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Information Brief, nº 64, 30 de enero de 2001
Centro para el Análisis Político sobre Palestina
(Traducción del Comité de Solidaridad con la Causa Árabe)

El presupuesto de defensa de Israel: el lado rentable de la guerra

Charmaine Seitz
(Editor de Palestinian Report. Este texto puede ser reproducido sin previa autorización aunque atribuyendo correctamente su autoría y la del CPAP. Este "Information Brief" no refleja necesariamente los puntos de vista del CPAP o del Fondo Jerusalén).

Introducción

Con la Intifada palestina entrando en su cuarto mes, el clima en Oriente Medio se encuentra marcadamente alterado desde el pasado mes de julio. Palestinos e israelíes siguen en un conflicto abierto a pesar de haberse intensificado los esfuerzos para aminorar la violencia y avanzar en la reanudación de las negociaciones.

Con este cambio de circunstancias, el presupuesto de defensa israelí ha sido objeto asimismo de una revisión. Si el presupuesto previsto para el 2001 iba a incluir una disminución en el gasto militar, siguiendo la política de ajustarse el cinturón decretada el año pasado, los recientes sucesos han hecho que el estamento militar israelí haya reclamado un aumento en la previsión de gastos. Las agoreras predicciones de una guerra con Siria y la consideración de la situación en los Territorios Ocupados palestinos (TTOO) han hecho que el estamento militar haya requerido a la oficina del Primer Ministro otros 3 billones de Nis (732 millones de dólares). Con ello, Israel ha invertido momentáneamente una tendencia a la baja en gastos de defensa y ello ha dado lugar a que algunos israelíes se pregunten si sus oficiales militares les van a hacer ir a la carrera.

 

Vendiendo el producto de la guerra

El año pasado fue un gran año desde el punto de vista del gobierno israelí, según Gidion Eshet, corresponsal de la sección económica del diario israelí Yediot Aharonot. Supuestamente iba a gastarse poco en el sur de Líbano habida cuenta de la retirada del ejército israelí del área el pasado verano. Incluso, las predicciones apuntaban a que se alcanzaría un acuerdo con los palestinos, lo que no sólo permitiría reducir el gasto en los TTOO sino, sobre todo, supondría algunos ingresos inesperados de ayuda exterior destinada a la puesta en marcha de tales acuerdos. De ese modo, una mayor cantidad de fondos podrían destinarse a la educación, que en el presupuesto del 2000 había recibido una cuota de 26.9 billones de Nis (6.6 mil millones de dólares). En términos comparativos, el pasado agosto el ministro israelí de Economía había declarado que el gasto militar para este año [2001] alcanzaría la cifra de 37.5 billones de Nis (8.9 mil millones de dólares). Estaba previsto que aumentase el presupuesto de defensa pero en una proporción menor que el Producto Interior Bruto (PIB) disminuido en 750 millones de Nis (182.9 millones de dólares).

El estamento militar rápidamente comenzó a denostar y a criticar la disminución prevista. El 6 de agosto (un mes y medio antes del estallido de la Intifada) los oficiales de defensa solicitaron 1 millón de Nis adicional (244 millones de dólares) para prepararse ante futuros enfrentamientos con los palestinos. El 5 de septiembre, ante el Comité de Defensa y Relaciones Exteriores del Parlamento israelí el Jefe del Estado Mayor (de las Fuerzas de Defensa israelíes), Shaul Mofaz, declaró que menos presupuesto significa menos defensa. Necesitamos estudiar las implicaciones en los recortes presupuestarios [en defensa] y presentarlas al gobierno. El duro programa implicaría un rearme a largo plazo aunque el número de fuerzas, los stocks de artillería y las actividades de las fuerzas de la reserva se verían asimismo afectadas.

A pesar de las poco halagüeñas predicciones, el Primer Ministro Ehud Barak rechazó los llamamientos hechos para incrementar el presupuesto de defensa. El ejército de manera inmediata declaró que los contratos de defensa ya distribuidos tendrían que ser cancelados. Más de 17.000 empleos se pondrían en peligro. El 10 de septiembre, el corresponsal de Haaretz, Amir Oren escribió que el programa para el desarrollo de armas estratégicas de largo alcance contra potenciales amenazas de Irán o Iraq debería ser reducido drásticamente.

El 28 de septiembre, el líder del Likud, Ariel Sharon realizó su famosa visita a Haram al-Sharif [la Explanada de las Mezquitas] en Jerusalén con, al menos mil soldados. Al día siguiente las protestas palestinas contra la visita encontraron la represión brutal de la fuerza israelí. Desde que tuvo lugar el incidente del Túnel en 1996, el ejército israelí decidió incorporar francotiradores a cada unidad armada. Al día siguiente de la visita de Sharon, los disparos selectivos de fuego mataron a siete palestinos encendiendo la llama de la actual Intifada.

Con un levantamiento [palestino] entre manos, las peticiones del estamento militar de aumentar el presupuesto de defensa se intensificaron. A principios de noviembre, oficiales de inteligencia israelí entregaron una informe al Consejo de Ministros en el que se describía la situación como aterradora. El apoyo de Siria a Hezbollah podría desembocar en conflicto en ese frente; Irán se presentaba como un agitador tras la escena, e Iraq había movido sus fuerzas a la frontera jordana. El núcleo de la discusión, según el diario Yediot Aharonot, se centró en los intentos de convencer al ministro de Economía de que aumentase el presupuesto de defensa con 750 millones más (182.9 millones de dólares).

 

Una industria peleando por crecer

Las discusiones a cerca de las cantidades de dinero que Israel gasta en defensa no son nuevas. En la actualidad, un total del 9% de su PIB se destina a defensa. En comparación, EEUU gasta sólo un 3.2%, Canadá un 1.1% y Gran Bretaña un 2.8%. Este alto porcentaje no incluye las partidas presupuestarias ocultas de los servicios de inteligencia israelíes ni las remesas no presupuestadas procedentes de la venta de armas de segunda mano a terceros países. Los críticos opinan que Israel gasta en exceso si se considera que su ejército es hegemónico en la zona y que no hace frente a ninguna amenaza nuclear.

Por el contrario, hay quienes argumentan que disminuir el presupuesto de defensa es un signo de desprevención lamentable. Al menos la mitad de la actual línea de las partidas presupuestarias de defensa se destina al pago de salarios, beneficios y pensiones, al tiempo que el coste real de la compra de armamento ha aumentado dramáticamente, de acuerdo con Martin Sherman, del Centro para la Investigación Política.

El desacuerdo en esta cuestión no se ha trasladado demasiado a la prensa israelí. Ello se debe probablemente a la tremenda disminución que han sufrido los presupuestos de defensa desde los años 80. En 1984, por ejemplo, Israel gastó más del 24% del PIB en defensa. Eshet considera que el descenso general en todo tipo de gastos explica por qué el debate sobre cuánto recibe el Ministerio de Defensa recibe tan poca atención de la opinión pública israelí. El reciente incremento de 3 billones de Nis (731.7 millones de dólares) es considerado apenas una gota en el vaso de un presupuesto total de más de 240 billones de Nis (58.5 mil millones de dólares).

 

El papel de EEUU

Es inevitable que EEUU no aparezca en esta discusión. Actualmente EEUU concede a Israel 3 mil millones de dólares anuales en la partida de ayuda exterior. Desde 1988, sin embargo, EEUU ha modificado la cantidad a la luz del fortalecimiento de la economía israelí. En lugar de donar 1.8 mil millones de dólares en concepto de ayuda militar y 1.2 mil millones como partida para gastos civiles al contado, la cantidad de ayuda a la defensa ha aumentado poco a poco en relación a los pagos civiles al contado. En 2001, por ejemplo, Israel recibirá 2 mil millones en ayuda militar. Recientemente el corresponsal israelí Steve Rodan publicó en el Semanario de Defensa Jane que la Administración Clinton había informado a Israel de que concedería 450 millones de dólares en concepto de ayuda militar especial si Israel continuaba disminuyendo su propio presupuesto militar, de acuerdo con una fuente oficial de defensa. Aunque el presupuesto de defensa israelí ha aumentado, parece que la promesa de concesión de los 450 millones de dólares sigue en pie.

 

Un pedazo del pastel

Estas cuestiones preocupan mucho más a la minoría que persigue un pedazo del pastel del Estado. No hace mucho, Barak hizo público un plan de reparto de 4 billones de Nis (975.6 millones de dólares) en cuatro años para las comunidades palestinas del interior de Israel. Tras la participación de ciudadanos palestinos [del interior de Israel] en el comienzo del levantamiento, en la que 13 de ellos fueron asesinados, los palestinos en Israel están enfurecidos. El gobierno israelí está intentando poner remedio a esas heridas. Pero Eshet señala que 4 billones de Nis en cuatro años no es una gran suma y que los palestinos en Israel pueden sentir que están en competición con el estamento militar cuando de trata de parcelas extras.

No es sorprendente que el parlamentario palestino en la Kneset Azmi Bishara crea que el estamento militar israelí haya estado propagando rumores de guerra con el fin de inflar su presupuesto. Es irresponsable y cínico, afirma. Como no pudieron convencer al ministro de Economía para que concediese mayor presupuesto al ejército, se dedican a generar especulaciones sobre la guerra filtrando a la prensa las posibilidades de un enfrentamiento armado con Siria.

Bishara vincula las amenazas de Israel contra Siria con las presiones militares para recibir más dinero. Siria no tiene ningún interés en una guerra, comenta pero las amenazas verbales y los juicios beligerantes israelíes podrían resultar una profecía auto-cumplida.

Los palestinos no son los únicos que hacen preguntas "particularmente cuando se hicieron públicas las quejas de Mofaz acerca de que no disponía de chalecos a prueba de balas para los soldados desplegados en Cisjordania y la Franja de Gaza. Al Jefe del Estado Mayor no se le preguntó cómo es posible que a pesar de los bastos recursos con que el Estado provee al ejército, las Fuerzas de Defensa israelíes no dispongan del equipamiento necesario para hacer frente al conflicto en los TTOO, escribía Reuven Pedatzur en Haaretz. Desde el punto de vista de los oficiales israelíes, este es un momento oportuno para hacer lobby, para presionar a los políticos a fin de que suelten más dinero. Sus cálculos están bien ajustados.