Palestina

Artículo publicado el 7 de noviembre de 2000 por la organización Addameer y traducido al castellano por el Comité de Solidaridad con la Causa Árabe.

Palestina

 

"... La ocupación israelí, con todas sus tácticas de terror y agresión no conseguirá jamás aplastar el espíritu palestino ni su anhelo de justicia"

La Intifada Al-Aqsa: el rechazo a la rendición

Mayed Nassar (Union of Health Work Committees) y Nassar Ibrahim (Alternative Information Center)

(Palestina, 7 de noviembre de 2000)

La presente Intifada se fundamenta en un conjunto realidades políticas en cuyo marco se explican los sucesos de las pasadas cuatro semanas en los Territorios Ocupados (TTOO) palestinos.
No obstante, antes de comenzar un análisis de esas realidades, debe aclararse sin ambages que la responsabilidad de esta Intifada Al-Aqsa recae únicamente en la ocupación israelí de Cisjordania y Gaza. La propia ocupación ha ejecutado durante años una política de terror hacia el pueblo palestino que abarca desde detenciones, deportaciones, asesinatos, estrangulamiento de la economía nacional palestina, hasta la confiscación sistemática de tierras palestinas y la construcción de asentamientos. Esta misma fuerza de ocupación todavía sigue rechazando el reconocimiento de los legítimos derechos palestinos, principalmente el derecho a la autodeterminación mediante la creación de un Estado palestino con Jerusalén como su capital, y el derecho de los refugiados al retorno.
La chispa que inició la Intifada fue la provocativa visita de Ariel Sharon acompañado de cientos de soldados a Haram al-Sharif, la explanada de las mezquitas. Cualquier intento de minimizar este hecho o de explicar los hechos de otro modo es una falacia.

El rechazo a la derrota

El proceso de paz palestino-israelí diseñado de acuerdo a la visión norteamericana e israelí que implica la imposición de los términos establecidos unilateralmente por Israel, ha causado una incuestionable pérdida de confianza entre la población palestina. Esos términos son los siguientes:

La separación geográfica y demográfica del pueblo palestino por medio de la división de su tierra en cantones A, B y C, así como la creación de carreteras y autovías construidas sobre miles de hectáreas de tierra palestina;

La creación y expansión de nuevos asentamientos

El cierre permanente impuesto sobre ciudades, aldeas y campos de refugiados palestinos

La política de demolición de viviendas palestinas

El rechazo de los derechos individuales y colectivos palestinos y de sus derechos nacionales

La utilización de la cuestión de los presos políticos palestinos como regateo para conseguir mayores concesiones en las negociaciones.

Asimismo, Israel rechaza continuamente aplicar las resoluciones de Naciones Unidas (del Consejo de Seguridad y de su Asamblea General) y ha reemplazado los términos internacionalmente aceptados y reconocidos en dichas resoluciones por su propia fuerza y por la creación de hechos consumados e irreversibles. Israel depende exclusivamente de la posición norteamericana que apoya y respalda las practicas israelíes contra la población palestina. EEUU, sigue amenazando con utilizar su poder de veto en el CSNNUU ante cualquier intento de condenar los crímenes israelíes.

Los hechos recientes así como los resultados de siete años del fiasco creado por los Acuerdos de Oslo y subsiguientes no son sino mecanismos para eliminar los derechos palestinos. Ninguno de esos acuerdos ha tenido un significado preciso y efectivo para alcanzar una paz justa en la región. La extrema violencia utilizada por Israel contra el levantamiento palestino no es si no un nuevo intento de obligar al mundo a que acepte su concepto de la "paz", que se basa en la rendición palestina.

La intransigencia israelí

A pesar de presentarse a sí mismo como una parte comprometida en alcanzar compromisos, el Estado de Israel demuestra a través de los hechos que ejecuta su completa intransigencia respecto a cualquier negociación. Barak acudió a la Cumbre de Camp David (donde se debían iniciar las negociaciones para el estatuto final) presentando las siguientes condiciones basadas en sus propios intereses:

Rechazo a la retirada del ejército israelí a las fronteras del 6 de junio de1967 (en contradicción con la Resolución 242 y 338 de NNUU);

Exigencia de que los asentamientos de colonos no serán desmantelados y de que serán anexionados a Israel (ello contradice todas las Resoluciones de NNUU que consideran todos los asentamientos de Cisjordania y Gaza ilegales);

Rechazo a los derechos palestinos sobre la parte Oriental de Jerusalén ocupada, reiterando su pretensión de considerar la ciudad completa como la "capital eterna de Israel";

Rechazo a aceptar que los refugiados palestinos retornen a sus lugares de origen de los que fueron expulsados en 1948 (en contradicción con la Resolución 194 de NNUU);

Rechazo a aceptar la existencia de un "ejército extranjero" en la parte occidental del valle del Jordán. Ello implica que si alguna vez Israel aceptara la creación de un Estado palestino (circunscrito, por supuesto, a las condiciones previamente señaladas), debería ser necesariamente un Estado sin ejército.

Es importante comprender lo que significan para la población palestina tales condiciones. Los asentamientos constituyen un proyecto político de Israel que destruye las aspiraciones palestinas de libertad e independencia. Cualquier discurso realista centrado en la creación de un Estado palestino en coexistencia con los asentamientos de colonos y las carreteras israelíes implicaría que fuese un Estado sin soberanía. Ello ha sido causa principal del conflicto y de la confrontación. La pretensión israelí de anexionar los asentamientos ya existentes significa la anexión de un 15% más de territorio palestino. En la actualidad hay unos 200.000 colonos en 140 asentamientos a lo largo de Cisjordania, Gaza y Jerusalén. En Hebrón, por ejemplo, 400 colonos judíos viven en medio de 140.000 palestinos controlando el 20% de la ciudad.

La política expansionista y colonialista de Israel supone un rechazo de todas las decisiones adoptadas en el marco de la legalidad comunidad internacional que viene afirmando inequívocamente desde hace décadas que todos los asentamientos de colonos construidos en Cisjordania y Gaza son ilegales y deben ser desmantelados.

El problema de los refugiados es otra cuestión básica en el corazón de la causa palestina. Los refugiados son el resultado directo del proyecto sionista en Palestina. El 78% de la Palestina histórica fue ocupada en 1948 y como resultado, aproximadamente un millón de palestinos se convirtieron en refugiados. Durante la Guerra de 1967, otro medio millón de palestinos se convirtieron en refugiados. Hoy cerca de 4 millones de palestinos son refugiados que viven en campamentos en Líbano, Siria, Jordania y en la misma Palestina.

Estos son los hechos sobre los que se funda la presente Intifada. La única conclusión que se puede extraer de todo ello es que aunque Israel habla elocuentemente sobre la paz, actúa como una brutal fuerza de ocupación sobre el terreno para mantener su poder. Oslo vino a sumar a la presencia del ejército de ocupación israelí la severidad de su control sobre cada ciudad y cada aldea palestina. Asimismo, los planes de re-pliegue del ejército de ocupación tal y como se articularon en los Acuerdos de Oslo, han servido únicamente para que Israel intensifique y mejore su posición estratégica militar en lugar de favorecer su retirada, como mucha gente equivocadamente piensa. La reciente Cumbre de Sharm al-Sheij el pasado 17 de octubre en la que participaron Clinton, Mubarak, Kofi Anán, Solana, Arafat y Barak, fue asimismo un nueva estrategia dilatoria para perpetuar el fraude que ha dominado todos los intentos de plantear racionalmente el conflicto palestino-israelí.

La Cumbre describió la resistencia palestina como una simple revuelta en vez de cómo la expresión profunda de una población entera por sus aspiraciones de libertad e independencia. Sharm al-Sheij y sus resultados estuvieron controlados claramente por la posición que EEUU mantiene sobre la "paz" en la región, una visión que pretende estrangular la Intifada palestina, bloquear el movimiento nacional árabe e impedir que se extiendan los movimientos de solidaridad en Europa y en otras partes del mundo. Una de las consecuencias de la Cumbre es la equiparación entre la víctima y el verdugo, en un intento de hacer que se ignoren las dimensiones del movimiento político de liberación subrayando las acciones del pueblo palestino. Asimismo, Sharm al-Sheij fue un intento de transformar la realidad de la brutal fuerza israelí en un "logro" político con el fin de que sus condiciones pudieran ser dictadas en futuros acuerdos.

La Intifada Al-Aqsa: Unidad palestina sin precedentes

La actual Intifada se distingue por su voluntad de ser unánime en todos los sectores de la sociedad palestina.

Los palestinos en las calles de Gaza y de Cisjordania están utilizando lemas similares para expresar su estado de desesperación y su pérdida de confianza en el proceso de paz. Desde 1993 el pueblo palestino ha experimentado de primera mano que los acuerdos alcanzados no son sino el dictado de las imposiciones israelíes, particularmente el mantenimiento de la ocupación con la expansión de los asentamientos, un "Estado" hecho de bantustanes, y el rechazo del derecho al retorno. Los palestinos se han unido no sólo en Gaza y Cisjordania sino (y por primera vez) con los palestinos que viven en el interior de la Línea Verde (Israel) así como con los de los campamentos de refugiados de Líbano, Jordania y Siria.

Desde 1948 Israel ha intentado aislar a los palestinos del interior de la Línea Verde del resto del pueblo palestino y los ha tratado como "árabes israelíes". A pesar de ello, los palestinos de 1948 se han adherido completamente a la Intifada. Su participación en este levantamiento implica un profundo reconocimiento de su pertenencia al pueblo palestino. La Intifada supone algo de si mismos y significa luchar por sus derechos. Toda la población palestina recuerda dolorosamente que el 80% de Palestina fue ocupada por Israel y que este Estado ha seguido hasta hoy su política de confiscación.

Por ello, los palestinos se han unido bajo los siguientes principios:

Deben pararse las negociaciones basadas en el desequilibrio de poder y en la parcialidad de la mediación de EEUU;

La causa palestina debe ser una prioridad en la agenda de la comunidad internacional;

No habrá arreglo político si no incluye la resolución de Jerusalén;

Todos los asentamientos deben ser desmantelados de inmediato;

Toda cooperación con el poder ocupante relativa a los acuerdos de seguridad debe pararse;

Dado que la continuación de las negociaciones no brindarán ni siquiera los mínimos avances respecto a que se garanticen los derechos básicos de los palestinos, nuestra decisión es seguir con nuestro movimiento de resistencia.

La estrategia israelí de confrontación: "ponerles de rodillas"

Los palestinos esparcidos alrededor del mundo están comprometidos a reafirmar sus inalienables derechos nacionales. La intención de Sharon, con la bendición del Gobierno laborista de Barak, fue crear otro "hecho consumado". Ello es suficiente para explicar la violenta reacción israelí hacia las protestas de los manifestantes palestinos tras la visita de Sharon. El Gobierno de Barak quiso enviar un claro mensaje a la población palestina: Israel está preparado para hacer lo que sea necesario a fin de proteger su determinación política y salvaguardar sus intereses y condiciones definidos por Barak en la Cumbre de Sharm al-Sheij. Israel tiene su propio modo de entender; por tanto, los palestinos o bien se arrodillan y aceptan las imposiciones israelíes o quedarán sujetos al terror y a los asesinatos. Las tácticas el ejército israelí han sido diseñadas y planificadas en el marco de "consideraciones" políticas y de seguridad, en otras palabras, utilizar la mayor fuerza posible, lo más rápidamente a fin de estrangular la resistencia palestina. De este modo la Intifada perderá su momento asegurando con ello el logro de los objetivos israelíes y la rendición de una impotente población palestina.

El modo en que Israel está haciendo frente a la Intifada se basa en tres elementos:

Mantener la fuerza israelí asegurando el mayor número posible de bajas entre los manifestantes palestino y las menos posibles entre los miembros de su ejército;

Intensificar el cierre de los TTOO, ciudades y aldeas palestinas así como restringir la libertad de movimiento mediante el control militar del ejército israelí en todas las carreteras y pasos;

Animar a los colonos a que propicien ataques contra las aldeas palestinas;

Presentar a la opinión pública los enfrentamientos como si se tratase de una confrontación con una fuerza armada palestina real, aunque Israel sabe muy bien qué tipo de armamento posee la policía palestina. Israel, no obstante, ha utilizado este argumento para encubrir y excusar lo que constituye un desproporcionado uso de la fuerza mediante helicópteros de combate, tanques y misiles.

El mínimo aceptable

Confrontado con esta realidad, Arafat se ha visto asimismo enfrente de otra puerta cerrada. Cualquier posible acuerdo en adelante respecto a los puntos básicos del estatuto final significaría la derrota de la lucha hacía el reconocimiento de los derechos legítimos palestinos. Ningún palestino aceptará eso.

Las demandas del pueblo palestino son simples y claras:

  • fin de la ocupación
  • desmantelamiento de los asentamientos
  • garantías de libertad e independencia para los palestinos mediante la creación de un Estado con su capital en Jerusalén
  • garantías de cumplimiento del derecho al retorno de todos los refugiados
  • La población palestina busca una solución política justa que devuelva a los refugiados a sus casas. Buscan una solución política justa que garantice la libertad e independencia para el pueblo palestino en su conjunto y no una nueva y artificial forma de ocupación. Esta es la razón por la que el conflicto se mantiene y por la que la resistencia se está fortaleciendo. Y es también la razón por la que la ocupación israelí, con todas sus tácticas de terror y agresión no podrá nunca aplastar el espíritu palestino ni su anhelo de justicia.