A Israel le preocupa la posibilidad de transformar la monarquía absoluta en Jordania en una monarquía parlamentaria

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A Israel le preocupa la posibilidad de transformar la monarquía absoluta en Jordania en una monarquía parlamentaria

Los políticos israelíes siguen con gran inquietud los acontecimientos de Jordania temerosos por una posible reforma política profunda en este país.

Aljazeera.net
Traducción: J. Sadaka

Los políticos israelíes siguen con gran inquietud los acontecimientos de Jordania temerosos por  una posible reforma política profunda en este país. El responsable de la sección de inteligencia militar de los servicios secretos de Israel, el general Yusi Bdaotis no ocultó  esa preocupación diciendo: “la existencia de demanda de reformas constitucionales en Jordania en el sentido de establecer una monarquía parlamentaria provocaría un cambio radical en los planes estratégicos de Israel”, y añadió “esa previsible trasformación del régimen jordano desembocaría  sin remedio en una modificación de las relaciones establecidas hace décadas entre Israel y Jordania”.  

Las preguntas obligadas que debemos plantear son: ¿Cuáles son los cambios que se esperan en las relaciones especiales entre el régimen Hachemita e Israel, en el hipotético caso que se instaurara una monarquía parlamentaria?. Y ¿cuáles son los peligros que Israel contempla en este caso?, y por último ¿qué margen de maniobra dispone Israel para ayudar al régimen jordano a afrontar estos cambios?.  

Una reserva estratégica y una  necesidad existencial

A pesar de lo mucho que se ha escrito y se ha debatido sobre la naturaleza de las relaciones entre el régimen hachemita e Israel, en raras ocasiones los responsables israelíes han hablado públicamente de lo que ocurre entre bastidores entre ambos países.

Con el fin de arrojar un poco de luz sobre el transfondo de estas relaciones jordano–israelíes  recurrimos a un documento publicado por el rotativo israelí Haaretz hace cuatro años, en concreto el 16 de marzo 2007. Este documento oficial es uno de los pocos documentos que se han revelado hasta el momento referente al papel esencial que ha jugado y sigue jugando el régimen jordano al servicio de los intereses estratégicos de Israel. En dicho documento redactado conjuntamente por el Mossad, la inteligencia militar, y el Consejo de Seguridad Nacional, por encargo del primer ministro de Israel en aquella fecha, Ehud Olmert, se dicen frases como “el régimen jordano es una reserva estratégica de primer orden para Israel”, y sentencia, “cualquier amenaza contra la existencia de este régimen supondría una amenaza existencial para el propio estado de Israel”.

Otro dato demostrativo de la importancia de las relaciones con el régimen jordano sobre la seguridad de Israel lo encontramos en la respuesta del ex ministro israelí de defensa y destacado líder del Likud Benjamín Ben Eliezer, el 15 de febrero 2011; preguntado sobre la importancia de la caída del régimen de Mubarak para Israel decía, “para nosotros la verdadera catástrofe sería la caída del régimen de nuestro vecino oriental” y sentenciaba “en el caso de que éste régimen sea derribado caeremos nosotros también”.

El terror que sacude a las élites israelíes ante la posibilidad de que la monarquía absolutista jordana se transforme en una monarquía parlamentaria, es consecuencia de la pérdida de capacidad del rey para  imponer su política personal, y de que esta responsabilidad recaiga sobre un parlamento democrático que represente a unos partidos sin duda menos proclives al control de Israel. Esto lo expresó el anterior  jefe de estado mayor israelí, Amnun Lipkin Shahak.

El cambio en Jordania de una monarquía absoluta a una parlamentaria supone para Israel una pérdida sustancial del poder del monarca a imponer sus decisiones respecto a las relaciones entre ambos países. Para que el pueblo pueda decidir sobre éste y otros asuntos. Israel, en boca de su ex presidente Isaac Navón, afirmó que el pueblo jordano era uno de los pueblos árabes más hostiles a Israel. En otras palabras, se espera que el cambio transforme completamente las relaciones.

Guarda fronteras.

El  motivo principal de la preocupación israelí por la posibilidad de una transición democrática en Jordania radica en que se forme un gobierno sensible a la opción pública mayoritaria, contraria a que su país sigua ejerciendo de gendarme de una de las más largas fronteras de Israel.

El ex ministro israelí, el general Ifrahim Sinih, que ocupó el cargo de comandante en jefe del ejercito de ocupación en Cisjordania, escribió en Haaretz el 13 de agosto de 2010: “Miles de israelíes viven gracias a los esfuerzos de los servicios de seguridad jordanos concretamente el aparato de la Mujabarat, que ha logrado a lo largo de décadas abortar los intentos de infiltración de jordanos y palestinos para realizar operaciones de sabotaje en el corazón de Israel y Cisjordania, además nos han proporcionado información valiosa para la seguridad de Israel”.

Estos servicios prestados por Jordania fueron reconocidos públicamente por el propio rey Abdallah II, cuando afirmó con orgullo militante en un encuentro con líderes de los grupos judíos en Washington: “Deben saber, amigos, que hemos salvado muchas vidas de israelíes” (esta declaración fue publicada en el rotativo israelí Maariv el 20 de diciembre 2002).

Así mismo  el régimen de Jordania ha contribuido, muy significativamente, a la reducción de los gastos militares israelíes. Uzi Arad, anterior jefe de estudios en el Mossad, que presidió el Consejo de Seguridad Nacional declaró: “sin la contribución de los militares jordanos a la seguridad de nuestras fronteras el ejercito israelí habría tenido que movilizar a todos los efectivos de sus fuerzas de élite para esta misión, lo que afectaría negativamente a la operatividad del ejército y su capacidad de maniobra”. 

 

Colaboración en campo de la inteligencia militar.

La colaboración entre los servicios de inteligencia de Jordania e Israel se desarrolló de forma espectacular. El Mossad abrió una oficina propia en Ammán, que fue descubierta como consecuencia de las investigaciones ocurridas a raíz del intento fallido de asesinar al jefe de la Oficina Política del Hamás, Jaled Meshaal, por el Mossad en Amman en el verano de 1997.

El ministro Israelí de defensa en aquellos momentos, Issac Mordejai, reconoció que la  colaboración entre los servicios de inteligencia de ambos países alcanzó niveles inéditos, sobre todo en lo referente al intercambio de informaciones relacionadas con el “terrorismo”. El ministro alabó la postura del Rey jordano de entonces, Husseín, al limitarse a exigir de las autoridades de Israel la liberación del líder histórico y fundador de Hamas, Ahmed Yasin, y dos de sus ayudantes; como compensación por la liberación por parte de Jordania de los responsables del intento de matar a Jaled Meshaal, afirmó: “Si Jordania nos hubiese exigido la liberación de todos los presos palestinos a cambio de los dos agentes del Mossad, Israel hubiese aceptado sin pestañear”.

Entre las pruebas de la colaboración reciente entre servicios de inteligencia de ambos países, el interrogatorio al que fue sometido el ingeniero palestino Dhrar Abu Sisi, director adjunto de la compañía eléctrica palestina de Gaza, cuando hacia escala  en  el aeropuerto de Ammán donde  fue retenido e interrogado por los servicios secretos jordanos, y posteriormente, secuestrado por agentes israelíes en Ucrania hace algo más de un mes, actualmente está siendo interrogado por no decir torturado en Israel.

Esta no es la única  prueba de colaboración directa en la persecución de activistas palestinos. Muchos de los palestinos que fueron detenidos en cárceles israelíes, y que posteriormente han cruzado la frontera con Jordania afirman que los servicios secretos jordanos les interrogaron en base a los informes obtenidos en los interrogatorios israelíes.

Persecución conjunta de la resistencia palestina

Los israelíes no ocultan sus alabanzas a la labor desarrollada por el régimen jordano para poner coto a la resistencia árabe en general y la palestina en particular. A pesar de que las autoridades jordanas habían intentado justificar su decisión de expulsar la Oficina de representación de Hamas en la capital  jordana por contravenir la legislación del país, esta versión fue desmentida por el anterior director del Mossad Dani Yalom, que declaró que “la decisión se tomó en coordinación con Israel, en el marco del compromiso jordano de persecución de Hamas”. Los israelíes aún recuerdan con gratitud las declaraciones de Rey Abdallah II  a la segunda cadena de la televisión israelí, recién acabada la 2ª guerra del Líbano de 2006; refiriéndose al fracasado intento israelí de acabar con Hizbulla dijo el monarca: “Vuestro fracaso es nuestro fracaso y vuestros éxitos son también nuestros”.

La postura real sobre Jerusalén

A pesar de las criticas del régimen de Jordania contra los planes de judaización de la ciudad de Jerusalén, y contra las continuas provocaciones en los lugares de culto sobre todo la Mezquita de al Aqsa, por las declaraciones de altos responsables israelíes se puede constatar que estas críticas no son más que una verborrea sin contenido real. Al respecto, recordamos la declaración del especialista de los asuntos árabes en el periódico israelí Haaretz, Dani Rubinstein,  que reveló  en un artículo publicado el 12 de marzo 2007  el alto nivel  de coordinación entre Jordania e Israel para abortar las campañas que dirige el clérigo palestino Raed Salah en  defensa de los Santos Lugares. Las autoridades jordanas han prohibido a este destacado líder y a su ayudante la entrada en el  país, a pesar del gran prestigio que goza entre los pueblos árabes y musulmanes, entre ellos el propio pueblo jordano, gracias a su labor en defensa de la ciudad de Jerusalén. 

Amenazas previsibles

El sistema de gobierno que rige en Jordania ha garantizado los intereses vitales de Israel, tal y como ha quedado dicho. Por lo tanto, la transformación de éste sistema en una monarquía parlamentaria supone un duro golpe para la estrategia israelí basada en rodearse de regímenes afines. Esta estrategia sufrió un duro golpe después de la caída del gran aliado de Israel Hosni Mubarak. Cualquier cambio en Jordania en el mismo sentido socavaría de forma definitiva el sistema de garantías de seguridad montada por Israel, y supondría que las fuerzas de seguridad de Israel tengan que suplir esta pérdida de aliados.

Al mismo tiempo la llegada al poder en Jordania de un gobierno democráticamente elegido, restaría capacidad a Israel para golpear al pueblo palestino y su resistencia; como consecuencia la previsible formación de gobiernos democráticos en  Egipto y Jordania, tendrán que ser  mucho más sensibles a su opinión publica, que no consentiría de ningún modo seguir  jugando  el papel de cómplice de los crímenes de Israel. Los observadores Israelíes no ocultan sus temores sobre el cambio democrático en Jordania, y creen que podría reactivaría el frente oriental.

Desde el punto de vista económico, los cambios democráticos en Jordania incrementarían la  carga económica sobre la arcas de Israel, que se vería obligada a movilizar un gran número de efectivos militares a lo largo de la frontera oriental en previsión  de nuevas hostilidades.

Mecanismos que propone Israel para mantener el statu quo en Jordania

Israel ha demostrado su disposición a intervenir en Jordania para mantener el régimen actual, a raíz de los enfrentamientos entre palestinos y el ejército jordano, después de que el ejército sirio interviniera para socorrer a los palestinos en “Septiembre Negro” de 1970. Israel también expresó sus reservas ante la retirada militar americana de Iraq, temiendo que dicha retirada  provocara la caída de la monarquía jordana. Estados Unidos aceptó, ¿cómo no?, los planteamientos israelíes y  decidió mantener decenas de miles de soldados en Iraq durante un largo periodo de tiempo.

Los estrategas israelíes son conscientes de que su intervención directa en Jordania en las circunstancias actuales es casi imposible, e incluso podría ser contraproducente. Pero esto no quiere decir que no esté moviendo los hilos de forma secreta para afrontar la eventualidad de una transformación política en este país, en coordinación con los EE.UU. Netanyahu formó una comisión especial para el seguimiento y la coordinación de la situación de Jordania. Los asesores norteamericanos que contactaron con la monarquía jordana han aconsejado unos cambios sin afectar a la naturaleza de régimen absolutista.

Los jóvenes jordanos que protagonizan las protestas en demanda de un verdadero cambio democrático deben saber que su lucha por la libertad y la democracia ayudará a superar una posición vergonzante mantenida durante décadas, basada en una larga colaboración con los enemigos del pueblo árabe. Su éxito supondrá cerrar el tubo de oxigeno que suministra a Tel Aviv, y que no es menos importante que el tubo de Gas natural egipcio que suministra la energía barata que necesita Israel.