HOMENAJE A ALBERTO CEDRÓN,
ARTISTA PLÁSTICO POPULAR
Un artista no se justifica sólo por serlo. Es imprescindible ir más ayá de la estética, atravesar el mundo pasteurisado de las galerías de arte, ganar la caye. Hay que bailar ese tango angustiado que resuena desde hace siglos en nuestro continente desangrado y pisoteado por vampiros colonizadores. Y después, derribar ese enganioso palacio de espejos que adormece las conciencias con las ilusiones mistificadas por la sociedad de consumo.
Sólo entonces podremos ver de verdad al hombre latinoamericano, en la desnudes de su desamparo y su miseria existencial. Sólo entonces podremos juntar los trosos de su ser híbrido, fragmentado, hambriento, oprimido. Sólo
entonces podremos construir ese modelo reflectante donde contemplará su rostro antiestético, corroido por sutiles imposiciones mensuales, embrutecido por mil falacias. El rostro de quien todavía procura su identidad entre el basural y el boliche, en la cuneta del festín de los poderosos ( quienes, en el lujo de sus mansiones, como ratas en la bodega de un barco, se atiborran de manjares! )
Así lo hace Alberto Cedrón: argentino de nacimiento, rebelde planetario, constructor de una obra de las más significativas de la América Latina contemporánea. Pagó con el exilio su visión combativa del arte, su registro de los crueles rasgos de nuestra época. Artista múltiple ( dibujante, grabador, pintor, escultor, muralista ), ha logrado un reconocimiento internacional que él desdenia por creer que el arte verdadero - en tanto gesto creativo y liberador -, está en las cayes y no en museos y galerías.
Repudiando lo tópico, detestando repetise a sí mismo, lucha por la cohesión cultural latinoamericana, fascinado por las imágenes populares, retrucándole al arte erudito, intelectualizado y
preconcebido. Lucha contra la estética dominadora, transculturante. Contra todas las formas de dependencia que hacen de nuestros creadores, subordinados serviles de una vda que no es la nuestra.
Dicho con las propias palabras de Cedrón: " Tenemos que parir nuestra propia estética, sin avergonzarnos de ser aborígenes, nativos, negros, hijos y nietos de inmigrantes, pobres y ridículos".
Sin liberar primero al hombre, no nos será posible liberar al arte.
Como observaremos en este catálogo, Cedrón está en la primera línea de fuego de esa guerra justa, en permaente estado de alerta, contribuyendo a despertar esa aurora del día que él mismo profetizó: " El arte será entonces como un tigre libre, pero no manso".
( del " Catálogo: Aberto Horacio Cedrón". Notas: Mario Margutti. Editora Europa. Impreso en Brasil, 1989. Versión libre del portugués: Poni Micharvegas, Madrid, marzo del 2007 )
Nota en Página12: "MURIO EL PINTOR ALBERTO CEDRON. Adiós al brujo que pintaba" Por Lautaro Ortiz
El
año pasado, en ocasión del 30º aniversario, hubo
divergencias en el acto en la Plaza
