Comparecencia de Bush ante la
opinión pública estadounidense
Avanzando sin argumentos
en el discurso de la amenaza iraquí
10 de octubre de 2002. Nota informativa CSCAweb
(www.nodo50.org/csca)
La Administración
Bush afronta el retroceso del apoyo popular a la invasión
de Iraq y las críticas crecientes de los sectores demócratas
del Congreso rebajando el discurso belicista y propiciando una
nueva aproximación a los restantes miembros del Consejo
de Seguridad de NNUU.
Manifestación
contra la guerra en el Parque Central de Nueva York el pasado
6 de octubre de 2002
La Administración estadounidense propició el
pasado 7 de octubre una comparecencia televisada del presidente
Bush [1] dirigida a la opinión pública interna
con el fin de "explicar" las razones de una intervención
militar contra Iraq. Según avanzan los preparativos militares
y mediáticos de la guerra de EEUU contra Iraq, y en plena
precampaña electoral para las elecciones de noviembre,
la Administración Bush trataba con esta comparecencia
de modular a su favor el creciente rechazo de la opinión
pública estadounidense a una nueva intervención
contra Iraq. Revelador resulta el hecho de que tres de las más
importantes cadenas de la televisión estadounidense rechazaran
cubrir la emisión de la comparecencia de Bush. Como lo
es que, de acuerdo con un sondeo de Gallop hecho público
el 7 de octubre, el número de ciudadanos que apoyan la
invasión de Iraq descienda paulatinamente. Del 74% del
pasado noviembre, al 61% en junio, la última encuesta
indica que el retroceso alcanza en la actualidad a un 53% de
estadounidenses. Igualmente, según otra encuesta de la
cadena de televisión ABC News, el 50% acepta la
propuesta de la invasión en caso de que no funcione la
diplomacia, y solo un 44% respalda la acción militar prescindiendo
de una solución política [2]. Las manifestaciones
del pasado domingo 6 en varias ciudades de EEUU -convocadas por
la coalición ANSWER y el grupo "No en nuestro nombre"-
fueron un éxito.
Estos datos se han revelado poco tiempo después de
que Bush presentara ente el Congreso su proyecto de resolución
[3] para autorizar el uso unilateral de la fuerza contra
Iraq y cuando empiezan a escucharse cada vez más voces
de congresistas críticos con la iniciativa belicista y
contrarios a conceder al presidente la autorización de
atacar unilateralmente a Iraq que ha de decidirse a finales de
esta semana. En esta coyuntura, dos factores estarían
determinado la creciente impopularidad en el interior de EEUU
sobre la guerra contra Iraq: por un lado la organización
de la movilización y la contestación en buena parte
del país y, lo que resulta más preocupante para
la Casa Blanca, el efecto entre la opinión pública
estadounidense de las críticas de diversos sectores del
Partido Demócrata que, avanzando la campaña electoral
de las elecciones de noviembre, asocian la campaña de
la guerra contra Iraq de la Administración Bush con los
intentos de desviar la atención a la crisis económica
interna y a los escándalos financieros en los que han
intervenido algunos representantes de la Administración.
Por ello, en su comparecencia televisada, Bush orientó
su intervención hacia una idea básica: el discurso
de la amenaza iraquí conectado a la "campaña
internacional contra el terrorismo" derivada del 11 de septiembre.
Discurso endeble
En un discurso endeble, en el que a falta de argumentación
se impuso la demonización Iraq y de su régimen
(solo en su primer párrafo la palabra 'Iraq' aparece cuatro
veces asociada al término terror o terrorismo)
Bush retomó las consideraciones que presentó el
pasado 12 de septiembre ante la Asamblea de NNUU en lo relativo
al desarme iraquí [4] y repitió los requisitos
expuestos en el borrador de la mencionada resolución dirigida
al Congreso.
A pesar de que el informe clasificado denominado National
Intelligence Estimate -elaborado por expertos de las diferentes
agencias de seguridad estadounidenses y presentado al Comité
de Seguridad del Senado- evalúa como improbable que Iraq
pueda en ningún caso lanzar un ataque contra EEUU [5],
y a pesar de las observaciones de los expertos en armamento de
NNUU al respecto de que la capacidad armamentística de
Iraq difícilmente permitiría lanzar ningún
ataque más allá de sus propias fronteras, Bush,
insistiendo sin pruebas en la capacidad del programa de armamento
iraquí, reiteró la aseveración de que Iraq
tiene o está en posición de desarrollar armas de
destrucción masiva "que utilizará contra EEUU"
así como "un programa de misiles" con el que
atacará países vecinos "como Arabia Saudí,
Israel, Turquía y otras naciones, en una región
donde más de 135.000 civiles y funcionarios estadounidenses
viven y trabajan".
Sobre el objetivo real de la guerra contra Iraq -el derrocamiento
del gobierno iraquí-, la intervención de Bush fue
ambigua: conectando la intervención con el desarme y otras
exigencias referidas en la resolución al Congreso, Bush
declaró que "solo llevando a cabo esos pasos, el
régimen iraquí tiene una oportunidad de evitar
el conflicto", para añadir seguidamente que "esos
pasos, cambiarían igualmente la naturaleza del propio
régimen. América quiere que el régimen elija;
el cambio de régimen en Iraq es el único medio
de erradicar un gran peligro para nuestra nación".
Retomando la diplomacia ante el CS
Sin embargo, Bush declaró que "la amenaza del
recurso a la fuerza no significa que la acción militar
sea inminente o inevitable" en lo que los analistas consideran
un retroceso en el discurso propagandista de la Administración
[6] motivado por el incremento de las críticas
internas de la opinión pública y exterior de la
comunidad internacional a sus planes de guerra unilateral contra
Iraq. En este sentido y a la luz de estas consideraciones, la
Administración estadounidense podría haber reevaluado
-siquiera publicitariamente- el papel de NNUU y de su CS intensificando
los contactos y las presiones para afianzar la idea de la necesidad
de una nueva resolución del CS de NNUU contra Iraq. Rusia
y China habrían matizado su negativa inicial y podrían
haber aceptado estudiar una propuesta para una nueva resolución.
Por el contrario, Francia seguiría manteniendo su posición
de avanzar en el proceso de inspecciones bajo el marco de las
resoluciones ya existentes. No obstante, al respecto de esta
cuestión, Bush insistió en la determinación
de ejercer el dominio unilateral sobre la organización
declarando que "claramente, para que funcione, cualquier
nueva inspección de armamento, sanciones o mecanismo de
fuerza deberán ser muy distintos a los aprobados pero
solo parcialmente implementados hasta ahora por NNUU.
Notas:
1. La transcripción
de la comparecencia de Bush puede verse en la edición
electrónica de The Washington
Post,
de 8 de septiembre de 2002.
2. The Washington Post, 8 de octubre de 2002
3. Véase en CSCAweb: Texto de la resolución propuesta
por Bush al Congreso de los EEUU para autorizar el ataque militar
contra Iraq
4. Véase en CSCAweb: Phyllis Bennis: La propuesta de Bush
al Consejo de Seguridad: una declaración de guerra
5. The Washington Post, 9 de octubre de 2002
6. Le Monde, 8 de septiembre de 2002
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