"La Intifada es la única
respuesta posible para expresar, con sacrificio pero con determinación,
el rechazo popular palestino al orden impuesto en diez años
de un proceso negociador que se ha burlado de las aspiraciones
nacionales del pueblo palestino y que ha conculcado todos sus
derechos legítimos"
EL
29 de septiembre se ha cumplido el primer aniversario de la segunda
Intifada. Durante un año de levantamiento popular -con
el que la población palestina ha materializado su rechazo
tanto a la ocupación militar israelí como al balance
del proceso negociador de Oslo- Israel ha respondido a las reivindicaciones
palestinas mediante la represión militar brutal y la política
de devastación contra los Territorios Ocupados (TTOO).
Más de 600 palestinos -al menos un 40% menores de edad-
han caído víctimas de la represión del ejército
o de la violencia de los colonos asentados en los TTOO y más
de 15.600 han sufrido las secuelas de esa misma represión
y violencia. A los ataques del ejército israelí
contra la población civil palestina se ha de sumar la
estrategia planificada por el gobierno Sharon del asesinato extrajudicial
de relevantes figuras políticas palestinas que representan
a la dirección de la Intifada. Brutalidad militar que
se combina con una represión sostenida por el cerco y
el bloqueo impenitentes, que han sumido los TTOO en la miseria
desbordada, el empobrecimiento masivo y la devastación:
las pérdidas económicas palestinas ascienden (sin
calcular las del sector agrícola) a más 26 millones
de dólares en una economía de subdesarrollo que
ha forjado la dependencia exterior como modelo impuesto en los
acuerdos económicos derivados de Oslo (Acuerdo de París,
1994). Paralelamente, los cierres han paralizado toda actividad
social, política, y educativa (con el cierre de escuelas
y universidades) y han colapsado los servicios sanitarios palestinos.
La dominación y la fuerza israelí ha permitido,
asimismo durante este año de Intifada, mantener la política
ilegal de creación y expansión de asentamientos
mediante la confiscación ilegal de tierras y la destrucción
de propiedades palestinas. Tras meses de asedio y ataques militares
sin precedentes, en un acto cargado de prepotencia y provocación,
Israel ocupaba militarmente el pasado mes de agosto la Casa Oriental
en Jerusalén Este, símbolo y representación
internacional de la palestinidad de la ciudad ocupada y referente
para los palestinos de Jerusalén que viven bajo la ocupación.
La Casa Oriental ha sufrido desde su ocupación, además,
el requisamiento por parte israelí de toda la documentación
que avalaba las propiedades históricas públicas
y privadas palestinas en Jerusalén Oriental
El diseño territorial de Oslo
Desde el comienzo del levantamiento palestino, Israel se ha
servido del diseño territorial creado por los acuerdos
de Oslo para aplicar su política de represión combinada.
Ha sido Oslo quien ha hecho de los TTOO un espacio "cantonalizado"
y cercado por los puestos militares israelíes fruto del
repliegue previsto en los Acuerdos, del mismo modo que ha sido
Oslo quien ha hecho de los palestinos una población más
intensa y sofisticadamente sometida a Israel. El proyecto sionista
histórico -en el que confluyen el Likud y el Laborismo
israelíes- se he reforzado al legitimar los Acuerdos de
Oslo el control militar y la dependencia económica de
los TTOO, al afirmar la separación territorial y la dependencia
económica, al dejar sin contenido el concepto de soberanía
para un Autoridad Palestina (AP) en cuyo limitado poder confluyen
los intereses de elite dirigente y las pretensiones de supervivencia
como interlocutor ante Israel y EEUU. Frente a todo ello, la
Intifada es la única respuesta posible para expresar,
con sacrificio pero con determinación, el rechazo popular
palestino al orden impuesto en diez años de un proceso
negociador que se ha burlado de las aspiraciones nacionales del
pueblo palestino y que ha conculcado todos sus derechos legítimos.
Durante un año, asimismo, se ha materializado de nuevo
la hegemonía de EEUU y su 'Nuevo Orden Regional' al reafirmar
el respaldo incondicional a Israel y situar a la comunidad internacional,
particularmente a Naciones Unidas, a la Unión Europea
y a los regímenes árabes, en actores subsidiarios
de la política norteamericana en la región. La
reiterada petición palestina de situar observadores internacionales
en los TTOO durante este año de Intifada ha sido negada
sistemáticamente por unos y por otros. La única
intervención posible, la de EEUU, ha seguido favoreciendo
a Israel a través de la petición de aplicación
del Informe Mitchell, cuyo contenido supone la aceptación
por parte de la AP de las consignas israelíes referentes
a la seguridad -desactivación interna de la Intifada
y supervisión y control de la CIA en el interior de los
TTOO y de las Áreas Autónoma (ÁA)- sin que
a Israel se le exija el levantamiento incondicional del bloqueo
y la paralización de la construcción de asentamientos.
La pretendida visión israelí y norteamericana
que hace de la resistencia palestina a la ocupación israelí
y a la represión del ejército un elemento equivalente
a la fuerza aplicada por los dispositivos militares sirve mediáticamente
como base para reclamar a la AP un "alto el fuego"
mientras se impone sistemáticamente la fuerza de las armas
contra la población civil palestina.
Tras los sucesos del 11 de septiembre
Tras los atentados contra Nueva York y Washington del pasado
11 de septiembre, cabe pronosticar los peores augurios para Palestina.
Al igual que ocurriera en 1991, en la fase previa a la intervención
multinacional contra Iraq, y tras meses de abandono por parte
de la Administración Bush de la cuestión palestino-israelí,
EEUU ha vuelto a recomendar a Israel la necesidad de que adopte
un perfil bajo en la coalición internacional que se prepara
para intervenir, esta vez, en Afganistán. No por ello,
Israel ha dejado de actuar en el terreno de los TTOO: en los
dos días siguientes al atentado, más de 20 palestinos
fueron asesinados dejando constancia de las manos libres de que
goza Israel para "contener" la Intifada en un momento
de crisis internacional.
La identificación entre los ataques de EEUU y las acciones
armadas palestinas contra la ocupación impúdicamente
reseñadas como "terrorismo islámico"
está siendo aprovechada por Israel para extremar la represión
de la Intifada. Beneficiario privilegiado de la situación,
el gobierno de coalición israelí puede ahora radicalizar
la alternativa militar de contención de la Intifada al
tiempo que fuerza, con la intervención directa y el respaldo
de la Administración Bush, un nuevo marco futuro de resolución
del conflicto que le permita redefinir, nuevamente, en términos
de dominación militar y económica y garantizando
su proyecto sionista, la resolución del problema palestino.
La debilidad extrema de la AP presagia el acatamiento de los
designios de Israel o la aniquilación física de
su estructura política dentro de los TTOO y las ÁA.
Por ello, el alineamiento de la AP con EEUU en esta crisis,
al igual que el de los regímenes árabes vecinos,
viene a acentuar la estrategia de la supervivencia política
asumida por todos ellos desde que EEUU impusiera el proyecto
hegemónico del 'Nuevo Orden' tras la intervención
contra Iraq en 1991. Ello se hace sin consideración del
aumento de la deslegitimación popular interna que afrontan
dichos regímenes, intensificada tras un año de
Intifada y sin evaluar el coste que seguirá teniendo,
en términos de represión y miseria para la población
palestina y para los pueblos árabes.
¡Todo nuestro apoyo para el pueblo palestino
!
Madrid, 30 de septiembre de
2001

Comité de Solidaridad con la
Causa Árabe
|