El menor de los males
Graham Usher*
15 de noviembre de 2002. Al Ahram
Weekly
Traducción de Paloma Valverde. CSCAweb (www.nodo50.org)
"La elección
[en Israel] será entre una coalición 'nacionalista',
que declara que barrerá de la faz de la tierra lo que
queda de la AP y que continuará con el sueño de
lograr 'el gran Israel' desde el río [Jordán] hasta
el mar [Mediterráneo], o el mantenimiento de una coalición
de unidad nacional que en los últimos 20 meses ha reocupado
todas las áreas palestinas de Cisjordania, destruido la
AP como autoridad central palestina, y asesinado a alrededor
de 1.600 palestinos. Para la gran mayoría de los palestinos,
ambas opciones son demoníacas. Pocos son los que dirían
que la una es menos dañina que la otra".
En febrero de 2003 se celebrarán elecciones generales
en Israel. Prácticamente ningún palestino espera
nada positivo de este hecho.
El martes [8 de noviembre] Ariel Sharon tuvo que asumir su
destino y admitir que su sueño de terminar la legislatura
como primer ministro había terminado. "Disolveré
la Knesset [Parlamento israelí] y convocaré elecciones
generales dentro de los próximos 90 días"
manifestó en una conferencia de prensa en Jerusalén
Occidental. "La fecha [de las elecciones] será en
los primeros días de febrero", probablemente el martes,
4.
La crisis de gobierno surgió por la decisión
tomada la semana anterior por el Partido Laborista de abandonar
la coalición de "Unidad Nacional" después
del debate sobre los presupuestos para los asentamientos judíos
en los Territorios Ocupados (TTOO) [1]. Pero lo que se
confirmó fue el fracaso para poner en marcha un gobierno
de coalición alternativo y estable.
Para continuar con el gobierno, Sharon necesitaba siete escaños
de la Unión Nacional (Yisrael Beitenu) un bloque
de extrema derecha que exige el fin de los acuerdos del proceso
de Oslo y la "destrucción física" de
Yaser Arafat, dirigente de la Autoridad Palestina (AP). El lunes
[7 de noviembre] el líder de la coalición, Avigdor
Lieberman, afirmó que su partido formaría "hoy
mismo" gobierno con Sharon si éste se comprometiera
a la creación de una coalición "nacionalista"
después de las elecciones, en contraposición a
un gobierno de unidad nacional.
"¿Por qué tiene miedo de decir que usted
formaría un gobierno nacionalista?" Espetó
Lieberman a Sharon en la Knesset. "¿Qué somos
nosotros, un clinex para usar y tirar?"
"Sí", fue la escueta respuesta de Sharon
el martes, augurando así la división en las filas
de la ultra derecha en el Parlamento. "No voy a abandonar
la responsabilidad de gobierno, cambiar las líneas de
gobierno o dañar profundamente los acuerdos estratégicos
con EEUU, o la relación especial que mi gobierno ha conseguido
con la Casa Blanca" afirmó. Anunciando elecciones
anticipadas, "he optado por el menor de los males".
Sharon fue apenas un poco menos brusco con su rival parlamentario
y antiguo primer ministro, Benjamin Netanyahu.
La semana anterior Sharon ofreció a Netanyahu el puesto
de ministro de Asuntos Exteriores en su nuevo gobierno "provisional".
Netanyahu aceptó con la condición de que las elecciones
se convocasen "entre los tres y cinco meses siguientes"
y que Sharon expresara su oposición tanto al Estado palestino
promovido en la "visión" del presidente Bush
como a la tendencia general del resto de las naciones del mundo
a su creación. El martes, Sharon dijo que aún mantenía
su ofrecimiento. Comparó deliberadamente la postura de
Netanyahu con la "aceptación incondicional"
que el ex comandante en jefe de las fuerzas armadas, Shaul Mofaz,
había manifestado a la posición del ministro de
Defensa. Mofaz respondió "a la llamada de la bandera",
dijo Sharon. A regañadientes, Netanyahu aceptó
ser ministro de Exteriores.
Los analistas israelíes vieron esto como un fuego cruzado
entre dos hombres que luchan por el liderazgo del partido del
Likud en las primarias, que tienen que celebrarse antes de las
elecciones anticipadas de febrero. Como Liebeman, Netanyahu quiere
un gobierno nacionalista, fortalecido por las últimas
encuestas que muestran un aumento del número de escaños
para el Likud en la Knesset, desde sus actuales 19 escaños
hasta los 34 con los que Sharon ha prometido buscar la manera
de formar una coalición de Unidad Nacional con el partido
Laborista en segundo lugar. No está clara hacia donde
se decantará la opinión de los israelíes
judíos. Desde el estallido de la Intifada se ha producido
un giro hacia la derecha en la sociedad israelí. Pero
también se enfrentan a la crisis económica y a
las consecuencias de la amenaza de la guerra de EEUU contra Iraq,
lo que hace que se unan de forma tribal y voten a un gobierno
de unidad nacional. Este "consenso del miedo" israelí
es la gran baza política de Sharon como primer ministro,
ha afirmado la analista política Lily Galili. Le odiarán
si no lo consigue.
¿Puede ocurrir en estas elecciones, ya en marcha, que
no se logre? El 19 de noviembre, el partido Laborista celebra
sus elecciones primarias para elegir a su líder. Probablemente
el saliente ministro de Defensa Benjamin Ben-Eliezer sea elegido
nuevamente, y casi con seguridad hará regresar a su partido
a la coalición de unidad nacional después de las
elecciones de febrero. Pero si sus rivales Avram Mitzna y Haim
Ramon ganan, se podrían abrir otros horizontes políticos.
Avram Mitzna ha manifestado que él retomaría
nuevamente las negociaciones con los palestinos "independientemente
de quien sea su líder" y podría fin a la Intifada
yendo a la causa que la provoca: la ocupación israelí.
Haim Ramon dijo que apoyaría una separación unilateral
de Gaza y del 80% de Cisjordania con o sin negociaciones con
los palestinos, preferiblemente con la dirección que sucederá
a Arafat.
La dirección palestina obviamente preferiría
a Avram Mitzna, pero "incluso la separación unilateral
propuesta por Haim Ramon sería mejor que Sharon. Al menos
ello nos sacaría del cenagal del conflicto" admitió
un dirigente de la OLP en Jerusalén.
Es muy poco probable que alguno de ellos [Mitzna o Ramon]
lo consiga, puesto que sólo los más optimistas
en el partido Laborista creen que ganarán las elecciones
de febrero. Por el contrario, la elección será
entre una coalición "nacionalista", que declara
que barrerá de la faz de la tierra lo que queda de la
AP y que continuará con el sueño de lograr "el
gran Israel" desde el río [Jordán] hasta el
mar [Mediterráneo], o la continuación de una coalición
de unidad nacional que, en los últimos 20 meses, ha reocupado
todas las áreas palestinas de Cisjordania, destruido la
AP como autoridad central palestina, y asesinado a alrededor
de 1.600 palestinos.
Para la gran mayoría de los palestinos, ambas opciones
son demoníacas. Pocos son los que dirían que la
una es menos dañina que la otra.
Nota:
1. Véase
en CSCAweb: Loles
Oliván: "Israel, EEUU y Palestina: el cambio de las
'reglas del juego' a la sombra de la guerra contra Iraq"
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