"Crisis económica
y política exterior de EEUU:
perspectivas para la izquierda tras la elección de Bush"
Intervención de James Petras,
profesor de Sociología de la State University of New York en
el acto público convocado por la CELSI en el Ateneo de Madrid, con
motivo del X aniversario de la guerra contra Iraq
Domingo 4 de marzo de 2001

Quiero dar las gracias a los organizadores de esta Conferencia, y saludar
las presentaciones anteriores, que iluminan una parte importante de la situación
actual.
Hoy voy a hablar sobre el Imperio Americano en este periodo de
transición, una transición que tiene muchos matices. No es
simplemente un cambio de un presidente por otro, o de un partido por otro.
Yo creo que hay otros cambios importantes que están ocurriendo en
este momento y que podrían tener una enorme influencia en el próximo
periodo.
Para empezar voy a enunciar de forma telegráfica las claves [que
permiten] reflexionar sobre esta nueva coyuntura.
Primero, el fin de la burbuja especulativa -hablando de EEUU-
con todas sus implicaciones.
Segundo, la profundización de la recesión, en su impacto,
su profundidad y su extensión.
Tercero, un cambio en la ideología, o en la publicidad
que justifica el sistema: desde lo que llaman el populismo del mercado
hacia un conservadurismo en el mundo de negocios. [Indicaré] entre
paréntesis que el populismo de mercado era la ideología de
que cualquier secretaria, funcionaria, etc... podía invertir sus
pocos ahorros en la economía de burbuja y terminar millonaria para
jubilarse con 35 años con su favorecido amante, e ir a Marbella a
disfrutar. Esto ya se acabó: los pequeños pensionistas y empleados
no llegan a nada porque pierden sus fortunas con el colapso de esta
gran estafa, estimulada por la prensa respetable The New York Times
o su imitador en el España, El País.
Cuarto, no hay ningún representante directo de Wall Street en
el gabinete actual de Bush. Han salido y están reemplazados por representantes
del gran capital industrial y extractivo (petróleo, minería,
energías, etc...).
Quinto, hay continuidades y cambios en la política identitaria:
Bush aprendió mucho de Clinton sobre la simbología, y ahora
hay más mujeres y más negros en el gobierno, y más
homogeneidad en la política liberal; más caras hispanas, asiáticas,
más faldas, ... y menos diferencia entre la política económica
y la política exterior, menos preocupación por una diversidad
que podría tener vínculos con los movimientos sociales. (Clinton
era el gran maestro de seducir a los representantes de las organizaciones
sociales, sin darles nada más que tocar el saxo, ir a la iglesia
para gritar Aleluya y llorar con los pobres. Bush tal vez podría
tocar la armónica o rezar con voz de bajo en las iglesias negras,
pero no va a entrar de esa forma en la política de mistificación.)
Sexto, la composición social del gabinete, es el retorno de los
aglosajones del Oeste del país, reduciéndose notablemente
el porcentaje de judíos del Este en el gobierno: el anterior tenía
a Cohen, Rubin, Berger, Albright, pero ahora son O'Neil, Rumsfeld y Powell.
Esto no creo que tenga ningún significado en términos del
manejo de la política mundial... quizá ofrezca algunas posibilidades
diferentes en el tratamiento de Oriente Medio, tema que luego discutiremos.
Séptimo y último punto, EEUU ahora, tal y como están
articulando su política exterior, no quiere ser la policía
mundial de una forma indiscriminada. Quiere mejor dirigir intervenciones
estratégicas en regiones de alta prioridad económica: va a
declinar la retórica humanitaria -que era la ideología de
intervención indiscriminada- y va a intervenir por razones abiertamente
económicas en aquellos lugares donde calcule que pueden verse afectados
los intereses de las grandes compañías extractivas e industriales.
No hay tiempo de discutir en detalle las políticas anteriores
a Bush, que generan el contexto actual para su actuación. Pero simplemente
hago notar los puntos de la política de Clinton que afectan de forma
importante a lo que Bush puede hacer y la respuesta que debe elaborar.
Primero, Clinton hizo los recortes más drásticos en la
historia de EEUU sobre los gastos sociales. Excluyó a millones de
mujeres solteras de las compensaciones sociales, forzándolas a trabajar
en puestos muy mal pagados sin tener centros infantiles. A partir de los
recortes en bienestar social, el excedente del presupuesto aumentó
a miles de millones, hechos directamente vinculados. Ahora Bush quiere regalar
este excedente a los grandes capitales con recortes de impuestos. Se habla
mucho del excedente presupuestario, pero sin comentar de dónde procede,
y sin enfocar la discusión hacia quién va a recibir la mayor
parte de la tarta de los recortes impositivos: el 1% de los más ricos
recibe el 60% de los beneficios impositivos.
Segundo, Clinton desregularizó el sector financiero para que el
capital pudiera entrar, subir, bajar, y además lavar miles de millones
de dólares sucios que vienen de ultramar. Sobre esto estoy haciendo
un estudio, revisando muchos documentos oficiales. Un dato: los bancos más
grandes y respetables: Citibank, Chase Maniatan y Bank
of America en conjunto lavan cada año 500 mil millones de dólares
sucios que vienen de los bancos de las Bahamas, islas Caimán, Gibraltar
y otros lugares para entrar en EEUU, o que directamente proceden de regímenes
corruptos como Bongo de Gabón, que lava en un año 130 millones
de dólares. Y obviamente cuando preguntamos a los gerentes de los
bancos norteamericanos: "¿cómo haces esos tratos?"
o "¿qué sabes de los orígenes del dinero?",
[la respuesta es] "En la ficha tienen como depositario al 'oficial
de gobierno'", y ante la pregunta "¿y no te parece sospechoso
que un oficial de gobierno ingrese 130 millones de dólares?",
me respondían: "¡Qué se yo!, será un error".
Esta desregulación y este tratamiento criminal financian en gran
parte el enorme déficit externo en las cuentas de comercio de EEUU.
No es un simple problema de moralidad. Es un problema estructural. Por eso,
a pesar de tantas leyes y tantas posturas morales que adoptan contra la
corrupción, son los bancos norteamericanos quienes están lavando
dinero con ambas manos. Esto indica que, aparte de toda la retórica
sobre la revolución informática, muchísimo más
importante es el dinero sucio para estimular la economía norteamericana
que todos los Bill Gates, Microsofts, y demás..., esa revolución
científica de la que tanto hablan los académicos de la seudo-izquierda.
Clinton juega un papel muy importante en este proceso de sobrevaloración
de la revolución informática, estimulando la burbuja especulativa
que no generaba ningunos ingresos -no ya ganancias-: empresas fantasmas
que prometen duplicar las inversiones en un año. Y, como todos los
fraudes financieros, duran un tiempo, y los primeros que entraron se beneficiaron,
pero los que llegan tarde, que son siempre los pequeños inversores,
terminan con las manos vacías. (Tengo un sobrino que tenía
opciones para dos años de un empresa informática para la que
trabajaba. Valía 195 dólares cada acción, que ahora
se venden por 4 dólares y 50 centavos. La famosa revolución
informática pronto convertirá sus acciones en papel higiénico.)
Manuel Castells, famoso sociólogo español, colaborador de
Felipe González, habla también de la nueva edad informática,
"donde la información sustituye al capital".
Clinton dió grandes pasos para permitir la penetración
de la política liberal en todas partes. Él abrió los
mercados y no sólo a empresas estadounidenses: uno de sus principales
acompañantes en América Latina era España, cuyas grandes
acumulaciones de capital durante el periodo del PSOE (Telefónica,
Unión Fenosa, ...) entran ahora a sacar gran tajada del mercado liberalizado
por EEUU. Sin embargo, hay una falta de planes de futuro, pues están
empobreciendo entre Europa y Norte América al conjunto de países
sudamericanos, y además la absorción de dinero y recursos
al exterior debilita la capacidad de los países para salir de su
propia crisis, que precisamente fue generada por su apertura.
Ahora bien, esta política de Clinton tenía su contrapartida
en la militarización de su política exterior. Si uno mira
"con poca memoria" -y los medios de comunicación favorecen
que se enfoque sobre cada incidente, en vez de con perspectiva histórica-
hoy es Iraq, mañana Colombia, después los Balcanes, pero el
cuadro en su conjunto da una muestra de que usar el término de militarización
no es hablar de forma retórica, si no que es una expresión
con base empírica. Primero tenemos la primera guerra nuclear de baja
intensidad. Como los compañeros del CSCA han mostrado, el uso de
armas radioactivas [de uranio empobrecido] en las guerras se ha normalizado.
Es una forma precisa de guerra nuclear, usando la radioactividad como medio
para aplastar al enemigo. Desde Hiroshima entramos en las guerras nucleares
locales. Después, ya con Clinton empiezan las guerras ofensivas en
Europa y también la guerra prolongada en Oriente Medio (30.000 acciones
áereas sobre Iraq durante su presidencia), extensión de la
OTAN hacia los límites con Rusia y reclutamiento de los países
ex-soviéticos como cipayos o lo que llaman "asociados de la
OTAN" los académicos brillantes que siempre están hay
para crear nuevos eufemismos... asociados que están ahora bien entrenados,
con manuales norteamericanos, para la obediencia. Tercero, se multiplican
las bases militares en América Latina (Ecuador, Perú, El Salvador,
Aruba). Tumbaron a Fujimori y a Montesinos porque andaban con negocios de
venta de armas clandestinas a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
(FARC), pero toleran todo tipo de asesinatos, narcotráfico, terrorismo,
corrupción... hasta que Montesinos se mete, como Noriega, a hacer
su propio negocio de armas. Y ahora con el nuevo y respetable presidente
[colombiano] tienen sus agentes militares, sus mercenarios y la aprobación
con democráticas ovaciones del ""Plan Colombia"".
En Palestina, Clinton estaba dentro del propio gobierno de Israel: el gran
estafador de los bancos inversionistas, Marc Rich , un judío belga
que tiene invertidos en fundaciones israelíes 200 millones de dólares
e hizo servicio con el Mosad (servicios secreto de Israel), que renunció
a su ciudadanía norteamericana para vivir en Suiza y comprar la española,
consigue su indulto con el apoyo de Barak y la ayuda del rey de España.
Clinton ha mantenido una política de apoyo incondicional a Israel
en la represión de los palestinos y, más aún, ha apoyado
la política de [establecimiento] de bantustanes o pequeños
enclaves autogobernados en los Territorios [de Gaza y Cisjordania] por la
Autoridad Palestina.
En pocas palabras, podemos decir que Clinton extendió la influencia
política y militar de EEUU pero sobre débiles fundamentos
de la estructura económica: una expansión de la economía
de papel sobre la economía productiva, flujos externos y déficits
enormes en las cuentas externas, mercados externos fuertes y una falta de
ahorro interno. La capacidad de EEUU para intervenir, para corregir los
excesos, queda así muy debilitada y, con ello, la economía
real para favorecer la especulativa de Wall Street. Y asociado a ello, se
da una sobre-extensión del Imperio, debilitando su capacidad de intervenir
en lugares estratégicos -EEEUU interviene en Somalia, Albania, Kosovo,
Afganistán, ...- deteriorándose además los lazos con
los regímenes conservadores árabes y las relaciones con los
mercados de América Latina -admitiendo la presencia de España
en algunos de los enclaves más lucrativos.
El desafío de Bush, entonces, es cómo continuar la política
neoliberal de Clinton, con los recortes presupuestarios, la política
de privatización. En este sentido, Bush propone extender la privatización
de la educación a partir de programas de [palabra desconocida], es
decir, dar dinero a los padres para que ellos escojan entre la escuela privada
o la pública para sus hijos. Bus propone también aumentar
el papel de las organizaciones religiosas para subvencionar la miseria y
la pobreza, volviendo a la caridad eclesiástica del siglo XVII, concediéndose
menos importancia al conjunto de problemas de las minorías. Utilizar
el exceso de presupuesto para concentrar el ingreso arriba: tenemos
en EEUU las desigualdades más grandes de todos los países
industrializados y semiindustrializados. Cuando veáis a los políticos
sonrientes con el dedo índice extendido para indicar que son el Number
One, sabed que están hablando de el número uno en deficiencias
de sistema sanitario en todo el mundo.
El primer cambio de Bush respecto a Clinton será el fortalecimiento
de la política imperial de EEUU, seleccionado objetivos estratégicos
y actuando unilateralmente, sin tomar en cuenta a sus aliados. Y [responsables
de la nueva Administración] ya han indicado cuáles van a ser
la características [de este nuevo enfoque exterior]. EEUU va a dar
prioridad a América Latina, principalmente a Méjico (que
Bush ya visitó calzado con botas de cowboy), Brasil, Argentina, Colombia
y Venezuela. EEUU va a dar menos importancia a las regiones marginales,
a los matones albaneses del ELK, ya que realmente no les interesa Kosovo,
y además [aquéllos] están creando problemas con otros
clientes, como Macedonia o al nuevo cipayo de Serbia [el presidente
Kosturika] (poco a poco van a desvelar que los albaneses son terroristas
y mostrar a los miles de serbios que viven en la extrema pobreza: para EEUU
ya pasó la época de los albaneses y es la hora de abrirse
a las penas de los serbios). EEUU va a cerrar algunos bases militares y
aumentar el presupuesto de guerra tecnológica con misiles intercontinentales
unilateralmente. También va a cambiar la relación con Europa:
EEUU seguirá ejerciendo el mando a través de la OTAN, pero
Washington quiere descentralizar las intervenciones militares, es decir,
que los ejércitos europeos lleven a cabo las tareas de intervención
bajo las órdenes de la OTAN. Cuentan para ello con Tony Blair y su
discurso de que es posible combinar la Alianza con la iniciativa militar
europea de despliegue rápido... siempre que la dirección sea
estadounidense. EEUU va actuar como poder absolutista, rechazando pactos
sobre [el desarrollo del sistema] antimisiles [Guerra de las Galaxias] con
Rusia o acuerdos medioambientales (Protocolo de Kyoto) con Europa. En suma,
EEUU va a relanzar la Guerra Fría con Rusia, China y Corea del Norte.
Ahora bien, el problema de Bush (y él mismo así lo reconoce)
es que estamos entrando en una recesión, cada día, cada semana
más profunda. Se agota la burbuja especulativa de Clinton y esto
tiene implicaciones sobre la capacidad y el alcance de la política
exterior. El paro crece, y frente a las bancarrotas económicas que
se multiplican sólo tiene un instrumento: bajar las tasas de interés
y los impuestos, siempre con la teoría de que cuanto más concentramos
la riqueza arriba, más posibilidades tenemos de estimular la inversión.
Pero, ¿cómo van a invertir [las empresas] cuando el mercado
cada vez es más pequeño? Y, sobre todo, cuando los instrumentos
keynesianos ya no existen y están prohibidos por los parámetros
no sólo de la ideología neoliberal sino por los propios intereses
económicos que maneja la política económica.
En otras palabras: ¿cuál es la alternativa de Bush? No
puede mirar hacia atrás e intentar un Estado intervencionista para
estimular la economía. Está realizando una intensificación
de la campaña de desregularización de la economía y
la primera víctima es el medioambiente, con la insólita extensión
de la explotación de petróleo a los lugares, hasta ahora vírgenes,
del norte de Alaska (el encuentro con Fox en Méjico tuvo como principal
objetivo abrir el sector público petrolero mejicano a la penetración
norteamericana).
La política externa se resumirá en la extensión
del libre comercio a toda América Latina a fin de consolidar este
mercado frente a la competencia europea y principalmente de España
y Alemania, que tienen ya demasiado espacio. Esta es una gran prioridad,
tanto en el campo manufacturero como en el petróleo.
La segunda prioridad en política exterior es consolidar las relaciones
económicas que EEUU tiene en Europa y en los países árabes
respecto al comercio de petróleo.
La tercera prioridad es lanzar el "Plan Colombia" en el triángulo
estratégico de América Latina de Ecuador, Venezuela y Colombia.[Estos
tres países] producen petróleo, y el área es por ello
muy importante geopolíticamente como fuente de reserva energética
alternativa frente a la inestabilidad de Oriente Medio. El "Plan Colombia"
cuenta ya con 500 oficiales ya activos, 200 mercenarios manejando helicópteros
ya en combate, que son ex-oficiales de las fuerzas especiales que ahora
trabajan para empresas privadas. Y es que de hecho, el "Plan Colombia"
supone la privatización de la guerra, lo cual tiene sus ventajas.
Para empezar un mercenario extranjero muerto no cuenta igual que los soldados
de las tropas oficiales norteamericanas.
En Venezuela EEUU utiliza sectores reaccionarios de la iglesia y el mundo
empresarial para estimular la oposición militar contra Chávez.
No hay duda de que en la política de Bush está ya decidida
una guerra prolongada y oculta destinada a deponer a Chávez. Algunos
sectores del gobierno norteamericano querrían hacer un enfrentamiento
precipitado y abierto contra Chávez, pero el nuevo subsecretario
de Exteriores -antiguo embajador de Venezuela- ha recomendado trabajar de
forma paulatina, ganando posiciones, acumulando fuerzas y estimulando distensiones,
para derrocarlo "cuando las condiciones políticas sean más
favorables", es decir, "cuando podamos movilizar sectores sociales
desencantados con la lentitud del régimen venezolano para realizar
su programa social". Ecuador ya tiene bases militares norteamericanas,
y una gran financiación pendiente, con una economía completamente
dolarizada (dicen algunos indiscretos que el presidente [ecuatoriano]
tiene un tatuaje con el signo del dólar sobre una nalga, para recordar
a su esposa quién es su primer dueño: Washington).
Pero la amenaza de Colombia no es, en primera instancia económica,
aunque en el país sí haya petróleo (la petrolera BP
tiene importantes explotaciones) y pueda potencialmente producir tanto crudo
como Venezuela: el problema es que en Colombia está el más
grande desafío al neoliberalismo en toda América Latina y
el Tercer Mundo, las FARC. Las FARC representan actualmente a la mitad del
país en lucha. Influye en el 50% de los municipios, con 20.000 soldados
revolucionarios, pero lo más importante es que estos peces
armados nadan en un mar de millones de campesinos descontentos que les apoyan.
La prensa burguesa reitera que los pobres campesinos están
entre el fuego cruzado de paramilitares y guerrilleros. Esto es falso. ¿Cómo
se puede construir de 14 personas en 1964 un ejército de 20.000 personas
armadas en 2000? Son los hijos e hijas de los campesinos en un 70% (según
me comunicaron las propias FARC). Eso significa un desafío, porque
Washington no puede tolerar ningún ejemplo de lucha exitosa prolongada
que muestra a toda América Latina que "sí, se puede
crecer, se puede ganar, se puede acumular fuerzas, nosotros lo hicimos".
Y esto es intolerable. Ni en un país tan pobre como Haití,
cuando el reformista Arístide ganó las últimas
elecciones con un 90% de votos, EEUU le reconoció como presidente
porque, como explícitamente se explicó entonces, aquél
no quería privatizar la poca industria pública que le queda
al país. Esta obsesión por no permitir ni el más mínimo
ejemplo, muestra cuan grande es el problema que se plantea en Colombia,
un país de 40 millones de habitantes, con gran extensión y
fronterizo con Brasil, Ecuador, Perú y Venezuela.
El objetivo es, ciertamente, destruir la guerrilla, pero aceptando las
negociaciones de paz como táctica. Ahora el presidente Pastrana al
abrazar a los líderes guerrilleros gana tiempo mientras prepara batallones
que asedian el territorio desmilitarizado para un posterior enfrentamiento
de gran magnitud que, tarde o temprano, ha de desencadenar. Pero en ésta
guerra las dos partes están casi igualadas. Políticamente
las FARC tienen más fuerza que un desprestigiado gobierno que tiene
un apoyo del 20% del electorado. En las ciudades todos los afectados por
el neoliberalismo organizan numerosas huelgas generales; las marchas siguen
a pesar de las masacres, ¡qué valentía frente a los
asesinos del gobierno! Incluso el Departamento de Estado dice que el ejército
colombiano está implicado hasta el cuello con los paramilitares.
El gobierno EEUU tiene una doble moral, por un lado denuncia los ataques
paramilitares ante la prensa internacional pero por otra parte los financia
y ampara.
En Venezuela EEUU mantiene una lucha para aislar a la FARC, su enemigo
estratégico. Quiere primeramente presionar a Chávez para que
corte sus relaciones con la guerrilla y cerrar sus fronteras. Pero también
quiere debilitar su postura nacionalista. Cuando Chávez viaja a Iraq
está abriendo un camino para que todos los demás países
petroleros recuperen sus relaciones con Bagdad, en lo que es una gran derrota
diplomática de uno de los ejes de la política estadounidense
en Oriente Medio -más allá de las limitaciones internas políticas
de Chávez-, junto con el hecho de que Venezuela encabece la OPEP
e impulse una nueva política petrolera. EEUU está preparando
la guerra propagandística: los medios no hablan del presidente elegido
de Venezuela, si no del "régimen del ex-golpista"; tratan
la pobreza como si fuera una creación de Chávez, y no la herencia
de los gobiernos anteriores o la consecuencia del imperialismo: es la política
de atrición, es decir, de debilitamiento y desgaste primero para
provocar después una crisis de gobierno y forzar el cambio, en vez
de la confrontación militar.
En Ecuador hay poderosos movimientos populares que asediaron Quito hace
pocas semanas y forzaron al gobierno a retroceder sobre ciertas medidas
liberales. Indígenas y campesinos organizados bajaron de la montaña
y cortaron las principales carreteras del país, tomando numerosas
ciudades del interior. Mientras tanto, el Frente Patriótico -que
unifica a la izquierda urbana- convocó a una huelga general conjunta
que paralizó el transporte y otros sectores. Temporalmente se llegó
al acuerdo de retirar las fuerzas hasta la aplicación de diez demandas
básicas. Frente a ello, Washington quiere controlar, a partir de
la política económica, de la dolarización de la economía,
con el apoyo de sus bases militares en dl país, el movimiento indígena,
aislándolo y caracterizándolo como un simple movimiento indigenista
para poder debilitarlo y preparar el asalto directo: hay sectores empresariales
de Ecuador, muy vinculados a EEUU, que presionaban por una masacre generalizada,
para que el gobierno usase las armas contra las marchas. El enfrentamiento
se está preparando, por tanto.
Pero lo más importante de toda esta política, lo que más
interesa a Bush en este momento -más allá del "Plan Colombia"-
es la política del libre comercio, esto es, extender el neoliberalismo
en América Latina con el apoyo de todos los gobiernos. El problema
es que mientras la recesión económica siga afectando a EEUU,
Washington no puede bajar sus barreras: se va a liberalizar el comercio
hacia América Latina sin la reciprocidad lógica; las cuotas
[arancelarias] se van a bajar pero solo en una dirección, de forma
unilateral (es más, probablemente vayan a incrementarse las cuotas
sobre el acero brasileño, se vaya a limitar la importación
de textiles colombianos, etc... realizándose concesiones menores.
EEUU quiere seguir extendiendo la dolarización para crear un bloque
efectivo contra su competidor en Latinoamérica, la Unión Europea.
Mientras tanto, EEUU va a profundizar en la extracción de la riqueza
para compensar la debilidad interna. Washington insistirá en los
pagos de las deudas externas, [lo cual vaticina] más conflictos y
más explotación en América Latina, no menos. EEUU va
a soltar la correa de los gobiernos socialdemócratas y democristianos
de Europa para que ellos mismos organicen sus intervenciones. EEUU pescará
otro Solana, otro Kouchner para hacer el trabajo que obedientemente
realizan y además de forma muy eficiente; buscará nuevas relaciones
que Washington define como multilaterales pero que en el fondo defienden
tan solo los intereses norteamericanos. Cuando EEUU quiera que Europa no
intervenga en un lugar estratégico, como Iraq, Washington tomará
la iniciativa unilateral. Y esto lo reconoce abiertamente [la Administración
Bus]. Cuando el secretario [estadounidense] del Tesoro Público O'neil
fue a la reunión del G7 dijo que era un acto muy interesante e informativo...,
pero que allí no se resolvía nada, lo cual motivo que los
representantes europeos se mostraron ofendidos cuando tales declaraciones
aparecieron en la prensa.
El tercer área de importancia es Oriente Medio. El vicepresidente
Cheney era el alto gerente de Haliburton, una multibillonaria empresa
de construcción muy presente en países como Arabia Saudí.
Las petroleras tienen una excelente representación en el gobierno
de Bush, anticipada desde que éste era gobernador de Tejas. EEUU
quiere consolidar unas relaciones que empiezan a aflojar, sacando a flote
la política de Clinton [respecto a Iraq], que está hundiéndose.
Van a hacer pequeñas concesiones, modificar el embargo, etc. para
mantener buenas relaciones con algunos regímenes que son claves desde
el punto de vista económico. EEUU quiere favorecer la estabilidad
de Jordania, Egipto, Yemen, Líbano, Túnez, Marruecos. E Israel
seguirá siendo importante, pero no tan central. No porque condenen
los asesinatos que comete Sharon, sino por el miedo de que el extremismo
radical de Sharon cree inestabilidad en su relación con los aliados
árabes. El proyecto de Israel es la expulsión masiva de los
Palestinos de todos los territorios. Con Barak Israel construyó más
colonias que con todos los gobiernos anteriores. Sharon trae la aceleración
de esa expulsión, usando más fuerza. Los palestinos desplazados
irán a los países vecinos, dónde van a seguir siendo
una bomba política, lo cual preocupa a EEUU.
Continuarán los ataques contra Iraq, mientras que se intenta seguir
presionando a Irán y Libia. [Con ambos países] no va a ver
una normalización [de relaciones], pero EEUU permitirá que
las grandes empresas norteamericanas intervengan en estos países
a partir de intermediarios subsidiarios (de hecho, las petroleras norteamericanas,
asociadas al capital europeo, ya están operando en Libia). Washington
llevará en este sentido una política doble: criticando formalmente
pero a la vez reconociendo que Italia tiene ya empresas en Libia, mientras
Francia y Japón están firmando acuerdos con Irán. En
este sentido hay que reconocer un retroceso respecto al poder que EEUU tenía
en el año 90 o 95, un proceso paulatino de deterioro de su política
diplomática de absoluta dominación.
Lo importante del gobierno de Bush será su acción unilateral.
Washington no quiere discutir, mucho menos compartir, poder con Europa.
Es un gobierno que está preparado para relanzar su Guerra Fría
contra Rusia, China y Corea del Norte. Es, en suma, un gobierno muy influido
por el complejo militar-industrial.
Finalmente quiero hablar sobre cómo la crisis doméstica
va a afectar a la política externa. En primero lugar, el declive
de la economía norteamericana va a golpear a todas las economías
abiertas y todas las estrategias de exportación. Los países
que mayormente han adoptado su modelo de crecimiento a partir de la exportación
van a verse muy afectados: Corea del Sur, China, Méjico y los países
productores de petróleo. Hasta el momento Europa occidental no va
a verse tan gravemente afectada, debido a que una parte importante de su
comercio es interno, entre sus propios países. Pero cuando la recesión
profundice, la crisis se extenderá inevitablemente. El constipado
de EEUU es la neumonía de América Latina: van a bajar los
precios y perder mercados. Eso agudizará la crisis y la respuesta
a la crisis. Así, frente a De La Rua, en Argentina, se anuncia un
cambio de gabinete que imponga el ultralibremercado. Por otro lado las presiones
van a favorecer el enfoque nacionalista: si no podemos vender en el mercado
externo, protejamos el mercado nacional para sustituir importaciones, porque
si no se puede vender, no se puede comprar, y por lo tanto estaremos obligados
a consumir producción interna. Debido a esas presiones están
creciendo oposiciones varias al neoliberalismo. El peligro está en
los gobiernos de centro-izquierda, presentes, por ejemplo, en el Foro de
Porto Alegre. Ellos todavía manejan economías social-liberales;
hablan de aumentar las inversiones sobre la pobreza, pero no tienen un proyecto
alternativo, radical, nacionalista (ni hablar de socialista). Me refiero
a los Frentes Amplios -ni hablar ya del Sandinista en Nicaragua,
que está pactando con la ultraderecha del presidente Alemán.
La alternativa son los movimientos socio-políticos, como el de
Brasil, donde están todos los sectores más radicalizados del
país, recuperando el socialismo como proyecto. De no sumarse a unas
de estas tendencias, los gobiernos de centro-izquierda se van a caer entre
las dos sillas: ni liberales ni de izquierdas. No hay una Tercera Vía,
ha fracasado y va virando cada vez más hacia el liberalismo. La profundización
de la crisis va a poner todo esto sobre la mesa y va a provocar un giro
hacia el nacionalismo, no como mero esquema ideológico sino como
necesidad, igual que pasó en los años 30, cuando cayeron las
exportaciones y los gobiernos de América Latina forzosamente estaban
en esta onda.
Lo que puede pasar es que la crisis doméstica provoque aventuras
externas como distracción y también tendencias -que existen
ya en ciertos sectores sindicales- contra la globalización desde
la derecha proteccionista para fortalecer América. Frente a esta
realidad, debemos entender la cadena de las economías: no hay muros
que separen la crisis de EEUU de la crisis en Europa o Japón.
Estamos en la primera fase de un tránsito. Estamos acostumbrados
a que la izquierda juegue un papel como el del pastor mentiroso, al gritar
"¡crisis!" tantas veces que al final nada cambia. Pero ahora
hay signos evidentes de la crisis y de sus efectos. Esa es la gran oportunidad
para la izquierda que tenga un proyecto. No se puede seguir por la vía
de la socialdemocracia. Cuando Jospin fue a la feria de agricultores no
pudo bajar del coche hasta que los guardaespaldas contuvieron a los agricultores.
Millones de consumidores en Europa se enfrentan a la agricultura y ganadería
capitalistas con infecciones, plagas, trangénicos, priones, ... deben
ser a quienes busquemos para que nos acompañen en la lucha.
Hay grandes oportunidades y peligros. La Administración Bush está
influida por sectores ultrabelicistas que buscan el enfrentamiento con China
o Rusia, está totalmente entregada a los sectores de capital extractivo.
Pero la radicalización derechista de la política norteamericana
bajo Bush multiplicará también a sus enemigos y su oposición
a ella y, con ello, jugará a favor nuestro.
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