IZQUIERDA  Y  ESPERANTO
SATeH
MALDEKSTRO  KAJ  ESPERANTO

ESPERANTISTAS  Y  LIBERTARIOS

Antonio Marco Botella

En otra página de esta web se incluye el texto Esperanto y Anarquismo, que apareció por primera vez en alemán en el Lexikon der Anarchie, y que fue traducido al castellano para nuestra asociación. Con posterioridad el texto ha sido publicado en otras webs, y ha sido utilizado para diversos actos públicos. Con ocasión de uno de ellos, la revista CNT lo publicó en su número 321.

El conocido esperantista Antonio Marco remitió a la revista el texto que publicamos a continuación, que complementa el anterior y trata específicamente sobre la historia del esperanto y su relación con el anarquismo y otros movimientos progresistas en España.

Como esperantista que soy desde hace casi setenta años, y con una marcada inclinación por el estudio de la Historia, he leído con gran interés el artículo aparecido en el número 321 de marzo 2006 del periódico “C.N.T.” con el título “Esperanto y Anarquismo”. Lo considero interesante bajo el punto de vista histórico, pero me hubiera parecido mucho mejor si cuando se menciona la actividad esperantista de los anarquistas en distintas regiones europeas no se hubiera silenciado la parte española. Y no digo esto por un interés chauvinista que en mí no ha existido jamás, sino más bien porque en el específico tema del Esperanto y el Anarquismo la actividad de los esperantistas españoles no puede ni debe ser silenciada. Su nivel estuvo, como mínimo, a la altura de las regiones europeas más destacadas.

Y esa omisión se hace no permisiva cuando el periódico que publica el citado artículo, o sea el sindicato “C.N.T.”, tiene un precedente tan notable ya desde la fundación de su entidad la “Confederación Nacional del Trabajo” (Barcelona, octubre 1910) que no se puede olvidar: ya que en su asamblea fundacional se recomendó a sus socios “aprender y usar el idioma esperanto y apoyarlo individual y colectivamente por su carácter universal, no sujeto a fronteras nacionales de ningún tipo y otras razones ideológicas muy interesantes, coherentes con el ideario anarquista”.

Paul Berthelot

Ahora bien, ya antes de la fundación del sindicato CNT hubo en regiones españolas Grupos Esperantistas con ideario ácrata y podemos citar más de un ejemplo: en 1904 el anarquista francés Paul Berthelot, esperantista desde el año 1899, residente en Ceret (sur de Francia) desde 1903, divulgó con gran tesón el idioma esperanto, no sólo en esa región fronteriza con España sino también en gran parte de Cataluña. A él se le debe la fundación del Grupo esperantista “Aplec Esperantista de Catalunya” que comprendía las regiones catalanas de Francia y España. Casi de inmediato creó como portavoz de esa entidad “Espero de Katalunujo”. Fue por iniciativa suya que se organizó en Barcelona en 1905 en salones del restaurante “Maison Dorée” un minicongreso al que asistieron un buen número de esperantistas franceses y españoles.

Otro ejemplo de la proliferación de esperantistas libertarios fue el que dio lugar a la fundación en Barcelona del año 1908 el Grupo Esperantista “Tierra y Libertad” que tuvo como su primer presidente a Mauricio F. Eixalà.

Francisco Ferrer i Guardia

La llamada Semana Trágica de Barcelona (1909) significó un notable retroceso para los esperantistas-anarquistas y trabajadores progresistas: en ese año debía celebrarse en Barcelona el 5º Congreso Universal de Esperanto con la participación del mismo Zamenhof. La situación política era realmente explosiva con motivo de una guerra corrupta y depravada con Marruecos, por ello los esperantistas de izquierdas rogaron a los organizadores del Congreso aplazarlo o simplemente suprimirlo, pero los esperantistas burgueses con ayuda del gobierno de la nación consiguieron celebrarlo unas semanas después tras una lucha terrible por las calles de Barcelona, cuyo resumen se podía cifrar en miles de trabajadores encarcelados, más de 100 muertos, más de 500 heridos, 2000 procesados, 175 deportados, 59 condenados a cadena perpetua, 5 ejecutados, entre ellos Francisco Ferrer i Guardia, conocido por sus ideas libertarias y simpatizante del idioma internacional Esperanto.

Este acontecimiento y la primera guerra mundial que llegaría unos años después ralentizaron la progresión libertaria esperantista en las diversas regiones españolas, a pesar de lo cual hasta la llegada de los años veinte y bajo el lema difundido por el creador del esperanto Dr Zamenhof, el Homaranismo (un ideario pacifista universal eminentemente fraternal y humanitario), los sectores progresistas de los Grupos de Esperanto, en su mayoría, adoptaron como base ideológica ese homaranismo que tantos paralelismos mantiene con las ideas libertarias, y en el que se insertaron los esperantistas anarquistas y proletarios librepensadores, que proclamaban la unidad de todos los humanos teniendo como único idioma común el esperanto. El libro en el que se explicaba ese ideario de paz y concordia llamado “Deklaracio pri homaranismo” fue editado por primera vez en Madrid en el año 1913.

En 1921 se fundó en Praga con carácter internacional la sociedad esperantista SAT (Asociación Mundial Anacional) cuya finalidad se inspiraba en unir a todos los trabajadores socialistas, sindicalistas y libertarios de todo el mundo utilizando como idioma único el esperanto. Un considerable número de anarquistas españoles se inscribieron de inmediato en esa asociación. Mientras tanto en diversas regiones españolas se fundaban otros Centros Esperantistas con carácter libertario: en Sabadell se llamó “Centro Federal Republicano” y sus fundadores fueron dos anarquistas esperantistas, Pedro Casanovas Manent y Raimundo Arteu. En 1931 este Centro cambió su nombre por el de “Grupo Proletario Esperantista Sabadellense”. En ese mismo año se crearon en Barcelona diversos Grupos con ese carácter ideológico, citemos “Acción Obrera Esperantista”, “Nova Sento”, “Ĉiam AntaĆ­en”, “Paco kaj Amo” y otros, este último publicó un periódico como portavoz de CNT, AIT, FAI, que se llamó “Informa Bulteno”.Y con ideario anarquista se fundó tambien la Asociación PUIL (Unión de Esperantistas Proletarios Iberoamericanos) cuyo órgano fue “Proleta Voĉo”.

Con la proclamación de la II República Española el ideario esperantista proletario se extendió por todo el país, tanto, que en el año 1934 se celebró en Valencia el 14 Congreso Internacional de SAT, de carácter proletario. Se dio el caso, pongamos por ejemplo, en Zaragoza, donde todos los partidos políticos de carácter proletario tenían su sección esperantista, entre ellos CNT, que en aquellos momentos era uno de los sindicatos más vigorosos del país.

Al estallar la guerra civil (1936-1939) los Grupos Anarquistas Esperantistas se multiplicaron en todas las regiones de la España Republicana, digamos que, por ejemplo en Barcelona se publicaba diariamente un “Boletín de Información” de CNT-FAI redactado por ILES (Liga Ibérica de Esperantistas sin Estado) y que una emisora de radio emitía cada día información de la política y de la guerra en el idioma esperanto.

Sería muy largo de explicar la actividad de los anarquistas-esperantistas antes y durante la guerra civil. Este es, sencillamente, sólo un artículo que pretende rellenar un tanto el vacío de ese otro aparecido en la Sección de Cultura del periódico CNT firmado por W. Firth.

En cuanto a la implantación del esperanto en todo el mundo como idioma auxiliar universal, digamos con certeza que eso no será posible hasta tanto no desaparezcan los nacionalismos que hoy padecemos. En un primer plano estaría la Unión Europea, que en estos momentos con sus veinte y cinco países sufre la imposición de los países más fuertes que nos obligan a aceptar sus propios idiomas cuando existe uno neutral, como es el esperanto, que ya ha demostrado ante la UNESCO su capacidad para ser aceptado por todos sin imposición de ningún género. Esperemos que un día, sin mucho tardar, esos países víctimas que tienen que aprender un idioma ajeno de una cultura distinta a la propia, se rebelen y digan que ya es demasiado y se imponga el sentido común. ¡Mantengamos esa esperanza!

Antonio Marco Botella
Marzo del 2006
Publicado en “Periódico CNT”, número 326