Paremos la guerra contra Iraq


Paremos la guerra contra Iraq


Ni Powell ni Aznar aportan prueba alguna sobre el rearme de Iraq o sus supuestos lazos con al-Qaeda

6 de febrero de 2003, Nota CSCAweb (www.nodo50.org)

Como cabía esperar, la anunciada presentación del secretario de Estado Colin Powell ante el Consejo de Seguridad se ha revelado copiosa en cantidad aunque débil en su contenido: nada de lo presentado como 'pruebas' del supuesto armamento de destrucción masiva en Iraq ni de los supuestos vínculos de su gobierno con la organización al-Qaeda aportan información relevante que lo demuestre. Mientras, a la misma hora, el presidente español Aznar repetía ante el Parlamento la misma retahíla estadounidense sin novedad probatoria alguna contra Iraq.

Como cabía esperar, la anunciada presentación del secretario de Estado Colin Powell ante el Consejo de Seguridad (CS) se ha revelado copiosa en cantidad aunque débil en su contenido: nada de lo presentado como pruebas del supuesto armamento de destrucción masiva en Iraq ni de los supuestos vínculos de su gobierno con la organización al-Qaeda aportan información relevante que lo demuestre. Ni la incisiva exposición ni la aportación de cintas magnetofónicas, fotos, mapas y otros artilugios con los que el secretario de Estado estadounidense trató de convencer a los restantes miembros del CS ha servido para modificar un ápice la única constatación respecto a la supuesta posesión iraquí de armas de destrucción masiva: que no se ha podido demostrar que existan.

La presentación de fotografías vía satélite supuestamente tomadas por los servicios de inteligencia de EEUU de camiones en los que Iraq habría almacenado materiales de uso militar no constituyen en absoluto pruebas de que sean "laboratorios móviles" donde se ocultan armas ni la interceptación de conversaciones entre supuestos jefes militares iraquíes sobre un "vehículo modificado" en absoluto demuestra que Iraq esté ocultando información a los inspectores de NNUU. A este respecto, el propio jefe de inspectores de la UNMOVIC, Hans Blix, ya declaró en su día que este tipo de supuestas violaciones denunciadas sistemáticamente por la Administración Bush como "hallazgos de las inspecciones" no habían sido detectadas por los inspectores de NNUU. Igualmente, el propio Blix había manifestado su rechazo a la denuncia de la Administración Bush de que en el equipo de inspectores de Naciones Unidas (NNUU) que él dirige se hubiesen infiltrado "agentes iraquíes".

De la misma manera, ninguna de las aportaciones sobre los supuestos vínculos de miembros de al-Qaeda con Iraq constituyen evidencias de que tales relaciones existan, habida cuenta de que tales vínculos se han establecido a partir de las declaraciones de personas detenidas por EEUU en Afganistán, algunas de ellos trasladadas a Guantánamo y retenidas en incomunicación, y a quienes, según representantes oficiales de la Administración Bush citados por el The Washington Post el 26 de diciembre, habían sido torturados o amenazados con serlo con el fin de obtener confesiones y delaciones. Como es bien sabido, toda información obtenida bajo presiones físicas o psicológicas no solo no tiene validez judicial, al ser ilegal, sino que su veracidad pasa directamente a ser cuestionable y cuestionada. Pero es que, igualmente, el propio Blix ya declaró que él no había detectado "ninguna indicación convincente de lazos entre Iraq y Al Qaeda" [1]. Y no solo Blix: la propia CIA y el FBI han cuestionado públicamente la veracidad de las afirmaciones de la Administración Bush al señalar que sus centrales de inteligencia habían constatado los supuestos vínculos de Iraq y al-Qaeda o la posesión de armamento de destrucción masiva por parte de Iraq. Como ya publicaba a comienzos de febrero la propia prensa estadounidense, "algunos analistas de la CIA se han quejado de que ciertos altos representantes de la Administración han exagerado el significado de algunos de los informes sobre Iraq, particularmente sobre sus lazos con el terrorismo, con el fin de fortalecer sus argumentos políticos para la guerra, según fuentes oficiales. En el FBI, algunos investigadores han declarado que la insistencia de la Administración Bush en hallar una conexión sólida entre Iraq y la red de Osama Bin Laden les ha confundido. "Hemos estado detrás de esto durante más de un año y ¿sabe qué? Simplemente creemos que no existe [tal conexión] -mantiene un representante del gobierno-. Bush afirmó en su discurso sobre el estado de la Unión esta semana que Iraq estaba protegiendo y ayudando a operativos de Al Qaeda, pero los servicios de inteligencia de EEUU y los representantes del poder judicial mantuvieron que las evidencias resultaban fragmentarias y no concluyentes" [2].

Tratando de vincular a Iraq con al-Qaeda EEUU vuelve a utilizar una baza ya ensayada desde los días posteriores al 11-S con la cual trató de engañar a su opinión pública interna metiendo en el mismo saco del discurso "contra el terrorismo internacional" no solo a quienes quiera que produjeran aquellos atentados sino a todos aquellos (Estados, organizaciones y países) que constituyen una amenaza no tanto para los intereses colectivos de EEUU y de su ciudadanía como para los individuales y partidistas de las grandes multinacionales del petróleo, que de manera oligárquica se han sabido situar en los puestos del poder y del gobierno estadounidense para proteger sus intereses económicos y de clase. A poco que se conozca la historia reciente de Iraq y del Partido Ba`ath que gobierna ese país y sus mantenidos referentes laicos y socialistas, se podrá distinguir lo lejos que queda no ya su ideología sino su estrategia regional y exterior de aquellas que propugnan organizaciones islamistas como la de al-Qaeda.

La perversidad con que Powell vuelve a utilizar este argumento (y el uso que del mismo ha hecho el presidente Aznar en el Parlamento español en su comparecencia del 5 de febrero) pone en evidencia cómo el imperio y sus servidores pretenden confundir a la opinión pública internacional utilizando el mismo discurso de la amenaza y el miedo que ellos mismos engendran. Lo que cabe preguntarse tras la comparecencia de Powell en el CS es qué derecho asiste a los servicios de inteligencia estadounidenses no solo a espiar a terceros países, en este caso a Iraq, sino a que sus informes y conclusiones deban ser tomados como prueba fehaciente y como base para legitimar una guerra contra cualquier país.

Porque aún en el caso no probado de que Iraq hubiese violado alguna de las resoluciones relativas a su proceso de desarme, desde la 687 a la última 1441, ello no constituiría legalmente (y en contra de lo que mantiene no solo Bush y sus acólitos Aznar, Blair y Berlusconi, sino también Rusia y Francia) una base legal para aprobar la guerra en el CS.

Tal y como la propia Administración Bush ha anunciado tras el encuentro de Bush y Blair en Washington el 1 de febrero [3] la ausencia de una base legal para lanzar la guerra contra Iraq en el marco de la resolución 1441 forzará previsiblemente una propuesta de nueva reunión del CS, como estipula dicha resolución en la que se promueva un nuevo texto para una nueva resolución que recoja el apoyo de NNU a la guerra contra Iraq.

Calendario para la guerra

Según el análisis de Philis Bennys, investigadora del Institute for Policy Studie de Washington, paralelamente, el 14 de febrero los inspectores Blix y al-Bareidi deberán dirigir al CS el nuevo informe de inspecciones según lo acordado el pasado 27 de enero y el cual, probablemente, no concluirá con hallazgos de violaciones por parte iraquí en la cuestión del armamento. Gran Bretaña podría entonces proponer el envío de un ultimátum al gobierno iraquí para que cumpla con sus obligaciones y en el que no se especifiquen las consecuencias de su incumplimiento, dando a Iraq un margen aproximado de 30 días. La aprobación de este texto podría ser unánime a condición de que el lenguaje fuese lo suficientemente ambiguo como para que ninguna de las posiciones supuestamente encontradas en el CS (particularmente la de EEUU y Gran Bretaña frente a la de Francia y Alemania) se vieran sometidas a renuncia.

Siguiendo el análisis de Bennys, el 28 de febrero deberá producirse el siguiente informe de inspecciones al CS que seguirá siendo probablemente ambiguo y ante el cual el CS podría determinar que Iraq no está cumpliendo con sus obligaciones. El CS podría exigir de nuevo a que cumpla con las obligaciones de desarme esta vez bajo el paraguas del texto del ultimátum (y no de ninguna resolución previa que no llama a la guerra). A mediados de marzo deberá de producirse el siguiente y último informe de inspecciones ante el CS. Si los informes no confirman el total cumplimiento por parte de Iraq, EEUU y Gran Bretaña, apoyados por España, reclamarán vía libre para atacar Iraq bajo el mandato del ultimátum del 14 de febrero aduciendo que no hay necesidad de una nueva autorización. Francia, Alemania, Rusia y China (y otros países miembros) declararán que el ultimátum de 14 de febrero no autoriza el castigo militar.

Estos países, hasta ahora formalmente opuestos a la guerra, se mantendrán unidos pero permitirán a EEUU y Gran Bretaña que ataquen Iraq mientras presentarán ante sus opiniones públicas internas que ellos no han apoyado la acción militar. Pero no harán ningún movimiento para retar o parara la guerra de EEUU y Gran Bretaña en el CS. Los inspectores saldrán de Iraq "por su propia seguridad". La guerra habrá comenzado formalmente.


Notas:

1. The New York Times, 1 de febrero de 2003
2. The New York Times, 2 de febrero de 2003
3. The Wahington Post, 2 de febrero de 2003



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