Iraq

 


Notas:

  1. Como cabe incluso concluir tras la lectura del último informe de la UNSCOM (S/1998/920) del 6 de diciembre de 1998 (véase Varea, C. "Aggresive Containment Plus: EEUU al asalto de Iraq", Nación Árabe, núm. 37, 1999, págs. 11-24).
  2. Documento S/22799 de 15 de julio, 1991.
  3. Fuentes: The Economist, varios años, "Iraq, Country Report", The Economist Intelligence Unit London; UN, 1999. Special Topics on Social Conditions in Iraq, UN System in Iraq; UNICEF, 1998, Situation Analysis of Children and Women in Iraq, Unicef, Iraq; UNDP, 1990-1999, Human Development Report; WFO, 1995, Evaluation of Food and Nutrition Situation in Iraq, Technical Cooperation Programme TCP/IRQ/4552; WFP, FAO, 1997, Assessment Team Report. WFP and FAO Iraq.
  4. El programa "petróleo por alimentos" se renueva semestralmente. En la fase actual, la VIII, iniciada el 26 de julio, no se fijó el límite a la cantidad que Iraq podía exportar en petróleo.
  5. Según NNUU, el 20% de los pozos petrolíferos iraquíes está ya inservible, y si prosigue la extracción de crudo en estas condiciones peligran las reservas del país, además de incrementarse los riegos en salud laboral y medioambientales. En carta remitida al presidente del CS, el estadounidense Richard Holbrooke, Kofi Annan reiteraba el 18 de enero de 2000 que la producción iraquí de crudo puede decaer si no se favorece la inmediata reparación de la industria petrolífera.
  6. Documento S/2000/520, pp. 20-21 (Anexo I), 1 de junio, 2000.
  7. Banque Nationale París-Parisbas, cuenta a la que el gobierno de Iraq no tiene acceso.
  8. Otros tres mil millones de dólares (el 12.4%) se destinaron a las tres provincias septentrionales del Kurdistán iraquí fuera del control gubernamental. El programa humanitario de NNUU otorga a los habitantes de esa zona un 22% más de dinero per capita que a los residentes en las zonas gubernamentales central y sur del país La población de la zona kurda se beneficia además de los ingresos recibidos por el tránsito del petróleo iraquí hacia Turquía y la permeabilidad de las fronteras con este país y con Irán, tolerada por EEUU para beneficio de sus aliados kurdo-iraquíes de la UPK y el PDK.
  9. En número de 2,6 millones, estas reclamaciones (que van desde las presentadas por los trabajadores que fueron expulsados por terceros países Arabia Saudí o Kuwait a los daños medioambientales causados por el propio ejército iraquí o la coalición multinacional) han sido presentadas por un centenar de gobiernos en nombre propio o de ciudadanos suyos perjudicados.
  10. El resto del dinero del programa "petróleo por alimentos" se destina a "sufragar los gastos administrativos de NNUU" (536,6 millones de dólares) y de las comisiones de desarme (181,9 millones de dólares), y para los gastos de transporte del petróleo a través del oleoducto Kirkuk-Yumurtalik" (831,1 millones de dólares, de ellos 639,9 pagados al gobierno turco).
  11. Middle East International, 30 de junio, 2000.
  12. The Guardian, 16 de junio, 2000. Iraq además deberá hacer frente al pago de su deuda externa previa a 1990, estimada en otros 120 mil millones de dólares.
  13. 582 contratos por valor de 341 millones de dólares, según el informe de Annan del 1 de junio.
  14. El análisis detallado de esta resolución puede encontrarse en Varea, C. "Resolución 1284 del Consejo de Seguridad: perpetuar el embargo", Nación Árabe, núm. 40, invierno 2000.
  15. footnote * La UNSCOM y la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA) fueron los dos organismos encargados por el CS, en su resolución 687 de alto el fuego de la Guerra del Golfo, de supervisar el desarme estratégico iraquí en los ámbitos de: armamento químico y biológico, y sistemas balísticos (misiles) y nuclear, respectivamente.
  16. Párrafo 2 de la resolución 1284.
  17. La OIEA, de la que Iraq considera que, a diferencia de la UNSCOM, está realizando una tarea de desarme objetiva, ha seguido en este período operando en el interior del país.
  18. International Herald Tribune, 2 de febrero, 2000.
  19. The New York Times, 1 de julio, 2000.
  20. Véanse al respecto los textos de Varea, C. "Aggresive Containment Plus: EEUU al asalto de Iraq", Nación Árabe, núm. 37, invierno 1999, y "¿Qué es INDICT: Campaña para el enjuiciamiento de dirigentes iraquíes", Nación Árabe, núm. 39, otoño 1999.
  21. Agencia EFE, 26 de junio, 2000.
  22. Según fuentes británicas, la aviación del Reino Unido ha lanzado sobre el sur de Iraq desde diciembre de 1998 un tonelaje de bombas 2,5 veces superior al de los seis años previos (The Guardian, 8 de junio, 2000).
  23. Becker, R. "US strategy vs. Iraq & UNSC Resolution 1284", IAC, febrero, 2000 (en internet).
  24. Incluso el Partido Comunista Iraquí parece aceptar este destino para el país: en su reunión del pasado 17 de abril, su Comité del Central elogió la resolución 1284 del CS, mostrando su confianza en que la nueva Administración norteamericana prosiguiera con su actual política para Iraq (Iraq News, News Bulletin of the Iraqi Communist Party, 28 de junio, 2000).
  25. Al-Quds al-Arabi, 26 de julio, 2000, pág. 1.

Iraq

 

La estrategia norteamericana contra Iraq consiste en justificar la prolongación de las sanciones hasta lograr provocar el cambio político interno en el país

10 años de sanciones contra Iraq, 10 años de genocidio

Editorial de Nación Árabe, núm. 42, otoño de 2000

Este mes de agosto se han cumplido diez años de la aprobación por el Consejo de Seguridad (CS) de Naciones Unidas (NNUU) de las sanciones económicas contra Iraq por su ocupación militar del emirato de Kuwait. Iraq es hoy un país desmilitarizado (1), ha reconocido la soberanía de Kuwait y un nuevo trazado de fronteras entre ambos países gravemente lesivo para sus intereses (otorga a Kuwait áreas petrolíferas antes comunes y le hurta su única salida al Golfo, el puerto de Um Qasr), y destina ya un tercio de sus exportaciones de petróleo al pago de las indemnizaciones por los daños causados durante la crisis del Golfo, habiendo gastado hasta la fecha más dinero para tal fin que lo que ha podido emplear en la compra de productos humanitarios. Pese a ello, el embargo se ha prolongado hasta hoy, con el alivio tan solo parcial de la entrada en vigor, desde diciembre de 1996, del programa humanitario llamado "petróleo por alimentos" (resolución 986), por lo demás una iniciativa norteamericana de ya probada ineficacia como luego recordaremos destinada antes a evitar el fin de las sanciones que a poner fin realmente al sufrimiento del pueblo iraquí.

En estos diez años de sanciones, Iraq, un país rico, que alberga las segundas reservas petrolíferas del planeta, ha pasado de situarse entre los de desarrollo medio al puesto 42 de los 77 más pobres del mundo. Los daños ocasionados a la infraestructura civil del país durante los 42 días de bombardeo de la Guerra del Golfo (según NNUU (2), más de 22 mil millones de dólares) y diez años de embargo total han sumido a su población en la miseria, la muerte y la desesperanza (3):

  • El PIB se ha reducido al nivel de 1949, antes del inicio de las exportaciones de petróleo. La renta per capita era en 1989 de 3.508 dólares; hoy el programa humanitario de la NNUU concede a cada iraquí 252 dólares al año.
  • El 60% de las fábricas ha cerrado; el resto funciona a una capacidad del 10%. El paro afecta a más del 50% de la población activa.
  • En 1990 un dinar iraquí correspondía a 3 dólares; hoy 1 dólar son 1.800 dinares. La inflación, que ha llegado a alcanzar cuatro dígitos, fue del 140% en 1999.
  • El coste de una caloría alimenticia se ha multiplicado por más de 500; el salario medio de un funcionario se ha devaluado un 80%.
  • Más de la mitad de la población vive por debajo del nivel de la pobreza (menos de 9 dólares al mes por familia), más de 4 millones y medio de personas en la extrema pobreza.
  • Solo el 44% de la población tiene acceso a agua potable (en 1990, el 92%). Ello favorece la expansión de enfermedades infecciosas, que combinadas con la malnutrición provocan una mortalidad en menores de 5 años tres veces mayor que antes de las sanciones (más de 5.000 al mes).
  • Pese a que ha evitado la hambruna, la cartilla gubernamental de aprovisionamiento (2.030 calorías/día) no cubre las necesidades nutricionales. La malnutrición infantil es comparable a la del África Subsahariana: afecta a más del 60% de los niños.
  • La esperanza de vida se ha reducido de 66 a 57 años.
  • Pese a su carácter obligatorio, la incorporación a la escuela se ha reducido del 92,4% 1992 al 68,8% en el curso 1996/97. Uno de cada cuatro estudiantes (el 21%) abandona los estudios para ayudar a la economía familiar, 100.000 al año). Los índices de delincuencia juvenil se han duplicado. La educación ha dejado de ser gratuita.
  • En las ciudades los cortes de electricidad oscilan entre 10 y 16 horas al día; en el campo el suministro puede ser sólo de 3 a 6 horas. 50.000 hogares siguen sin electricidad.
  • La perversión de lo humanitario

    En esta misma sección del número 40 de Nación Árabe señalábamos que las sucesivas dimisiones de dos coordinadores de la ayuda humanitaria de NNUU en Iraq primero, la del irlandés Dennis J. Halliday, en septiembre de 1998, y, en febrero de este año, la del diplomático alemán Hans von Sponeck son sin duda la más clara expresión de la crisis moral y política del sistema de sanciones que sufre Iraq. Pese a los aumentos sucesivos decididos por el CS en la cantidad de dinero que Iraq puede exportar en crudo (4), von Sponeck considera que no es razonable esperar una mejorar apreciable de la situación del pueblo iraquí. Debido al estado ruinoso de su industria petrolera, Iraq no ha podido llegar a ingresar ni tan siquiera la cantidad autorizada por el CS (5). Hay además un inaceptable retraso en la llegada al país de los productos humanitarios debido a dilaciones administrativas o al bloqueo ejercido por EEUU o Gran Bretaña en la aprobación de los contratos presentados por el gobierno iraquí: al término de la VI fase (que concluyó en noviembre), menos del 10% de los productos había entrado en Iraq.

    Según datos presentados por Kofi Annan ante el CS (6), desde diciembre de 1996 y hasta el 30 de abril de 2000 se habían depositado en la cuenta de NNUU para el programa humanitario en Iraq (7) un total de 25.341,9 millones de dólares en concepto de ventas de petróleo iraquí. De esta cantidad solamente la mitad (12.990,2 millones, el 51%) está destinada a la compra de suministros humanitarios por parte del gobierno iraquí (8); y ello solo teóricamente: EEUU y Gran Bretaña sólo han autorizado en el Comité de Sanciones del CS contratos por valor de nueve millones y medio de dólares, vetando o retrasando durante meses la aprobación de aquéllos que incluyan productos que consideran puedan ser susceptibles de "doble uso", prácticamente cualquier producto mínimamente manufacturado (desde incubadoras a fertilizantes). Pero, finalmente, por dilaciones administrativas del CS, a la fecha indicada del 30 de abril habían entrado en Iraq productos por valor de menos de siete mil millones de dólares. Esta cantidad corresponde a menos del 10% de las importaciones en bienes y servicios sociales que Iraq efectuaba antes del embargo. Ello explica por qué en este período de aplicación de la 986 no se ha logrado frenar la mortalidad infantil o apenas se haya podido aumentar la dotación de la cartilla gubernamental de aprovisionamiento.

    En contraste, en ese período de tiempo, Iraq ha pagado ya más de siete mil millones y medio de dólares (el 30%) por reclamaciones por los daños causados durante la crisis y la Guerra del Golfo (9), es decir, una cantidad superior a la gastada en productos humanitarios (10). La resolución 687 de alto el fuego de la Guerra del Golfo y posteriores aprobadas por el CS obligan a Iraq a destinar una tercera parte de sus ingresos derivados de sus exportaciones al pago de la llamada deuda de guerra. Iraq afronta a partir de ahora el pago de las más fuertes demandas, aquéllas reclamadas por las compañías multinacionales (las petroleras, en concreto) y los Estados. La cifra estimada de las primeras reclamaciones de esta categoría se aproxima a 300 mil millones de dólares, es decir unos 15.000 dólares por iraquí (11), cuando el sueldo medio en Iraq de un profesional cualificado oscila de 3 a 5 dólares. Israel, por ejemplo, ha exigido compensaciones por valor de 2,6 mil millones de dólares; de esa cantidad, 910 millones de dólares retornarán a EEUU en concepto de "gastos especiales de defensa" por el despliegue durante la contienda, en suelo israelí, de las baterías del sistema antimisiles Patriot. Pero son las reclamaciones de Kuwait las más elevadas y, de todas ellas, la correspondiente a 21,5 mil millones de dólares por la pérdida de ingresos por exportaciones de crudo durante la ocupación iraquí. El CS ya había aprobado el pasado año una indemnización a Kuwait Texaco Oil Co. (compañía 100% norteamericana) por valor de 2,9 mil millones de dólares por destrucción de instalaciones.

    Así, si Iraq sigue deduciendo ese 30% de sus ingresos por venta de crudo, se calcula que el pueblo iraquí tardará en liquidar su deuda de guerra más de medio siglo. Si a esta cantidad se añaden los intereses de esta deuda acumulados desde 1990, al menos otros 320 mil millones de dólares, Iraq terminará de pagar su deuda en el año 2125 (12). Gravoso legado de la Guerra del Golfo que mantendrá a Iraq anclado en el subdesarrollo durante varias generaciones.

    Por ello, si bien EEUU y Gran Bretaña siguen vetando buena parte de los contratos para piezas y recambios para la recuperación de la infraestructura petrolera iraquí a fin de regular la entrada de crudo iraquí en el mercado mundial (13), han de ver con buenos ojos como buena parte del dinero de la 986 va finalmente a sus bolsillos industria militar y multinacionales o a los de sus aliados regionales, además de contribuir a la rebaja del precio internacional del crudo, hoy a precios iguales a los de 1990-91.

    Doble estrategia: embargo y guerra sucia

    Desde que en diciembre de 1998 EEUU y Gran Bretaña lanzaran en solitario contra Iraq la operación denominada Zorro del Desierto, la Administración Clinton ha venido desarrollado a lo largo de los dos últimos años una doble estrategia de profundización del asedio contra este país, que ha de dar paso en los próximos meses (con mayor seguridad si se cierra, como está previsto, este otoño la negociación final palestino-israelí) a una nueva escalada militar en la región, quizás ya el intento de asalto final por parte de EEUU contra Iraq tras un lustro de embargo y guerra.

    En esta doble estrategia, EEUU, tras bloquear durante meses cualquier solución en el seno del CS y dificultar, como hemos visto, la aplicación práctica de la resolución 986, forzó en diciembre del pasado año la aprobación por el CS (con la abstención de Francia, Rusia y China, la primera vez que ello ocurre desde 1990, además de Malasia) de una resolución que es una nueva vuelta de tuerca en el proyecto norteamericano de control estratégico léase definitivo de Iraq: la resolución 1284 (14). Al tiempo que establece nuevas exigencias en materia de desarme, y con ello un calendario extremadamente dilatado y ambiguo para el fin de las sanciones económicas, la resolución 1284 incluye también nuevas medidas gravemente restrictivas de la soberanía nacional iraquí, en concreto, la previsión del control financiero y tecnológico del país una vez concluido el embargo.

    La táctica de EEUU es fácil de comprender: una resolución así contaría con la oposición de Iraq como no podía ser de otra manera y determinaría un nuevo bloqueo de la situación en el seno del CS, situación ideal que favorecería durante meses o años la prolongación de las sanciones o, en su caso, justificaría nuevas agresiones militares unilaterales y más dinero para impulsar la guerra sucia de la oposición iraquí. La Administración Clinton, tras desbaratar todo el sistema de control armamentístico impuesto a Iraq desde 1991 (al involucrar a la comisión de desarme UNSCOM (15) en tareas de espionaje y forzar la salida precipitada de los inspectores del país al lanzar unilateralmente la operación Zorro del Desierto) ha impuesto en el CS una resolución que enfatiza la necesidad del retorno de los inspectores de desarme y la puesta en marcha de "un sistema reforzado de vigilancia y verificación permanentes del desarme [iraquí]" (16), con la creación de una nueva comisión de desarme, la denominada UNMOVIC (Comisión de Naciones Unidas de Vigilancia, Verificación e Inspección), que sustituye a la UNSCOM. El gobierno iraquí ya ha indicado que no aceptará la entrada en el país de esta nueva comisión (17) inicialmente prevista para agosto y EEUU podría estar preparando a la opinión pública internacional ante una nueva escalada militar contra Iraq. A comienzos de febrero, pocos días después de ser nombrado el presidente de la nueva comisión (el sueco Hans Blix, ex director de la OIEA), la prensa estadounidense daba cuenta de informes de los servicios secretos del Pentágono que indicaban que Iraq está reconstruyendo instalaciones de producción de armas atacadas en diciembre de 1998 (18). Y nuevamente a comienzos de julio, el New York Times (19) informaba, citando a fuentes oficiales norteamericanas, que Iraq seguía adquiriendo materiales de uso civil para reanudar la fabricación de armas de destrucción masiva y que estaba probando un misil de largo alcance, al-Somoud: "A medida que pase el tiempo, nuestras preocupaciones aumentarán", concluía el informe del Departamento de Estado.

    Pero al tiempo que se sirve del CS en la medida que le resulte útil, EEUU ha acelerado desde 1998 una política ya explícita de cambio de régimen interno en Iraq (20). A finales de ese año, el Congreso norteamericano aprobaba la denominada Acta de Liberación de Iraq, y se designaba en enero del año siguiente al número dos de la embajada de EEUU en Ankara, Frank Ricciardone, como "representante especial para la transición en Iraq". A lo largo de 1999 y 2000 se han aprobado paquetes de ayuda financiera y, por primera vez, militar al Congreso Nacional Iraquí (CNI, plataforma opositora refundada nuevamente el pasado abril en Washington y que agrupa, entre otras, a las organizaciones kurdo-iraquíes UPK y PDK), el último de ellos el pasado junio. Tras entrevistarse con representantes del CNI, el vicepresidente Al Gore (candidato demócrata a la presidencia) indicaba que "EEUU no flaqueará en el apoyo a sus esfuerzos [del CNI] por cambiar el régimen. No habrá paz en Iraq ni en Oriente Medio mientras Sadam Husein esté en posición de reprimir a su pueblo y amenazar a sus vecinos" (21), al tiempo que reiteraba la determinación de EEUU de procesar internacionalmente a los máximos dirigentes iraquíes.

    Esta estrategia de abierta injerencia se complementa con los ataques en las áreas de exclusión aérea del norte y sur del país, cuyo objetivo (además del, en ciertos casos, estrictamente económico, por ejemplo, los ataques a instalaciones petrolíferas) es incitar a la población y a sectores del ejército y del partido Baas a una revuelta contra Sadam Husein. Iraq sufre ataques casi diarios, especialmente en la zona de Basora, incluidos sus únicos centros de purificación de aguas y de comunicaciones civiles. Desde la Guerra del Golfo, según el propio Pentágono, se han realizado sobre Iraq 280.000 vuelos militares, la mayor campaña aérea moderna de EEUU, superior ya a la de la guerra de Vietnam (22). Iraq asegura que desde diciembre de 1998 han fallecido más de 300 civiles y otros 890 han resultado heridos en ataques llevados a cabo por 21.600 aviones británicos y norteamericanos. El Pentágono gasta anualmente entre 50 y 60 mil millones de dólares en su asedio militar a Iraq (23).

    No hay contradicción alguna en estos dos mecanismos de intervención de EEUU contra Iraq, entre la lógica de la injerencia y la desestabilización o la guerra abierta, y la lógica de las sanciones: ambos mecanismos comparten la determinación de EEUU de garantizar el control estratégico de Iraq, que implica su desestructuración como potencia emergente en una zona de máximo interés, una determinación que pasa de Administración a Administración, sea republicana o demócrata. Incluso de producirse el cambio de régimen interno en Iraq, ello no implicará que EEUU levante su agresiva tutela sobre el único Estado árabe de Oriente Medio que, al combinar población 23 millones de habitantes y recursos, es, en la lógica hegemónica de Washington una amenaza potencial para sus intereses políticos y económicos, y para los de sus aliados regionales, Israel y las petromonarquías. Quizás el nuevo régimen de Bagdad instaurado por EEUU y Gran Bretaña sea formalmente democrático, con ese sentido cínico y utilitario que tiene el concepto para Occidente en general y para EEUU en particular; pero sin duda será un régimen títere, al que se le habrán hurtado, por medio de la batería de resoluciones aprobadas en estos años por el CS, los resortes estratégicos para un futuro desarrollo independiente y social del país, muy en particular, la gestión de la renta petrolífera. Iraq será un país recolonizado, algo que la oposición iraquí parece aceptar de buen grado a cambio de poder llegar a Bagdad (24).

    Al cabo de estos diez años de guerra y sanciones contra un país y todo un pueblo, a nadie le debería caber la duda de que la intervención contra Iraq ni estuvo motivada en 1990-91 ni lo está hoy por la defensa del Derecho Internacional, de los derechos de las minorías o de la democracia política.

    Contenido

    Este número de Nación Árabe dedica buena parte de su contenido a la evaluación crítica de diez años de negociación palestino-israelí, en un momento en el que, tras el fracaso de la cumbre Arafat-Barak denominada Camp David II, aparece en suspenso la fase final del proceso de negociación palestino-israelí que, este 13 de septiembre, debería haber alumbrado, según el calendario previsto, un acuerdo marco final sobre el estatuto de Gaza y Cisjordania y la resolución de las cuestiones estratégicas pendientes: refugiados palestinos, Jerusalén, soberanía; en suma, la creación de un Estado palestino independiente. Sobre si la cumbre ha sido un fracaso o un éxito, cabe citar al director del influyente diario árabe al-Quds al-Arabi, quien abría su columna del 26 de julio con una significativa frase: "El fracaso de la cumbre de Camp David representa el mayor éxito conseguido por los palestinos desde que se iniciase la denominada paz de los valientes" (25). Abd al-Bari Atwan se felicitaba de esta manera por la firmeza demostrada por la delegación palestina ante las presiones norteamericanas e israelíes, un enfoque que es compartido por no pocos palestinos que prefieren prorrogar indefinidamente la autonomía actual que firmar un tratado de paz desventajoso que escamotee definitivamente los derechos nacionales del pueblo palestino.

    Además de dedicar al tema su Informe central (en el que Loles Oliván, Ignacio Álvarez-Ossorio sus coordinadores, Adel Samara, Roni Ben Efrat y Carlos Varea, con aportaciones especiales de Haider Abdel Shafi y Mayed Nasar, desglosan los aspectos políticos y económicos del proceso, y la situación interna palestina), la sección Documento reproduce un nuevo llamamiento internacional de personalidades palestinas de los Territorios y del Estado de Israel contra la imposición de lo que califican "sistema de apartheid" (los mapas elaborados especialmente para Nación Árabe por Jan de Jong facilitan apreciar la perniciosa configuración territorial derivada de la negociación entre Israel y la AP), y en la de Actualidad Ignacio Gutiérrez de Terán evalúa la postura del Vaticano durante estas décadas de conflicto palestino-israelí con motivo de la visita papal a Oriente Medio en marzo.

    Igualmente en la sección Actualidad, Robert Naiman analiza la utilización política que de la deuda externa hace EEUU como arma de control político de los regímenes de los países árabes, ninguno de los cuales se encuentra entre los posibles beneficiarios de condonación. También en esta sección, los politólogos Sadri Hhiari y Olfa Lamloum repasan los resultados de las últimas elecciones en Túnez a la luz de la radicalización autoritaria del régimen de Ben Ali y el incremento del malestar popular por las políticas de ajuste estructural impuestas por el Banco Mundial y el FMI, políticas que son evaluadas, en lo que al ámbito rural se refiere, por Stepahn J. King, profesor de la universidad de Stanford.

    Las entrevistas a los intelectuales Hasan Hanafi egipcio y Sadeq Jalal al-Azm sirio, realizadas por Vanesa Casanova y Haizam Amira, respectivamente, permiten aproximarse al debate continuo sobre islam y laicismo, sobre tradición y modernidad en la sociedad árabe, y sobre la articulación entre lo político y lo religioso y el devenir de los movimientos islamistas.

    La Revista de Prensa permite retomar el tema de las espinosas relaciones egipcio-norteamericanas, ya tratado en el Informe del anterior número de Nación Árabe, por medio de la publicación de la supuesta carta de Clinton a Mubarak publicada por Thomas L. Friedman en The New York Times y las airadas respuestas a la misma desde la prensa egipcia.

    Finalmente, la sección Cultura está dedicada a Áhmed Uld Abdel Qáder, quién, como señala la autora del texto, la arabista de la universidad de Alicante Cristina García Cecilia, "es, como la propia Mauritania, un desconocido para los pocos o los muchos que por el mundo árabe se interesan", pese a ser el representante literario más valorado de la prosa y la poesía modernas de su país.

    Comité de Solidaridad con la Causa Árabe