Arafat condena la disensión
interna y propugna una vuelta al esquema negociador de Oslo,
mientras Israel prosigue con su ofensiva militar
Nota informativa
CSCAweb, 18-12-01
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El discurso de Arafat confirmó
el creciente aislamiento al que se ha visto sometido la Autoridad
Palestina desde que la política de represión interna
contra los movimientos y organizaciones sociales palestinas a
instancias de Israel y EEUU haya comenzado a resquebrajar la
unidad nacional palestina
En un discurso televisado pronunciado ante las cámaras
de la televisión palestina el pasado 16 de diciembre de
2001, día de celebración del Eid el-Fitr
que marca el fin del ayuno en el mes de Ramadán, el presidente
de la Autoridad Palestina (AP) Yaser Arafat decretó un
alto el fuego unilateral y condenó los ataques suicidas
llevados a cabo contra civiles israelíes en el interior
de Israel por organizaciones palestinas.
El discurso de Arafat, plagado de referentes simbólicos
y extremadamente retórico en su formulación, no
añadió nada nuevo al discurso de la AP en los últimos
meses de levantamiento. La exigencia israelí de que Arafat
condene el "terrorismo" halló debido cumplimiento
en el discurso presidencial. Sin embargo, la condena sin ambages
de los ataques suicidas contra civiles por parte del líder
palestino ha sido recibida con división de opiniones en
Israel: si bien la prensa progresista israelí resaltaba
lo positivo de la condena, el gobierno de Sharon, con el apoyo
de EEUU, volvía a poner de manifiesto que no tiene ninguna
intención de poner fin a la ocupación militar ni
a la represión que día tras día sigue cobrándose
vidas palestinas en el interior de los Territorios Ocupados.
Estratégicamente, el discurso (cuyo texto íntegro
en castellano se reproduce a continuación) ha servido
para que Arafat vuelva a reafirmar el autoritarismo que caracteriza
al limitado autogobierno de la AP. En referencia al poder de
la AP, Arafat llegó a afirmar que "La nuestra es
una Autoridad cuyas decisiones han de ser respetadas y cuyos
compromisos han de ser aceptados. Después de haber firmado
un acuerdo o de haber tomado una iniciativa, su credibilidad
debe permanecer intacta, por entero y sin ser cuestionada".
En segundo lugar, el discurso de Arafat volvió a demostrar
la debilidad de la postura oficial palestina frente a la voluntad
norteamericana de obligar a ambas partes a volver a la mesa de
negociaciones dentro del marco del proceso de Oslo. Arafat, que
en su discurso aceptó explícitamente y reafirmó
la validez de lo firmado en Oslo/Washington, París, Taba,
Wye River, y Sharm el-Sheykh, y mencionó explícitamente
el Informe Mitchell y el Plan Tenet como únicos vehículos
que permitirían una vuelta a las negociaciones, se limitó
a alabar la resistencia del pueblo palestino sin mencionar apenas
los temas clave que aún quedan por resolver dentro del
marco negociador propuesto, fundamentalmente los refugiados (con
una mínima referencia a la resolución 194 de NNUU)
y los asentamientos. Jerusalén y su capitalidad del futuro
Estado palestino sí aparecieron profusamente en el discurso,
pero de un modo poco definitorio y estrictamente retórico.
En líneas generales, el discurso únicamente
confirmó el creciente aislamiento al que se ha visto sometido
la AP desde que la política de represión interna
contra los movimientos y organizaciones sociales palestinas a
instancias de Israel y EEUU haya comenzado a resquebrajar la
unidad nacional palestina (otro de los focos del discurso de
Arafat). Pocas horas después de que Arafat apareciese
ante las cámaras de televisión, el ejército
israelí asesinaba a un niño de doce años
de edad y a un militante de Hamás.
A la fría acogida que el gobierno israelí dio
al discurso, se sumaba el lunes 17 la detención en Jerusalén
de Sari Nusseibeh (representante de la OLP en la ciudad). La
detención de Nusseibeh, un político polémico
dentro del espectro palestino por sus controvertidas declaraciones
en relación al derecho al retorno de los refugiados palestinos,
fue condenada incluso por EEUU. Nusseibeh se disponía
a celebrar una recepción con motivo de la celebración
de la fiesta del Eid el-Fitr (a la que estaban invitadas
150 personas, entre las cuales se encontraban varios diplomáticos
europeos y el cónsul británico); el Ministro de
Seguridad Pública israelí, Uzi Landau, dio órdenes
a la policía para detener a Nusseibeh y otros dos dirigentes
palestinos porque, en su opinión, la recepción
era clasificable como una "acción terrorista o relacionada
con el terrorismo". Las detenciones se suman a los numerosos
ataques que el gobierno de Sharon ha iniciado contra la presencia
palestina en la ciudad, particularmente desde la muerte el pasado
mes de mayo de Faisal Husseini, antiguo representante de la OLP
en la ciudad, y de la ocupación de la Casa de Oriente
el pasado mes de agosto.
Simultáneamente, el presidente norteamericano George
W. Bush firmó el mismo día una moratoria declarando
la suspensión del traslado de la embajada norteamericana
de Tel Aviv a Jerusalén durante un periodo de seis meses.
La moratoria, que se viene aplicando desde que en 1995 el Congreso
aprobara la Jerusalem Embassy Act, se ha firmado alegando
"motivos de seguridad nacional".
Texto íntegro en
castellano del discurso de Yaser Arafat, presidente de la AP,
al pueblo palestino
Fuente: MIFTAH
Traducción al castellano: CSCAweb (www.nodo50.org/csca)
16 de diciembre de 2001
"Y Ayudaremos sin dudarlo a nuestros Apóstoles
y a los creyentes, tanto en la vida de acá como en el
Día en el los testigos se adelanten [para dar cuentas]"
(Alabado sea Dios)
"Hermanos
y hermanas,
Hijos e hijas de nuestro pueblo en lucha,
Nación de grandes personas,
Madres, padres, y hermanos de nuestros mártires
A vosotros, que nos habéis ofrecido el mejor regalo
que es vuestra sangre y vuestro cuerpo en busca de la libertad
y la independencia, en el camino hacia Palestina y Jerusalén.
A vosotros, que languidecéis en las cárceles, que
habéis sido heridos, con vuestra resistencia, vuestras
heridas, vuestro dolor y vuestra esperanza, que habéis
escrito una heroica leyenda única en los tiempos actuales
y nos habéis acercado la visión de Jerusalén,
capital de nuestro Estado palestino independiente.
Mis queridos todos en ciudades, pueblos, y campamentos de
refugiados, en Palestina y en el exilio: vosotros habéis
compuesto la historia épica de la lucha nacional y el
milagro y la tenacidad de vuestra resistencia; es solamente a
vosotros a quienes debemos dar las gracias por salvaguardar nuestra
causa nacional, por preservar nuestros justos y legítimos
objetivos y la firme certeza de que se cumplirán.
Desde mi corazón y con todo mi ser, os saludo y os
brindo mis mejores deseos en este día del Eid.
En esta sagrada ocasión, me dirijo a vosotros, directamente
a vuestras mentes y corazones, para exponeros los hechos con
claridad, tal y como son. Lo hago para que reflexionemos colectivamente
sobre todas las cuestiones que nos conciernen, y para que razonemos
sobre las decisiones que habremos de tomar y el curso que debemos
seguir en el futuro. Confío en que este pueblo, esta nación
orgullosa y valerosa, tiene la suficiente claridad de visión,
la suficiente lucidez, fuerza de voluntad y determinación
que le permita superar todas los retos y dificultades para defender
sus derechos y proteger los Santos Lugares cristianos e islámicos.
Nuestra nación ha hecho de nuestra victoria algo seguro
e inevitable en nuestra tierra libre y sagrada, en esta que fue
la primera qiblah y la tercera de las mezquitas sagradas,
el lugar desde el cual nuestro profeta Muhammad (la paz sea con
él) ascendió al cielo, y el lugar de nacimiento
de Jesucristo (la paz sea con él).
Nuestra unidad nacional constituye una base firme sobre la
cual nuestra lucha nacional y nuestra perseverancia se han mantenido
durante décadas. Esa unidad ha dotado a la causa de nuestro
pueblo de todos los medios para la continuidad y el éxito.
Igualmente, nos ha hecho trabajar en pos de una paz total, justa
y duradera con todo tipo de salvaguardas, con todos nuestros
derechos, y con todas las exigencias que deben darse en la firme
lucha por nuestro consenso nacional sin rendirnos y sin perder
de vista nuestras prioridades, tanto de nuestras prioridades
como en nuestras acciones y proceso de toma de decisiones.
En consecuencia, desde mi posición de responsabilidad
y en nombre del liderazgo palestino, deseo reafirmarme en la
profunda y sincera definición de una unidad nacional que
acoja en su seno a todas las facciones y fuerzas nacionales,
así como todos los sectores de la sociedad y organizaciones
de base, en su compromiso con las opciones y decisiones tomadas
que representan el consenso nacional tal y como está representado
en nuestros consejos nacional, legislativo, y central.
La Organización para la Liberación de Palestina
ha sido, y sigue siendo, la elección esencial para nuestro
pueblo en nuestra patria y en el exilio. La OLP es nuestra fuerza
de cohesión, líder de nuestra lucha, corporización
de nuestra legitimidad, y nuestro representante oficial ante
el resto del mundo. Igualmente, la Autoridad Nacional sigue siendo
fiel a las aspiraciones de nuestro pueblo, fundación sólida
de nuestro Estado palestino en ciernes con capital en Jerusalén,
si Dios quiere. El electo Consejo Legislativo palestino de la
ANP y todas sus instituciones, incluyendo las autoridades legislativas
y ejecutivas, así como la legitimidad que de manera indiscutible
le han otorgado las urnas, han preparado el camino para el futuro
reconocimiento y relaciones del Estado de Palestina.
Aprovecho esta oportunidad para reafirmar una vez nuestra
opción democrática y nuestra disposición
para celebrar elecciones municipales y legislativas tan pronto
como las condiciones permitan que los comicios se celebren con
seguridad.
En vista de la posición de la ANP así como de
su importancia actual y futura, el gobierno de Sharon ha iniciado
una guerra cruel en su contra. Sus objetivos son sus instituciones
s instalaciones, su policía y su personal de seguridad,
sus infraestructuras (que junto con nuestros hermanos y aliados
nos había llevado tanto trabajo reconstruir), sus ciudadanos,
propiedades privadas, escuelas y hospitales, campos, mezquitas
e iglesias, granjas, y olivares que se erigen en testigos de
la auténtica y añeja herencia de este pueblo así
como de su íntimo enraizamiento en esta tierra y su historia.
Es, sin duda, una guerra contra un pueblo y su Autoridad;
contra sus recursos; contra su seguridad personal, social y económica;
así como contra su sueño legítimo de luchar
por una futuro libre de ocupación, opresión, y
humillación.
Desde el fondo de esta agonía y resistencia épica
de nuestro pueblo y sus instituciones, declaro que esta guerra
inmoral y perversa no conseguirá romper la determinación
de este gran pueblo, y que tampoco manchar la voluntad y el orgullo
de una gente que se mantiene firme frente a la indignidad, como
demuestra la historia.
En estas condiciones, queridos hermanos, deseo afirmar nuevamente
que no permitiremos que nadie, sea quien sea, socave nuestro
empeño, civilizado y nacional, ni que obstruya el camino,
distorsione su imagen, o falsifique su prístina esencia
árabe y nacional.
No defenderemos sino una única Autoridad sobre esta
tierra, esta comunidad y esta patria. La nuestra es una Autoridad
cuyas decisiones han de ser respetadas y cuyos compromisos han
de ser aceptados. Después de la firma de un acuerdo o
de haber tomado una iniciativa, su credibilidad debe permanecer
intacta, por entero y sin ser cuestionada.
Queridos hermanos: hemos declarado un estado de emergencia
y tomado una serie de medidas que llevaremos adelante, incluyendo
la ilegalización de todas las organizaciones y cuerpos
que lleven a cabo acciones terroristas. Hemos emprendido una
iniciativa de alto el fuego que todos habrán de respetar
obligatoriamente y que todos, sin excepción, habrán
de obedecer. Soy plenamente consciente de las verdaderas intenciones
de Sharon con sus ataques militares, el bloqueo de nuestra ciudades,
pueblos, y campamentos de refugiados, la ocupación de
nuestras áreas, aprovechándose así de las
operaciones llevadas a cabo contra civiles israelíes (operaciones
que, por otra parte, hemos condenado y seguiremos denunciando).
Este complejo conflicto en el que nos vemos inmersos no permite
ni debe permitir que se socave la credibilidad del liderazgo
palestino ni de sus decisiones. No debemos permitir que Sharon
y su establecimiento militar [lo hagan], así como tampoco
debemos darles lo que precisan como pretexto para aumentar sus
agresiones. Tampoco debemos darles los medios que les permitan
etiquetar nuestra valiente y legítima lucha de liberación
como terrorismo o asesinato de civiles.
Una vez más, confirmo hoy el cese completo e inmediato
de todas las operaciones armadas. Otra vez, solicito un alto
absoluto en todas las operaciones, particularmente de los ataques
suicidas que siempre hemos denunciado. Quienquiera que facilite
o planifique este tipo de ataques, tendrá que responder
por ello. Lo mismo es aplicable a los disparos con morteros que
no sirven ningún propósito más que ofrecer
una justificación para que los israelíes nos ataquen.
Cualquier violación de esta decisión será
considerada como constitutiva de un grave prejuicio para los
intereses nacional de nuestro pueblo y de la nación árabe,
y todos los que la violen serán perseguidos sin descanso.
Nuestro objetivo es reafirmar la credibilidad de nuestras opciones
y nuestro curso de acción con el fin de que vuelva a reinar
la calma y puedan ponerse en práctica las recomendaciones
del Sr. Mitchell y los planes del Sr. Tenet, y volver a la mesa
de negociaciones, que sigue siendo el único medio que
permitirá la resolución del conflicto.
Confío en que el consenso nacional se mantendrá
firmemente centrado en los objetivos de libertad, independencia,
y construcción de un Estado palestino independiente con
capital en Jerusalén dentro del marco de las resoluciones
legitimadas internacionalmente 242, 338, 425 y 194 (en lo relativo
a los refugiados palestinos), así como el principio de
"paz por territorios".
Queridos hermanos y hermanas,
Estamos aquí, sobre esta tierra sagrada, defendiendo
el honor de la nación, su dignidad e integridad, y salvaguardando
los Santos Lugares cristianos e islámicos.
Extiendo mi gratitud y aprecio de todo corazón a aquellos
hermanos y amigos de todo el mundo que nos han apoyado política,
moral, y materialmente, tanto en los ámbitos populares
como oficiales. Al igual que todos los demás palestinos,
experimento una gran sensación de alivio siempre que se
reúne un foro árabe, islámico, no-alineado,
o internacional, bien sea por petición expresa nuestra
o por nuestra causa. Esto constituye un mensaje continuo y renovado
al mundo de que los palestinos no están solos, y que la
nación árabe y sus amigos de todo el mundo permanecen
a nuestro lado, comprometidos con nuestra causa y objetivos y
con la protección de nuestros Santos Lugares cristianos
e islámicos en Tierra Santa.
Queridos hermanos y hermanas,
Debemos comprender en su totalidad los últimos acontecimientos
de la escena internacional, particularmente después de
los ataques terroristas contra Nueva York y Washington del pasado
11 de septiembre, así como el impacto que han tenido sobre
nuestra causa y nuestros derechos. Debemos continuar protegiendo
nuestras relaciones y contactos con todos, por todo el mundo.
Debemos también asegurar que comprendemos todo lo que
ha acontecido con tanta rapidez, y enfrentarnos a los hechos
con total conocimiento, compostura, y equilibrio. Debemos esforzarnos
por mantener la movilización y la solidaridad internacionales
a favor de nuestra causa y nuestros derechos, en un momento en
el que nos enfrentamos a un ejercicio de distorsión deliberada
e incitación en nuestra contra y en el que nos enfrentamos
a intentos, por otra parte injustos, de empañar bajo la
etiqueta del terrorismo una lucha legítima en pos de la
liberación y contra la ocupación, tal y como permite
el derecho internacional.
Puedo afirmar con orgullo que con los sacrificios y la resistencia
de nuestro pueblo, con nuestra conducta responsable en este conflicto
complejo y multifacético, hemos derrotado con éxito
todos los intentos de falsificar la legítima autenticidad
de nuestra lucha y la nobleza de sus objetivos. En este sentido,
hemos alcanzada un éxito sin precedentes.
La justicia de nuestra causa se ha visto efectivamente reforzada
por la visión que en su día presentara el Secretario
de Estado Colin Powell sobre la cuestión palestina, discurso
que se había visto precedido de la declaración
de George W. Bush ante NNUU afirmando su compromiso para con
la creación de un Estado palestino. Igualmente, se ha
visto reforzada por la última decisión adoptada
por la Unión Europea y Rusia, así como por NNUU,
los países árabes e islámicos, y toda la
comunidad internacional. Todas estas posiciones son testimonio
de lo inevitable que es la consecución de nuestros derechos
nacionales legítimos. La justicia y credibilidad de la
lucha de nuestro pueblo y nuestra causa se ponen de manifiesto
en el mantenimiento de nuestras amistades y alianzas fuertes
y sólidas con Estados y pueblos de todo el mundo.
En este punto, y en vuestro nombre, en el nombre del gran
pueblo palestino, me dirigiré a los israelíes en
su totalidad con un mensaje absolutamente claro: nuestro diálogo
comenzó hace décadas. Juntos, y en las condiciones
más difíciles, hemos luchados juntos con las fuerzas
pacifistas, desafiando las prohibiciones legales y políticas
impuestas por varios gobiernos israelíes. Nos hemos esforzado
por legitimar el diálogo como base para la consecución
de un acuerdo mutuo y por hacer de las negociaciones un medio
para alcanzar resultados que nos beneficien a todos.
Nuestra mutua insistencia en el diálogo nos permitió
llegar a Madrid, a Oslo, y a otras estaciones en nuestro camino
hacia la paz la paz de los valiente, por nuestros hijos
y por nosotros mismos.
En este punto, renuevo mi promesa de seguir dialogando, y
pido al gobierno de Israel que abandone la ilusión de
que tanques y aviones van a poder conseguir lo que solamente
podría conseguir mediante las negociaciones y el entendimiento
mutuo. No buscamos lo imposible. Nosotros no constituimos una
amenaza para la existencia del Estado de Israel. Queremos que
se nos devuelva nuestra tierra ocupada en 1967, Jerusalén
incluida. Nuestra postura se apoya en el derecho internacional.
Queremos que las fuerzas israelíes se retiren de la tierra
ocupada en 1967, incluyendo los asentamientos, y tal cosa es
consistente con el derecho internacional.
Queremos que se cumplan de manera íntegra y honesta,
todos los acuerdos que hemos firmado y que se reanuden las negociaciones
sobre el estatus final sin renunciar a los acuerdos preliminares
a los que ya se había llegado en Oslo, Wye River, Camp
David, Sharm El-Sheykh, Paris, y Taba.
Con toda sinceridad, queremos un Estado palestino de verdad,
con todo lo que el término implica, con Jerusalén
como capital, junto al Estado de Israel.
En cuanto a los tanques que están por todas partes
en nuestras ciudades y pueblos, los aviones que causan tanta
destrucción contraviniendo el derecho internacional así
como todas las normas de comportamiento civilizado y ética
militar existentes, así como en cuanto al bloqueo en cualquiera
de sus formas y la imposición de formas de castigo colectivo
prohibidas internacionalmente que están siendo ejecutadas
por el Gobierno israelí Todo esto no conseguirá
derrotar la voluntad y la determinación del pueblo palestino.
Renuevo mi invitación al pueblo, a los poderes políticos,
a las instituciones, y al gobierno de Israel para que vuelvan
inmediatamente a la mesa de negociaciones y pongan fin de manera
inmediata a estas graves medidas inhumanas que se aplican sobre
nuestro pueblo y que no sirven ningún propósito
más que el de agravar las condiciones [de vida] y hacen
que la seguridad, la paz y la estabilidad en la región
parezcan más distantes que nunca.
A modo de conclusión,
A mi amado pueblo, a la orgullosa y gran nación en
la patria y en el exilio, os saludo y me dirijo a vosotros para
que, juntos, plantemos un olivo sobre la tumba de cada mártir,
porque todo lo que ha sido destruido será reconstruido,
si Dios quiere, con la determinación de nuestro pueblo.
Todas nuestras bellas esperanzas se cumplirán, si Dios
quiere. La victoria está a una hora de paciencia de distancia.
La paz sea con vosotros"
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