominado clasista- convertidas en ‘alas izquierdas del régimen’ (1945, 1955, Mesa de Enlace Agropecuaria, etc.)”

Sin pecar de presuntuosos, apreciamos esta caracterización como una sólida guía para no extraviarse en los azarosos días que asoman en el horizonte popular.

Las circunstancias históricas, el pasado reciente, la correlación de fuerzas y el nivel de conciencia histórica y organización popular vigente, no pueden dejar de ser la base de la interpretación política. Es imprescindible reconocer cuando la reacción está en marcha, así como también cuando entra en juego una política nacional. Ese fue el error histórico del liberalismo de izquierda respecto del peronismo en el ‘45, y parece volver a serlo hoy.

Sabemos que estas son las importantes diferencias que tenemos en la interpretación de la realidad y en la táctica política. Y lo asumimos.

Pero aún así compañeros, nada justifica caer en el error grave de la descalificación. Jamás se nos ocurriría desacreditar la obra intelectual y cultural realizada por algunos de sus integrantes, que ya se incluye en el acervo de la cultura popular, más allá y a pesar de la inconsecuente actuación política de Proyecto Sur.

COMPAÑEROS DE LA CORRIENTE POLÍTICA ENRIQUE SANTOS DISCÉPOLO

Febrero de 2010