El esperanto es una lengua que sirve para ser hablada y escrita. Dispone de
un vocabulario internacional cuyo origen se encuentra en su mayor parte en las lenguas
de Europa Occidental, aunque las características gramaticales acercan el idioma a las
lenguas orientales. Existe un gran número de componentes invariables que se pueden
combinar entre sí para formar las diferentes palabras que componen el vocabulario de la
lengua; esta característica es propia de las lenguas aislantes como por ejemplo el chino.
La estructura interna de las palabras en cambio tiene mayor afinidad con la de lenguas
aglutinantes como el turco, el suahili o el japonés.
Cuando apareció la lengua tan sólo existían unas 1000 raíces, de las que
podían obtenerse unas 10 000 ó 12 000 palabras. Hoy el número de raíces es muy
superior, con lo que es posible formar cientos y cientos de miles de palabras. Además, día
tras día, el número de raíces sigue en aumento. Pero esta evolución de la lengua no se
produce de modo descontrolado, ya que la guía la propia aceptación de los hablantes, y
además existe una Academia de Esperanto, que controla este proceso para hacerlo lo
más racional posible.
El esperanto es un idioma regular (donde apenas hay excepciones) lo que
facilita el aprendizaje. Las palabras se forman por la combinación de raíces y
terminaciones; incluso es posible combinar más de un lexema entre sí. Por ejemplo a la
raíz lern- se le puede añadir la terminación -o (que hace referencia al sustantivo) para
formar lerno (aprendizaje). Para convertir la palabra en adjetivo o adverbio sólo hay que
sustituir la terminación del sustantivo por la correspondiente para los adverbios
(e) o
adjetivos (a): lerne, lerna. Pero además es posible usar otros sufijos y prefijos que
cambian el significado de la palabra, así por ejemplo el sufijo ej, junto con el del sustantivo
y la raíz forma la palabra lernejo (lern-ej-o) que significa escuela
(ej = lugar), el sufijo i del
infinitivo formaría el verbo lerni (lern-i) que significa aprender, el prefijo
ek junto con la raíz
y la terminación i del infinitivo formaría la palabra eklerni
(ek-lern-i) que significa empezar
a aprender (ek = empezar), etc. Como se puede ver, las combinaciones son múltiples, sin
necesidad de memorizar cada una de las palabras, porque basta con conocer todos los
sufijos y prefijos para poder crear un gran número de palabras partiendo de una sola
raíz.
Al contrario de lo que muchos creen, el esperanto permite transmitir cualquier idea del pensamiento humano, al menos con la misma precisión que cualquier lengua nacional. Es más, en esperanto, por el gran número de prefijos y sufijos que forman las palabras, se pueden expresar algunos matices semánticos que no son posibles en otras lenguas como el castellano.
El esperanto sólo posee una declinación, la del acusativo, -n. Aunque en
principio el uso de este sufijo puede complicar un tanto el aprendizaje, en realidad es un
elemento que flexibiliza la lengua increíblemente. El sufijo se añade a las palabras que
hagan la función de objeto directo en la frase, por ejemplo de la palabra esperanto se
formaría esperanton cuando es el objeto directo (esperanto-n). Pues bien, ¿Qué sentido
tiene ese acusativo?: el de permitir cambiar el orden de los elementos en la oración sin
que se vea modificado el significado. En castellano el orden normal de los elementos de la
frase es S+V+O (Sujeto + Verbo + Objeto). Por ejemplo: yo aprendo esperanto. Este
esquema no es común a todas las lenguas (así por ejemplo en algunos idiomas el verbo
se coloca al final de la frase), mientras que en otros es obligatorio. Precisamente para no
imponer un esquema determinado, el acusativo señala el objeto de la oración permitiendo
que se pueda alterar el orden de los elementos.
Así, si Yo = Mi, aprendo = lernas (es decir, la raíz que antes hemos
analizado lern- + el sufijo que indica el presente -as) y esperanto =
esperanto, la frase "Yo
aprendo esperanto" quedaría así: Mi lernas esperanton (se añade el sufijo
-n del acusativo porque esperanto es el objeto de la frase). Gracias al acusativo, se puede
cambiar el orden de las palabras sin alterar el significado: mi esperanton
lernas, lernas mi esperanton, esperanton mi lernas, etc. En cualquiera de estas formas se puede identificar
rápidamente y sin posibilidad de equivocarse cuál es el objeto, el verbo y el sujeto. De
este modo la flexibilidad de la lengua es impresionante (lo que no ocurre en las lenguas
nacionales). Además, el saber identificar los elementos de la oración, nos permite obtener
un mayor conocimiento nuestra propia lengua, y nos allana el camino para el aprendizaje
de otras lenguas extranjeras. De ahí que se afirme frecuentemente el valor propedéutico
del esperanto.
En relación a la pronunciación de la lengua, el esperanto también es regular. Cada letra representa un fonema, es decir, el esperanto se escribe como se lee y se lee como se escribe (como ocurre en castellano pero sin las excepciones de esta lengua). Si a esto añadimos que todas las palabras son llanas, sabiendo cómo se pronuncia cada letra en esperanto, seremos capaces de leer en esperanto sin ninguna dificultad.
Para aprender más:
PF
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