EEUU fuerza con dificultades un nuevo
acuerdo en Wye Plantation entre Netanyahu y Arafat, mientras
relanza la guerra encubierta contra Iraq
EEUU en Oriente Medio:
Más de lo mismo
El viernes 23 de octubre, tras nueve
días de intensas negociaciones, en una cumbre diseñada
por EEUU al estilo de la de egipcio-israelí de Camp David
de hace 20 años, Yaser Arafat y Benjamin Netanyahu firmaban
el denominado 'Memorándum Wye' o 'Wye River', nombre tomado
del lugar de la negociación, Wye Plantation, en Maryland.
Con ello se ponía fin a un período de 19 meses
de bloqueo en el proceso de negociación palestino-israelí,
cuyo primer gran acuerdo, la Declaración de Washington
u Oslo I cumplía el pasado 13 de septiembre cinco años.
A este periodo de acuerdos y acuerdos entre un OLP convertida
en Autoridad Palestina (AP) y los sucesivos Gobiernos laboristas
de Rabin y Peres, y del Likud de Netanyahu, dedicamos un Informe
central de este nuevo número del otoño de Nación
Árabe, con un mayor número de páginas
que los anteriores.
La cumbre ha sido un empeño personal
de Bill Clinton, que incluso ha tenido que gestionar directamente
la negociación entre palestinos e israelíes al
margen de su secretaria de Estado Madeleine Albright, a quien
se considera que ha sido muy poco eficaz en desbloquear el proceso,
sin duda consecuencia de su firme compromiso -y el de la mayoría
de miembros del Departamento de Estado- con Israel. El Presidente
norteamericano necesitaba un acuerdo -tanto pos razones internas
como regionales- y éste llegó finalmente de manera
oportuna 11 días antes de las elecciones parciales al
Congreso de EEUU, percibidas como un referéndum sobre
su figura. El nuevo compromiso palestino-israelí contó
con otro protagonista, el rey Hussein de Jordania que, enfermo
de cáncer, abandonó por unas horas el tratamiento
médico para salvar las situaciones críticas de
la cumbre. El rey Husein y Jordania prosiguen así -en
detrimento del Presidente Mubarak y de Egipto- consolidándose
como una pieza regional clave de la política estadounidense
en Oriente Medio. (Miguel Angel Moratinos, enviado especial de
la Unión Europea en Oriente Medio, entrevistado por Montserrat
Boix, explica a Nación Árabe el papel jugado
por Europa en esta cumbre)
El momento parecía propicio: confluencia de intereses
entre Arafat y Netanyahu, ambos en situación de extrema
debilidad interna y asociados por fuerza o de grado a un proceso
del que depende -sobre todo en el caso del primero de ellos-
su supervivencia política. Uno y otro coinciden ahora
en señalar que se ha establecido un nuevo clima de confianza
entre palestinos e israelíes un "nuevo espíritu",
reencarnación del ya periclitado de la época Rabin/Peres.
Netanyahu hablaba tras la firma del Memorándum de sus
"socios palestinos", y destacaba la "buena voluntad
y honestidad del equipo negociador [palestino]", añadiendo
que "por primera vez veremos que hay compromisos concretos
y verificables que se llevan a cabo [en materia de seguridad]".
Arafat por su parte aseguraba que "no hay duda de que Netanyahu
se ha convertido en mi socio [partenaire], como lo fueron
antes Rabin y Peres. Ahora tenemos a Netanyahu como nuevo socio
a nuestro lado para proseguir con el proceso de paz a pesar de
todas las dificultades".
Hasta aquí los obligados halagos mutuos ante un satisfecho
Clinton. Pero lo cierto es que el clima de hostilidad y desconfianza
entre palestinos e israelíes persiste -acrecentado aún
más por las fuertes presiones estadounidenses sobre ambas
partes- y que aún queda por llevar a la práctica
lo acordado en Wye Plantation según un calendario de engarzados
compromisos entre la AP e Israel: medidas de seguridad por parte
de la AP, nuevos redespliegues y "medidas de confianza"
por parte de Israel.
Wey Plantation ha sido acogido con escepticismo, si no por
la mayoría de los Gobiernos árabes, sí de
sus poblaciones, de sus medios de comunicación (por ejemplo,
la prensa de la moderada petromonarquía de Qatar calificaba
a Arafat de "traidor") y de sus organizaciones; y por
supuesto por la población palestina, que ha visto deteriorarse
su situación cotidiana a partir de acuerdos aparentemente
mucho más transcendentales (Oslo I, Oslo II, Acuerdo de
Hebrón...) y que ha vivido ya la reiterada experiencia
de los incumplimiento por parte de Israel de acuerdos previos.
De hecho, algunos de los compromisos ahora asumidos por Israel
(excarcelación de presos o la autorización de la
apertura de corredores entre Gaza y Cisjordania y del aeropuerto
de la Franja) son puntos previamente acordados e incumplidos.
Y en fin, queda pendiente la negociación más
dura, la del acuerdo final sobre los Territorios: demarcación
de fronteras, asentamientos, refugiados, el acceso a los lugares
sagrados, la capitalidad de Jerusalén... elementos todos
ellos que son los que verdaderamente darán paso o no,
en función de cómo sean resueltos, a la paz en
la región.
Principales puntos del
Memorándum
A pocos días de dado a conocer y a la espera de cómo
se irá aplicando en la práctica durante las próximas
semanas, incluimos a continuación una evaluación
del contenido del acuerdo logrado en Wye Plantation, siguiendo
para ello el calendario de los sucesivos compromisos de la AP
e Israel.
1. Primeras dos semanas tras el acuerdo
a) Palestinos e israelíes comenzarán
la discusión final sobre el estatuto de los Territorios
y los temas antes indicados. Según el calendario original
de Oslo I está fase debería llevar ya dos años
y concluir en mayo de 1999 (véase más adelante).
b) Israel , la AP y la CIA estadounidense prepararán
conjuntamente un plan de seguridad que incluya el encarcelamiento
de al menos una treintena de palestinos acusados por los israelíes
de asesinatos. Israel exigía al inicio de la cumbre la
entrega por la AP de los palestinos acusados de acciones armadas
contra Israel (incluido el propio Jefe de la policía palestina,
Ghazi Jabali), punto finalmente resuelto con el compromiso por
parte palestina de que la CIA supervise su busca y captura, y
posterior enjuiciamiento. La detención de Jabali es aún
materia de discusión.
c) El Comité Ejecutivo de la OLP será convocado
para iniciar el trámite de anulación de los artículos
de la Carta Nacional Palestina (CNP, Constitución) que
hacen referencia a la destrucción o lucha contra Israel.
Asimismo, un denominado "Comité conjunto antiprovocaciones"
comenzará a redactar las regulaciones que prohiban toda
incitación a la violencia o terror en la legislación
de la AP. No hay referencia alguna a contrapartida similar por
parte de Israel, por ejemplo, en cuanto a la paralización
de la expansión de los asentamientos. En relación
con este tema, Netanyahu ha explicado a su regreso Israel -el
lunes 26 de octubre- que proseguirá con la colonización
en Cisjordania, incluido Jerusalén Este.
d) Al menos uno de los corredores entre los Territorios Palestinos
habrá de ser abierto por los israelíes en el transcurso
de la primera semana. para el tránsito sin restricciones
de palestinos entre Jericó (en Cisjordania) y Gaza.
e) Una vez cumplidos los anteriores puntos, Israel completara
un redespliegue inicial del 2% de Cisjordania. Este porcentaje,
así como los posteriores (ver más abajo) corresponden
a territorios de la Zona C (área de exclusivo control
actual por Israel: véase en este número
el artículo de Carlos Varea) que pasan ala categoría
de Zona B (área bajo administración civil
palestina pero control de seguridad israelí).
2. Semanas tercera a sexta
a) El Comité Central de la OLP será
convocado para enmendar la CNP según lo indicado más
arriba. Al término de este periodo (sexta semana) el Consejo
Nacional Palestino (Parlamento) y todas las instituciones palestinas
procederán a enmendar la CNP ante el Presidente Clinton
que se desplazará para ello a la región.
b) Deberá estar concluido un plan de requisa de armas
ilegales en los Territorios Autónomos Palestinos, así
como una lista de los miembros de la policía palestina
que Israel considera terroristas, que habrán de
ser expulsados de los cuerpos de seguridad bajo supervisión
de la CIA.
c) Al término de este periodo y satisfechas las exigencias
de Israel en materia de seguridad y enmienda de la CNP, el Gobierno
de Netanyahu procederá a redesplegar al Ejército
israelí en un segundo movimiento, transfiriendo otro 5%
igualmente de la Zona C a la B.
3. Semanas séptima a décimo
segunda
a) Comenzará en la zonas autónomas la
requisa de armas ilegales entre la población palestina.
Israel habrá de recibir de la CIA un informe en el que
se garantiza que el contingente de policía palestina se
ha reducido de la cifra actual de 40.000 a 24.000 miembros, la
establecida en el Acuerdo Oslo I.
b) Tras ello, Israel procederá a un tercer redespliegue
en Cisjordania, hasta completar el 13,1% acordado (del cual el
3% será considerado como "reserva natural",
es decir, que no podrá ser poblado); este territorio,
de unos 550 kilómetros cuadrados será -como hemos
indicado- todo él Zona B mixta palestino-israelí.
Finalmente, en la semana décimo segunda, otro 14,2% de
la actual Zona B pasará a ser Zona A, es decir,
de exclusivo control palestino (civil y de seguridad).
Con ello, doce semanas después del acuerdo de Wye, la
AP controlará un 17,2 % de Cisjordania como Zona A y otro
22% como Zona B. Con ello, la mayor parte de la población
palestina quedará bajo administración de la AP.
c) Israel excarcelará a 750 presos palestinos (de más
de 3.000 actualmente detenidos: véase el texto de Loles
Oliván al respecto en este número), aunque no hay
un compromiso explícito israelí sobre el número
de los que serían liberados y no podrán sean miembros
de Hamas o de la Jihad Islámica ni haber sido condenados
por delitos de sangre. Un comité conjunto creado a tal
fin estudiará excarcelaciones posteriores de presos palestinos.
Netanyahu ha hecho depender la excarcelación de este primer
contingente de presos de la puesta en libertad por EEUU del espía
norteamericano Pollard, encarcelado desde 1985 por suministrar
información naval a Israel. La Administración Clinton
se ha comprometido a analizar el caso sin más compromiso.
d) Israel autorizará la apertura del aeropuerto de
Dahaniya en Gaza (compromiso anterior incumplido) y de la zona
industrial de Karni; asimismo, el puerto de Gaza podrá
entrar en funcionamiento en dos meses.
4. Tercer redespliegue e inicio de
la negociación final
Otros puntos del Memorándum Wye merecen ser
resaltados en relación a la fase posterior de la negociación
Israel-AP:
a) El compromiso de la CIA, en términos hechos públicos,
en garantizar a Israel un efectiva lucha contra la oposición
interna palestina al proceso de paz. La CIA prestará a
la parte palestina ayuda para que pueda cumplir con los compromisos
adquiridos en materia de seguridad y será garante ante
Israel de tal cumplimiento.
b) Se creará un comité conjunto israelo-palestino
que estudiará los detalles de un tercer repliegue de tropas
israelíes. Netanyahu indicó inmediatamente tras
la cumbre de Wye Plantation que garantizará ante su Gobierno
que este nuevo y definitivo redespliegue de Cisjordania no superará
el 1%.
Lo que es más relevante -y preocupante para la parte palestina-
es que EEUU se ha comprometido ante Israel, por medio de una
"carta de garantías" no hecha pública,
a no intervenir en la negociación palestino-israelí
sobre este redespliegue final, garantizando el derecho exclusivo
de Israel a determinar su "amplitud y ritmo", reiterando
así el compromiso norteamericano en el mismo sentido del
Acuerdo de Hebrón de 1997 (véase en este número
de Nación Árabe el artículo de Carlos
Varea). Ello supone, en suma, la aceptación por EEUU de
la hegemonía y pleno control israelíes de la negociación
final con la AP.
c) Todas las partes (EEUU, Israel y la AP) aceptan que si
para la fecha final prevista en Oslo I para la firma de un acuerdo
definitivo y el fin de la negociación -el 4 mayo de 1999-
no se ha logrado tal objetivo, se convocará una nueva
Cumbre. Ello podría suponer implícitamente la renuncia
palestina a declarar en esa fecha y de manera unilateral un Estado
palestino, como había anunciado Arafat.
d) Por último, en relación a la ayuda económica
a ambas partes como recompensa por el logro del acuerdo,
Netanyahu podrá informar al Gobiernos israelí que
la Administración Clinton dará a Israel una ayuda
próxima a los mil millones de dólares (150.000
millones de pesetas) para facilitar los redespliegues previstos
(nueva ubicación de bases militares, trazado de nuevas
carreteras, etc.). Por el contrario, el compromiso financiera
estadounidense con la AP es mucho menos concreto. Clinton ha
pedido al Congreso la aprobación de un paquete de ayuda
económica, pero se prevé que, nuevamente y como
hasta ahora, será la UE el principal donante de ayuda
a los Territorios Palestinos.
Previsiones para el futuro
De este rápido repaso de su contenido, el Memorándum
Wye reafirma, a nuestro entender, la lógica imperante
en el proceso de negociación palestino-israelí
desde Oslo I y hasta esta última cumbre.
En primer lugar, a medida que la negociación avanza,
desde los Gobierno laboristas al de Netanyahu, las exigencias
de Israel en materia de seguridad son mayores. Los términos
del proceso tal y como se enunciaron en la Conferencia de Paz
de Madrid han sufrido una notoria perversión. La restitución
de los Territorios Ocupados a cambio de paz o de seguridad se
efectúa ahora según una norma extremadamente perjudicial
para los palestinos: la AP recibe parcelas de territorio sobre
los que se le hurta las competencias. La devolución de
los territorios se ha convertido en un objetivo vacío
de contenido: son territorios sin soberanía. El incremento
del papel de la CIA y de su presencia en el corazón de
las instituciones palestinas como garante del cumplimiento de
sus compromisos de seguridad con Israel, hipoteca cualquier atisbo
de soberanía e independencia palestinas (1). Recordémoslo: la CIA no es
nada más ni nada menos que el servicio secreto de la potencia
hegemónica mundial, EEUU, con claros intereses estratégicos
en Oriente Medio abiertamente opuestos a las aspiraciones nacionales
y populares árabes y, en concreto, palestinas; no es un
mediador ni fiable ni imparcial.
En segundo lugar, el diseño geográfico de Gaza
y Cisjordania tras el Memorándum Wye radicaliza la cantonalización
de los Territorios Autónomos. Sobre aquél mínimo
porcentaje de territorio en el que la AP es o será la
única autoridad (los correspondientes a la Zona A, en
total el 18% de Cisjordania si Israel cumple lo acordado)
el ejercicio de la soberanía es imposible, y la previsión
de establecer algún día sobre ellos un Estado palestino
viable desde cualquier punto de vista es una pretensión
engañosa (véase al respecto el artículo
en este número de Edward W. Said "¿Cómo
se deletrea apartheid?: O-S-L-O").
En tercer lugar, el calendario de Oslo I se ha esfumado definitivamente.
Por un lado, todas las partes parecen haber aceptado ya que no
se concluirá el proceso el 4 de mayo de 1999, y que ello
no supondrá un grave impedimento para que se prolongue
indefinidamente. Por otro, EEUU reitera ahora lo ya expresado
en las cartas secretas que acompañaron al Acuerdo sobre
Hebrón: que no intervendrá -que no presionará,
en suma- a Israel en fases posteriores -las claves- de la negociación
para que devuelva porcentajes apreciables de la Cisjordania aún
ocupada. Eso significa simplemente que EEUU otorga a Israel,
ya explícitamente, la hegemonía plena sobre el
proceso, y que la AP no podrá contar con el único
mediador entre ambos -tras la marginación de la UE y de
cualquier otra instancia internacional como NNUU- la Administración
norteamericana. Netanyahu lo ha dejado bien claro a su vuelta
a Israel: tras los previstos en Wye, no habrá un tercer
repliegue mayor de un 1% de Cisjordania, y la colonización
proseguirá. Si no se establecen nuevas correlaciones de
fuerzas internacional y regional árabe, los negociadores
palestinos no podrán en solitario obtener de Israel una
adecuada resolución de las aspiraciones de su pueblo (véase
al respecto en este número el texto de Azmi Bishara "Olvidad
el acuerdo final").
Sharon, ministro de Exteriores
El encargado de llevar a cabo la negociación con la
AP por parte israelí, en esta nueva fase del proceso abierta
tras la cumbre de Wye Plantation, será el nuevo ministro
de Exteriores, Ariel Sharon. Sin duda para aliviar la presión
interna de sus apoyos ultrasionistas y religiosos, Netanyahu
nombró pocos días antes de la cumbre a Sharon ministro
de Exteriores, una decisión que ha sido considerada como
una provocación por parte palestina y árabe. El
motivo, Sharon fue acusado de ser responsable cuando menos
por omisión- de las matanzas de refugiados palestinos
de Sabra y Shatila. Recordemos brevemente, al menos como desagravio
a las víctimas, lo sucedido aquellos terribles días
de septiembre de 1982.
Concluido el asedio de Beirut que el Ejército israelí
había mantenido durante todo el verano de ese año
y tras la salida de los combatientes palestinos de la capital
libanesa, Bashir Gemayel, líder del Partido Kataeb (formación
fascista aliada de Israel y más conocida como Las Falanges)
y recién designado por los israelíes Presidente
del país, moría en atentado con bomba el 14 de
septiembre. Este suceso -aún no aclarado- provocó
que durante los dos días siguientes, entre el 16 y 18
de septiembre, unidades de Las Falanges entraran en los campamentos
de refugiados palestinos de Sabra y Shatila, en los suburbios
de Beirut, dentro del contexto de lo que entonces se denominó
una "operación militar antiterrorista" amparada
y coordinada con el Ejército israelí.
El Ejército israelí cercó durante esos
dos días y dos noches de terror Sabra y Shatila, iluminado
con reflectores su interior e impidiendo la huida de los refugiados.
Al término de la operación, entre 700 y
800 personas habían sido masacradas según fuentes
de inteligencia militar israelí -una cifra muy superior,
según fuentes palestinas y libaneses-, la mayor parte
civiles, incluyendo mujeres y niños. De nada había
servido que el acuerdo bajo mediación estadounidense de
salida de los combatientes palestinos de Beirut incluyera el
compromiso de la comunidad internacional en garantizar la protección
de los civiles palestinos.
Tal y como se recoge en las recomendaciones finales del informe
de la denominada Comisión Kahan (2) -la comisión israelí
encargada de investigar las acciones y responsabilidades del
Ejército israelí en las masacres perpetradas por
Las Falanges en los campamentos-, al entonces ministro de Defensa
Ariel Sharon se le atribuyó una "responsabilidad
personal" respecto a los hechos acaecidos, recomendándose
implícitamente por ello su dimisión, decisión
finalmente por él tomada. Esta responsabilidad se basaba
en los demostrados "defectos que se descubrieron en la manera
en que cumplió las obligaciones de su cartera", cuatro
en concreto:
1. Ariel Sharon conocía -señala el informe-
"la ética combatiente de Las Falanges, sus sentimientos
de odio hacia los palestinos y los planes de sus dirigentes sobre
el futuro de los palestinos". Tras el asesinato por atentado
con bomba contra Gemayel era más que predecible el sentimiento
de venganza contra los palestinos, a pesar de no conocerse
la autoría del atentado. Aún así, se permitió
la entrada de Las Falanges en los campamentos, decisión
tomada personalmente por Sharon.
2. De consideración más grave, la entrada de
Las Falanges en Sabra y Shatila se hizo sin que Sharon expidiera
orden alguna para la adopción de medidas de precaución
adicionales que garantizaran la "efectiva y constante supervisión
del EDI [Ejército de Defensa de Israel] sobre las actividades
de Las Falanges en el lugar, de tal manera que se evitara el
peligro, o que al menos se lo redujera considerablemente".
De hecho, las Falanges se introdujeron en los campamentos sin
el acompañamiento de efectivos israelíes, limitándose
en un principio la actuación de éstos a observar
de manera deficiente a distancia el desarrollo de la operación.
3. Igualmente, Sharon no emitió, previo a la operación,
una orden "clara y explícita" a los comandantes
falangistas prohibiendo dañar a civiles o advirtiéndoles
del predecible peligro de que sus milicianos cometieran actos
de violencia contra los palestinos.
4. Finalmente, contrariamente a lo que se supone debería
ser el caso en una operación de estas características,
Sharon no informó al Primer Ministro israelí de
la decisión de autorizar a Las Falanges su entrada en
los campamentos palestinos.
Mantener la presión sobre
Iraq
El pasado 5 de agosto Iraq decidió suspender su colaboración
con las dos comisiones de desarme que operan en el país
desde el fin de la Guerra del Golfo, la Agencia Internacional
de la Energía Atómica (AIEA) y la Comisión
Especial del Consejo de Seguridad, la UNSCOM, que preside Richard
Butler. Por el contrario, Iraq ha respetado el funcionamiento
del sistema de verificación a largo plazo de su capacidad
tecnológica, que por medio de visitas, control por circuito
cerrado de TV y vigilancia aérea de 416 centros industriales
y científicos tiene por misión impedir su rearme
una vez levantado el embargo.
NNUU ha respondido con moderación a la decisión
iraquí de no seguir cooperando con las comisiones de desarme.
Francia, Rusia y China, si bien han condenado la decisión
iraquí, reconocen desde hace meses que el debate sobre
el fin del embargo ha de ser abordado. Gran Bretaña hizo
saber esta vez a EEUU que no le respaldaría en un nuevo
ataque militar contra Iraq. Y el Secretario General de NNUU,
Kofi Annan, se mostró en su comunicado del 6 de agosto
comprensivo ante la frustración iraquí y
defendió el diálogo con Iraq, enviando para ello
a Bagdad a su mediador personal. La posición del Annan
es la de avanzar hacia un examen global y "en un
tiempo relativamente corto" de la cuestión
iraquí por parte del Consejo de Seguridad (CS), a fin
de poder establecer un "calendario razonable" para
el fin del embargo (3).
Incluso la resolución 1.195 del CS del 9 de septiembre
es ambigua: si bien condena la decisión de Iraq y decide
aplazar la revisión semestral de las sanciones (debía
haberse realizado en octubre) hasta que no colabore de nuevo
con la UNSCOM, no incluye amenaza alguna y garantiza "la
evaluación global" del problema una vez Bagdad restablezca
su cooperación.
La petición de Iraq es más que razonable: dejando
al margen el terrible impacto humanitario de las sanciones, que
tras más de siete años de trabajo las comisiones
de desarme presenten sus conclusiones en relación a cada
uno de los distintos dossieres del desarme iraquí (nuclear,
químico, biológico y balístico), se valore
el grado de cumplimiento de Iraq de sus obligaciones de fin de
la Guerra del Golfo (en cuanto al desarme, pero también
respeto al pago de la deuda de guerra -véase sobre este
punto "Cuarto periodo de aplicación de 986 en Iraq:
resultados limitados" en la sección Noticias Breves
de este número- y el reconocimiento de Kuwait) y se aborde,
tras ello, la discusión sobre el fin de las sanciones.
En un clima enrarecido por las informaciones ya verificadas
de la estrecha relación entre la UNSCOM e Israel y tras
el reconocimiento por parte israelí de que el avión
estrellado en Amsterdam en 1992 transportaba gas nervioso (4), Iraq ha acusado a
Butler de prolongar las actividades de UNSCOM (la AIEA concluyó
la fase de desmantelamiento del programa nuclear iraquí
en 1994) a fin de justificar la determinación de EEUU
de mantener las sanciones el mayor tiempo posible. Resulta en
este sentido sumamente recomendable la lectura de la entrevista
efectuada por Le Monde a Butler a comienzos de octubre
(5). A la pregunta
de si Iraq posee aún armas de destrucción masiva,
Butler responde que ni sí ni que no: si bien Iraq está
"casi desarmado", reconoce Butler, la Comisión
que él preside "no está en condiciones de
afirmar que Iraq no posé más armamento de destrucción
masiva", una respuesta que tiene mucho que ver con el debate
en torno a si es la UNSCOM la que debe demostrar que Iraq tiene
todavía capacidad militar estratégica o si es Iraq
quien ha de demostrar que carece de tal capacidad, una polémica
en la que se ha visto involucrado el propio Annan (6).
Butler indica que la UNSCOM pueda dar por concluido su trabajo
a finales de 1998 o principios de 1999 si Iraq acepta reanudar
la cooperación con la Comisión. Según Butler
"(...) las cuestiones que quedan aún pendientes [por
cumplir por parte de Iraq] constituyen una lista francamente
corta". En su informe bimestral presentado ante el
CS el día 6 de octubre, Butler considera que los dossieres
balístico (misiles), nuclear y químico podrían
darse prácticamente por cerrados y ser transferidos al
sistema de control a largo plazo, mientras que en el biológico
exige a Iraq más información (7).
Relanzando la guerra encubierta
La suspensión de la revisión bimestral de sanciones
y la actual situación de espera favorece la determinación
de EEUU de prolongar el embargo el mayor tiempo posible a fin
de debilitar al máximo y a largo plazo a Iraq. EEUU ha
evitado en esta ocasión una crisis abierta, y ello por
dos motivos, aprendidos de la anterior de enero-febrero: el primero,
mientras no se desbloqueé el proceso de negociación
palestino-israelí, aun cuando sea con un acuerdo mínimo
pero publicitable como el logrado ahora en Wye Plantation, EEUU
no va a contar con el apoyo de sus aliados árabes, que
temen un debilitamiento aún mayor de su situación
interna; el segundo, EEUU sabe que el consenso en el seno del
CS está roto (véase al respecto en el anterior
número 35 de Nación Árabe, en su
sección Noticias Breves "Iraq: una nueva crisis en
el horizonte" pp.39-41) y que Francia, China y Rusia (quizás
ahora más tras la designación de Primakov como
Primer Ministro) no van a secundar ninguna medida de fuerza contra
Iraq.
Mientras tanto, EEUU ha procurado solucionar el primero de
esos dos problemas -cumbre de Wye Plantation- al tiempo que prepara
alternativas unilaterales al segundo de ellos. Así, tanto
la Presidencia como el Congreso estadounidenses articulan mecanismos
de intervención contra Iraq que sorteen el marco del CS
y ciertas limitaciones de sus resoluciones, en concreto,
el respeto a la evolución política interna del
país. He aquí la secuencia de decisiones tomadas:
-El Congreso aprueba por unanimidad el 13 de marzo declarar
a Sadam Husein "criminal de guerra", instando al presidente
Clinton a que exija al CS que actúe en tal sentido, encausando,
deteniendo y juzgando al presidente iraquí, y debate nuevas
ayudas financieras para la oposición iraquí.
-A comienzos de agosto se informa que el presidente Clinton
ha presentado al Congreso un "detallado plan de 27 páginas
para reconstruir la quebrantada oposición iraquí"
y preparar esa acta de acusación contra Sadam Husein
por crímenes de guerra (8).
El plan prevé destinar 5 millones de dólares (750
millones de pesetas) según el siguiente desglose (9): 1.150.000 dólares
como ayuda para la reorganización de 82 organizaciones
opositoras; 650.000 dólares para promover la consolidación
de una coordinadora opositora, incluyendo el mantenimiento de
un "Centro Iraquí" en Londres y órganos
de expresión; 375.000 para "el cumplimiento de las
resoluciones de NNUU"; 675.000 para "Un Iraq democrático";
y -la mayor cantidad- 2.17.000 dólares para preparar la
documentación incriminatoria contra Sadam Husein. Otros
5 millones de dólares se han destinado a la puesta en
marcha de una radio opositora en las antiguas instalaciones de
Radio Liverty de la CIA en Praga.
-El logro de un acuerdo de fin de las hostilidades entre los
dos principales partidos kurdo-iraquíes, la Unión
Patriótica del Kurdistán (liderada por Talabani)
y el Partido Democrático del Kurdistán (dirigido
por Barzani), cuyos enfrentamientos desde la creación
de la zona de protección por NNUU al término de
la Guerra del Golfo ha causado 3.000 muertos (10) y ha frustrado el proyecto estadounidense
de establecer una base terrestre dentro de Iraq para desestabilizar
el régimen. Barzani y Talabani firmaron el 17 de septiembre
en Washington un acuerdo de fin de la violencia entre el PDK
y la UPK que incluye asimismo un compromiso de impedir las presencia
y actividades militares del Partido del Trabajo del Kurdistán
(PKK) contra Turquía (11),
gesto hacia este país que ya ha establecido en el Kurdistán
iraquí una franja de seguridad y que se ha sentido
marginado por no haber sido invitado a participar en el acuerdo
entre EEUU y los partidos kurdo-iraquíes.
-Tras este acuerdo kurdo-iraquí y afianzada la posibilidad
con él de establecer esa plataforma terrestre segura en
el interior de Iraq, el Congreso estadounidense ha aprobado una
nueva ayuda para la oposición iraquí, mucho más
cuantiosa -casi 100 millones de dólares- y ya explícitamente
calificada como militar (otros dos millones se destinan
a "campañas informativas" contra el Gobierno
iraquí). Esta decisión permite al Departamento
de Defensa destinar dicha cantidad para armar y entrenar a la
oposición iraquí a fin de, como señala el
texto del Congreso, "acabar con el régimen dirigido
por Sadam Husein en Iraq y promover la aparición de un
Gobierno democrático" (12).
EEUU parece optar en su política de asedio a Iraq por
una línea de intervencionismo unilateral y guerra encubierta.
La editorial del día 9 de octubre del Washington Post
lo decía explícitamente: "La partida financiera
[destinada a la oposición iraquí] es un paso positivo;
con ella se reconoce a Sadam [Husein] como el principal problema
y su eliminación , finalmente, como la única solución
viable".
Recortes en libertad de expresión
Para concluir, un breve comentario sobre otros materiales
incluidos en este número de Nación Árabe.
Por una parte , dos breves documentos sobre las restricciones
de la libertad de expresión en Argelia y Túnez,
y un análisis más extenso sobre el retroceso democrático
en Jordania, del que la libertad de expresión es una faceta
más, que esperamos complementar con otros relativos a
otros países en un próximo número. Uno de
los textos publicados había aparecido en el diario argelino
Al-Watan, una de las siete publicaciones en lengua árabe
o francesa de este país que el pasado 17 de octubre decidieron
suspender sus ediciones durante un "periodo ilimitado"
en protesta por las restricciones del Gobierno a la libertad
de expresión y en solidaridad con otras cinco publicaciones
independientes cerradas por falsos pretextos comerciales.
Los procesos de apertura política iniciados en numerosos
países árabes en las décadas de los 80 y
los 90 han tenido la característica común de no
liberar realmente el acceso pacífico y por vía
electoral a los espacios de poder efectivo de dichos países,
que siguen en manos de sempiternos regímenes autoritarios.
Desde Jordania y el Golfo hasta Marruecos, los modelos de apertura
controlada han sido relativamente dispares o no han existido
en absoluto, y algunos han sido violentamente abortados (Argelia)
mientras que otros dan pie a los más ambiguos y recientes
experimentos (Marruecos). Pero en todos ellos se ha dado otra
característica común: la de que el avance de la
libertad de expresión fuera muy por delante de los de
las otras libertades democráticas, hasta el punto de que
foros de presunta participación de la oposición
en las decisiones, como los Parlamentos, lo eran al tiempo puramente
formales.
Así, la prensa -pero jamás la radio y la televisión-
dentro de sus limitaciones, tanto represivas como de índole
socioeconómico, ha jugado un papel fundamental en la ampliación,
al menos, de la diversidad de voces y opiniones que se escuchan
en la vida pública árabe. Sin embargo, como se
narra en los textos incluidos en este número de Nación
Árabe, en los últimos tres años, en
Jordania, en Palestina, en Egipto, en Kuwait, en Túnez,
en Argelia,... la férrea mano de los regímenes
en plaza vuelve a ceñir las gargantas de periodistas y
personajes públicos mediante leyes de prensa amparadas
en conceptos tan utilitarios como "la defensa del honor
de las personas", "la unidad de la patria", "la
paz social", "el respeto a los países amigos",
etc.
Por último, entre otros materiales, resaltar que la sección
Análisis incluye, al cumplirse 10 años de
las revueltas del pan en Argelia, un trabajo de la profesora
de la Universidad de Barcelona Aurèlia Mañé
sobre la economía argelina y el plan de ajuste estructural
del FMI y el Banco Mundial, una certera reflexión que
permitirá comprender mejor -sin duda, desde la más
adecuada de las claves, la económica- la crisis global
que afecta al país, cuyo último episodio ha sido
la dimisión -por grado o fuerza- de Zerual, sobre la que
reflexiona desde la sección de Revista de prensa
el analista árabe Hasan 'Awad.
Comité
de Solidaridad con la Causa Árabe
Notas:
- El Memorándum Wye
incluye un denominado "Plan de Trabajo" para la erradicación
de las actividades e infraestructuras terroristas que, elaborado
por el propio Director de la CIA, George Tenet, ha sido discutido
con la AP y el Gobierno Netanyahu durante el último año.
Tenet -junto con el jefe de la estación de la CIA en Tel
Aviv- se ha convertido de hecho en el mediador principal entre
ambas partes (Newsweek, 2 de noviembre, 1998).
- Kahan I., Barak A., Efrat
I. 1983. Informe de la Comisión Kahan. La Semana
Publicacionse Ltd. Jerusalén.
- Le Monde, 7 de octubre de 1998
- International Herald Tribune, 2 de octubre de 1998
- Le Monde, 7 de octubre de 1998
- En una nota escrita del día
8 de octubre Annan indicaba que la UNSCOM debe aportar ante el
CS "(...) toda la información relevante, incluida
toda evidencia importante, sobre el incumplimiento por Iraq de
sus obligaciones (...)" (Documento de NNUU SG/SM/6737
IK/254 del 8 de octubre de 1998)
- Le Monde, 8 de octubre de 1998
- Washington Post, 3 de agosto de 1998
- Middle Esat International, n. 581, 21 de agosto de 1998
- Le Monde, 11 de octubre de 1998
- Según texto difundido
por la Oficina del PDK en el Estado español
- International Herald Tribune, 2 y 7 de octubre de 1998
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