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RESOLUCIÓN APROBADA POR EL CONGRESO PROVINCIAL DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA DE CC.OO. SOBRE EL MODELO DE TRANSPORTE FERROVIARIO REGIONAL  
(Albacete, 21 de Octubre de 2.000)

Las sociedades industrializadas, empujadas por la globalización de la economía, se apoyan cada vez más en los intercambios y desplazamientos a grandes distancias de crecientes masas de personas y mercancías para satisfacer cualquier necesidad o deseo. Al mismo tiempo, numerosos estudios concluyen lo que resulta evidente a cualquier observador crítico: que este fortísimo incremento de la movilidad está originando más problemas que beneficios en los ámbitos social, económico y ambiental.

En la administración española se camina con prisas hacia el fomento del transporte apostando por un modelo de grandes infraestructuras como queda recogido en el Plan Director de Infraestructuras (PDI 1993-2007). Dentro de esta dinámica, los modos de transporte que más se potencian son los que provocan mayores gastos monetarios y peores impactos social y ambientales, los llamados "triple A del transporte": automóvil, AVE y avión.

Dentro de esta política se produce el abandono por parte de las diferentes administraciónes de la mayor parte de la red ferroviaria española. En estos últimos diez años se han destruido más de 30.000 empleos y cerrado más de 600 estaciones de facturación en un proceso en el que el objetivo de los diferentes gobiernos pasa por el desmantelamiento intencionado del ferrocarril convencional dirigiendo todas las inversiones al potenciamiento de un sistema de transporte ferroviario basado en la Alta Velocidad.

Todo proyecto de nueva infraestructura debiera nacer de la consideración de estudiar unas necesidades o carencias a las que se pretende dar una solución razonable y proporcionada con relación al coste–beneficio económico, social y ambiental que provoque. Pero todo lo relacionado con el TAV (tren de alta velocidad ) ha adquirido en manos de los políticos un tono de irracionalidad y de histeria donde el debate sereno, el estudio y discusión ha dejado fuera de la realidad las opiniones de los técnicos sobre el modelo de transporte ferroviario y las velocidades más convenientes dando paso a una carrera insensata para imponer un tren con unas velocidades que no existen en Europa. Y así, mientras los expertos en transporte se inclinan por el acondicionamientos de las líneas existentes para acomodarlas a la velocidad alta pendular, que permite la circulación a 200-220 km/h a un coste razonable (trenes 200) son los círculos del poder económico (interesados en seguir con su negocio del billón de pts) y político los interesados con seguir abanderando la realización de nuevos trazados de alta velocidad, aunque el coste por kilómetro se multiplique por factores de 7.

En ningún Estado miembro de la UE se están construyendo líneas ferroviarias para circular a 350 km/h . Ni Alemania, la máxima potencia ferroviaria europea, ni Francia, ni el Reino Unido, ni Italia, estados con mucha mayor capacidad financiera y tecnológica que el español están realizando proyectos tan impregnados de megalomanía y de idodicia como los que pretenden apoyar la línea Madrid-Levante.

En estos países se está apostando por las tecnologías pendulares y la motorización distribuida frente a la tecnología despilfarradora de los trenes AVE.

El TAV (tren de alta velocidad) supone un desproporcionado e inasumible derroche de energía. El tren AVE que circula entre Madrid y Sevilla a una velocidad máxima de 300 km/h y a una velocidad media máxima de 209 km/h (otra mentira más de los desinformados permanentes que integran las diferentes plataformas del AVE locales). Este tren, con ocho coches y dos cabezas motrices y que transporte 329 viajeros, consume tanta electricidad, medida en kilowatios/hora, como una ciudad de 25.000 habitantes. Si la velocidad fuera de 350 km/h, como pretenden los burros de Fomento y todos aquellos que les siguen, el consumo sería el equivalente a una ciudad de 50.000 habitantes, ya que la potencia necesaria para incrementar la velocidad de los trenes aumenta de forma equivalente al incremento de la velocidad elevada al cubo.

El TAV detrae inversiones del resto de ferrocarril más usado por los ciudadanos. Mientras en el presupuesto de 1999 se destinaba al AVE Madríd-Barcelona 129.000 millones de pesetas, el Gobierno del PP destinaba 41.000 millones para mejorar la red de ferrocarriles más usadas por los ciudadanos. Según el Anuario del Ferrocarril de 1999, 400 millones de personas usaron los trenes Regionales de RENFE (1.200.000 personas/día) frente a 5 millones de personas que viajaron en los trenes AVE y trenes Talgo 200 (16.000 personas/día).

El TAV es un medio de transporte inaccesible económicamente para el común de los ciudadanos; es un medio de transporte elitista. El perfil del usuario de las líneas AVE responde al de una clase media-alta. Por esta razón la puesta en servicio de la línea Madrid-Sevilla ha recuperado el viejo concepto de viajero de 1ª y de 2ª. Y así todos aquellos que no pueden costearse el billete de la alta velocidad han tenido que optar por desplazarse en autobús para hacer los recorridos que antes realizan en tren. Es evidente que no todo el mundo podrá pagar las cerca de 20.000 pesetas que costará ir de Madrid a Valencia en AVE. El precio del billete se triplica con relación al del tren convencional mejorado.

Pero lo peor de todo es que los tiempos del viaje en tren de Alta Velocidad no justifican el derroche de recursos económicos y materiales que requiere sus construcción. Un buen ejemplo de esto es lo que ocurriría de concluirse las obras de mejora de la línea actual Madrid-Valencia para trenes 200 frente a la alta velocidad: el ahorro sería de unos 40 minutos. Esa insignificancia de tiempo supondría un costo económico de más de ¡600.000 millones de pesetas!.

La menor duración de los trayectos no justifica el gasto. Con menos inversión ( menos de la mitad del presupuesto del AVE según datos de Fomento) tanto CUENCA como ALBACETE podrían estar comunicados entre sí y con Madrid y Valencia en tiempo más que razonables. La diferencia en tiempo en una línea mejorada a 220 Km/h en relación con una línea de 350km/h entre Albacete y Valencia, según Fomento, es de DOCE MINUTOS entre las dos velocidades. Verdad que no es para tanto.

 

El TAV es incompatible con un modelo equilibrado y descentralizado del territorio. Su utilidad se limita únicamente a la comunicación rápida entre grandes urbes y a un tipo de viajero de alto nivel, y a lo que se subordina un grave deterioro ambiental y la desconexión entre localidades de menor población.

La presentación de esta resolución en el Congreso Regional de la Federación de Administración Pública nace de la necesidad de reconstruir en CC.OO. un debate desde abajo, horizontal y democrático que nos permita saber qué ganamos y perdemos si hay AVE o no lo hay; además de descubrir qué se esconde debajo de una polémica artificial y virtual nacida alrededor de un movimiento de elevado acento local, que gana fuerza en base a airear supuestos agravios de la tribu: ya sea albaceteña o conquense. El victimismo es el espacio elegido por un ejército de populistas, demagogos, oportunistas y políticos en paro que encuentran en los lobbis mediáticos, en manos de la derecha económica, el mejor escaparate para defender los intereses de los sectores más clasistas de nuestra sociedad.

CC.OO. debe iniciar un debate que nunca ha existido más alla de los grupos de dirección y que ha llevado a nuestro sindicato a reforzar una opción que genera desconcierto y confusión entre una base social que necesita que alguien ponga un poco de sentido común en un debate politizado y alejado de las necesidades de la gente. El discurso de CC.OO. tiene que pasar por la defensa del interés del conjunto de los ciudadanos que tienen problemas para llegar a fin de mes; la de los usuarios actuales y la de los potenciales del ferrocarril; la de la vertebración de la Región que permita unir con trenes regionales (160 km/h) todas las poblaciones más importantes; la de los jóvenes universitarios con sus Campus; en definitiva la defensa de un transporte social, económico, ecológico y energéticamente sostenible, y no hacer el juego a las compañías constructoras que solo buscan el negocio del billón de pesetas.

Esto es hacer una propuesta progresista y moderna, enfrentada al modelo de transporte derrochador e insostenible que defiende el neoliberalismo y su exigencia de la hipermobilidad. Entre el AVE y nosotros hay otro tren que también va muy rápido. Este es el único tren que no debemos perder. Y además con este tren volvemos a ser amigos de nuestros compañeros de CC.OO. de Cuenca y más vecinos de los de Ciudad Real y ya no será una paliza viajar a Toledo. Por el contrario, seremos menos amigos de Lopéz Vera y de su guardia pretoriana, pero también es verdad que podemos vivir sin la Tribuna; es decir vamos a ser un poco más libres.

 

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