50.000 judíos emigrarán
a Israel en 2002
Mientras la política
del gobierno de unidad nacional Likud-Laborista de Israel mantiene
la solución militar de la Intifada, incidiendo en las
prácticas exacerbadas de demolición de viviendas
palestinas en Gaza y Cisjordania y provocando un nuevo éxodo
de refugiados palestinos, el gabinete de Sharon aprueba nuevas
ayudas económicas para el alojamiento de nuevos inmigrantes
judíos procedentes de Argentina, Sudáfrica y Francia.
50.000 judíos emigrarán a Israel en 2002
Nota informativa del CSCA. CSCAweb, 11-01-2002
Tras un año y cuatro meses de Intifada, el gobierno
de Israel ha intensificado la política planificada desde
el inicio de la ocupación de los territorios palestinos
(1967) de desalojar el territorio aplicando medidas expeditivas
como la demolición de viviendas palestinas y la confiscación
de tierras. Desde septiembre de 2000, cuando estalló la
segunda Intifada, esta medida ha sido exacerbada hasta el punto
de que más de 3.750 viviendas palestinas han sido bombardeadas
y destruidas en su totalidad por el ejército israelí.
A esta cifra hay que unir al menos otras 809 viviendas demolidas.
La demolición de viviendas palestinas por parte de Israel
está asociada a la práctica posterior de confiscación
de la tierra en la que se levantaban. De ese modo, desde el comienzo
de la Intifada, al menos 3.669.000 metros cuadrados de tierras
palestinas han sido confiscadas en los TTOO por Israel. En estas
tierras, el ejército israelí ha arrancado asimismo
más de 112.900 olivos. El hecho de que desde 1967, Israel
haya confiscado casi 750.000 acres de tierra de los 1.5 millones
de acres que integran Cisjordania y la Franja de Gaza, así
como la intensificación de esta práctica en el
último año, pone de manifiesto la permanencia de
los objetivos de modificación territorial diseñados
por Israel desde el inicio de la ocupación. Igualmente,
desde 1967, casi 200.000 olivos han sido arrancados por las fuerzas
israelíes de la tierra palestina y más de 7.000
hogares han sido demolidos bajo el argumento de que habían
sido construidos sin los permisos requeridos (permisos que conceden
las autoridades israelíes y que son prácticamente
imposibles de obtener para la población palestina). Conviene
recordar que buena parte de las tierras confiscadas han sido
después convertidas en asentamientos ilegales para colonos
judíos venidos de terceros países y del propio
Estado de Israel.
En el último año de Intifada y debido a la represión
militar y económica sin precedentes que está ejerciendo
las autoridades israelíes, el índice de personas
desalojadas ha aumentado hasta el punto de que los informes oficiales
de NNUU (noviembre, 2002) y de organizaciones palestinas de derechos
humanos han resaltado la preocupación de que se pueda
producir una nueva ola de refugiados palestinos que, ante el
mantenimiento sostenido de la represión militar israelí
y debido a las condiciones infrahumanas que tienen que soportar
a causa del deterioro que han producido los cierres de frontera
israelíes en la vida palestina, se estarían viviendo
forzados a abandonar los TTOO y dirigirse a terceros países
vecinos, particularmente Jordania, donde ya, se especula, al
menos 40.000 palestinos se habrían desplazado en el último
año buscando un alojamiento. Jordania es el país
que concentra el mayor número de refugiados de las dos
grandes oleadas históricas palestinas, la de 1948 y la
de 1967.
Frente a las prácticas ilegales de la demolición
de viviendas, confiscación y desalojo forzoso de la tierra
-que contravienen los principios elementales del Derecho Internacional
y la IV Convención de Ginebra en lo que afecta al tratamiento
de un territorio y una población bajo ocupación-
el Estado de Israel ha venido practicando, igualmente de modo
ilegal, desde 1967, la repoblación de territorio palestino
previamente desalojado, con colonos judíos del exterior.
Esta práctica que tiene como objetivo modificar el balance
demográfico en los territorios palestinos así como
el control territorial de los TTOO, se ha seguido ejecutando
en los últimos años a pesar del proceso de Oslo
y se ha actualizado recientemente. Mediante una decisión
gubernamental del gabinete de Sharon (6/1/2002), el gobierno
de unidad nacional Likud-Laborista ha decidido destinar una ayuda
económica a todos los emigrantes judíos procedentes
de Francia y Sudáfrica hacia Israel. Igualmente, hace
dos semanas, y en una táctica que explota dramáticamente
la crisis financiera y popular de Argentina, el gobierno israelí
decidió conceder un beneficio económico similar
a los judíos inmigrantes procedentes del país latinoamericano.
Hasta la fecha, los inmigrantes judíos procedentes de
la ex Unión Soviética y de Sudáfrica han
sido beneficiarios los mayores beneficiarios de estas ayudas
israelíes.
Esta decisión -justificada con el explotado argumento
del anti-semitismo- se ha tomado oficialmente en respuesta a
supuestos informes israelíes según los cuales el
incremento del anti-semitismo está aumentando en esos
países, particularmente en Francia. Representantes oficiales
franceses y algunos líderes de la comunidad judía
francesa, sin embargo, han negado rotundamente dichos informes.
Por el contrario, la decisión israelí ha de evaluarse
como una explotación cínica de una situación
de crisis extrema -en el caso de Argentina- o con el objeto de
renovar el ruido del anti-semitismo -Francia- a fin de
incrementar los índices de población judía
en Israel. El ministro israelí para la Inmigración,
Yulie Edelstein, de hecho, no ha dudado en explicar que la asistencia
financiera, suficiente para cubrir las necesidades básicas
de cada inmigrante judío durante seis meses, está
orientada a animar a aquellos judíos que contemplan la
posibilidad de trasladarse a Israel. Eldstein ha expresado asimismo
que el gobierno de Israel aspira a conceder las ayudas financieras
a todos los inmigrantes judíos de cualquier parte del
mundo. De acuerdo con estimaciones oficiales del propio Ministerio
de Inmigración israelí, hay una previsión
de que se trasladen a Israel durante el año 2002 más
de 50.000 judíos, lo que supone un incremento significativo
respecto a los 44.000 del año pasado.
Madrid, 11 de enero de 2002

Comité
de Solidaridad con la Causa Árabe
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