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Semestre español de la UE: Valencia, Conferencia Ministerial Euromediterránea y Foro Civil Euromed

El proyecto de Asociación Euromediterránea de la UE y el Foro Civil Euromed: recolonizar el espacio árabe, desactivar la respuesta social

CSCAweb (www.nodo50.org/csca): 10 de abril de 2002

Con motivo de la presidencia española de la UE, tendrá lugar en Valencia, los días 22 y 23 de abril, una nueva Conferencia Ministerial Euromediterránea. Precediendo a la cumbre oficial, como es norma, se celebrará en la Universidad Politécnica de Valencia, los días 12, 13 y 14 de abril, un nuevo Foro Civil Euromed (FCE). En 1995, en el marco de la celebración de la Conferencia de Barcelona -en la cual habría de formalizarse la andadura del proyecto de Asociación Euromediterránea-, la UE promovió la convocatoria de un encuentro paralelo de organizaciones sociales, sindicatos, etc., asociado a la cumbre oficial, un primer FCE. Tras Barcelona, otros FCE han tenido lugar en paralelo a las sucesivas cumbres oficiales euromediterráneas de la UE: Stutgart (1999), Marsella (2000) y Bruselas (2001). El siguiente texto analiza la inserción de las convocatorias de los FCE -incluido el de Valencia- en la estrategia de intervención económica de la UE en el Mundo Árabe

A. La UE y el Proceso de Asociación Euromediterránea: la recolonización del espacio árabe

Desde su creación, la Comunidad Económica Europea primero, la Unión Europea (UE) después, ha tratado de diseñar las líneas básicas para definir su presencia en el Mundo Árabe tras el periodo de la descolonización. Desde la iniciativa del frustrado "Diálogo Euro-Árabe" (años 70), pasando por la "Política Mediterránea Global" (años 80), hasta el actual "Proceso de Asociación Euromediterránea" (1995), la definición de las relaciones de Europa con los países árabes ha estado marcada por dos coordenadas básicas: la fragmentación del Mundo Árabe y el reconocimiento de la hegemonía política de EEUU sobre el conjunto árabe, muy concretamente en la región de Oriente Medio.

1. Disgregación del conjunto regional árabe

La disgregación del espacio árabe constituye un elemento esencial en la visión europea tradicional, pero igualmente está presente en los mecanismos que tras la etapa colonial ha impuesto en sus relaciones con los países árabes, incluido el de la Asociación Euromediterránea desde 1995, tras la Conferencia de Barcelona. Tal disgregación ha tenido y sigue teniendo unas consecuencias nefastas para los países y poblaciones árabes, pues determina la desactivación de un potencial conjunto regional árabe integrado, formulado y reivindicado históricamente, cuando menos desde la lucha de liberación frente al Imperio Otomano y I Guerra Mundial, por los pueblos árabes.

Desde los años 80, las denominaciones empleadas por las instituciones económicas y políticas europeas como área mediterránea o Mediterráneo sur tienen una doble funcionalidad: en lo político, obviar el referente integrador árabe, desactivando cualquier proceso horizontal de coordinación interárabe; en lo económico, fragmentar el espacio árabe en áreas de influencia y reparto entre Europa y EEUU: Magreb, Oriente Medio, Área del Golfo. Si la CEE-UE aceptó tempranamente la hegemonía estadounidense en Oriente Medio y la región del Golfo, igualmente impone relaciones bilaterales con cada uno de los Estados árabes con los que quiere establecer acuerdos económicos.

En esta línea, desde la Conferencia de Barcelona, una nueva lógica geográfica, política y económica reagrupa -pero también excluye- a Estados que pese a considerarse a sí mismos como árabes quedan insertados en una estructura regional -la Asociación Euromediterránea- que es artificial y perjudicial para las poblaciones árabes: definida e impuesta desde Europa, únicamente se dota de contenido en función de las relaciones que bilateralmente establece la UE con cada uno de los países miembros. De los 12 países de la llamada Ribera Sur del Mediterráneo que forman parte desde 1995 de la Asociación Euromediterránea, ocho son árabes (Marruecos, Argelia, Túnez, Egipto, Jordania, Siria, Líbano, además de Autoridad Palestina); los cuatro restantes (Israel, Turquía, Chipre y Malta) tienen dinámicas propias de asociación y/o integración con la UE. Tal diseño no solo no contempla la configuración de un espacio regional árabe mínimamente coordinado y capaz de desarrollar relaciones paritarias con Europa, sino que en él se insertan otros países no árabes con compleja relación con éstos -Turquía e Israel-, o países que siendo árabes no son mediterráneos -Jordania-, o que directamente, y a pesar de ser árabes, han sido excluidos del partenariado con Europa, como es el caso de Mauritania y Libia, que además sí es mediterráneo [1].

2. Dominación económica e inhibición política

Y es que en sus sucesivas formulaciones hacia el espacio árabe, la CEE primero y después la UE han priorizado fundamentalmente una lógica económica que favorezca la inserción y el control capitalistas de su antigua zona de dominio colonial (para Francia, Inglaterra, e Italia fundamentalmente, y en menor medida para el Estado español), zona de un altísimo potencial económico en términos de mercado y consumidores, además de ser área de suministro energético. Esta lógica se concreta desde la Cumbre de Barcelona de 1995 en el proyecto de creación de una Zona de Libre Comercio (ZLC) para el año 2010 en todo el conjunto mediterráneo -que habrá de ser la mayor del Mundo, con 700 millones de personas-, anticipada y sustentada en las políticas de ajuste estructural y privatizaciones impuestas a los países árabes por las instituciones financieras internacionales y la propia UE.

Esta pretensión de control económico se ha dirigido básicamente hacia el Magreb -principalmente por parte de los países europeos meridionales-, aceptando para la fachaza mediterránea de Oriente Medio (Egipto, Jordania, Siria, Palestina/Israel, Líbano, además de Turquía) y la Península y Golfo Arábigos (Iraq y las denominadas petromonarquías árabes) la hegemonía política y económica estadounidense, con el abierto compromiso de Gran Bretaña y el apoyo más discreto de Alemania y Holanda, muy especialmente tras la Guerra del Golfo y la puesta en marcha del proceso de paz árabe-israelí en 1991. Ello no ha impedido que EEUU esté penetrando de manera muy activa en el Magreb, penetración asociada a sus intereses energéticos (concretamente en Argelia, donde se ha convertido en el principal inversor en hidrocarburos, y, asociado a sus proyectos de exportación de crudo y gas por el Atlántico, en el conflicto del Sahara Occidental) y militares (Washington considera al Mediterráneo el inevitable corredor de intervención militar en Oriente Medio).

Esta estrategia de la UE -capitalista en lo económico, disgredadora en lo político- favorece además la perpetuación de regímenes corruptos y autoritarios -si bien formalmente democráticos- que comprenden que su supervivencia como interlocutores de Europa depende de su capacidad de imponer la plena liberalización de las economías nacionales al servicio del proyecto de la ZLC y controlar o reprimir la oposición popular que aquélla inevitablemente conlleva, dado el altísimo coste social que determina el desmantelamiento de las prestaciones y sectores públicos -ya de por sí limitados- de los Estados-nación postcoloniales. Todo ello condiciona y limita la faceta política de las relaciones euro-árabes, y reduce a secundarios o publicitarios sus posibles contenidos sociales, culturales, de derechos humanos, etc.

B. El intervencionismo europeo, el discurso de la 'cooperación' y las ONG

1. El uso utilitario de la 'cooperación'

Frente a la determinación de las instituciones europeas de intervenir económicamente en el espacio árabe, la ausencia de una posición política europea común autónoma y eficaz, muy particularmente en relación al conflicto árabe-israelí y la cuestión palestina, ha lastrado las relaciones de Europa con los gobiernos árabes y motivado el rechazado de buena parte de los sectores populares, intelectuales y profesionales árabes, que valoran muy negativamente las pretensiones europeas de beneficiarse de las relaciones económicas con los países árabes mientras su actuación política y diplomática se pliega una y otra vez a la hegemonía de EEUU, beneficiando en última instancia al Estado de Israel, tal y como los últimos sucesos en Palestina han vuelto a confirmar. Por lo demás, la presencia de Israel en el marco de la Asociación Euromediterránea junto a los Estados árabes ha imposibilitado, a la espera de la resolución adecuada del problema palestino, avances en cualquier otro aspecto que no hayan sido los estrictamente económicos bilaterales.

Por todo ello, y ya desde los años 80, la imposibilidad de superar las imposiciones que marcaba la hegemonía estadounidense en el conflicto árabe-israelí -pero también en el Magreb: Marruecos y conflicto del Sahara, sanciones contra Libia, guerra civil argelina- y la falta de autonomía y decisión en política exterior, determinó que la UE tuviera que definir mecanismos de intervención en el conjunto regional árabe que compensaran, al menos parcialmente, la cada más ofensiva influencia política y económica de EEUU.

Para ello, las instancias europeas desarrollaron el concepto de cooperación asociado al de desarrollo. Junto con la función de promoción del comercio propio vía créditos FAD y fondos MEDA, la cooperación -tanto oficial como no-gubernamental- permite a la UE:

a) estar presente, como entidad financiera, en escenarios sometidos a la hegemonía de EEUU y en los que tiene, por ello, una muy limitada capacidad de intervención política, si bien sus mercados son de su más alta prioridad económica;

b) paliar publicitariamente las carencias y el impacto social que su proyecto de intervención económica -en el presente, la Asociación Euromediterránea y su futura ZLC- tiene en los países árabes.

De lo primero es ejemplo claro los Territorios Ocupados y Autónomos Palestinos, que desde que se iniciara el proceso de paz árabe-israelí en 1991 y se firmaran en 1993 los Acuerdos de Oslo, recibe una cuantiosa ayuda europea (mayor que la estadounidense y árabe), pese a que el diseño político y económico del proceso responde principalmente a los intereses económicos y políticos de EEUU e Israel: la inserción económica de Israel en la región (a través del llamado proceso de normalización política, social, económica...) y, tras ello, de Oriente Medio en la economía globalizada. Ejemplo de lo segundo es el Magreb (pero también nuevamente Palestina), donde por medio de la proliferación de ONG europeas se ha buscado recrear un tejido asociativo local dependientes (las denominadas contrapartes) que permita canalizar y desactivar la tensión y las protestas sociales -además de frenar la emigración- derivadas del empobrecimiento generalizado que el proyecto económico europeo determina. Ambas áreas han registrado en la década anterior los máximos incrementos porcentuales en el destino de la ayuda económica europea y del Estado español, tanto oficial y como vía ONG.

Desde su origen el concepto de cooperación estuvo indisolublemente unido al papel fundamental que la UE otorgó a las ONG. Las ONG cumplen desde entonces una función bien definida como mecanismo de intervención de la UE en ámbitos donde la política institucionalizada es incapaz de hacerlo eficaz o abiertamente -por la oposición de EEUU-, o donde es preciso anticipar, compensar o paliar los efectos de su penetración económica. El resultado ha sido doblemente pernicioso: en Europa, la desactivación de una contestación radical al proyecto estrictamente neoliberal de la UE para el Mundo Árabe y a su sumisión política y militar a EEUU, muy particularmente en relación a la deriva del proceso de negociación palestino-israelí y la situación en los Territorios Ocupados; en los países árabes, la desestructución de un ya de por sí precario tejido asociativo, mantenido con extrema dificultad en medio de una permanente represión interna, y que ha sido neutralizado como agente del cambio social y político al hacerle dependiente de la ayuda financiera exterior que canalizan las ONG occidentales con prioridades y criterios ajenos a las poblaciones.

2. El Proyecto Euromediterráneo y los foros civiles Euromed

Desde este paradigma de la cooperación como compensatoria de sus deficiencias en política exterior y paliativa del impacto social de su intervención económica, la UE pretende vincular en su proyecto euromediterráneo a la denominada sociedad civil de "una y otra orilla del Mediterráneo": la UE reclama a las organizaciones sociales, sindicatos, grupos de derechos humanos árabes y europeos su presencia y activa participación -y con ello inserción- en esquemas y modelos de desarrollo, modernización y democratización que definen y determinan, no ya los pueblos árabes, ni siquiera sus gobiernos, sino las instancias políticas y económicas de Bruselas. La instancia propuesta para ello es el denominado Foro Civil Euromed (FCE).

En 1995, en el marco de la celebración de la Conferencia de Barcelona -en la cual habría de formalizarse la andadura del proyecto de Asociación Euromediterránea-, la UE promovió la convocatoria de un encuentro paralelo de organizaciones sociales, sindicatos, etc., asociado a la cumbre oficial, un primer FCE que habría de ser financiado por la Generalitat de Cataluña, el gobierno español y la propia UE. Mientras que la campaña estatal "50 Años Bastan" convocaba ese mismo año en Madrid un foro internacional contra la política neoliberal de las instituciones financieras internacionales, rechazando categóricamente la financiación ofrecida por el FMI y el Banco Mundial, en Barcelona la que se llamaría "Conferencia Alternativa" -gestionada fundamentalmente por la Coordinadora de ONGD de Cataluña- adoptaría en su desarrollo y conclusiones, por contra, una aproximación abiertamente revisionista del proyecto económico de la UE para el Mundo Árabe, aceptando asimismo la financiación institucional de la UE y los gobiernos central y catalán. Las mismas ONG que en Madrid adoptaban una línea radical frente a las políticas del FMI y el Banco Mundial en el Tercer Mundo, aceptaban y sancionaban en Barcelona un proyecto de intervención capitalista que en esencia supone la recolonización del conjunto regional árabe y su inserción en la economía mundializada bajo preceptos y fórmulas estrictamente neoliberales.

Tras Barcelona, otros Foros Civiles Euromed han tenido lugar en diferentes capitales europeas y en paralelo a las sucesivas Cumbre Euromediterráneas de la UE: Stutgat (1999), Marsella (2000) y Bruselas (2001) [2]. Tanto su organización como sus contenidos han variado en cada caso, pero en todas sus ediciones ha habido un patrón común: ningún FCE ha rechazado el proyecto euromediterráneo como la faceta regional (al igual que lo son ALCA y TLC) del proceso de globalización capitalista mundial, ni su financiación por las instituciones europeas, en concreto por la Comisión Europea y los fondos de ayuda al desarrollo del Programa MEDA.

Si bien es cierto que los sucesivos FCE han permitido a organizaciones sociales árabes emerger de su aislamiento y entrar en contacto con organizaciones europeas, no es menos cierto que estos encuentros han servido finalmente para avalar y legitimar el proyecto capitalista europeo iniciado en Barcelona e insertar en el mismo, a través de las ONG y redes europeas que gestionan la convocatoria de los FCE, a las asociaciones y organizaciones árabes, en aras de una supuesta supervisión crítica del mismo. El hecho de que es la propia UE la que demanda al FCE sus conclusiones finales y quien reclama a "los protagonistas de la sociedad civil que se organicen para dar mejor respuesta" a problemas como "la paz, la prevención de conflictos, la emigración y el intercambio cultural" (Conclusiones presidenciales de la Conferencia Euromediterránea de Bruselas del 5 y 6 noviembre de 2001), ilustra la determinación con la que la UE pretende canalizar hacia ámbitos secundarios o colaterales la crítica social a su proyecto, desactivando el cuestionamiento radical -antiglobalización- del mismo.

C. El Foro Civil Euromed de Valencia de 2002

1. El 'Espíritu de Valencia": financiación europea y tutelaje de la Generalitat Valenciana

Con motivo de la presidencia española de la UE, tendrá lugar en Valencia, los días 22 y 24 de abril, una nueva Conferencia Ministerial Euromediterránea [3]. Precediendo a la cumbre oficial, como es norma, se celebrará en la Universidad Politécnica de Valencia, los días 12, 13 y 14 de abril, un nuevo Foro Civil Euromed. El FCE de Valencia pretende tener un carácter de renovación de anteriores convocatorias, lo que se ha denominado en un documento no oficial del Foro, "El Espíritu de Valencia" [4]. Cuatro factores hacen dudar que ello vaya a ser posible:

a) su dependencia financiera de la Comisión Europea,

b) sus compromisos institucionales con la UE y los gobiernos central y valenciano,

c) su sometimiento al tutelaje organizativo de la Generalitat Valenciana y, por ende, de Madrid,

d) su estructura, que reproduce la de anteriores Foros y elude la crítica del proyecto económico de la UE (en concreto la creación de la ZLC para el 2010) y sus efectos sobre las poblaciones árabes.

En reuniones mantenidas en diciembre de 2001 y enero de 2002, el Comité de ONGD de la Comunidad Valenciana (CONGCV) y la Fundación de la Solidaridad y el Voluntariado de la Comunidad Valenciana (FSVCV) pusieron en marcha la organización en Valencia del nuevo FCE tras el celebrado en Bruselas del 18 al 20 de octubre del año pasado [5]. La FSVCV (en la que se integra, además de la Generalitat, BANCAJA, y cuyo presidente es Rafael Blasco, conseller de Bienestar Social) es la instancia delegada por la Generalitat para la organización del FCE y la que canaliza los fondos institucionales de la Generalitat, el gobierno central y, fundamentalmente, de la Comisión Europea [6], con la que se ha firmado un protocolo financiero, que algunas fuentes cifran inicialmente en casi un millón de euros (150 millones de pesetas). Como se indica en la Actas de las reuniones del Comité de Pilotaje (la instancia encargada de la organización del Foro en Valencia), la Comisión Europea ha de aprobar las partidas presupuestarias del encuentro. El denominado Documento de Lanzamiento del FCE indica que:

"El FCE es patrimonio de la sociedad civil, y a sus organizaciones, redes y plataformas corresponde la tarea de articular un proceso que, partiendo del FCE Bruselas 2001, consolide la cooperación de la sociedad civil en el ámbito Euromed, revise, evalúe y relance los proyectos comunes de trabajo, y fortalezca las redes Euromed. Este proceso se basa en la voluntad de diálogo con las instituciones, y esa misma voluntad presupone la total definición de los espacios que corresponden a la propia sociedad civil y de los espacios que corresponden a las instituciones públicas.
En ese contexto, y por razones de solvencia económica y técnica, se asocia al proceso de organización del FCE Valencia 2002 a la FSVCV, con la misión de garantizar la solvencia de recursos necesarios para lanzar este proceso y sustentar las condiciones de infraestructuras que el FCE necesita. El carácter gubernamental de una parte componente de la FSVCV y el carácter de entidad financiera de otra parte componente de la FSVCV no plantea impedimentos insalvables para la co-organización del FCE, siempre y cuando se garantice que no habrá intromisiones en las decisiones que afectan a la agenda política del foro, a la selección de los-as participantes y a la pluralidad de los contenidos que libremente decidan adoptar las organizaciones de la sociedad civil participantes." [7]

En el Comité de Pilotaje del Foro se integra así, junto al CONGDCV y otras 14 organizaciones, coordinadoras y entidades, la propia FSVCV. Igualmente forman parte del Comité de Pilotaje organizaciones que se reclaman del movimiento antiglobalización (MRG y CGT, en concreto) [8]; estas organizaciones desistieron de que el FCE de Valencia fuera considerado una actividad más de la Campaña contra la Europa del Capital y la Guerra del semestre de presidencia europea durante los encuentros estatales de Zaragoza y Marinaleda, de igual manera que tampoco lo es de la Campaña de Valencia contra el semestre español [9].

En las otras tres instancias organizativas del FCE encargadas de la "provisión" y "gestión operativa y de recursos" y comunicación exterior -la Secretaría Técnica, el Gabinete de Comunicación y el Comité de Coordinación, además del Comité Temático- se restringe la representatividad a los miembros de la CONGDCV y la FSVCV.

Como indica el párrafo antes reproducido, el FCE incluye un compromiso de diálogo propositivo con las instituciones europeas. Al Comité de Pilotaje le corresponde elevar ante la Comisión Europea las propuestas y conclusiones del FCE de Valencia. El ministro Piqué ya ha expresado que el gobierno español espera del FCE que "(...) dé resultados prácticos y que las conclusiones puedan ser útiles para la reunión ministerial, y vamos a procurar tenerlas en cuenta en la mayor medida posible" [10].

Los promotores del FCE de Valencia justifican la recepción de fondos de la UE con el objetivo de "gestionar los fondos públicos desde la propia sociedad, recuperándolos de esta forma colectivamente, frente a su control institucional". La cuestión esencial, no es, por obvia, si deben o no gestionarse colectivamente y desde sectores no institucionales fondos públicos. Lo realmente trascendental de esta cuestión es quién y cómo se determina quiénes los gestionan, y a qué propósitos sirven. Que las ONG se erijan en representantes de la llamada 'sociedad civil', ajenas a la institucionalización y, por tanto legítimas gestoras de los fondos públicos, se contradice notablemente con la clara funcionalidad que han adoptado en la década de los 90 en las políticas de cooperación institucionalizada que la UE ha definido en sus esquemas de desarrollo para terceros países; que ello se justifique además desde el discurso de la "alternatividad y críticas sociales" (como ahora veremos) resulta cuando menos dudoso, tras la reiterada constatación de que la gestión de fondos públicos por buena parte de las ONG europeas ha estado asociada en demasiadas ocasiones al silencio o la aquiescencia políticos, y ha derivado en una mayor dependencia para los pueblos destinatarios y en una inflación organizativa sin incidencia social en los países de origen.

2. Los contenidos del FCE de Valencia y la actual situación en Palestina

Pese a todo ello, los documentos de presentación del FCE enfatizan y garantizan la independencia del encuentro de las instancias europeas. Si en el documento no oficial titulado "El Espíritu de Valencia" se afirma pretender "conseguir un mayor grado contestatario, reuniendo en el mismo espacio civil la alternatividad y crítica sociales y populares de ambas orillas del Mediterráneo", en el primer punto del Documento de Lanzamiento del FSC se afirma que "Este foro dará continuidad a los anteriores FCE. En este sentido, los temas a tratar estarán basados en los tres ejes temáticos acordados en Barcelona'95". Ciertamente, la estructura del FCE de Valencia reproduce el esquema de anteriores Foros, una estructura que desde Barcelona ha permitido a las ONG mantener un diálogo con las instituciones europeas a base de eludir la crítica a lo que es el núcleo central de la Asociación Euromediterránea, es decir, su proyecto económico de intervención neoliberal en el espacio árabe, e ignorar los negativos efectos que sobre sus poblaciones han tenido ya estos seis años de aplicación. Por lo demás, en sus documentos el FCE de Valencia asume la terminología de la UE, reproduciendo su lógica desintegradora del espacio árabe.

Así, los tres bloques temáticos del FCE de Valencia serán, como en anteriores convocatorias y desde Barcelona, "Paz y seguridad", "Cooperación económica y financiera" (de cuyo eje temático "Desarrollo, co-desarrollo y cooperación" es responsable la CONGDCV) y "Desarrollo social, cultural y humano" (que incluye como ejes temáticos desde "Mujer" a "Voluntariado"). Si bien estos temas pudieran ser, sin duda, de evidente interés, se convierten en secundarios si se desvinculan del marco económico que los explica e integra: el FCE adopta así la misma funcionalidad que -antes indicábamos- tiene el concepto y la práctica de la cooperación no-gubernamental: favorecer la intervención capitalista de la UE y paliar sus efectos, desactivar la respuesta social y popular, justificar la inacción diplomática y el sometimiento político de la Europea oficial a EEUU.

3. El FCE de Valencia y la actual situación en los Territorios Palestinos

Respecto a este último aspecto y en relación a la situación que vive Palestina, el FCE de Valencia adquirirá sin duda una funcionalidad añadida. La ofensiva militar del gobierno Sharon en las Áreas Autónomas palestinas puede hacer peligrar la cumbre oficial, en opinión del propio presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, quien se muestra preocupado ante un posible plante de los gobiernos árabes al encuentro [11]. Por su parte, el presidente de la Generalitat valenciana, Eduardo Zaplana, opina que, debido a la situación, la cumbre ministerial debería quizás renunciar a abordar los acuerdos económicos previstos (entre ellos, la creación de un banco regional de desarrollo), centrándose en la búsqueda de fórmulas de resolución del conflicto palestino-israelí [12]. Cabe prever que en esta coyuntura y, muy especialmente tras el nuevo fracaso diplomático de la UE ante Israel, las instancias oficiales europeas y las gubernamental española y valenciana procuren desplazar hacia el FCE la escenificación y la formulación de un compromiso con el pueblo palestino que es incapaz de articular en la práctica y con medidas concretas.


Referencias:

  1. Sobre la Asociación Euromediterránea véase: ¿Qué es la Asociación Euromediterránea? Recolonozar el espacio árabe (en formato PDF) y los enlaces relacionados en la página principal del Encuentro Internacional contra el Proyecto Euromediterráneo y la Globalización Capitalista en el Mundo Árabe
  2. Sobre los sucesivos Foros puede consúltese: Barcelona 1995 en pangea.org y gencat.es; Marsella 2002 en .../Forumcivil.htm; Bruselas 2001 en forumcivileuromed.org
  3. Véase en la web del ministerio español de Exteriores
  4. Es decir, no publicado en la web del FCE de Valencia: http://213.96.95.208/foro/
  5. El Foro Civil Euromed no mantiene estructuras estables de convocatoria a convocatoria.
  6. Según informa el ministro de Asuntos Exteriores Piqué en comparecencia ante la Comisión de Exteriores del Congreso del 13 de febrero de 2002 en: www.mae.es...forocivil_euromed.pdf).
  7. Estas y otras informaciones pueden consultarse en la web del FSE Valencia 2002.
  8. El Comité de Pilotaje está formado por: Amnistía Internacional, CGT, CCOO-PV, Consell de la Joventut de la Comunitat Valenciana, Consell Valencià del Movimiento Europeo, Coordinadora de ONGD de la Comunidad Valenciana, Escuela de Altos Estudios Europeos, Foro de Mujeres del Mediterráneo, Fundació de la Solidaritat i el Voluntariat de la Comunitat Valenciana, Fundación Instituto Mediterráneo de Estudios Europeos, Med Forum (Valencia), Mesa d´Entitats de Solidaritat amb els Inmigrants, Movimiento de Resistencia Global, Plataforma Internacional por la Globalización de los Derechos Humanos, Plataforma Valenciana de Entidades de Voluntariado Social, STE-PV.
  9. Cuya web es: www.cercavila.com/contracimera
  10. Idem nota 6.
  11. El Levante, 9 de abril de 2002
  12. 1dem, nota anterior.