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'DOCUMENTO DE LOS VEINTE': CORRUPCIÓN Y MISERIA A LA SOMBRA DE OSLO
 
Personalidades palestinas se posicionan públicamente contra la "horripilante política de corrupción, humillación y explotación del pueblo" mantenida por la Autoridad Palestina
 
(Publicado en Nación Árabe, núm 40. Diciembre 2000)
 
Ignacio Álvarez-Ossorio
Arabista
 
El pasado 27 de noviembre apareció en los territorios autónomos palestinos un polémico documento, "La patria nos llama", que denunciaba la rampante corrupción de la Autoridad Palestina (AP) y la progresiva degradación de las condiciones de vida del pueblo palestino. Esta declaración no era la primera de su tipo ni, probablemente, será la última. El manifiesto fue firmado por veinte personalidades por lo que pasó a ser conocido como 'Documento de los Veinte'. En uno de sus párrafos más significativos, los firmantes acusaban a la AP de 'seguir una horripilante política de corrupción, humillación y explotación del pueblo palestino como si los Acuerdos de Oslo hubiesen sido una compraventa de la patria'. Las reacciones no tardaron en producirse. Tanto la AP como Fatah acusaron a los firmantes de intentar dividir al pueblo en un momento crucial de las negociaciones en el que debería dirimirse el futuro de la cuestión palestina y describieron el comunicado como 'antinacional y antidemocrático', pero sobre todo inoportuno ya que coincidía con el inicio de las conversaciones sobre el estatuto final de los territorios autónomos. Además se acusó a las veinte personalidades firmantes de seguir las consignas de Siria, interesada en demorar el avance de las negociaciones palestino-israelíes
 
Pero el debate en torno al documento no fue tan sólo dialéctico. Los dos días siguientes el jefe de la policía palestina, Gazi al-Yibali, según parece siguiendo instrucciones directas del propio Arafat, ordenó la detención de nueve de los firmantes: `Abd al-Satar Qasim, Ahmad Qatamish, `Abd al-Rahim Katane, Yaser Abu Safiyye, `Adil Samara, Ahmad Shakir Dudin, `Ismat al-Shajshir, `Afif Sulayman al-Yude y `Adnan `Awde. Se daba la circunstancia que el ahora detenido Qatamish había pasado previamente seis años en una cárcel israelí bajo detención administrativa sin que se presentasen cargos en su contra y sin llegar a ser juzgado.
 
Mientras tanto dos personalidades nacionalistas, Bassam al-Shak`a y Wahid al-Hamdallah, que a mediados de la década de los setenta habían sido elegidos alcaldes de Nablus y Anabta y como tales habían jugado un papel significativo en la lucha contra la ocupación israelí a través del Frente Nacional Palestino, quedaron bajo arresto domiciliario.
 
El resto de los firmantes no pudieron ser detenidos ni interrogados por disfrutar de inmunidad parlamentaria al ser miembros del Consejo Legislativo. Entre estos firmantes figuraban tres diputados de Fath - Hussam Jader, Zuhran Abu Qubayta y `Ali Abu al-Rish - y varios independientes - Abd al-Yawwad Saleh, Mu`awiya al-Masri, Rawiya al-Shawa, Ra´fat al-Nayyar, Fajri al-Turkman y Hasan al-Jarishi. El 1 de diciembre el Consejo Legislativo se reunió en Gaza a instancias de su presidente, Nabil Sha`z, para analizar la posibilidad de levantar esta inmunidad para lo que se requería el apoyo de dos tercios de la Cámara. Finalmente el Consejo emitió una declaración en la que manifestaba "su desaprobación y su condena por el modo en que fue redactado [el documento] en su forma y contenido, que se enmarca dentro de una serie de intentos para propagar la sensación de inutilidad y la desesperación e invitar a una guerra civil y a una confrontación interna". Por último, se anunció la próxima creación de una comisión parlamentaria responsable de velar por los comportamientos individuales de los miembros del Consejo.
 
La mayor parte de las fuerzas nacionalistas e islamistas, las asociaciones de derechos humanos, las agrupaciones estudiantiles universitarias y varios miembros del Consejo Legislativo condenaron estas detenciones e hicieron un llamamiento para preservar la libertad de expresión y fomentar el diálogo entre las fuerzas políticas. Mahmud al-Zahhar, portavoz de Hamas, declaró a la prensa internacional: "El movimiento de protesta es imparable. Ya no pueden más. Salen a protestar por el incremento de los precios de los productos de primera necesidad, como el aceite, el gas o el pan, pero también protestan por la corrupción". De otra parte se registraron diversas movilizaciones en los campus universitarios de las principales ciudades palestinas para solicitar la liberación de los detenidos que fueron seguidas por una contramanifestación de Fatah en Ramallah que reunió a 4.000 personas.
 
Mientras esto sucedía, el diputado independiente Mu`awiya al-Masri, cercano a los grupos islamistas y miembro de una de las familias de notables más importantes del norte de Palestina, fue atacado por miembros encapuchados de las fuerzas de seguridad que le dispararon y le hirieron en un pie como represalia a su intervención en la redacción del comunicado. Poco más tarde declaró a la prensa: "Fui atacado por intervenir en el Comunicado de los Veinte y este ataque confirma que el contenido de esta declaración es cierto".
 
 
Posicionamientos exteriores
 
Ante el cariz que adoptaban los acontecimientos, diferentes personalidades palestinas, tanto del interior como de la diáspora, publicitaron un nuevo comunicado en el que se acusaba a la AP de "usar el lema del nacionalismo y el lenguaje de la unidad para sofocar el necesario y legítimo debate y las críticas. Dichas medidas represivas únicamente dañan al pueblo palestino y ayudan a sus enemigos quienes señalan la ausencia de democracia como una evidencia de que los palestinos son incapaces de gobernarse a sí mismos". Este segundo comunicado, que exigía la inmediata liberación de los detenidos, fue firmado entre otros por Edward Said, Elia Zureiq o Naser Aruri.
 
También diversos intelectuales palestinos se posicionaron ante esta nueva muestra del autoritarismo de la AP. El politólogo Daud Kuttab publicó un artículo en el que cuestionaba los enfoques de aquellos que relegaban la democratización de la AP a la etapa posestatal y señalaba: "los seguidores de Arafat y de la AP argumentan que las cuestiones de la transparencia, el gobierno de la ley, la libertad de expresión y la democracia deberían situarse por detrás de la lucha por la tierra palestina. Estos seguidores sienten que la estrategia nacional palestina debería centrarse en conceder a los negociadores el mayor apoyo posible. Democracia y libertad de expresión, aún siendo importantes, podrían debilitar la ya de por sí débil posición palestina, argumentan".
 
La detención de varios académicos, profesionales y políticos firmantes del comunicado atrajo la atención de la prensa internacional. Como señaló una editorial del diario israelí Ha´aretz, "los firmantes de la declaración no podrían haber esperado mejor publicidad. La AP, en una respuesta propia de cualquier régimen autoritario, arrestó inmediatamente a todos los firmantes que no disfrutaban de inmunidad parlamentaria y les acusó -figuras públicas e intelectuales, cada uno de ellos con unas credenciales impecables de su lucha contra la ocupación israelí- de desviarse de la senda nacional".
 
El 7 de diciembre todavía ocho de los detenidos permanecían detenidos en las prisiones de Nablus y Jericó y cinco de ellos iniciaban una huelga de hambre para protestar por su situación. El día 16 Abd al-Yawwad Saleh, ex alcalde de al-Bire y ex ministro de Agricultura de la propia AP, denunció haber sido golpeado por oficiales del servicio de inteligencia mientras esperaba visitar a los detenidos en la prisión de Jericó.
 
Tras tres semanas de detención, el día 19 fueron liberados seis de los ocho detenidos todavía encarcelados, la mayor parte de ellos vinculados a la izquierda, en una decisión personal de Arafat quien durante las semanas anteriores había recibido múltiples presiones tanto de la comunidad internacional como de la escena política palestina.
 
Permanecieron en prisión Ahmad Dudin, un veterano activista de Fatah, y `Abd al-Satar Qasim, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad al-Nayah de Nablus, quienes rechazaron retractarse o pedir el perdón a Arafat. Entre las razones que podrían explicar la prolongación de su detención podrían enumerarse unas declaraciones críticas realizadas por Dudin al canal de televisión qatarí Al-Jazira, y la publicación por parte de Qasim de un libro extremadamente crítico con los Acuerdos de Oslo (Oslo: the Road to Disaster, 1994) cuya circulación en los territorios autónomos fue inmediatamente prohibida. Ambos señalaron que preferían permanecer en prisión antes que pedir el perdón presidencial.
 
Khaled al-Qidrah, el fiscal general de la Corte de Seguridad, acusó a estas dos personas de "incitar al pueblo contra la AP" y de "incitar a la guerra civil". Se da la circunstancia que este fiscal se vio obligado en 1997 a presentar su dimisión por estar envuelto en diversos casos de corrupción. Finalmente estos dos últimos detenidos fueron liberados el 12 de enero, coincidiendo con la conmemoración de la fiesta musulmana de `Aid al-Sagir que festeja el final del Ramadán.
 
El Documento de los Veinte se enmarca dentro de una serie de movimientos adoptados por la oposición política y por la sociedad civil para denunciar la penosa posición en la que se encuentra el pueblo palestino, cercado entre un gobierno ineficaz, incompetente y corrupto, y una potencia ocupante, Israel, que se empeña en dilatar el proceso de paz hasta el infinito y en conseguir nuevas concesiones en las negociaciones sobre el estatuto final.
 
El descontento por el proceso de paz es compartido por gran parte de la población, independientemente de cuál sea su estrato social, su ideología política o su confesión religiosa, y viene motivado por la ausencia de libertades políticas, la rampante corrupción, el deterioro de las condiciones de vida, la pérdida del poder adquisitivo de la población y los frecuentes abusos de poder de unas fuerzas de seguridad omnipresentes que absorben el 36% del presupuesto palestino (cinco veces más de lo que suman en su conjunto la sanidad, los servicios sociales y la educación).
 
Si todo esto se combina con la forma en el que están siendo conducidas las conversaciones de paz con Israel, la ausencia de avances significativos en los temas centrales de las negociaciones sobre el estatuto final (Jerusalén, refugiados, asentamientos y fronteras), la congelación indefinida del último redespliegue del Acuerdo Wye II y la intensificación de la colonización por medio de la ampliación de los asentamientos judíos entonces el malestar palestino adquiere nuevas proporciones. Es en este contexto de promesas incumplidas y de aspiraciones fracasadas en el que debe enmarcarse la acción de este grupo de personalidades que reclama una mayor democratización de las estructuras de la AP y la persecución de todas aquellas personas implicadas en casos de corrupción y abuso de poder.
 
 

Anexo:
 
"¡La Patria nos llama!"
 
"Ofendidos por lo que está pasando en la tierra de Palestina, por el abandono y la denigración del pueblo y de sus derechos olvidados, nosotros, en tanto que pueblo llano, movidos por nuestra identificación nacional y nuestra preocupación, nos dirigimos a vosotros con el fin de trabajar juntos para corregir la situación a la que hemos llegado.
 
Tras los Acuerdos de Oslo [de 1993], el liderazgo palestino hablaba de un Estado con Jerusalén como su capital, del retorno de los refugiados y desplazados, del desmantelamiento de los asentamientos, de la liberación de los presos y de la preparación de los preliminares económicos para convertirnos en el Singapur de la región entera. Algunos engañados celebraron en las calles lo que declaraban era una victoria.
 
Sin embargo, tras seis años de Oslo, más tierras están siendo robadas mientras los asentamientos se expanden, la conspiración contra la cuestión de los refugiados se apresura entre bastidores y las prisiones palestinas encierran tras sus puertas a nuestros propios hijos e hijas. Jerusalén no ha sido devuelta y Singapur no ha llegado. El pueblo ha quedado dividido en dos bandos: aquél de los selectos que gobiernan y roban, y el de la mayoría que se queja y busca a alguien para salvarlo.
 
Es ésta una cadena espantosa de fraude y engaño que será nociva y ruinosa en las negociaciones del estatuto final.
 
Además, la Autoridad Palestina (AP) ha seguido una horripilante política de corrupción, humillación y explotación del pueblo palestino como si los Acuerdos de Oslo hubiesen sido una compraventa de la patria a cambio de la opulencia de los corruptos en la AP. El presidente de la AP [Yaser Arafat] ha abierto ampliamente las puertas a los oportunistas para expandir la corrupción entre la sociedad palestina. Las condiciones económicas se han deteriorado, las relaciones intercomunitarias se han debilitado y las pautas morales y éticas se han perdido. La salud, la educación y las instituciones judiciales han sido llevadas a la ruina.
 
La campana de alarma debe sonar en cada aldea, ciudad y campo de refugiados, en cada recodo y rincón, y también en cada tienda, casa y despacho. La patria está siendo vendida y el pueblo defraudado y destruido.
 
Resistamos juntos frente a esta tiranía y corrupción. La injusticia no puede ser vencida sino mediante el esfuerzo colectivo de los desposeídos. El opresor no puede ser detenido sino por la tenacidad de los que creen en el cambio."
 
Abudul Satar Qasem (arrestado), Basam Shaka'a (arresto domiciliario), Ismat Shajshir (interrogado), Wahid Al Hamdallah (arrestado), Yaser Abu Safiyya (arrestado), Abdel Rahim Kitana (arrestado), Ahmad Katamesh (arrestado), Dr. Adel Samara (arrestado), Dr. Afif Sulaiman Yudah (arrestado), Fajri Tukuman (miembro del Consejo Legislativo Palestino, CLP), Abdel Jawad Saleh (CLP), Mu'awiyya Al Masri (CLP), Husam Jader (CLP), Hasan Jarisha (CLP), Ali Abu Rish (CLP), Rawya Al Shawa (CLP), Ra'fat Al Nayar (CLP) Adnan Odeh, Zahran Abu Qbeita, Ahmad Shaker Dudiyn.
 
 
(Traducción de Loles Oliván, N.Á.)